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jueves, 3 de febrero de 2011
GAGOMILITARIA NOTICIAS.- .....Y LUEGO LOS TIROS, EGIPTO SE PREPARA PARA UNA NUEVA JORNADA DE PROTESTA
Leales a Mubarak intentan silenciar a tiros la protesta y matan a cinco personas
La madrugada ha puesto fin a la falsa calma que se había instalado en el centro de El Cairo después de la cruenta jornada del miércoles. En mitad de la noche, los partidarios de Mubarak han retomado la violencia y han comenzado a disparar y a lanzar cócteles molotov contra los opositores al régimen que se encuentran concentrados en la Plaza Tahrir. Según la cadena Al Yazira, al menos cinco personas han muerto y centenares han resultado heridas como consecuencia de los ataques.
El pánico se ha extendido entre los manifestantes acampados en la plaza, centro simbólico de las revueltas, que tras el inicio de los disparos han comenzado a correr en todas las direcciones para tratar de escapar de las balas y el fuego que se localizan en los alrededores del Museo Egipcio. Los disparos se han realizado desde tres lugares distintos próximos a la plaza Tahrir, informa Efe.
Sin embargo, tras los momentos de angustia, los manifestantes anti Mubarak se han mostrado ya esta mañana más serenos y han confirmado que continuarán con su 'acampada de protesta' en la también llamada Plaza de la Liberación. "De una manera o de otra, acabaremos con Mubarak", gritaban al amanecer. "No nos rendiremos. No nos venderemos", coreaban otros.
Los 'anti Mubarak' se defienden
El Ejército, que hasta ahora ha adoptado un papel neutral, ha iniciado el despliegue de vehículos y tanques en torno a la explanada, pero sin acercarse demasiado a la plaza. De hecho, no actuó anoche para tratar de impedir los disparos, y esta mañana los propios manifestantes anti Mubarak han hecho un cordón de seguridad, para impedir que los pro Mubarak accedan de nuevo a Tahrir. A su vez, se dedican a detener a los sospechosos y en más de una ocasión descubren que es un policía de paisano, organizándose un gran tumulto e intentos de linchamiento, según informa Javier Espinosa.
Se espera que más partidarios del presidente egipcio vayan llegando a la plaza con el objetivo de liberarla con sangre. Un grupo se encuentra ya en una esquina de la plaza, exactamente ante las puertas del Museo Egipcio, a la espera de que lleguen más simpatizantes de Mubarak.
La situación es, una jornada más, muy tensa. De hecho, cinco periodistas han sido ya agredidos a primera hora de hoy, según informa Francisco Carrión.
'La batalla de El Cairo'
La violencia ha vuelto esta madrugada a la capital del país después de que, durante el miércoles, partidarios y detractores de Mubarak se enfrentaran en una auténtica batalla campal con piedras, palos y cócteles molotov. Tres personas murieron y al menos 1.500 resultaron heridas cuando ciudadanos a favor del presidente Hosni Mubarak trataron de acabar con las protestas de los egipcios que piden el fin del actual régimen.
Los leales al presidente querían tomar la plaza desde primera hora de la mañana con el objetivo de que los detractores abandonaran el lugar. Éstos, por su parte, se niegan a marcharse, al menos hasta el viernes, cuando hay convocada una nueva protesta multitudinaria tras la que esperan la marcha definitiva de Mubarak.
La violencia de los partidarios del mandatario, entre los que se encontraban camuflados numerosos agentes de la policía, parece ser la respuesta de Mubarak al pulso de los manifestantes, que se negaron a volver a casa después de que anunciara que no se presentará a las elecciones de septiembre, aunque seguirá en el poder hasta entonces.
Fuente Diario "EL MUNDO"
Nuevos choques en El Cairo tras una madrugada con cinco muertos confirmados
El ejército crea una zona de seguridad para evitar nuevos enfrentamientos entre los opositores y los matones de Mubarak.- El ministro de Sanidad confirma 836 heridos en la pasada madrugada
La plaza de Tharir, epicentro de las protestas entre partidarios y detractores del presidente egipcio, Hosni Mubarak, ha amanecido con una calma tensa después de que anoche se convirtiese en escenario de una batalla campal entre ambos bandos. Las tropas del Ejército controlan los accesos a esta plaza, donde ha desplegado varios tanques en la plaza Tahrir y ha comenzado a arrestar a algunas personas, supuestamente responsables del estallido de violencia. Testigos citados por Reuters indican que los soldados han creado una zona de separación en la plaza para evitar que haya más víctimas. A pesar de esto, se espera la llegada de autobuses llenos de partidarios de ambos bandos a la plaza. El punto más conflictivo, según informa EFE, se sitúa cerca del Museo Egipcio, en la calle que comunica la plaza (plaza Liberación) con la de Abdel Menem Riad, donde se ha situado un cinturón de contención de militares y civiles apoyados por dos tanques que intentan calmar la situación.
El choque entre partidarios del presidente y la población que quiere su marcha ha pasado de los palos y las piedras de ayer a las armas de fuego esta madrugada en la plaza Tahrir de El Cairo. Los seguidores del presidente han disparado y lanzado cócteles molotov contra un grupo de opositores. Cinco manifestantes más han muerto, según ha confirmado a la agencia Reuters el ministro de Sanidad egipcio, Ahmed Samih Farid, aunque otras fuentes dicen que los fallecidos se cuentan por decenas. "La mayor parte de las víctimas son resultado del lanzamiento de piedras y los ataques con barras metálicas. Al amanecer de hoy hubo disparos. El número real de heridos que han sido desplazados a centros sanitarios es 836, de los cuales, 86 aún están en el hospital y hay cinco muertos", ha dicho por teléfono a la televisión nacional.
El origen de los movimientos de esta madrugada se encuentra en la explosión de violencia de la tarde de ayer. El presidente egipcio decidió que solo un baño de sangre podía salvar su régimen y lanzó a miles de sus matones, camuflados como manifestantes, sobre este centro simbólico de la revuelta. Fue una jornada tan violenta como grotesca. La represión se disfrazó de enfrentamiento civil, mientras los militares asistían a la venganza de Mubarak tan impasibles como en días anteriores. Según el Gobierno, murieron tres personas -uno de ellos, un militar- y más de 600 sufrieron heridas graves. Al Yazira y Reuters citan fuentes médicas que elevan a 1.500 la cantidad de heridos. Tres cosas quedaron claras en la confusión de la batalla: que el dictador no pensaba rendirse, que estaba dispuesto a infundir un terror profundo en la población y que no era ya posible una transición negociada.
En una semana de extraordinarias convulsiones, el día de quedó marcado para la historia. Resultaba difícil predecir si el violento coletazo de Mubarak y los suyos marcaba el triunfo de la contrarrevolución o si, más posiblemente, condenaba a Egipto a adentrarse en una era de inestabilidad y radicalización.
El discurso de Mubarak el martes por la noche fue la señal de que el régimen y su jefe aún se sentían fuertes. No importó que centenares de miles de personas acabaran de pedir en las calles de El Cairo y otras ciudades la dimisión del presidente y una transición a la democracia. Mubarak anunció que no se presentaría a la reelección en septiembre (un gran sacrificio por parte de un hombre de casi 83 años con cáncer), prometió que moriría en Egipto y dirigió un hábil mensaje a sus ciudadanos en el que apeló a las emociones, al pasado y a la patria. Buscó que vibrara el nacionalismo egipcio, el más antiguo del mundo. Y reiteró que solo él separaba a Egipto del caos. No avisó, sin embargo, de que precisamente él pensaba desatar el caos solo unas horas después.
Varias manifestaciones de apoyo a Mubarak se formaron en distintas zonas. La marcha más numerosa confluyó en la plaza de Tahrir, donde seguían concentrados miles de opositores al régimen. En un primer momento, ambas multitudes se aproximaron con relativa tranquilidad. Los opositores trataron de bloquear el paso a los recién llegados con una cadena humana. Los fieles a Mubarak expresaron su intención de "tomar la plaza para demostrar quién es la auténtica mayoría". "No queremos revolución, sino paz; estos días hemos respetado a la oposición, ahora exigimos respeto nosotros porque el momento es crítico", declaró Ahmad Osman, un farmacéutico de 36 años que parecía, en efecto, un farmacéutico. Otros jalearon sus palabras.
Poco después de mediodía se desató el infierno. Miles de personas surgieron de las filas de la manifestación favorable a Mubarak y cargaron contra los opositores, en maniobras organizadas. En ese mismo momento, el servicio de Internet reaparecía en el país. Una extraña coreografía se desarrolló en la plaza: abrazos que simulaban la reconciliación entre los bandos y gritos de "paz, paz" lanzados por gente que portaba retratos del presidente, posiblemente para ser captados por la televisión local (que durante la jornada entera emitió imágenes de manifestantes eufóricos que lanzaban loas a Mubarak), se mezclaban con agresiones brutales.
Los opositores reaccionaron y se lanzaron también al choque, en una escena que evocaba las batallas medievales. Para reforzar esa impresión, decenas de fieles a Mubarak iniciaron una carga a lomos de caballos y camellos. Los jinetes utilizaron porras, látigos y cadenas, hasta que dos o tres de ellos fueron descabalgados y apaleados; los otros se retiraron con rapidez. Volaban las piedras desde ambos lados.
El regreso de la policía
Entre el polvo, el ruido, los golpes, los gritos y la sangre, algo se hizo evidente: la policía no se había esfumado, se había limitado a preparar ese momento. Unos hombres fornidos que se presentaron como farmacéuticos, con unas frases en inglés recién aprendidas, increparon a este corresponsal porque, decían, la prensa extranjera había mentido en los últimos días. Cuando se les pidió que mostraran algún documento que les acreditara como "farmacéuticos", respondieron con golpes. La persecución a periodistas extranjeros es una constante. Decenas de ellos sufrieron ayer heridas y robos de cámaras y ordenadores.
Mohamed el Baradei ha acusado al Gobierno de estar recurriendo a la "táctica del miedo. El ex director del Organismo para la Energía Atómica (OIEA), asegura tener pruebas de que se trataba de "agentes de policía vestidos de civil". "Tenemos sus carnés de policía", afirmó el opositor egipcio, que pidió en declaraciones al canal Al Yazira, que las Fuerzas Armadas dejen atrás la neutralidad e intervengan para proteger a los ciudadanos.
La violencia no amainó en las horas siguientes y proseguía por la noche. Los opositores al régimen crearon un cordón humano para proteger a mujeres y niños e intentaron taponar las entradas a la plaza. "Luchamos por nuestra vida, luchamos por nuestra vida", gritaban. La gente del régimen lanzaba abundantes cócteles molotov y se escuchaban disparos de arma automática. Había gente ensangrentada por todas partes.
Varios opositores lloraban sentados en el suelo. "No puede ser, hemos perdido otra vez, hemos perdido otra vez", decía uno de ellos.
Bien entrada la noche, seguían lanzándose cócteles molotov en la plaza y cercanías. Varios de ellos cayeron junto al Museo Egipcio, un área dominada por los partidarios del régimen. Un camión de la policía lanzó agua a presión para evitar un incendio en el edificio, cargado de tesoros arqueológicos. Fuera de la plaza de Tahrir las calles estaban relativamente tranquilas. No se conocen incidentes tan violentos como los de El Cairo en Alejandría y en el resto de las ciudades egipcias.
Fuente Diario "EL PAIS"
11:40 HORA ESPAÑOLA
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