Operación Foxley (asesinar a Hitler)
La operación Foxley fue un plan secreto para asesinar a Adolf Hitler en 1944, en su residencia de los Alpes bávaros, ideado por la Dirección de Operaciones Especiales (SOE), del Reino Unido. A pesar de haber sido preparado minuciosamente, ésta no fue llevada a cabo.
LA IDEA
La idea de asesinar a Hitler, no era producto de una mente única de un militar aliado, fue la forma de varios operativos y planes diseñados por oficiales británicos, que contemplaban la idea de acabar con el dictador de diversas maneras, como un bombardeo aéreo, francotiradores, explosivos e incluso el veneno. Llegó a ser, el principal objetivos de los servicios secretos británicos, durante las postrimerías de la guerra.
EL PLAN
El operativo Foxley, fue ideado por el jefe del Special Operations Executive (SOE), el departamento para los operaciones clandestinas en las retaguardia enemiga, el general Colin Gubbins.
Después de que el vicemariscal del aire A.P. Ritchie, consejero de aeronáutica del SOE, sugirió en junio de 1944 la posibilidad de asesinar a Hitler en un castillo cercano a Perpignan, en Francia. Por casualidad, había recibido un telegrama de un militar francés, destinado en Argel, sobre este movimiento de Hitler en suelo francés. Ritchie estaba a favor del asesinato, argumentando que muchos alemanes veían en Hitler a un ser más que humano. Es la atracción, que Hitler ejerce sobre el pueblo alemán, el gran responsable del mantenimiento de la cohesión del país en el presente, argumentó Ritchie, y aconsejó: maten a Hitler y no quedará nada.
El plan para el atentado, indujo a la Inteligencia británica a elaborar un informe de 120 páginas con varias estrategias para la eliminación del líder alemán. Los jefes de Estado Mayor del Ejército de Su Majestad dieron luz verde al operativo, e inclusive el Primer Ministro Winston Churchill, fue informado de los planes, no opuso objeciones.
El general Gubbins dijo a sus hombres: “En algún momento del futuro próximo, de cualquier forma, Hitler desaparecerá de escena, incluso aunque no seamos nosotros los agentes directos de su eliminación; podemos al menos preparar tal acción para promover su desaparición, pues esa será la mejor contribución para una situación más favorable para los aliados”. Había nacido la Operación Foxley.
El general Hastings Ismay, Secretario del Gabinete de Guerra, dijo a Churchill que los Jefes de Estado Mayor eran unánimes en cuanto a la idea de que “desde el punto de vista estrictamente militar, sería casi una ventaja que Hitler continuase controlando la estrategia militar, teniendo en cuenta los errores que ha cometido, pero, desde un punto de vista más amplio, cuanto más rápidamente sea apartado, mejor”.
El ministro de Asuntos Exteriores, Sir Anthony Eden, también estaba a favor del plan. Asimismo, el SOE también obtuvo el visto bueno del jefe del MI-6, sir Stewart Menzies, que aceptó colaborar con la información que tuviesen sobre Hitler. Parte fundamental del plan tenía que ser la obtención de la mayor cantidad posible de información sobre el paradero y sus hábitos.
Sólo un alto militar se opuso, el mayor Field Robertson, jefe del grupo alemán en el SOE, no contemplaba la eliminación del Führer porque temía que en Alemania se lo convirtiera en un mártir. Además según Robertson, Hitler era un pésimo estratega, por lo que mantenerlo con vida era de enorme conveniencia para el esfuerzo bélico británico
El estudio fue completado en noviembre de 1944, firmado por un agente desconocido, identificado únicamente como LB/X. Incluía gran cantidad de información recopilada sobre cuestiones, como la apariencia física de Hitler, sus hábitos y aficiones, las medidas de seguridad, etc. En el informe hay descripciones detalladas de sus hábitos, como: “Hitler se acuesta tarde. Nunca se levanta antes de las 9 o las 10, desayuna café con tostadas en el salón, alrededor de las 11, come a las 16 horas (sólo vegetales), da largos paseos fuera del recinto protegido, solo o en compañía de un grupo reducido de gente de confianza. Todas las tardes hacía a pie el camino que iba desde su residencia hasta el “Mooslahnerkopf”, una casita de té situada a un kilómetro y medio. Allí tomaba una manzanilla y un trozo de tarta de manzana, y se quedaba un rato durmiendo, a la 01 o 01,30 cena, comiendo lo mismo que comió por la tarde, a las 03 o las 04, o más tarde, se va a dormir”. También se daban detalles sobre las patrullas de vigilancia y planos de las dependencias privadas de Hitler y de su tren especial. Se dice que el principal informante fue un oficial SS capturado en Normandía, que había pertenecido a la guardia personal de Hitler, el cual dio datos concretos sobre la seguridad en su refugio de Berchtesgaden, el Berghof, llamado "el nido de águilas". Aunque después del atentado del 20 de julio, las medidas de seguridad se habían tornado más estrictas.
LA EJECUCION DEL PLAN
Para llevar a cabo el plan, se habían estudiado estas opciones:
* La primera consistía en una pareja de francotiradores, vestidos como Gebirgsjagërs, armados con balas explosivas, y esperarle a que fuera a tomar el té (uno de sus hábitos diarios detallados en el informe). Si este plan no era posible, debía volarse el lugar donde Hitler lo tomaba. Algo complicado, pero se confiaba en lo abrupto del terreno, y de que había trabajadores extranjeros en la zona, lo que era más fácil pasar desapercibidos.
* La segunda opción consistía en emboscar su coche mientras el Führer volvía a su villa, disparando a su vehículo con Piats o bazokas.
* La tercera opción, y la más original a la par que difícil, se fundamentaba en lanzar un equipo de paracaidistas del SAS bajo cobertura de un bombardeo aéreo. Esta opción era la más complicada debido a agentes externos como el clima, o cambios en las tropas confinadas en el lugar.
* La cuarta opción, lanzarle una maleta-bomba a su paso por una estación, o hacer estallar y descarrilar su tren por medio de explosivos (en el interior, o en el exterior), aunque ésta era poco factible, ya que se avisaba de su paso por las estaciones, poco antes de llegar a ellas, aparte de que los horarios eran irregulares.
Otra idea fue la de conseguir introducir en la cocina del tren, por medio de terceros, cápsulas de veneno y echárselas en el suministro de agua del vehículo, con la colaboración de alguna de las seis mujeres que se encargaban de la limpieza.
La operación quedó en su fase de estudio, aunque se llegó a contactar con un posible candidato, un capitán llamado Edmund Bennett, agregado militar en la Embajada de Washington, el cual se mostró entusiasmado por participar en la operación. Pero eso ocurrió ya en marzo de 1945, hasta entonces en el expediente de la Operación Foxley no aparecen más nombres de agentes seleccionados para ella, ni llegó a iniciarse la fase de preparación operativa, ni el entrenamiento ni la preparación logística. De hecho, aunque el SOE hubiese logrado infiltrar a un francotirador en el Berghof, la misión habría sido un fracaso, porque Hitler nunca volvió a Berchtesgaden desde que salió de allí por última vez, el 14 de julio de 1944.
EL FINAL
En noviembre de 1944, fecha de la finalización del estudio, las consideraciones seguían siendo motivo de discusión en los ámbitos de decisión militares y políticos. Pero con el paso de los meses y las derrotas alemanas en todos los frentes, la Operación Foxley se veía cada vez menos necesaria, y el proyecto acabó definitivamente descartado y olvidado.
Además de las evidentes dificultades técnicas y logísticas que entrañaba una operación de esa naturaleza, había otra cuestión que frenaba los preparativos de la operación Foxley: ¿realmente era una ventaja acabar con Hitler?, aparte de las cuestiones éticas, había otras preguntas, como qué ocurriría después, quién tomaría el poder en Alemania, si no se convertiría a Hitler en un mártir, o si no sería preferible que terminase la guerra con vida para poder recibir su castigo. Y había otro argumento, posiblemente el más convincente de todos, que el teniente coronel Thornley (comandante de la Sección X, la sección alemana de SOE) expresó con estas palabras:
“Como estratega, Hitler ha sido una grandísima ayuda al esfuerzo de guerra británico... Su utilidad para nosotros ha sido equivalente a un número casi ilimitado de agentes del SOE de primera clase estratégicamente situados dentro de Alemania... Sigue estando en una posición que le permite desestimar las operaciones militares más sólidas y, de ese modo, ayudar enormemente a la causa de los aliados”.
En el último momento, el 26 de marzo de 1945, llegó una contraorden: El Ejército Rojo entraba en Berlín y Hitler se suicidaba poco después, por lo que Bennett ya no iba a ser necesario, la Operación Foxley no iba a ser llevada a cabo.
Finalmente, el 6 de abril, el general Gobbins zanjó el tema:
“Este tipo de operación no está siendo considerada en este momento”.
En abril de 1945, los británicos finalmente decidieron bombardear Berghof. En una de las últimas misiones de la RAF de la guerra, 350 bombarderos lanzaron más de cinco millones de libras de bombas sobre el complejo de edificios que conformaban la sede de Hitler. El retiro fue arrasado por los bombardeos, pero como siempre, Hitler no estaba allí. Todo el despliegue de medios fue en vano, dado que el dictador había abandonado definitivamente el lugar en julio del año anterior.
En julio de 1998, el expediente de la Operación Foxley, fue desclasificado por el Departamento de Registros Públicos de Gran Bretaña. Fue entonces cuando se conoció el plan británico para asesinar a Hitler, que había permanecido en secreto durante medio siglo.
FOTOS Y FUENTES
http://www.elcajondegrisom.com/2014/07/ ... oxley.html
http://edant.clarin.com/diario/1998/07/23/i-04001d.htm
https://temahistoria9.wordpress.com/aut ... historia9/
http://www.zweiterweltkrieg.org/phpBB2/ ... =18&t=9905
LA IDEA
La idea de asesinar a Hitler, no era producto de una mente única de un militar aliado, fue la forma de varios operativos y planes diseñados por oficiales británicos, que contemplaban la idea de acabar con el dictador de diversas maneras, como un bombardeo aéreo, francotiradores, explosivos e incluso el veneno. Llegó a ser, el principal objetivos de los servicios secretos británicos, durante las postrimerías de la guerra.
EL PLAN
El operativo Foxley, fue ideado por el jefe del Special Operations Executive (SOE), el departamento para los operaciones clandestinas en las retaguardia enemiga, el general Colin Gubbins.
Después de que el vicemariscal del aire A.P. Ritchie, consejero de aeronáutica del SOE, sugirió en junio de 1944 la posibilidad de asesinar a Hitler en un castillo cercano a Perpignan, en Francia. Por casualidad, había recibido un telegrama de un militar francés, destinado en Argel, sobre este movimiento de Hitler en suelo francés. Ritchie estaba a favor del asesinato, argumentando que muchos alemanes veían en Hitler a un ser más que humano. Es la atracción, que Hitler ejerce sobre el pueblo alemán, el gran responsable del mantenimiento de la cohesión del país en el presente, argumentó Ritchie, y aconsejó: maten a Hitler y no quedará nada.
El plan para el atentado, indujo a la Inteligencia británica a elaborar un informe de 120 páginas con varias estrategias para la eliminación del líder alemán. Los jefes de Estado Mayor del Ejército de Su Majestad dieron luz verde al operativo, e inclusive el Primer Ministro Winston Churchill, fue informado de los planes, no opuso objeciones.
El general Gubbins dijo a sus hombres: “En algún momento del futuro próximo, de cualquier forma, Hitler desaparecerá de escena, incluso aunque no seamos nosotros los agentes directos de su eliminación; podemos al menos preparar tal acción para promover su desaparición, pues esa será la mejor contribución para una situación más favorable para los aliados”. Había nacido la Operación Foxley.
El general Hastings Ismay, Secretario del Gabinete de Guerra, dijo a Churchill que los Jefes de Estado Mayor eran unánimes en cuanto a la idea de que “desde el punto de vista estrictamente militar, sería casi una ventaja que Hitler continuase controlando la estrategia militar, teniendo en cuenta los errores que ha cometido, pero, desde un punto de vista más amplio, cuanto más rápidamente sea apartado, mejor”.
El ministro de Asuntos Exteriores, Sir Anthony Eden, también estaba a favor del plan. Asimismo, el SOE también obtuvo el visto bueno del jefe del MI-6, sir Stewart Menzies, que aceptó colaborar con la información que tuviesen sobre Hitler. Parte fundamental del plan tenía que ser la obtención de la mayor cantidad posible de información sobre el paradero y sus hábitos.
Sólo un alto militar se opuso, el mayor Field Robertson, jefe del grupo alemán en el SOE, no contemplaba la eliminación del Führer porque temía que en Alemania se lo convirtiera en un mártir. Además según Robertson, Hitler era un pésimo estratega, por lo que mantenerlo con vida era de enorme conveniencia para el esfuerzo bélico británico
El estudio fue completado en noviembre de 1944, firmado por un agente desconocido, identificado únicamente como LB/X. Incluía gran cantidad de información recopilada sobre cuestiones, como la apariencia física de Hitler, sus hábitos y aficiones, las medidas de seguridad, etc. En el informe hay descripciones detalladas de sus hábitos, como: “Hitler se acuesta tarde. Nunca se levanta antes de las 9 o las 10, desayuna café con tostadas en el salón, alrededor de las 11, come a las 16 horas (sólo vegetales), da largos paseos fuera del recinto protegido, solo o en compañía de un grupo reducido de gente de confianza. Todas las tardes hacía a pie el camino que iba desde su residencia hasta el “Mooslahnerkopf”, una casita de té situada a un kilómetro y medio. Allí tomaba una manzanilla y un trozo de tarta de manzana, y se quedaba un rato durmiendo, a la 01 o 01,30 cena, comiendo lo mismo que comió por la tarde, a las 03 o las 04, o más tarde, se va a dormir”. También se daban detalles sobre las patrullas de vigilancia y planos de las dependencias privadas de Hitler y de su tren especial. Se dice que el principal informante fue un oficial SS capturado en Normandía, que había pertenecido a la guardia personal de Hitler, el cual dio datos concretos sobre la seguridad en su refugio de Berchtesgaden, el Berghof, llamado "el nido de águilas". Aunque después del atentado del 20 de julio, las medidas de seguridad se habían tornado más estrictas.
LA EJECUCION DEL PLAN
Para llevar a cabo el plan, se habían estudiado estas opciones:
* La primera consistía en una pareja de francotiradores, vestidos como Gebirgsjagërs, armados con balas explosivas, y esperarle a que fuera a tomar el té (uno de sus hábitos diarios detallados en el informe). Si este plan no era posible, debía volarse el lugar donde Hitler lo tomaba. Algo complicado, pero se confiaba en lo abrupto del terreno, y de que había trabajadores extranjeros en la zona, lo que era más fácil pasar desapercibidos.
* La segunda opción consistía en emboscar su coche mientras el Führer volvía a su villa, disparando a su vehículo con Piats o bazokas.
* La tercera opción, y la más original a la par que difícil, se fundamentaba en lanzar un equipo de paracaidistas del SAS bajo cobertura de un bombardeo aéreo. Esta opción era la más complicada debido a agentes externos como el clima, o cambios en las tropas confinadas en el lugar.
* La cuarta opción, lanzarle una maleta-bomba a su paso por una estación, o hacer estallar y descarrilar su tren por medio de explosivos (en el interior, o en el exterior), aunque ésta era poco factible, ya que se avisaba de su paso por las estaciones, poco antes de llegar a ellas, aparte de que los horarios eran irregulares.
Otra idea fue la de conseguir introducir en la cocina del tren, por medio de terceros, cápsulas de veneno y echárselas en el suministro de agua del vehículo, con la colaboración de alguna de las seis mujeres que se encargaban de la limpieza.
La operación quedó en su fase de estudio, aunque se llegó a contactar con un posible candidato, un capitán llamado Edmund Bennett, agregado militar en la Embajada de Washington, el cual se mostró entusiasmado por participar en la operación. Pero eso ocurrió ya en marzo de 1945, hasta entonces en el expediente de la Operación Foxley no aparecen más nombres de agentes seleccionados para ella, ni llegó a iniciarse la fase de preparación operativa, ni el entrenamiento ni la preparación logística. De hecho, aunque el SOE hubiese logrado infiltrar a un francotirador en el Berghof, la misión habría sido un fracaso, porque Hitler nunca volvió a Berchtesgaden desde que salió de allí por última vez, el 14 de julio de 1944.
EL FINAL
En noviembre de 1944, fecha de la finalización del estudio, las consideraciones seguían siendo motivo de discusión en los ámbitos de decisión militares y políticos. Pero con el paso de los meses y las derrotas alemanas en todos los frentes, la Operación Foxley se veía cada vez menos necesaria, y el proyecto acabó definitivamente descartado y olvidado.
Además de las evidentes dificultades técnicas y logísticas que entrañaba una operación de esa naturaleza, había otra cuestión que frenaba los preparativos de la operación Foxley: ¿realmente era una ventaja acabar con Hitler?, aparte de las cuestiones éticas, había otras preguntas, como qué ocurriría después, quién tomaría el poder en Alemania, si no se convertiría a Hitler en un mártir, o si no sería preferible que terminase la guerra con vida para poder recibir su castigo. Y había otro argumento, posiblemente el más convincente de todos, que el teniente coronel Thornley (comandante de la Sección X, la sección alemana de SOE) expresó con estas palabras:
“Como estratega, Hitler ha sido una grandísima ayuda al esfuerzo de guerra británico... Su utilidad para nosotros ha sido equivalente a un número casi ilimitado de agentes del SOE de primera clase estratégicamente situados dentro de Alemania... Sigue estando en una posición que le permite desestimar las operaciones militares más sólidas y, de ese modo, ayudar enormemente a la causa de los aliados”.
En el último momento, el 26 de marzo de 1945, llegó una contraorden: El Ejército Rojo entraba en Berlín y Hitler se suicidaba poco después, por lo que Bennett ya no iba a ser necesario, la Operación Foxley no iba a ser llevada a cabo.
Finalmente, el 6 de abril, el general Gobbins zanjó el tema:
“Este tipo de operación no está siendo considerada en este momento”.
En abril de 1945, los británicos finalmente decidieron bombardear Berghof. En una de las últimas misiones de la RAF de la guerra, 350 bombarderos lanzaron más de cinco millones de libras de bombas sobre el complejo de edificios que conformaban la sede de Hitler. El retiro fue arrasado por los bombardeos, pero como siempre, Hitler no estaba allí. Todo el despliegue de medios fue en vano, dado que el dictador había abandonado definitivamente el lugar en julio del año anterior.
En julio de 1998, el expediente de la Operación Foxley, fue desclasificado por el Departamento de Registros Públicos de Gran Bretaña. Fue entonces cuando se conoció el plan británico para asesinar a Hitler, que había permanecido en secreto durante medio siglo.
FOTOS Y FUENTES
http://www.elcajondegrisom.com/2014/07/ ... oxley.html
http://edant.clarin.com/diario/1998/07/23/i-04001d.htm
https://temahistoria9.wordpress.com/aut ... historia9/
http://www.zweiterweltkrieg.org/phpBB2/ ... =18&t=9905
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