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jueves, 18 de junio de 2015

LA BATALLA DE WATERLOO CUMPLE SU 200 ANIVERSARIO

Doscientos años de la batalla de Waterloo: el día de la épica victoria sobre Napoleón
 
enrique serbeto / corresponsal en bruselas
Día 18/06/2015 - 01.56h

Todos los países que participaron en el combate conmemoran estos días la batalla que cambió la historia de Europa

reuters
El Príncipe Carlos en las celebraciones de la Batalla de Waterloo
En el ejemplar del jueves 22 de junio de 1815 el «Times» de Londres daba cuenta de lo sucedido en los últimos días al otro lado del Canal de la Mancha: «Un comunicado del duque de Wellington, fechado en Waterloo el 19 de junio, da cuenta de que la víspera Bonaparte atacó, con todas sus tropas, a las líneas británicas, apoyadas por un cuerpo de prusianos. Dicho ataque, después de un largo y sanguinario conflicto, terminó con la derrota total del ejército enemigo».
 
Dos siglos después, muchos de los miles de turistas que visitan cada año el escenario de Waterloo creen que la batalla la ganó Napoleón. Pero no. A pesar de que esta vasta planicie situada al sur de Bruselas está llena de símbolos que evocan al emperador hasta en el más mínimo detalle de sus últimos momentos de gloria, son en realidad el escenario del final de una epopeya de tres lustros que recorrió el continente europeo desde Cádiz hasta Moscú. Los campos de batalla que tomaron el nombre del villorrio donde Wellington tenía su cuartel general son ahora una de las principales atracciones turísticas de Bélgica, un país que no existía en aquel momento y que muy probablemente no habría nacido si Napoleón no hubiese sido vencido.
 
Representantes de todos los países que participaron en el combate han sido invitados por el Rey Felipe de los Belgas a las ceremonias previstas para hoy, envueltas aún en sensibilidades entrecruzadas. Bélgica quiso emitir una moneda conmemorativa de 2 euros, pero la República Francesa lo ha vetado porque no quería ver circulando por toda Europa un recuerdo de la derrota del emperador. Ni el presidente Hollande, ni la canciller Angela Merkel (Alemania no existía tampoco, pero el reino de Prusia fue un actor central) estarán presentes en el montículo que se levantó después de la batalla, en el lugar donde fue herido el Príncipe de Orange, cuando Bélgica era todavía parte del Reino de los Países Bajos. Los Reyes Guillermo y Máxima de Holanda estarán presentes a pesar de las reticencias de parte de la prensa holandesa, que reprocha a los belgas que se hayan apropiado de un episodio en el que solo fueron actores pasivos.
 
En suma, el Príncipe de Gales es, seguramente, el invitado que va a estar más cómodo en esta ceremonia, que se completa este año con una espectacular reconstrucción de la batalla con casi tantos figurantes como soldados participaron en los hechos. En 1815 se enfrentaron 122.000 franceses con 366 cañones, contra 230.000 aliados, entre británicos, holandeses y prusianos y medio millar de piezas de artillería.
 
Se supone que podía haber también españoles en ambos bandos, unos y otros veteranos de la guerra de la Independencia en la que Wellington había aprendido durante seis años a contrarrestar a la máquina de guerra más poderosa del mundo en la época. Pero el mayor protagonista español en aquel día de 1815 fue el general Álava, un militar vasco que acabó siendo uno de sus mejores amigos. La ofensiva de Napoleón había sorprendido al estado mayor aliado y Álava, que entonces era embajador en Holanda, volvió a ser su mano derecha, el coordinador en el combate definitivo contra el sueño imperial francés. Su descendiente, el donostiarra Gonzalo Serrats Urrecha, autor de una apasionante recopilación de la correspondencia entre ambos militares, representará al militar español en la ceremonia.
 
Dos siglos después queda solamente la fascinación ante la figura de un emperador a un tiempo considerado héroe y villano. En Francia solo el exprimer ministro socialista Lionel Jospin se ha atrevido a escribir una biografía crítica de Napoleón. Los belgas han hecho cervezas, chocolates y todo un largo etcétera de objetos conmemorativos, con la certeza de que dentro de otros cien años seguirán llegando turistas a contemplar ese espacio donde murieron o fueron heridos en una jornada 115.000 hombres de los dos bandos (66.000 franceses y 55.000 aliados), y seguirán contemplando la recreación que se hace todos los años, y tal vez esperando que un año por fin sea Napoleón quien gane.
 
ABC.ES

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