Policías marroquíes desalojan de inmigrantes el Monte Gurugú
Uno de los rincones ocupados por los inmigrantes del Monte Gurugú. ALBERTO DI LOLLI
Fuentes de la delegación cristiana de Nador han confirmado a EL MUNDO que los 12 campamentos de la zona fronteriza entre Nador y Melilla serán desalojados hoy mismo. Este periódico ha podido comprobar como un gran número de policías se ha dirigido esta mañana al monte Gurugú para proceder al desalojo.
La policía lleva todo el día haciendo redadas en la zona y ha trasladado a varios subsaharianos a ciudades como Fez, Meknés o Rabat, según informaciones de varios inmigrantes de Costa de Marfil. Pero no es la primera vez que algo así ocurre en el Gurugú. En agosto del año pasado, la autoridades marroquíes intentaron desalojar la zona, pero muchos de los chicos huyeron y volvieron al monte días después.
Rabat anunciaba ayer a las 19.00 horas en una rueda de prensa que los numerosos campamentos que se extienden por todo Marruecos, 12 en la provincia de Nador en los pasos fronterizos con Melilla del Barrio chino, Beni Ansa y Farhana, sería desmantelados, pero nadie pensó que sería tan rápido.
Forma parte del proceso de regularización que está llevando a cabo Marruecos, que ha regularizado a 18.000 subsaharianos de 28.000 que lo pidieron. El salto masivo de 400 inmigrantes esta noche, de los cuales 30 han conseguido pasar a Melilla, ha influido en la decisión de las autoridades marroquíes de proceder al desalojo de forma inmediata. El desmantelamiento se lleva a cabo un día después de la declaraciones del Ministro de Interior español, en las que aseguraba que ninguno de los subsaharianos que intentasen entrar a España saltando la valla podrían solicitar asilo en las oficinas que se inaugurarán en marzo en las ciudades autónomas de Ceuta y Melilla.
Miles de subsaharianos -no se puede ofrecer cifra aproximada debido al constante movimientos de gente que va y viene de los campamentos- viven desde hace décadas en la cima del monte Gurugú. Liones Cooh, de 30 años, el jefe del gueto de Camerún (debido a que es el que más antiguo de los cameruneses que malviven en las tiendas que ellos mismos han improvisado en la cima de la montaña) lleva tres años sobreviviendo como puede. Ha intentado cruzar una decena de veces y en su cuerpo aún perduran las cicatrices que las concertinas dejaron en su piel para siempre. Un corte de diez centímetros en el costado e incontables cicatrices en las manos, brazos y piernas expresan sin palabras las ganas que este joven guineano tiene de vivir el sueño europeo. Sin embargo, sus ojos desganados y su mirada intensa y desconfiada expresan la desilusión que los intentos frustrados de tener una vida en la tierra prometida le han robado su inocencia.
La policía lleva todo el día haciendo redadas en la zona y ha trasladado a varios subsaharianos a ciudades como Fez, Meknés o Rabat, según informaciones de varios inmigrantes de Costa de Marfil. Pero no es la primera vez que algo así ocurre en el Gurugú. En agosto del año pasado, la autoridades marroquíes intentaron desalojar la zona, pero muchos de los chicos huyeron y volvieron al monte días después.
Rabat anunciaba ayer a las 19.00 horas en una rueda de prensa que los numerosos campamentos que se extienden por todo Marruecos, 12 en la provincia de Nador en los pasos fronterizos con Melilla del Barrio chino, Beni Ansa y Farhana, sería desmantelados, pero nadie pensó que sería tan rápido.
Forma parte del proceso de regularización que está llevando a cabo Marruecos, que ha regularizado a 18.000 subsaharianos de 28.000 que lo pidieron. El salto masivo de 400 inmigrantes esta noche, de los cuales 30 han conseguido pasar a Melilla, ha influido en la decisión de las autoridades marroquíes de proceder al desalojo de forma inmediata. El desmantelamiento se lleva a cabo un día después de la declaraciones del Ministro de Interior español, en las que aseguraba que ninguno de los subsaharianos que intentasen entrar a España saltando la valla podrían solicitar asilo en las oficinas que se inaugurarán en marzo en las ciudades autónomas de Ceuta y Melilla.
Miles de subsaharianos -no se puede ofrecer cifra aproximada debido al constante movimientos de gente que va y viene de los campamentos- viven desde hace décadas en la cima del monte Gurugú. Liones Cooh, de 30 años, el jefe del gueto de Camerún (debido a que es el que más antiguo de los cameruneses que malviven en las tiendas que ellos mismos han improvisado en la cima de la montaña) lleva tres años sobreviviendo como puede. Ha intentado cruzar una decena de veces y en su cuerpo aún perduran las cicatrices que las concertinas dejaron en su piel para siempre. Un corte de diez centímetros en el costado e incontables cicatrices en las manos, brazos y piernas expresan sin palabras las ganas que este joven guineano tiene de vivir el sueño europeo. Sin embargo, sus ojos desganados y su mirada intensa y desconfiada expresan la desilusión que los intentos frustrados de tener una vida en la tierra prometida le han robado su inocencia.
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