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martes, 9 de diciembre de 2014

UN POLICÍA NACIONA EN VIGO : MI MADRE SE GASTO 500€ Y ME REGALÓ UN "CHALECO ANTIBALAS"

«Mi madre me regaló el chaleco antibalas. Se gastó 500 euros para estar tranquila», afirma un policía nacional de Vigo

Tras la muerte de Vanessa Lage, este agente patrulla siempre protegido

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El policía nacional muestra el chaleco antibalas que le compró su madre para patrullar. XOÁN CARLOS GIL

Ángel, nombre ficticio, es un policía nacional de Vigo que tras la muerte a tiros de su compañera Vanessa Lage ha recuperado el chaleco antibalas que le regaló su madre hace ocho años, cuando prestaba servicio en un barrio peligroso de Madrid. A otros se lo regalan sus novias cuando salen de la Academia, aunque con la crisis se ha perdido en gran parte esa tradición.
 
-¿Desde cuando usa un chaleco antibalas personal?
 
-Desde que juré el cargo, hace una década, y fui destinado a Madrid. Me tocó en un sitio donde había muchos atracos y alunizajes, y mi madre estaba preocupada. Yo no tenía chaleco, la solución era comprar uno pero costaba 500 o 600 euros y mi sueldo en Madrid no daba para más.
-¿Su madre fue a una armería?
 
-No. Mi madre me dijo: ?¡Mira uno y te lo pago yo! Yo no estoy tranquila en casa con todas las cosas que pasan?. Eso fue hace ocho años. Luego, me lo traje a Vigo y me quedan dos años para que el chaleco caduque.
 
-¿Cómo se siente desde que patrulla con esa protección?
 
-Te da seguridad porque no es lo mismo llevar uno personal que los que suelen ir incluidos dentro del coche, más antiguos, pesados y de talla única. Tienen placas de acero muy pesadas y, en mi opinión, no son operativos. Te tapan hasta el cuello y no te puedes mover. Nadie se lo pone si no lo necesita. Si te parece incómodo, puedes llevar otro, pero te lo tienes que pagar tú.
-¿Su chaleco personal está autorizado por las normas oficiales?
 
-Sí, pero con una salvedad. Tuve que tunearlo porque, salido de tienda, no lleva distintivos oficiales, ni la placa, ni el número del carné profesional, que siempre tienen que estar visibles. Fui a una serigrafía y me imprimieron en la espalda las siglas de la policía y delante la placa para quedar identificado sin dar lugar a ningún género de dudas.
-¿Tiene muchos compañeros que usan un chaleco regalado?
 
-Sí, porque aquí hay muchos agentes que vienen de fuera, de destinos en ciudades grandes como Madrid y Barcelona. Allí hay más riesgos y necesitan los chalecos.
-¿Y en Vigo hay riesgos?
 
-Sí, el otro día los agentes entraron en una casa y una mujer con problemas psiquiátricos se abalanzó sobre ellos y les dio dos punzadas en el escudo que llevaban. Hace poco un menor con un arma blanca se enfrentó a otra patrulla, pero consiguieron que la entregase. Pero no siempre te hacen caso y aquí suele haber servicios con pacientes psiquiátricos violentos. No sabes qué te puede tocar. La muerte de un agente a cuchilladas en Málaga y lo de Vanessa son suficientes avisos.
-¿Cómo se coloca su chaleco?
 
-Es un chaleco interior, y es otra cosa distinta de los viejos porque es ceñido, hecho de Kevlar, más funcional que los otros, y da mayor nivel de protección contra balas y cuchillos. En mi caso, prefiero llevarlo siempre puesto por fuera del uniforme porque es más cómodo y porque por dentro sudas porque no ventila.
-¿Va a comprar otro?
 
-Esperaré a ver si las autoridades se plantean darnos uno a cada uno. Si no lo dan, tendré que pagarme otro de mi bolsillo.
 
-¿Qué le pasó a Vanessa?
 
-Su unidad, la UPR, no tenía chalecos individuales asignados. No sé si lo llevaban en el coche.
-Dice que los coches patrulla llevan chalecos pesados, ¿pero no valen para una emergencia?
-A veces llevan uno, dos o ninguno. Si ocurre algo de repente y tus compañeros de piden ayuda no te puedes parar a ponerte el chaleco. Tienes que ir rápido, no piensas en tu vida sino en que, por unos segundos, puedes salvar a una persona. Hay que tener mucha sangre fría cuando te piden auxilio para parar el coche y ponerte el chaleco. Pierdes tiempo y eso no es ser policía.
 
-¿Usa mucho el chaleco?
 
-Sí, siempre me lo pongo, porque la calle se está poniendo fea. Aquí cada vez hay más atracos con pistola o con cuchillo. Si es una llamada urgente o pasas por una calle próxima a donde pasan las cosas, no te paras a poner el chaleco. Yo no voy a esperar otro aviso más. Tras la muerte de Vanessa le dije a mi compañero que tomaría medidas de protección.
 
-¿Qué propondría usted?
 
-Que el Gobierno dé más protección a los que protegemos al ciudadano porque ¿a nosotros quién nos protege? Hay que gastar dinero en lo que es el trabajo y el chaleco debe ser un complemento del uniforme. Si lo de Vanessa y Vicente ocurriese en una empresa privada, ya habrían juzgado al jefe por no velar por la seguridad de sus empleados.
 
 

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