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martes, 12 de marzo de 2019

1944 OPERACIÓN RECONQUISTA DE ESPAÑA, LA INVASIÓN DEL VALLE DE ARÁN

Operación Reconquista de España

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Con ese nombre tan rimbombante se bautizó a la operación de invasión del Valle de Arán, planeada por la Unión Nacional Española (UNE) y el Partido Comunista de España en octubre de 1944.

Se trataba de invadir el territorio español provocando al mismo tiempo un levantamiento popular que terminase con el régimen franquista. El plan incluía varios ataques de distracción a lo largo de la frontera en los Pirineos, con el ataque principal a través del Valle de Arán, ejecutado por la 204 División de Guerrilleros (Maquis), y el establecimiento de un gobierno provisional republicano en suelo español que obligase a los aliados a ejecutar una invasión de España.

El 3 de octubre de 1944 se inició la ofensiva. Una brigada penetra por Roncesvalles, otra por el valle del Roncal, pero ambas son rechazadas por unidades del ejército y de la Guardia Civil, debiendo regresar a Francia. Un segundo intento se produjo a mediados de mes, esta vez desde Hendaya, encontrando de nuevo una fuerte oposición y teniendo que retirarse ocho días más tarde.

El 19 de octubre arranca el ataque definitivo al Valle de Arán con la 204 División dividida en tres columnas, que debían converger al sur de Viella. Rapidamente logran capturar varios caseríos y al día siguiente establecen el Estado Mayor en Bosost, donde se producen los principales combates.

Pero la llegada de refuerzos del ejército franquista, incluidas unidades de la Legión, deja a los maquis en inferioridad numérica y material. Viendo que tampoco se producía el levantamiento popular esperado, y ante la posibilidad de que los guerrilleron quedasen cercados, el 22 de octubre Santiago Carrillo ordena la retirada.
La operación supuso un fracaso total, con 129 guerrilleros muertos y 588 heridos, por 32 muertos de las fuerzas franquistas.

...A FONDO

Durante trece días del mes de octubre de 1944, una parte del Valle de Aran, al norte de la provincia de Lérida, fue considerado terreno perteneciente a la República española y ondeó la bandera tricolor (gualda, oro y morada) en una veintena de sus pueblos. El general Franco, reciente vencedor de la guerra civil y Caudillo de España, no se lo podía creer por lo que ordenó al ejército y a las Fuerzas de orden público que acabasen lo más rápidamente posible con esa amenaza y con esa invasión.

Fue el 19 de octubre cuando varios miles de combatientes españoles, perdedores de la guerra civil y exiliados en 1939, pertenecientes en su gran mayoría al Partido Comunista de España, entraron en fuerza en el ya denominado valle. Antes, otros cientos lo habían hecho por el resto de los Pirineos en misiones de cobertura en las contiguas provincias de Huesca, Navarra y Gerona. Eran los llamados Maquis, aunque ellos prefieren que se les conozca como guerrilleros. Era gente luchadora que había sobrevivido a la amenaza de Hitler durante la ocupación alemana de la totalidad del suelo francés, en el transcurrir la Segunda guerra Mundial, y querían ahora destruir el último foco del fascismo en Europa.
Su intención era la de crear un gobierno provisional republicano, nombrar Presidente al Doctor Juan Negrín y esperar la gran ayuda que los aliados franceses, británicos y norteamericanos les habían prometido. Su ilusión, lograr que el resto del pueblo español se levantase contra Franco y contra el partido único que lo sustentaba, la Falange, aunque no contaban con el beneplácito del resto de las fuerzas republicanas y del gobierno en el exilio. Casi lo hacían por su cuenta. Por cuenta del Partido Comunista de España.

Operación ReconquistaYa, desde hacía tiempo, sabía el ejército y las fuerzas de orden público que algo gordo se estaba preparando en el sur de Francia, aunque apenas le daban importancia. Los servicios de información de Franco estaban por todas partes, la Gestapo alemana les ayudaba, y las diferentes publicaciones comunistas españolas no hacían más que anunciar que la Operación “Reconquista de España” iba a comenzar. Aún así les cogieron desprevenidos.
De entre los posibles lugares donde consolidar esa república provisional, el valle de Aran es un territorio español que se encuentra, geográficamente hablando, al norte de la divisoria de las aguas de los montes pirenaicos, y su comunicación por carretera era mucho más fácil con Francia que con el resto de España. En aquél tiempo sólo se podía acceder al mismo desde ésta a través del puerto de montaña La Bonaigüa, cerrado en invierno casi permanentemente por la nieve y el hielo. El túnel de Viella se estaba construyendo y los aprovisionamientos de alimentos se realizaban mediante convenios por territorio francés.
Las obras del túnel fueron inauguradas por el rey Alfonso XIII, pero todavía en 1944 no había sido construido nada más que un kilómetro por cada lado. Los tres restantes era una galería pequeña, llena de piedras y obstáculos, completamente oscura y tamizada continuamente por una fina lluvia procedente de las filtraciones.
Otros lugares cercanos para ser invadidos como Llivia o Andorra fueron descartados por las implicaciones políticas que podrían acarrear. Así que se decidieron por el territorio aranés, lugar, por otra parte, donde ya se habían realizado otras luchas a lo largo de la historia. Además uno de los principales mandos de los mandos guerrilleros era de la localidad bajoaranesa de Bossost y conocía perfectamente el lugar.
En la totalidad del valle solo se encontraba de guarnición un único Batallón de Infantería, además de la lógica y mínima fuerza de guardia civil y carabineros. Ese Batallón era el llamado “Albuera” y pertenecía a la División de Montaña número 42 que mandaba el general Marzo Pellicer. A este lo había enviado allí el capitán general de Cataluña, Moscardó, que aburrido de oír que no hacían más que pasar maquis al interior cruzando por el valle, decidió enviar una pequeña fuerza en misiones de información y cobertura en el verano de ese año.
Esta fuerza desplegó una Compañía en cada uno de los tres puntos estratégicos del valle: las localidades de Salardú, Viella y Las Bordas, y pronto tuvieron que hacer frente a la amenaza del maquis. Sobre todo cuando se produjo el robo (recuperación económica, en terminología guerrillera) a la Sociedad Fuerzas Motrices de Viella.
Hacia los tres estratégicos puntos mencionados dirigieron los maquis los ataques principales. En Salardú y en Las Bordas se luchó con dureza con diferente resultado. Mientras que el primero aguantó el envite, el segundo fue tomado por el maquis. Su guarnición al mando del Teniente Ribadulla no pudo defender la localidad y este oficial, después de combatir todo el día 19, optó por abandonar el pueblo con sus hombres, cruzar el río Garona y a través de las montañas llegar herido a las líneas propias.
De esta manera el “bajo Aran” cayó totalmente en manos del maquis, mientras que Salardú mantuvo al atacante hasta que aparecieron, descendiendo por el puerto de La Boanigüa, los primeros refuerzos. Todo el Alto Aran y la comunicación con el resto de España quedaba en poder del ejército. El plan maqui había fallado y sólo se pudieron acercar a la capital, Viella, por el Oeste. Se presentaron a sus puertas pero sin atreverse a atacarla creyendo que en su interior había un enemigo muy superior al que realmente existía.


Un hecho anecdótico de ese primer día 19 fue que el mismísimo capitán general de Cataluña, el general Moscardó, el héroe del Alcázar de Toledo, estaba en Viella; y que el día anterior estuvo en el punto de mira del fusil de un maqui emboscado cuando llegaba en vehículo al valle. El capitán general salvó la vida gracias al desconocimiento del maqui sobre quién era él, y por la necesidad imperiosa de todo guerrillero de mantener oculta su posición mientras pudiera. Ahora bien, el simple hecho de la presencia de Moscardó el día del ataque sirvió como revulsivo de las fuerzas defensoras, y sus peticiones de ayuda fueron cumplidas al instante con los medios que más cerca se encontraban.
Se enviaron al valle todas las Unidades posibles, incluso incompletas, y llegaron tanto a través del inconcluso túnel, como por encima de la montaña que lo sustenta y a través del puerto de la Bonaigüa, luchando contra los terribles elementos invernales en este, y contra los maquis infiltrados en las entradas del primero.
Por el túnel tuvieron que acceder durante toda una noche, después de recuperar el control de la boca sur del mismo, los componentes de una batería de Artillería con su ganado. El camino se tornó muy difícil ya que, pese a que solo eran tres los kilómetros que tuvieron que andar debajo de la montaña, apenas cabían los mulos por las angostas galerías.
Moscardó se marchó del valle a los dos días y ya el general Marzo tomó el mando de la situación. Habían fracasado dos tentativas de recuperar Las Bordas y el maquis no hacía más que hostigar Viella. Desde Madrid insistían a Marzo que expulsase a los “rojos rebeldes” del valle, pero este no disponía ni de las informaciones pertinentes sobre el número de enemigo que tenía enfrente, ni tenía los refuerzos necesarios que había pedido. No tenía Artillería ni apenas Infantería. Además había pedido aviación y se la habían negado.
Mientras, en la zona ocupada no se había producido ninguna represalia contra los guardias y soldados que habían caído prisioneros, ni con el personal civil. Incluso el párroco del pueblo de Bossot pudo seguir celebrando la Santa Misa, teniendo, eso sí, a dos guerrilleros en la puerta de la iglesia con la consigna de que al cura no se le molestase. Este contaba con un gran valedor. Se llamaba Juan Blázquez, era natural de esa localidad, tenía el grado de General y el apodo de “Cesar”, y parece ser que su presencia en el Valle, desde el principio de la invasión, hizo que en bastantes ocasiones los maquis se mostrasen con moderación con la población en general, y con “aquellos falangistas que se hubiesen significado en la represión de la posguerra”, en particular. Ya durante la guerra civil defendió al mismo párroco haciendo que se fuese a Francia. Le salvó la vida por dos veces.
En relación con los alimentos niños de entonces recuerdan cómo los maquis se comieron todas las provisiones que habían guardado los lugareños ante la llegada del invierno, como hacían todos los años, aunque no hubo más problemas e incluso alguna vez pagaron lo que se llevaron. Los habitantes de la zona no se levantaron contra el ejército. El aranés estaba ya muy cansado de tanta lucha, y alguno decía que ya había luchado lo suyo y sólo quería que su cosecha fuese bien y vivir en paz.
El jefe del maquis se llamaba Vicente López Tovar y era Teniente Coronel. El jefe de los militares, ya lo hemos dicho, se llamaba Ricardo Marzo Pellicer y era general de División. Ambos habían luchado en la guerra civil española frente a frente y ambos sabían lo que se jugaban en ese mes de octubre.
López Tovar creyó que los dirigentes del Partido Comunista le habían tendido una trampa para acabar con la mayoría de los que había luchado contra los alemanes y se habían significado en demasía. Por esa razón no atacaba Viella y sólo pensaba en retirarse del Valle. Marzo sabía que si atacaba, sin los refuerzos oportunos, y fracasaba sería sometido a un Consejo de Guerra y no deseaba que muriesen soldados inútilmente debido a su impericia. Por eso optó por desobedecer las apremiantes órdenes de Madrid y esperar a que tuviese toda la ayuda prevista, aunque tardase más días en expulsar al invasor.
La totalidad de los refuerzos no estuvo en la capital hasta el veintiséis de octubre. Durante los siete días anteriores se produjeron continuos y constante encuentros de patrullas de ambos bandos en los bosques de Baricauba, al oeste de Viella, y casi siempre con bajas por ambas partes. Aunque la acción más trepidante del maquis fue la voladura del puente sobre el Garona cerca de Artiés, dentro de la zona controlada por el ejército. Allí murieron dos de los atacantes al explotar las bombas que iban a colocar. El resto pudo huir a pesar de la operación de tenaza que organizó el general Marzo para capturarlos.


Hacía mucho frío y en esos días nevó intensamente. Los soldados se protegían como podían. Lo mismo que los maquis. Ambos pasaban hambre, unos más que otros, y ambos pasaban frío. Luchaban otra vez españoles contra españoles. Aquellos, los soldados, eran novatos, forzados y sin experiencia de combate, estos, muy experimentados en la lucha de guerrillas, aunque sin apoyos en la población, algunos mal vestidos, peor armados y sin fe en el triunfo.
Por fin el general Marzo decide emprender la ofensiva para “limpiar el valle de rebeldes”. La Artillería ya había llegado y había tomado posiciones en la Casa Roja (muy cerca del actual Parador Nacional de Viella). Y desde allí, al alba del día veintisiete, llenó el valle con el atronador tiro del cañón. La infantería comienza a avanzar siguiendo dos ejes de marcha. Un puesto de ametralladoras maqui tiene en su punto de mira el paseo principal de la ciudad y observa la escena desde un alto topográfico. Puede disparar y matar a soldados como si de una cacería de patos se tratase, pero no lo hace. A saber qué pasaría por la mente de esos guerrilleros. Ellos, lo decían en sus proclamas, no querían luchar contra el ejército, sino contra Franco y contra la Falange.
El avance de los dos batallones de infantería fue muy penoso. Nevaba y llovía con intensidad y el río Garona bajaba muy crecido. Debían progresar a media ladera, cuesta arriba y bajo el fuego enemigo. Este disparaba y se desvanecía o escondía, luchaban como guerrilleros y era muy difícil el actuar contra ellos. Sólo progresaron cerca de un kilómetro después de todo el día de lucha, y apenas llegaron a las cercanías del primer pueblo marcado como objetivo principal: Vilac.
Esa noche ocurrió un hecho sin precedentes. Mientras los atacantes fortificaban sus posiciones conquistadas, los defensores dilucidaban si irse o quedarse combatiendo en el valle. Esa tarde había aparecido en la frontera, en Pont de Rei, Santiago Carrillo, enviado por Dolores Ibárruri “La Pasionaria”, para poner fin a la invasión y ordenar la retirada.
Orden que ya había dado López Tovar por su cuenta y riesgo la tarde anterior, aunque le dice a Carrillo que sus miles de hombres esperan una señal para desaparecer del valle, y que si él lo ve bien, esa orden se da esa misma noche.
Carrillo accede y así se hace. Mientras unos guardan sus posiciones, los otros comienzan a abandonar el territorio español. Cubren sus espaldas algunos cientos de maquis que tienen como misión el retardar el avance del ejército. En más de setenta camiones y andando por los montes, se reintroducen de nuevo en suelo francés casi cuatro mil guerrilleros.
Los días sucesivos apenas se combate. El maquis se ha ido pero el ejército español no lo sabe y avanza con mucha precaución. Teme una emboscada a cada recodo del camino, como así ocurrió en algún barranco, y en no pocos momentos se ven en la lejanía grupos de maquis amenazantes. Los puentes sobre el Garona han sido volados y es necesario el repararlos para poder avanzar. El avance es lento y se van ocupando todos los objetivos previstos en los planes de operaciones.
Por fin el ejército llega a la frontera y reocupa todos los pueblos. La Bandera republicana es arriada y vuelta a ser izada la roja y gualda. Tienen ganas los mandos militares de entrar en territorio francés, llegar a la localidad donde se encuentran los maquis y darles una lección, pero no lo hacen. Saben que las consecuencias pueden ser fatales y se limitan a despotricar contra los gendarmes franceses que en la frontera se encuentran.
La situación se normaliza poco a poco y el valle se refuerza con gran cantidad de fuerzas militares. Por contra, los maquis tienen que engañar a las autoridades francesas para que no sean desarmados, y vuelven de nuevo a la penuria del exilio. Continuarán la lucha por otros medios después de pasar las consiguientes revisiones de los mandos guerrilleros.
Es el momento de pedir responsabilidades. El general Marzo a punto estuvo de ser relevado por su desobediencia al ministro del Ejército, Asensio, a atacar cuando se lo ordenó. Le defiende Moscardó y dice que si Marzo es relevado, él también se va. Al final no pasa nada y todo vuelve a su cauce.
El valle recuperó la calma y sus gentes fueron premiadas, aunque también se solicitaron los nombres de los que habían colaborado con el maquis.
Qué lejos quedan aquellos trece días del mes de octubre de 1944 cuando pudo haber cambiado la historia de España si un montón de circunstancias, hechos y casualidades se hubieran puesto de acuerdo.
No fue así y la historia transcurrió como ya conocemos.

Fernando Martínez de Baños Carrillo



martes, 5 de marzo de 2019

OPERACIÓN: "TORTUE" (TORTUGA). REPUBLICANOS ESPAÑOLES EN LA RESISTENCIA FRANCESA

Plan "Tortue" (Plan de la Tortuga). Francia, septiembre 1943-junio 1944. Steve Noon.

El Plan de Tortue se previó originalmente como un medio anterior al Día D para hacer las carreteras francesas intransitables al Tráfico alemán, pero debido a la falta de equipo especializado para la destrucción de carreteras, se convirtió en una serie de ataques del tipo guerrilla. Como todas las operaciones de la Resistencia, para tener éxito en sus ataques, por naturaleza estas tuvieron que atacar y luego correr. 

Resultado de imagen de españoles en la resistencia francesa

Aunque la acción contra la División Das Reich es tal vez el ejemplo más conocido, hubo numerosos ataques contra los movimientos de tropas alemanas en toda Francia. En el sur, el celebre jefe de los maquis españoles, Cristino García, realizo muchas operaciones, especialmente el 13 de julio de 1944, cuando él y 19 guerrilleros españoles emboscaron y atacaron un convoy de 60 camiones que transportaban tropas alemanas. En la 'batalla de 'La Madeleine' el 25 de agosto 1944 García atacó una columna de entre 1.200-1.500 tropas alemanas y vehículos blindados con sólo 31 españoles y cuatro franceses. Después de que los hombres de García volaran el puente por delante de los alemanes y minaran el camino por detrás de la columna, los alemanes quedaron encajonados por el bosque a ambos lados de la carretera. La pequeña fuerza de García en movimiento lo largo de la columna abrió fuego contra esta a medida que avanzaba, lo que hizo pensar a los alemanes que se enfrentaban a una fuerza mucho más grande. Atrapados en el camino, los alemanes comenzaron a negociar, pero se rehusaron a rendirse a "terroristas". Una tregua fue declarada y los alemanes (los jefes) fueron llevados a la gerdarmería local, cuya autoridad reconocieron. Mientras tanto, la lucha estalló en la columna de nuevo, pero se suspendió cuando García recibió un refuerzo de 70 combatientes del FTP. Después de una breve lucha los alemanes se rindieron. Un total de 1.100 soldados se rindieron (algunas fuentes señalan 700), mientras que el comandante caído en desgracia se pegó un tiro. 




Pd. Aunque la ilustración describe el ataque a una columna de la Das Reich (no indica fecha, ni lugar, ni quienes lo llevaron a cabo), no era usual que la resistencia ataque a columnas blindadas por razones obvias, sino a elementos de transportes, ferrocarriles, depósitos y objetivos mas sensibles 





REPUBLICANOS ESPAÑOLES EN LA RESISTENCIA FRANCESA



La liberación de París consistió en la entrada de los aliados en la ciudad, pero la batalla había comenzado con una sublevación de la Resistencia Francesa en la ciudad, a la que después se unió la División Leclerc, donde participaron muy activamente muchos republicanos españoles, tanto en la resistencia como en las tropas de la División Leclerc, hasta el punto de que las primeras unidades militares que entraron en Paris estaban compuestas por antiguos miembros del Ejército Popular Republicano, destacando por méritos propios el minero asturiano de Gozón, CRISTINO GARCIA GRANDA…
” La aportación de los exiliados republicanos españoles a la resistencia francesa durante la Segunda Guerra Mundial fue “unica” y debería ser reconocida públicamente. A pesar de las condiciones de acogida miserables, muchos se integraron en la resistencia y participaron muy activamente en la liberación de Francia”.
( Denis PESCHANSKI, Director del Centro Nacional de Investigación Científica de la República Francesa, el año 2.009
En mis varias visitas a la minería francesa –Carmaux, Albi, Tarbes, Ales, Toulouse, Nimes, Perpigñan y otros -, siempre me había llamado la atención las placas colocadas en los pueblos de la región del Mediodía – Pirineos como recuerdo de los luchadores republicanos españoles muertos por defender la nación francesa. Sin embargo, al hilo de las afirmaciones del insigne investigador francés, PESCHANSKI, comenzaré manifestando que, en efecto, existen muchos mitos y controversias referidas a laResistencia Francesa durante la Segunda Guerra Mundial, donde la participación española ha sido tapada durante mucho tiempo, tratando de ignorarla para convertir a los franceses en los luchadores indiscutibles, y siendo cierto  que lalínea “oficial” atribuye una gran significación a la difusión por radio de la llamada de Charles DE GAULLE el 18 de junio de 1.940, animando, desde su exilio londinense, al pueblo francés a continuar la lucha contra los nazis, no es menos cierto que fue LA RESISTENCIA interior – el Maquis francés -, donde se organizaron miles de luchadores republicanos españoles, la que llevó a cabo las acciones más arriesgadas y determinantes para rescatar a sangre y fuego al pueblo francés de las garras de Hitler y sus colaboradores del gobierno de Vichy, presidido por el mariscal Pétain. De hecho, cuando De Gaulle regresa de su exilio voluntariopara darse un baño de masas en la Avenida de los Campos Eliseos de París el 26 de agosto de 1.944, en el desfile de la liberación, los cuatro vehículos militares que le acompañaban eran todos de LA NUEVE, la 9ª Compañía de la 2ª División Blindada del Ejército de la Francia Libre – División LECLERC -, compuesta en su inmensa mayoría por republicanos españoles, hasta el punto de que, cuando los civíles se lanzaron a las calles cantando La Marsellesa quedaban sorprendidos al constatar que los primeros soldados liberadores eran todos españoles, los cuales desfilaban llevando en sus estandartes los colores de la II República española.

Grupo de maquis en La Trésoriere preparando con las tropas canadienses el ataque sobre la ciudad de Boulogne el 14 de agosto de 1.944. El uso de la boina, prenda común usada en el mundo rural francés de entonces y llamada boina vasca, fue uno de los símbolos distintivos de los maquis franceses, a la vez que era empleada para confundirse entre la población civil ( Archivos del Departamento Nacional de la Defensa de CANADA).
Es un hecho muy poco sabido que más de 60.000 exiliados españoles lucharon junto a la resistencia francesa, además de otros millares que desempeñaron toda clase de servicios en las fuerzas regulares del ejércitolibre francés, y para ellos la luchaarmada contra el fascismo no había comenzado el 18 de junio de 1940 sino el 17 de julio de 1.936 en España – en realidad, la famosa alocución radiofónica de Charles DE GAULLE era simplemente uno de varios puntos de partida para LA RESISTENCIA -, pero la victoria fascista les había obligado a cruzar la frontera para refugiarse y continuar su lucha contra el fascismo, ya que habiendo quedado a salvo del ejército fascista de Franco, en absoluto significaba aquello que habían conseguido la libertad. Más bien todo lo contrario, a juzgar por el trato inhumano recibido a su llegado a tierra francesa, siendo confinados en campos de concentración en las playas de Argeles-sur-mer, St. Cyprien y Barcares, encerrados entre estacas y alambres de púas, donde el abrigo, los suministros y la asistencia médica eran prácticamente inexistentes – otros que se autoproclamaban socialistas se enfrentaban entre ellos para hacerse con los tesoros robados al Patrimonio Español y pegarse la gran vida en sus exilios dorados de México, París o Londres -, amén de la estricta disciplina militar o la prohibición de prensa de izquierda. Claro que, otros tuvieron menos suerte, como los identificados como “rojos peligrosos” – anarquistas, comunistas y socialistas – que fueron llevados a la fortaleza de COLLIOURE y al campo LE VERNET como presos bajo régimen de trabajo forzado. En realidad, aquellos campos de acogida franceses, aunque no eran lugares para el exterminio, en su mayoría no tenían diferencia alguna con los campos de concentración nazissegún testimonio de sus huéspedes supervivientes.

Lucharon como valientes contra el fascismo franquista en España, pasaron miserias en Argeles, luego vinieron los nazis y los franceses se fueron a tomar por el saco, encontrándose fugitivos, entre dos fuegos, sin otra salida que echar manos a los fusiles que tiraban los soldados en retirada y vender cara su piel luchando en EL MAQUIS francés. Algunos, demasiados, acabaron siendo fusilados por los nazis, después de haber sido entregados por los esbirros franceses del general Petain en la localidad de ANNECY, como los españoles que aparecen en la foto…
Con la guerra europea en los talones y un enorme campo de habilidades industriales y agrícolas confinado en las playas, a los exiliados españoles se les dio la opción de dejar los campos, pero a condición de obtener un contrato de trabajo con los granjeros y patronos en régimen de “batallones de trabajo”, la legión extranjera o el ejército regular francés. Así las cosas, con la entrada de los nazis en París, el 14 de junio de 1.940, Francia quedaba dividida en zonas ocupadas y libres, pero estas últimas gobernadas por el régimen de VICHY del mariscal PÉTAIN, que bajo el lema de “trabajo, familia y patria”, no era sino la extensión del fascismo en todo el territorio francés. Por si ello no fuera suficiente todas las organizaciones sindicales y políticas fueron disueltas en favor deestructuras corporativas “orgánicas” de los patronos y de los empleados favorecidos por el fascismo, de tal manera que las clase altas y medias, las industrias, los propietarios de tierras y los profesionales de alto estatus social pasaron a ocupar los niveles de la administración de aquel régimen nazi que habían apoyado desde un principio, iniciándose la “caza del rojo” con la elaboración de listas de comunistas, anarquistas y socialistas, las cuales eran entregadas a la GESTAPO para que fueran enviados a sus campos de exterminio, tal y como explicamos en otro capítulo de la serie.
Así llegamos a la organización de LA RESISTENCIA FRANCESA – EL MAQUIS -,donde los repubicanos españoles fueron reconocidos como parte independiente pero integrante de la resistencia francesa dentro del Comité Nacional de Resistencia, llevando a cabo las mejores gestas que contribuyeron decisivamente a laliberación de aquella nación que tanto les había despreciado, humillado y vejadopor ser “rojos peligrosos”, tal y como llegaría a reconocer, entre otros muchos, uno de los máximos responsables de LA RESISTENCIA en el área de TOULOUSE, Sergio RAVANEL: “Durante la Guerra de España nuestros camaradas habían adquirido el conocimiento que nosotros no teníamos; sabían hacer bombas; sabían montar emboscadas; tenían un conocimiento profundo de la técnica de la guerra de guerrillas y, además, su valor en el combate era inigualable”.
 Pues bien, uno de aquellos luchadores por la libertad de los pueblos fue el minero asturiano CRISTINO GARCIA GRANDA, al que me referiré a continuación, aunque de forma inevitablemente somera, como un homenaje personal a TODOS losluchadores republicanos españoles contra el fascismo, que en aquellas dramáticas situaciones preservaron la dignidad del nombre de España y de los españoles.

Terrorista para el franquismo y héroe nacional para Francia…, este LUCHADOR ANTIFASCISTA, llamado por las poblaciones de los Departamentos de GARD, de LOREZE y del ARDECHE, “el libertador de los tres departamentos”, era un mineros asturiano que está considerado por los historiadores como el más destacado héroe español de LA RESISTENCIA contra la ocupación nazi de Francia, al que se le debe la increible victoria de La Madeleine, además de la liberación de centenares de presos de la cárcel de NIMES y la toma de FOIX…
En efecto, CRISTINO GARCIA había nacido en el pueblín de El Ferrero, perteneciente al concejo asturiano de Gozón, el 3 de junio de 1913, ingresando en el Sindicato Minero de U.G.T y en las Juventudes Comunistas en el año 1.930, trabajando desde muy joven en las minas asturianas y participando muy activamente en la Revolución de Octubre de 1.934 en Asturias. El alzamiento fascista de 1.936 contra la República española le sorprende trabajando de fogonero en un barco en Sevilla, haciéndose con el mando del mismo después de un amotinamiento de la tripulación, para dirigirlo hasta Gijón y participar activamente en la guerra incivil española, alcanzando el grado de teniente en el XIV Cuerpo del Ejército Guerrillero, exiliándose en Franciatras finalizar la guerra donde fue internado en el campo de concentración de ARGELES-SUR-MER durante once meses, saliendo a trabajar a las minas con otros compañeros asturianos, andaluces, vascos y extremeños a las explotaciones de carbón en el Departamento de GARD, sin dejar un sólo momento sus actividades clandestinas, hasta dejar conformados, en 1.942, los primeros grupos guerrilleros que poco después constituirían la 21ª Brigada, perteneciente al XIV Cuerpo de Guerrilleros españoles, mandada por el propio CRISTINO, quedando integrado en LOS FRANC -TIREURS ET PARTISANS ( FTP ), fundados en el año 1.942 por el Partido Comunista Francés.
La primera gran azaña realizada por Cristino y su maquis fuera de las zonas habituales de actuación, causando un gran impacto en todo el MEDIODIA de Francia, fue el asalto a la Prisión Central de NIMES en la noche del 4 de febrero de 1.944; una cárcel considerada poco menos que inexpugnable al estar considerada como una de las más duras del país, donde se encontraban prisioneros cientos de patriotas resistentes. Sin embargo, la gran azaña donde CRISTINO mostraría sus dotes de auténtico luchador, disciplinado, con nervios de acero, y meticuloso hasta donde se posaban las moscas en la preparación de sus operaciones, sería en la batalla de LA MADELEINE, allá por el mes de agosto de 1.944.
Efectuado el desembarco de NORMANDIA, sus guerrilleros habían recibido la orden de no dejar circular a los nazis, aislándolos, cercándolos y combatiéndoloshasta que las fuerzas lo permitieran –Cristino y 35 maquis contra un ejército alemán de 2.000 hombres, todos ellos dotados de un potentísimo dispositivo bélico –, de tal manera que se les impidiese cualquier movimiento para evitar que los nazis se desplazasen al norte para reforzar las defensas nazis de NORMANDIA,donde a partir del 6 de julio se libraban las primeras y decisivas batallas para derrotar a HITLER. Al final, después de una cruenta batalla, aquella caravana motorizada de los nazis quedaba totalmente inmovilizada, sin poder avanzar ni retroceder, viéndose obligados a levantar la bandera blanca de la rendición, no sin antes de que el jefe nazi, teniente coronel KONRAD A. NIETZCHE, se desnudase para rociarse de gasolina y pegarse un tiro en la parietal, incapaz de afrontar el pánico de caer en manos de un puñado de guerrilleros españoles y avergonzados por haber capitulado ante tan insignificantes fuerzas. Aquello fue lo que motivó la frase del mismísimo EISENHOWER: “El esfuerzo de LA RESISTENCIA sobre el día D vale el de 15 divisiones regulares completas de un ejército”.
Después de la memorable batalla de LA MADELEINE, las tres brigadas que componían la División Armada mandada por CRISTINO GARCIA, quedarían concentradas en los alrededores de PRADES, muy cerca de la frontera española, donde conoce a Mimy Romanguera, hija de compatriota de la emigración, con la que se casaría unos meses más tarde, y regresar a España de manera clandestina el 19 de abril de 1.945con la misión de organizar grupos de guerrilleros – la crudísima realidad fue que, cuando penetraron en España se encontró sin apoyos de ningún tipo, sin dinero, y sin los contactos que únicamente existían sobre los papeles de Carrillo, el cual sabía que en España no quedaba nada organizado porque todos habían escapado como ratas hacia su exilio dorado -,  para continuar la lucha contra el fascismo franquista, siendo detenido el 18 de octubre del mismo año en la Plaza Mayor de Madrid y trasladado a la D.G.S. donde fuetorturado salvajemente, para acabar en la cárcel de CARABANCHEL, donde sería fusilado al 21 de febrero de 1.946, después de un consejo de guerra celebrado el 22 de enero en el Gobierno Militar de Madrid, todo él plagado de mentiras y falsas acusaciones, donde el abogado defensor trató de exculparle diciendo que había entrado en España engañado, a lo que interrumpió Cristino con su valentía caracterísitica que “él había venido a España perfectamente convencido a luchar contra el franquismo y que volvería a hacerlo cuantas veces fuera necesario. Es falso que nosotros somos gente engañada. Somos patriotas antifranquistas convencidos, que no hemos abandonado la lucha contra los verdugos y sus lacayos falangistas. Sé muy bien lo que me espera, pero declaro con orgullo que mil vidas que tuviera los volvería a poner al servicio de la causa de mi pueblo y de mi patria…” Es decir, que si muy difícilmente se hubiera salvado, con aquella declaración, la condena de aquel minero, símbolo de la resistencia francesa, teniente coronel del ejército francés, héroe nacional de Francia y no se sabe cuantas condecoraciones alcanzadas en su lucha encarnizada contra el fascismo, su CONDENA A MUERTE era más que segura… Desde este rincón de la cuenca minera asturiana, para que lo coloquen en su tumba, decirle a CHARLES DE GAULLE que nunca tantos han debido tanto a tan pocos.
ANTON SAAVEDRA