Si la Historia Militar o de las Fuerzas de Seguridad, te apasiona. Si la Militaría es tu afición. Si quieres conocer la Historia, sin valorar ideas ni convicciones políticas, sin tendencias, sin manipulaciones. La Historia Militar, sólo la vivida por sus principales protagonistas, los SOLDADOS que la han padecido.



¡Seguro que te gustará este Blog!


miércoles, 30 de marzo de 2011

LAS OLVIDADAS ENFERMERAS DE LA DIVISIÓN AZUL












Desde el comienzo de la participación española en la guerra, los enfermos y heridos de gravedad fueron tratados y operados en los hospitales de Mestelevo, Riga, Vilna, Königsberg, Berlín y Hof principalmente por personal sanitario español, que incluía a un gran número de enfermeras de la Sección Femenina y de las Damas de Sanidad Militar que habían acudido voluntariamente a atender a sus camaradas.Luis Suárez, en su Crónica sobre la Sección Femenina recoge como “el 15 de julio, se enviaron a todas las provincias instrucciones muy precisas acerca de la movilización de las mujeres, afiliadas o no, que la Sección Femenina consideraba de su exclusiva competencia. Tres clases de servicios estaban en condiciones de organizar: los de vanguardia (hospitales, quirófanos, correspondencia, lavaderos ytalleres), los de retaguardia (enfermerías, laboratorios y, en general, sustitución de los hombres en los puestos que dejaran vacantes) y los de industria militar (polvorines,fábricas de armas, maestranzas o textiles).

También se brindaba para llevar suministros a las ciudades liberadas. En la práctica estos proyectos se vieron muy reducidos porque, afortunadamente, la guerra no se generalizó y, al convertirse la División Azul en la número 250 del Ejército alemán, la intendencia de este último, se ocupó de todos los servicios complementarios. Al acercarse el invierno, la SecciónFemenina organizó (25 de octubre de 1.941), una campaña de recogida de donativos; trataba de poner en manos de cada soldado, aquellas Navidades, un paquete con ropa de lana, alimentos, tabaco y una medalla de la Virgen, a ser posible de la patrona decada provincia.Hubo enfermeras falangistas; su movilización creó un problema decompetencias. De acuerdo con el decreto-ley, publicado en los últimos meses de lacampaña española, todas las enfermeras que trabajaban en los hospitales militares,debían considerarse insertas en la Sección Femenina. Pero con posterioridad, el Ejército organizó su propio cuerpo de Damas Auxiliares de Sanidad y, en 1.941, elgeneral Gómez Ulla, procedió a movilizarlas sin atenerse estrictamente a la ley 28.La Sección Femenina se quejó de que no habían podido ir al frente ruso más que una proporción muy pequeña de las voluntarias que estaban dispuestas.En total fueron, en seis expediciones sucesivas, para asegurar un relevo eficiente, ochenta y cuatro falangistas, las que actuaron como enfermeras en el frente ruso. La lista es la siguiente:

Primer grupo, las que permanecieron entre el 24 de Agosto de 1.941 y 17 de Julio de 1.942: Aurelia Segovia Martínez; Mª Teresa Valderrama Corrales; Amelia de Sevilla Gutiérrez; Mª Luisa Crooke López; Mª Luisa Herrera Sott; las dos hermanas Larios Fernández; Javiera Aramburu Pacheco; Ángeles Llanderal Marín, Mª del Pilar Ruiz Moso; Eusebia Carrey Luna; Ángeles Lorente Vicente; Enriqueta Redondo Sanz;Monserrat Romeo Martínez; Monserrat Lacourt Maciá; Benita Herrera Rojo; Lucía Díez de Valderón; Carmen Moreno Pérez; Mª Ángeles García Fernández; Carmen Sagües Olla; Mª Cristina de Orive Alonso; Concha Echagüe Mostayer; Sabina Martínez Hermenegildo Franco y Aurelia Segovia y María Costi fueron las encargadas, respectivamente, de mandar a las enfermeras procedentes de la S.F. y de Sanidad Militar para la primera expedición. Mª Josefa Ortega Cantón; Lidia Muñoz Laborde; Mercedes Vega Sancho; Mª Asunción Hernández Nanclares; Angustias Conde Salazar; Rafaela Cuesta Sanz;Albina Camino Herrero; Mª Luisa Galán Bustamante; Pilar Páramo y González-Tablas; María Páramo y González-Tablas; Ana Mª Ciria y López y Mª Dolores Beltrán Sousa.

Segundo grupo, del 24 de Junio de 1.942 al 12 de Agosto de 1.943: Mercedes Nogueras Martínez; Ana Mª Romero Rato; Mª Dolores Carretero Fernández; Mª Luisa Rodríguez Dorado; Mª Pilar Aréyzaga Aréyzaga; Mª Victoria Rezola Otaduy; Carolina Mendizábal de la Fuente; Natividad Núñez Garralón; Paulina Aguirre Fernández de Lanza; María Iriarte Baser; Carmen Serrano Vicent; Mª Concepción Pellicer González; Adela Esparza Goñi; Mª del Pilar Gordo Gracia; Mercedes Vidal Abarca; Angelines Aznar Zaldívar; Isabel Aznar Zaldívar; Concepción Bergé Cortés.

Tercer grupo, de Noviembre de 1.942 a Diciembre de 1.943: Mª Josefa López Peláez; Mª del Carmen Pérez Izquierdo; Carmen Salvadora del Castillo Lacarra;Natividad Díez Vázquez; Josefa Luna Orbaneja.

Cuarto grupo, del 2 de Mayo a Diciembre de 1.943: María Rita OdriozolaGuerezquiz; Blanca Reviso Olaya; Francisca Pina Pérez; Mª Cruz González Goascoechea; Mª Paz Ramos Izquierdo, Felisa Araguas Neira.

El sexto grupo, salió en dos escalones los días 15 de Julio y 12 de Agosto de 1.943; regresó también escalonadamente al retirarse la División Azul en Diciembre de 1.943, Enero y Febrero de 1.944: Mercedes Ródenas Revenga; Consuelo Gil Sousa;Micaela Pérez Hernández; Bonosa Ruano Beltrán; Mª de los Ángeles García Blas;María Ruiz Santiago; Honorata Gutiérrez Galán; Julia Muñoz Martín; Araceli del Campo Martínez; Matilde Díaz Varela; Amalia Naya Neira; Crisanta Galán Hernández; Mª del Pilar Alcántara García; Mª del Carmen Docet Ríos; María Miller García y Aurelia Ainsa Font.Prácticamente todas las enfermeras recibieron alguna condecoración. A unade ellas, Felisa Araguas Neira, fue otorgada la Cruz de Hierro de segunda clase

.Por su parte, el incansable Fernando Vadillo, en su muy lograda crónica sobre los divisionarios españoles testimonia de la siguiente forma su presencia:“Manuel y Juan, soldados del Equipo Quirúrgico de Campaña creado en el campamento de Grafenwöhr bajo el mando del capitán médico Fernando LorenteSanz, habían conocido ya en Varsovia lo que es un hospital de guerra. Pero delhospital de Varsovia a los de Smolenko mediaba un abismo. Era como salir delparaíso y meterse de cabeza en el infierno.

El Equipo Quirúrgico de Campaña embarcó en Grafenwöhr con dirección a Polonia el 10 de septiembre, cuando ya no quedaba ningún divisionario por aquellos parajes de la bucólica Baviera. Varsovia era una ciudad destruida en parte, pero aún conservaba en pie muchas manzanas de edificios y no pocas cervecerías, teatros,cinematógrafos y otros lugares de esparcimiento para las tropas de ocupación. EnVarsovia, Manuel y Juan asistieron cierta tarde a la proyección de la película «El barbero de Sevilla», protagonizada por Miguel Ligero y Estrellita Castro. Y en Varsovia se encontraron con la grata sorpresa de la llegada del grupo de enfermeras españolas que venían pisándoles los talones, como quien dice, desde Grafenwöhr y Hof.-¡Benita! ¿Tú aquí?Benita Herrera, morena, menuda, valenciana ella y simpática a rabiar, era una de las jóvenes militantes de la Sección Femenina que habían acudido al llamamientohecho por la Jefatura Nacional el 29 de julio para integrarse en el grupo de enfermeras
de Sanidad Militar que habría de cumplir servicios, voluntariamente, en los hospitales de campaña de la División Azul.-Ya lo ves, Manolo. Aquí estamos todas...Allí estaban todas.

Treinta y ocho chicas, que habían partido de Madrid a lasnueve de la mañana del 22 de agosto, en el tren expreso de Irún. Con ellas habían emprendido viaje el teniente coronel de Sanidad Militar Alberto Blanco, los comandantes López Muñiz, Martín Renedo y Gómez Durán, el capitán Lorenzo Sanz,otros veintiún oficiales de menor graduación, gran número de sargentos y practicantes y el capellán castrense Juan Dehesa. Desde Madrid hasta Irún, la expedición fue acompañada de Mercedes Milá Nolla, Inspectora General de Damas Auxiliares de Sanidad Militar –nombrada por el Caudillo en la orden firmada en Burgos el 24 demarzo de1.937–, y de Tina Esteban, Jefe de Enfermeras de la Sección Femenina de FET y de las JONS”

fuentes Luis Suárez Fernández. “Crónica de la Sección Femenina y su tiempo”. Página 140 ysiguiente. Asociación Nueva Andadura. Madrid. 1.993.

A continuación ilustramos esta entrada con una entrevista realizada en 1941 por Maritn Huecar Medina a Aurelia Segovia y Maria Teresa Valderrama, jefe y subjefe de enfermeras, respectivamente , en la División Azul:

Entre nosotros, Aurelia Segovia y Maria Teresa Valderrama, jefe y subjefe de enfermeras, respectivamente , en la División Azul. A nuestra preguntas, en aluvión, al sorprenderlas en el despacho de la regidora central de Divulgación y Asistencia Sanitario Social, me contestan con inequívocas señales de impaciencia:

-Sólo unos minutos te podemos dedicar, porque nuestra estancia en España va a ser muy breve y tenemos muchísimas cosas que hacer...

-Pero no pasaréis siquiera la Nochebuena en vuestras casas?

-Imposible; lo primero es lo primero. ¡Bien lo sentimos!

Silenciamos nuestra admiración. No hay tiempo que perder.

-En primer término: ¿Qué impresión os lleváis del ambiente patrio para con los heroicos camaradas de la División Azul?

-Inmejorable. España entera vibra con ellos. ¡Pero bien se lo merecen! Podemos mostrarnos orgullosos de los chicos. Son la admiración de todos: alegres, sencillos, heroicos. El número de Cruces de Hierro que han conquistado, individuales casi todas, exceden en mucho, en muchísimo a las conseguidas por los restantes ejércitos aliados en la lucha contra el Soviet. Su simpatía irresistible gana todos los ambientes, los amigos y hasta los adversos. Al paso de nuestras tropas por los territorios conquistados la gente mira de otra manera, con indiscutible señales de simpatía.

-Sobre todo, las mujeres -insinúo.

-Eludiendo la observación, Maria Teresa continúa:

-Sobre todo los chiquillos; esos deliciosos, bellísimos niños rusos, tan encantadores con sus vestiditos de piel. Es frecuentísimo ver a los soldados de la División Azul obsequiando a los pequeños, que ya les conocen y les cercan.

-¿Estáis juntas todas las camaradas?

-Casi todas, pues sólo cuatro camaradas no pertenecen a la plantilla de nuestro hospital de sangre.

-¿Animadas todas?

-Todas, aún cuando algunas hayan pasado por instantes de prueba. Así Maria Luisa Crooke que ha visto morir en el frente a su hermano...

-¿Vuestra vida en el hospital?

Nos levantamos a las siete, puntualmente, con un sentido de la puntualidad que hemos conquistado ahora, muy superior al concepto que de ella teníamos por aquí. Hasta las siete y media: aseo; el baño con agua caliente, pues la maravillosa organización del Ejército alemán instala ese servicio en todos los puntos que ocupa. A las ocho empieza nuestra albor, amplísima, comprendiendo desde preparar la comida y repasar la ropa, a llevar a los heridos un poco de ternura que por acá se dejaron. A las seis cena. Después, la sobremesa, al amor de esas magníficas chimeneas rusas que no vacilo en calificar así, y no solo por lo confortables, sino por lo sólido de su construcción, tanto que es curioso ver como en ciudades batidas ferozmente por la artillería subsisten enhiestas las chimeneas aún de las casas más humildes, en tanto que edificios poderosos y construcciones guerreras redujéronse a escombros.

-Y la grata lectura de la prensa española- interrumpo.

-Desgraciadamente la prensa llega a nuestras manos tarde y en cantidades muy pequeñas. Unos números de Arriba es lo único que hemos tenido durante meses y meses. Llegamos a saberlos de memoria. Pero tened en cuenta los miles de kilómetros que nos separan del mundo.

-¿Que impresión te ha causado Rusia?

-Espantosa; parece otro mundo distinto. ¡Que miseria más horrible! La gente resignada, acobardada, como ausente. Aún no se atreven a charlar con nosotros. ¡Son tantos años de terror, que no se acostumbran a pensar que todo aquello ha pasado! Las mujeres, al trato con nosotras, van despertando podíamos decir. Yo tengo, para ayudar a las operaciones subalternas del hospital, sesenta y siete rusas, que al verse atendidas, consideradas, me sorprenden diariamente con sus reacciones sentimentales. Un día me regalaron unas botas del país, notando la insuficiencia de mi calzado. Y yo sabía el sacrifico que supone este regalo, pues nadie allí tiene las prendas de vestir duplicadas. Otro, -y lo he traído como regalo para mamá-, me obsequiaron con un icono bellísimo. Perteneció a una familia católica que lo había logrado salvar aún con riesgo de su propia vida, de la saña bolchevique. Es una de esas imágenes bizantinas, Vírgenes del Perpetuo Socorro les llamamos, que a veces se encuentran por allí sorprendiéndonos como una amada visita inesperada.

-La dificultad del idioma, ¿cómo la salváis?

-Estoy maravillada de las posibilidades infinitas de nuestra expresividad. Pero, no obstante, tenemos que repetir, constantemente, una frase que ninguna de nosotros ignoramos: «Nipo ni mallo»: «No entiendo».

-El cambio de clima, ¿no ha hecho víctimas entre vosotras?

-Ninguna. Unas gripes insignificantes y nada más. Ni aún entre las andaluzas, que, lógicamente debieran resentirse más. Nuestra salud es excelente y nuestro humor también. Todo el mundo cumple desde el primer día con su deber, tan plenamente, tan a satisfacción de todos, que todas, hasta Maria Luisa Herrera, han salido victoriosas de los cometidos que se les asignaron.

- ¿Por qué esa mención a Maria Luisa?

-Sencillamente porque tiene mucha gracia lo ocurrido con ella. Como sabes, Maria Luisa es andaluza, de Málaga, y con un acento andaluz cerradísimo. Y ahora viene lo maravilloso. La destinaron a un servicio en el que se precisa hablar mucho. ¡Y se entiende con todos, en todos los idiomas, maravillosamente!

Los minutos se han prolongado notablemente. Rogamos unas últimas contestaciones, ya en los pasillos de la Delegación Nacional.

-¿Algunos episodios que os hayan impresionado profundamente?

-Muchos, como comprenderéis y que no pueden expresarse con palabras...

- Comprendemos... ¿Pero algún otro sucedido aún al margen de la vuestra humanitaria misión?

-Nuestra visita a Sofía Casanova, en Varsovia. ¡Que amor a España en aquella casa! Todos los hijos hablan y utilizan familiarmente el español. Doña Sofía, ciega, sigue trabajando con el mismo entusiasmo de siempre. Nos dijo estar plasmando sus emociones al paso de la División Azul.

Maria Teresa, dispuesta a colmar nuestra curiosidad, tan disculpable, ya al final de la escalera, continúa:

-Y otra muy femenina y que creo tiene en las páginas vuestras ambiente. Mi dolor como mujer, al no haberme podido traer uno de esos magníficos abrigos de pieles tan corrientes y desdeñados en esas tierras. Pensad que valen trescientos marcos lo que, sin exageración. en el escaparte de cualquiera de nuestras tiendas estarían marcados con no menos de treinta mil pesetas.

1 comentario:

M Naya dijo...

Estimado amigo:
He leido con atención el post sobre las enfermeras de la división azul.
En una de las fotos (hecha por la compañia de progaganda alemana PK Hans Sönnke Nº24219) aparece mi tia, Amalia "Lita" Naya Veira (no Neira, como erroneamente aparece entre las enfermeras que realizaron el quinto y ultimo remplazo) atendiendo a un soldado que esta a su derecha en la foto. La misma aparece en el primer numero de la publicación de la Legión Azul. (Unidad que combatio con los alemanes despues de la retirada de la división Azul.
Un Cordial saludo:
Martin.