Plan Ballesta: la respuesta española ante un ataque a Ceuta y Melilla
Por 09 de junio de 2015 en politica
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El histórico batallón Zamora, de la Brigada Aerotransportable, una unidad de élite para una hipotética guerra con Marruecos.
Durante años el plan español de defensa de las que antes se llamaron “Plazas de soberanía en el Norte de África” se denominó Plan Ballesta y contemplaba un desembarco de tropas aerotransportadas y paracaidistas detrás de las propias líneas marroquíes, además del ataque por mar.
A una bereber amiga mía le pregunté qué harían sus hermanos de Melilla si sus primos del otro lado atacan. Su lógica me tranquilizó: “Pues pensarán cómo se vive en Marruecos y cómo en España y, sólo por eso, no dudo que elegirán quedarse con España”.
Durante muchos años el plan español de defensa de las que antes se llamaron “Plazas de soberanía en el Norte de África” se denominó “Plan Ballesta” y contemplaba un desembarco de tropas aerotransportadas y paracaidistas detrás de las propias líneas marroquíes, además del ataque por mar y aire a alguna de sus ciudades para reducir la presión sobre las ciudades españolas, antes de recuperarlas.
Hay dos incógnitas, no demasiado favorables a España. Donde las cosas pintan peor es en una hipotética ayuda de Europa, dada sus vinculaciones e intereses comerciales de Marruecos con Francia, su protectora. Otro de los problemas viene del acuerdo de adhesión a la OTAN. Ambas plazas y sus islotes quedaron fuera del Tratado. En caso de amenaza, España no podría pedir ayuda aliada en base al artículo 5, utilizado tras el 11-S por EE UU, según el cual los países aliados están obligados a ayudar en la defensa de uno de los miembros. Quizá nos pudieran servir de alguna ayuda Argelia o los propios saharauis.
Tampoco podríamos fiarnos de los Estados Unidos: No olvidemos que cuando en 1957 el Ejército Real Marroquí, disfrazado de bandas armadas, atacó Ifni, España no pudo emplear en la defensa de aquel territorio el material de origen norteamericano cedido a nuestro país como consecuencia de los acuerdos de 1953. Nuestros paracaidistas se lanzaron desde los viejos Junkers alemanes de la II Guerra Mundial y la infantería se batió con los mosquetones “Modelo Coruña” de 1945.
El papel de los gallegos
En el “Plan Ballesta” tendría destacado papel una unidad gallega, la Brigada de Infantería Ligera Aerotransportable “Galicia VII”, de guarnición en Figueirido, Pontevedra, y Siero, Asturias, una de nuestras unidades de acción rápida, ya que debería ser rápidamente trasladada al escenario del conflicto y asegurar una posición de fuerza dentro de la propia retaguardia marroquí. Con una guarnición, que entre ambas plazas ronda los 6.000 efectivos, según los cálculos más optimistas, y un elevado porcentaje de soldados de origen marroquí, se cuenta con que Ceuta y Melilla tendrían pocas posibilidades de resistir por sí solas.
En cada una de estas plazas se cuenta con un regimiento de Caballería Acorazado, un grupo de Regulares, un regimiento de Artillería Mixto, un batallón del Cuartel General de la Comandancia General, un regimiento de Ingenieros, un Tercio de la Legión y Unidad Logística. Si bien este dato nunca se ofrece de manera concreta por quien puede darlo, se calcula que 4 de cada 10 soldados es musulmán y en buena medida de origen marroquí.
Hace ahora diez años, el diario “El País” publicó una amplia investigación sobre el futuro de ambas ciudades, augurando un crecimiento exponencial de la población musulmana, de modo que para el 2020 será mayoría, si bien desde las propias organizaciones islámicas se afirma que ya lo son ahora. La comunidad que más crece es la de origen marroquí, como era de esperar. Pero en ambas ciudades, además de cristianos, coexiste una importante presencia judía, en gran parte descendiente de los expulsados por los Reyes Católicos
La información como elemento clave
Los expertos de nuestro Estado Mayor sostienen, como parece lógico, que el éxito en la defensa de Ceuta y Melilla se apoya en disponer de información previa para estar listos ante el ataque y desplegar los medios de defensa hasta la llegada de refuerzos o el contrataque desde la península. Los movimientos de tropas hostiles deberían ser alertados por el satélite de observación Helios, cuyo centro de operaciones está en la Base de Torrejón en Madrid, pero España sólo dispone del 13% del tiempo de observación. Asimismo, el Ejército del Aire cuenta con el programa Santiago, para el que dispone de un sólo avión espía. A este aparato se unirían los aviones de observación RF-4C Phantom que cubrirían amplias zonas, mientras que desde la costa actuaría la Armada. España reaccionaría enviando cazas F-18, F-1, Harrier, el Grupo Alfa de la Armada y la Fuerza de Acción Rápida: la Legión, la Brigada Paracaidista y la Brigada Ligera Aerotransportada, como queda dicho.
El citado diario daba ya entonces un dato escalofriante: Un informe militar reservado titulado "Vulnerabilidades y amenazas permanentes" de Ceuta, aseguraba que los musulmanes ceutíes serán mayoría en un plazo de 13 años, y que de esa comunidad sólo un 40% era proespañol declarado. Los claramente "promarroquíes" los cifraba en el 10%. Entre las acciones futuras se reclamaba destacaba un "especial seguimiento a los militares musulmanes y el control del integrismo en los cuarteles
Plan de evacuación
Abundan los datos que en España se ignoran, como el hecho de que la Comandancia General de Ceuta hubiera elaborado planes y mapas estratégicos reservados en los que se marca la línea para evacuar a la Península a la población civil, unas 70.000 personas, en el supuesto de una agresión militar marroquí. Entre los argumentos que Marruecos puede esgrimir para hacerse con ambas ciudades, según el informe de Defensa, destacan pretendidos “derechos históricos y la voluntad mayoritaria de la población”. Pero otros muchos creen que se impondrá la fuerza normativa de los hechos y que los propios musulmanes de origen marroquí o no preferirán seguir siendo españoles.
Hay que insistir en que, además de la pérdida de vidas, una guerra sería un desastre que los españoles tendrían que pagar durante generaciones, dado su impacto en la situación económica del país. Es mejor -siempre mejor- que funcione la diplomacia.
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