El inglés al que Rommel salvó del pelotón de ejecución e invitó a cerveza y a tabaco
Día 21/11/2014 - 18.32h
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El zapador Roy Wooldridge fue sorprendido cuando espiaba vestido de paisano las defensas alemanas en una playa del norte de Francia
Roy Wooldridge tiene 95 años y que esté todavía vivo es un milagro. No solo por su avanzada edad, sino porque debería haber muerto en mayo de 1944, unas semanas antes del desembarco de Normandía del 6 de junio. Si sigue aquí es por la clemencia de un enemigo, y no uno cualquiera. Su salvador fue Erwin Rommel, el más célebre y prestigioso de los generales alemanes de la Segunda Guerra Mundial.
Wooldridge, zapador con grado de capitán en el Real Cuerpo de Ingenieros británico, disfrutaba aquel verano de un corto permiso de luna de miel en Londres. Al volver del teatro con su flamante mujer, en el hotel le aguardaba un telegrama que le ordenaba presentarse inmediatamente en su unidad. Un avión de reconocimiento aliado había tomado fotos de las playas del Norte de Francia, pero en las imágenes no se lograba vislumbrar bien qué defensas habían emplazado allí los alemanes. Había que arriesgarse a pisar el terreno y el capitán Wooldrige y un infante de Marina que lo escoltó fueron los elegidos. A una milla de la línea de costa, saltaron a un bote y se acercaron remando hasta la playa de Onival, en la Picardía francesa. El zapador constató que había postes con minas antitanques en su extremo, regresó para informar y volvió a tierra para seguir informando. Pero en el regreso lo interceptó una patrullera alemana.
Los alemanes llevaron al prisionero inglés a una casa rural, donde lo interrogaron durante dos semanas y logró guardar silencio sobre su misión. Su destino parecía sellado. En octubre de 1942 Hitler había promulgado la «Kommandobefehl», una orden de ejecución sumaria de todos los comandos, milicianos sin uniforme o espías que fuesen capturados por los nazis. El pelotón de fusilamiento era el único horizonte para Wooldridge. No fue así. Una mañana fue trasladado a un castillo y recibió la orden de lavarse y adecentarse, porque iba a ver «a alguien muy importante».
«Rommel era un alemán bueno y un luchador limpio», afirma Wooldridge
El final trágico de Rommel
El zapador es probablemente uno de los pocos soldados que pudo conocer a los dos grandes antagonistas, el mariscal inglés Bernard Montgomery y Erwin Rommel. Montgomery derrotó al «Zorro del Desierto» en la segunda batalla de El Alamein, en Egipto. Pero nadie duda de que el alemán era un estratega muy superior al inglés, cuya tozudez y parsimonia han sido cuestionadísimas, hasta el punto de que muchos historiadores sostienen que si Montgomery se hubiese movido más rápido se habrían podido salvar muchas vidas aliadas tras el Desembarco de Normandía. Wooldridge recibió la medalla de la Orden del Imperio Británico precisamente por su comportamiento heroico en El Alamein, donde contribuyó a despejar un campo de minas bajo fuego enemigo. Tras la guerra, el zapador se dedicó a la docencia y llegó a ser el director del College de Arte y Tecnología de Derby.
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