Heroína de la Unión Soviética – Lydia Litvak, La Rosa Blanca de Stalingrado
Se trata del as femenino con más derribos confirmados de todos los tiempos. Voló en el distinguidísimo 73º Regimiento de Caza de la Guardia junto a los “cazadores libres” y se distinguió de manera especial durante las batallas de Stalingrado, Kursk y Rumiantzev.
Lydia Litvak, una moscovita nacida en 1921, ya llevaba cuatro años volando aviones cuando Alemania lanzó la operación Barbarroja para la invasión de la Unión Soviética en junio de 1941. Inmediatamente acudió a la llamada de pilotos femeninos para la renqueante fuerza aérea soviética, siendo aceptada, después de engordar su historial de vuelo, y destinada al 586º Regimiento de Caza de Marina Raskova, formado en su integridad por mujeres. Tras un breve entrenamiento de emergencia, ella y sus compañeras aviadoras fueron destinadas con sus Yak-1 a Saratov en el río Volga, un poco al norte de Stalingrado. Obtuvo sus dos primeras victorias combatiendo en una unidad masculina sobre Stalingrado el 5 de septiembre a los mandos de un La5. Las víctimas fueron un Ju-88 de manera compartida y poco después un Me-109 en solitario.
A finales de 1942, Lydia había derribado tres cazas enemigos y tres bombarderos sin recibir un rasguño, siendo trasladada al 9ª Regimiento de Cazas de la Guardia, una unidad de élite. En febrero de 1943 tras cosechar algunos derribos más fue seleccionada para formar parte de un selecto grupo de caza libre llamado okhotniki (cazadores libres), que se dedicaban a tomar altura por parejas y buscar posibles blancos que destruir.
Lydia fue una de las pocas elegidas y destinadas a este prestigioso 73º Regimiento de Caza de la Guardia. La entrada en estas unidades no estaba garantizada, y especialmente los pilotos del 73º se habían forjado una reputación y ganado el derecho de la caza libre, permitiendo a sus tripulaciones volar a su albedrío en la búsqueda de blancos de oportunidad, en vez de permanecer sentados en tierra esperando a que se produjese una alerta para despegar e interceptar al enemigo.
En su primer día de servicio, Lydia sufrió la humillación de contemplar mientras permanecía junto a su Yak-1, como un piloto llegaba, se montaba en él y despegaba. Lydia tenía en su haber meses de experiencia en combate aéreo defendiendo Stalingrado de los bombarderos alemanes, pero eso aparentemente no era garantía para el jefe del 73º, que no tenía intención de enviarla con ninguno de sus cazadores de elite.
Entró entonces en el puesto de mando Alexei Salomaten, el mejor amigo del jefe del Regimiento, un futuro Héroe de la Unión Soviética con numerosos derribos acreditados. “Deja al menos que Lydia vuele una patrulla conmigo como punto, y luego decides si puede quedarse en la unidad o solicitar su traslado”. El jefe estuvo de acuerdo y la misión tendría lugar al día siguiente.
Alexei le dijo que simplemente le siguiera de cerca y desde atrás y replicara todas sus maniobras, en vez de preocuparse de protegerlo. Ya en vuelo de patrulla, llevaron a cabo agresivas maniobras; Lydia oyó sonido de ametralladoras, y ocasionalmente vio otro aparato en el cielo junto a ellos. Sin embargo, se concentró en seguir a su líder.
Ya cuando hubieron aterrizado, Lydia quedó sorprendida al enterarse que Alexei había ayudado a otro piloto ruso a derribar un Me-109. Alexei, radiante, elogió su habilidad para permanecer pegada a su cola, e informó a su jefe de lo satisfecho que estaba con el desempeño de su punto. Después de eso Lydia luchó con los “cazadores libres” durante el resto de la batalla de Kursk y Rumiantzev.
No solo luchó, sino que además pronto se hizo famosa entre rusos y alemanes como La Rosa Blanca de Stalingrado, por el emblema pintado en el morro de su caza (que sin embargo se trataba de un lirio, aunque de lejos pareciera una rosa). Con el colapso del Sexto Ejército Alemán en Stalingrado a principios de 1943, el 73º Regimiento de Caza habia sido transferido a la región del Donbass. Allí, durante el mes de marzo, mientras conseguía su novena victoria, fue herida, viéndose forzada a realizar un aterrizaje de emergencia de panza con su Yak-1. Se recuperó de sus heridas y volvió al servicio recibiendo el ascenso a jefe de escuadrón del 73º.
Conocida como “Lilya” (Лилия lirio) por sus amigos, Lydia Litvak conseguiría un total de doce derribos enemigos y se convirtió en el as femenino más laureado de la guerra y de todos los tiempos. También sufrió por la pérdida de su pareja, el propio Alexei, hecho que le influiría los meses que le quedaban de vida. Un día Alexei se hizo cargo de un nuevo piloto de reemplazo para efectuar un vuelo de entrenaminento sobre las más novedosas tácticas de combate frente a un alemán. Allá abajo, Lydia obervaba las acrobacias cuando el avión de Alexei perdió velocidad en un giro cerrado y se precipitó sobre tierra.
Tras la muerte de Alexei, Lydia se obsesionó con entrar en combate y con el deseo de derrotar a cuantos más alemanes mejor. No hubo desde luego escasez de oportunidades para luchar en la primavera y verano de 1943, y en un duelo protagonizado el 16 de julio, se vio enfrentada contra un as alemán con más de 20 victorias (algunos dicen que llevaba dibujado en el fuselaje el as de picas, emblema del JG-53). Lucharon durante 15 minutos antes de que el Me-109 entrara en barrena y se precipitara en llamas contra el suelo (el piloto logró saltar).
La muerte persiguió a Lydia en otras dos ocasiones. En una de ellas tuvo que realizar otro aterrizaje de emergencia con su aparato muy dañado y en la otra, tuvo que saltar de su Yak-1 incendiado. Llegó entonces el 1 de agosto de 1943, y con una herida de proyectil en la mano, la as feminina de 21 años despegó con el resto de aparatos por vez primera al amanecer dirigiéndose a las zonas de operaciones del Mius y el Donbass. En la cuarta salida de ese día, escoltando un vuelo de Il-2s, encontraron cazas y bombarderos alemanes. Lydia desapareció breves instantes en una nube mientras se enredaba con dos Me-109 que la habían atacado desde el sol y desde arriba. Minutos más tarde, por un claro entre las nubes, uno de sus compañeros del escuadrón creyó ver su avión despidiendo humo, con ocho cazas alemanes persiguiéndola.
Jamás se encontraron los restos de su avión o su cuerpo. Acabó con doce victorias en solitario y entre dos y cuatro compartidas. Se cree que el mismo día de su derribo había conseguido otra victoria pero no pudo ser confirmada. En 1979 tras algunas investigaciones y busquedas de restos del avión con detectores de metales, dieron con restos enterrados debajo de un ala que dijeron ser los suyos. Sin embargo, no se ha podido identificar con fehaciencia este hecho. Una estatua se erige hoy en la ciudad de Krasny Luch, lugar cercano a donde Lyidia Litvak se desvaneció una mañana de agosto de 1943. Habrá que esperar al mes de mayo de 1990 para que el premier Mijail Gorbachov la condecorara con el Título de Heroina de la Unión Soviética.
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