Tercios de España – La Pistola Tercerola
octubre 28, 2013 en Edad Moderna
Retomando nuestra Serie GEHM sobre los Tercios de España, hablaremos hoy de la pistola tercerola, arma de fuego desarrollada y evolucionada para combatir a caballo.
El origen de la pistola se encuentra en Alemania, y obedece a la necesidad de dotar a la caballería de un arma de fuego. Desde principios del siglo XVI la caballería pesada medieval, armada con lanza, ya no era rival para los cuadros de picas y arcabuces de la infantería, lo que provocó su decadencia en los campos de batalla.
Los arcabuces no eran aptos para equipar a la caballería pesada, por su tamaño, su dificultad para las recargas y su mecanismo de fuego, que empleaba mechas que se apagaban o consumían si no se tenía un especial cuidado.
Con el surgimiento de la llave de rueda, y posteriormente con la de chispa o pedernal, se abre la posibilidad de equipar a la caballería con arcabuces más pequeños que pueden ser disparados a voluntad por el jinete sin tener que preocuparse de la mecha. Es el desarrollo de este concepto a lo largo de siglo y medio lo que llevará a fijar los estándares del arma que se conoce como pistola.
véase la funda de la tercerola en la silla de montar
La llave de rueda conseguía la chispa mediante la fricción de un disco o rueda contra una pieza de pirita de hierro. Al disco se le daba cuerda, liberándose la tensión cuando se oprimía el gatillo, produciendo el giro de aquella a gran velocidad. A su vez un muelle oprimía la pirita contra la rueda, lo que provocaba chispas que prendían el cebo de la cazoleta.
La llave de rueda, por lo complejo de su mecanismo no aguantaba las inclemencias de la intemperie en las campañas, y fue gradualmente sustituida por la llave de chispa o pedernal, que consistía en un serpentín o pie de gato, que llevaba en su extremo un pedernal. Al ser accionado el gatillo, el pedernal golpeaba el rastrillo y producía una chispa en la cazoleta.
Tercerola con mecanismo de rueda
Las pistolas se llevaban en la parte delantera de la silla de montar por parejas en sendas fundas de cuero a cada lado del arzón. Los cañones de las pistolas de caballería solían ser más largos para aprovechar al máximo la potencia de fuego. Medían alrededor de 60cm y podían derribar a un jinete enemigo a una distancia de 8 a 10 metros. Las balas eran de plomo y esféricas. Normalmente, junto al arma, se suministraba una turquesa con el calibre ajustado para la fundición de las balas, que cada soldado debía procurarse.
Turquesa para la fabricación de balas
La pistola prescinde de la culata del arcabuz, por no tener utilidad a caballo, y se sustituye por un pomo curvo y de grosor superior a la caja para permitir desenfundar con facilidad con los guantes puestos. Para impedir que el gatillo de la pistola se enganchase en el equipo o se disparase fortuitamente, se incorporaba un guardamonte fijado a la caja del arma.
Tercerola con mecanismo de chispa
En la Edad Moderna, la fabricación de las armas era artesanal por lo que no había estandarización de clases o calibres. Esta circunstancia dio pie a la aparición de armas aptas para la caballería que fueron recibiendo diferentes nombres, como Tercerola, Carabina, Arcabuz de Caballería o Pistolete, aunque todas en origen proceden de un antepasado común: el arcabuz.
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