El nacimiento de la Unidad Ezquerra
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Varios divisionarios repatriados por las calles de Madrid
Una vez más, el sueño alemán de los voluntarios españoles quedó destrozado cuando fueron repatriados a nuestro país. Por su parte, Franco cerró las fronteras para evitar que ningún hispano llegara hasta Alemania y se uniera de nuevo a las tropas de Hitler (pues no quería irritar demasiado a americanos e ingleses). Con todo, esta colaboración con los aliados no era más que una pose pues, extraoficialmente, multitud de jóvenes y antiguos combatientes de la División Azul y la «LEV» consiguieron llegar hasta la Francia ocupada y reengancharse de nuevo en las filas del ejército nazi.
Una vez que se contó con una buena cantidad de soldados españoles, se formaron con ellos dos unidades que fueron incluidas dentro de las Waffen SS –unas fuerzas que son definidas por el historiador Jean-Luc Leleu como «una organización militarizada armada surgida de las SS, las tropas que se encargaban de la protección del Führer»-. «Hay que diferenciar entre las SS y las Waffen SS. La segunda era el brazo militar de la primera, que representaba al nazismo. Los alemanes incluyeron a todos los combatientes extranjeros en las Waffen SS por una cuestión de organización y comodidad», completa el autor español en declaraciones a ABC.
Posteriormente, y tras decenas de bajas, se introdujo a los hispanos en la conocida como División Valona alemana –grupo en que los nazis incluyeron a la mayoría de extranjeros que querían luchar a su favor en los momentos finales de la II Guerra Mundial-. Pero, para entonces, la retirada de los ejércitos de Hitler era más que evidente. Uno de los últimos combates de los españoles destinados en la Valona se produjo a finales de enero de 1945 en Stargard, una pequeña ciudad a menos de 100 kilómetros de Berlín. Allí, el empuje soviético terminó –a base de artillería y carros de combate- con los restos de esta unidad, que no tuvo más remedio que correr hacia la capital del Reich para salvar la vida.
Tras la derrota y la separación de los españoles que se hallaban ubicados en la División Valona, Miguel Ezquerra recibió la orden de formar una unidad compuesta con los retazos de los soldados hispanos que, por aquí y por allá, se habían ido disgregando cada vez más. Este español no contaba por entonces más de 32 años, pero ya había demostrado su valía a nivel militar en la Guerra Civil. Posteriormente, también había partido a Rusia como voluntario y, después de ser repatriado a España, había cruzado en secreto la frontera con Francia para ponerse a las órdenes de Hitler con el objetivo de combatir junto a aquellos que luchaban a sangre, fuego y esvástica contra el comunismo.
«El capitán Miguel Ezquerra, un veterano de la División Azul que después de que ésta fuera repatriada había permanecido combatiendo con los alemanes, recibió el encargo de formar una unidad exclusivamente española. Ezquerra reclutó a veteranos de la “LEV”, obreros españoles que habían acudido a trabajar a Alemania, estudiantes, algunos voluntarios que se habían atrevido a cruzar los Pirineos a pesar de la prohibición de Franco, y gente que huía de la Justicia», explica el escritor español, en este caso, en su obra. Tras recorrer ciudades, pueblos y campos buscando voluntarios, Ezquerra logró reunir a más de 300 hombres que fueron incluidos en las Waffen SS.
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