El presidente ucranio afirma que el Ejército atacará para "liberar" el este
Poroshenko da por finalizada la tregua tras aceptar con Putin una nueva ronda de negociaciones con los separatistas prorrusos
El presidente ucraniano, Petro Poroshenko, ha anunciado esta noche el fin del alto el fuego unilateral y una ofensiva contra las milicias separatistas del este del país para "liberar" la zona del Donbas, según un comunicado colgado en la web presidencial. "Vamos a atacar y vamos a liberar nuestra tierra", dice el texto. "La no renovación del alto el fuego es nuestra respuesta a los terroristas, rebeldes, saqueadores, todos aquellos que se burlan de los civiles que trabajan paralizando la economía de la región", dijo en un discurso a la nación.
El Gobierno de Kiev ha acusado a los rebeldes de haber violado el alto al fuego, que decretó unilateralmente el día 20, pese a que los prorrusos aceptaron la tregua tres días después. Según el ministro de Exteriores 27 soldados han muerto durante esos 10 días.
Horas antes, Poroshenko se había comprometido, al igual que el presidente de Rusia, Vladímir Putin, a trabajar en la consecución de un alto el fuego bilateral entre las autoridades de Kiev y los separatistas prorrusos del este del país. Ambos mandatarios, que mantuvieron conversaciones telefónicas a cuatro bandas con la canciller alemana, Angela Merkel, y el presidente de Francia, Francois Hollande, acordaron también iniciar una nueva ronda de negociaciones con los rebeldes prorrusos y reafirmaron su intención de organizar controles fronterizos eficaces entre los dos países.
Estas eran algunas de las exigencias del ultimátum dado por los jefes de Estado y de Gobierno de la UE a Moscú el pasado viernes, durante el último Consejo Europeo en Bruselas.
El acuerdo al que han llegado Kiev y Moscú para disminuir la tensión en el este del Ucrania debe conducir a un alto el fuego bilateral que reemplace al unilateral decretado por Poroshenko la semana pasada y que el viernes fue extendido hasta las diez de la noche de hoy (una hora menos en la Península). Desde que comenzó la crisis, más de 400 personas han perecido debido a los enfrentamientos entre separatistas y partidarios del Gobierno central de Kiev.
Bruselas amenazó con más sanciones a Rusia si el Kremlin no se implicaba realmente en conseguir que la tensión se rebajara en la zona del conflicto, donde separatistas prorrusos han proclamado las denominadas Repúblicas Populares de Lugansk y Donetsk. Con anterioridad, el martes pasado, Putin propuso al Senado ruso que revocara el permiso para utilizar al Ejército en el país vecino que le había otorgado el primer de marzo. La Cámara Alta rusa, sin embargo, todavía no se ha pronunciado al respecto.
Durante la conversación telefónica mantenida entre los dirigentes, la tercera a cuatro bandas y que según París fue larga, Poroshenko y Putin acordaron asimismo cooperar para conseguir la liberación de más rehenes y prisioneros según listas establecidas. Las autoridades rebeldes también señalaron este lunes estar interesadas en un intercambio de prisioneros «lo más rápido posible».
Kiev y Moscú desean crear rápidamente un mecanismo de control eficaz de la frontera entre ambos países con la supervisión de la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE). Concretamente, se comprometieron a trabajar en la «definición de las modalidades de control de la frontera en los tres pasos de Izvarino, Dolzhanski y Kraznopartizansk».
Putin ha declarado estar no solo a favor de la prolongación del alto el fuego, sino que ha expresado la urgente necesidad de un sistema de supervisión para que este realmente se cumpla. El Kremlin considera que en ello debería implicarse asimismo a la OSCE.
Tanto Moscú como los rebeldes han denunciado las frecuentes violaciones del alto el fuego. Durante la semana, algunos proyectiles cayeron incluso en territorio ruso causando daños en una aduana del puesto fronterizo de Bukovo, en la provincia de Rostov.
Mientras tanto, en Kiev, los batallones de voluntarios Donbás, Dnieper y Aidar, junto con el Consejo de los Cien del Maidán y otras organizaciones ucranias, ha instado al presidente Poroshenko a poner fin a la tregua, reconocer que el país vive una guerra, imponer el estado de excepción y entregar armas a los voluntarios dispuestos a combatir en el este del país.
El Gobierno de Kiev ha acusado a los rebeldes de haber violado el alto al fuego, que decretó unilateralmente el día 20, pese a que los prorrusos aceptaron la tregua tres días después. Según el ministro de Exteriores 27 soldados han muerto durante esos 10 días.
Horas antes, Poroshenko se había comprometido, al igual que el presidente de Rusia, Vladímir Putin, a trabajar en la consecución de un alto el fuego bilateral entre las autoridades de Kiev y los separatistas prorrusos del este del país. Ambos mandatarios, que mantuvieron conversaciones telefónicas a cuatro bandas con la canciller alemana, Angela Merkel, y el presidente de Francia, Francois Hollande, acordaron también iniciar una nueva ronda de negociaciones con los rebeldes prorrusos y reafirmaron su intención de organizar controles fronterizos eficaces entre los dos países.
Estas eran algunas de las exigencias del ultimátum dado por los jefes de Estado y de Gobierno de la UE a Moscú el pasado viernes, durante el último Consejo Europeo en Bruselas.
El acuerdo al que han llegado Kiev y Moscú para disminuir la tensión en el este del Ucrania debe conducir a un alto el fuego bilateral que reemplace al unilateral decretado por Poroshenko la semana pasada y que el viernes fue extendido hasta las diez de la noche de hoy (una hora menos en la Península). Desde que comenzó la crisis, más de 400 personas han perecido debido a los enfrentamientos entre separatistas y partidarios del Gobierno central de Kiev.
Bruselas amenazó con más sanciones a Rusia si el Kremlin no se implicaba realmente en conseguir que la tensión se rebajara en la zona del conflicto, donde separatistas prorrusos han proclamado las denominadas Repúblicas Populares de Lugansk y Donetsk. Con anterioridad, el martes pasado, Putin propuso al Senado ruso que revocara el permiso para utilizar al Ejército en el país vecino que le había otorgado el primer de marzo. La Cámara Alta rusa, sin embargo, todavía no se ha pronunciado al respecto.
Durante la conversación telefónica mantenida entre los dirigentes, la tercera a cuatro bandas y que según París fue larga, Poroshenko y Putin acordaron asimismo cooperar para conseguir la liberación de más rehenes y prisioneros según listas establecidas. Las autoridades rebeldes también señalaron este lunes estar interesadas en un intercambio de prisioneros «lo más rápido posible».
Kiev y Moscú desean crear rápidamente un mecanismo de control eficaz de la frontera entre ambos países con la supervisión de la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE). Concretamente, se comprometieron a trabajar en la «definición de las modalidades de control de la frontera en los tres pasos de Izvarino, Dolzhanski y Kraznopartizansk».
Putin ha declarado estar no solo a favor de la prolongación del alto el fuego, sino que ha expresado la urgente necesidad de un sistema de supervisión para que este realmente se cumpla. El Kremlin considera que en ello debería implicarse asimismo a la OSCE.
Tanto Moscú como los rebeldes han denunciado las frecuentes violaciones del alto el fuego. Durante la semana, algunos proyectiles cayeron incluso en territorio ruso causando daños en una aduana del puesto fronterizo de Bukovo, en la provincia de Rostov.
Mientras tanto, en Kiev, los batallones de voluntarios Donbás, Dnieper y Aidar, junto con el Consejo de los Cien del Maidán y otras organizaciones ucranias, ha instado al presidente Poroshenko a poner fin a la tregua, reconocer que el país vive una guerra, imponer el estado de excepción y entregar armas a los voluntarios dispuestos a combatir en el este del país.
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