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domingo, 2 de noviembre de 2014

EL EJÉRCITO ROJO Y SU DESCUBRIMEINTO DE LOS "RETRETES VIENESES"

Los rusos y los malditos retretes de Viena

     

Una de las cosas más irónicas de la ocupación soviética de parte de Austria desde principios de abril de 1945 fue que al contrario que con los alemanes, los rusos consideraron a los austriacos no como enemigos, sino más bien como un pueblo soberano invadido, lo que llevó a un trato mucho más correcto. Las escenas de terror que se veían en Berlín fueron mucho menos frecuentes aunque no por ello dejaron de producirse casos aislados en la capital austriaca.
Al entrar los soviéticos en aquella bella ciudad, bastante menos maltratada por la guerra, se quedaron maravillados de los objetos que allí encontraron. Muchos rusos que procedían de las aldeas desconocían ciertos elementos del hogar que para la mayoría de los europeos cosmopolitas de la época resultaban habituales.
Un ejemplo fue lo sucedido con los retretes. Los rusos, al alojarse en los apartamentos de la ciudad encontraron un “cuarto cubierto de azulejos” (el baño) con lo que era sin duda una bañera y un lavabo con espejo ¡todo un lujo! Pero lo que aún más les llamó la atención era ese artilugio blanco con forma de fuente. Los más avispados adivinaron su utilidad y disfrutaron como enanos usándolo para lo que era y tirando una y otra vez de la cadena. Otros no acabaron de adivinar para qué servía lo que llevó a todo tipo de curiosas anécdotas.
Varios grupos de soldados creyeron que era una nevera para mantener los alimentos frescos en contacto con el agua, pero algunos de ellos al tirar de la “extraña cadena” contemplaron con horror como el inodoro se tragaba sus provisiones al desagüe.
Tras un escrupuloso interrogatorio, los caseros, armados de paciencia y mímica consiguieron hacer entender a los ocupantes para qué servía ese objeto del diablo que se había llevado su comida.
Fuente: Las cien mejores Anécdotas de la Segunda Guerra Mundial, Jesús Hernández

 

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