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miércoles, 16 de enero de 2013

GAGOMILITARIA NOTICIAS. MALÍ, TODAS FUERZAS POLÍTICAS FRANCESAS, ESTÁN CON HOLLANDE


Las fuerzas políticas de Francia cierran filas junto a Hollande

Día 16/01/2013 - 02.45h

Ante el temor de quienes prevén una guerra larga, el presidente responde que esta es una misión limitada en el tiempo: «No nos quedaremos en Malí»

La intervención militar de Francia en Malí es apoyada por la gran mayoría de las fuerzas políticas, unidas, siempre, en las grandes cuestiones que afectan a la seguridad nacional. La Unión por un Movimiento Popular (UMP, centro derecha) apoya sin reservas la decisión de Hollande.

Y varios de sus principales representantes hacen causa común con la diplomacia nacional. A la izquierda, Partido Socialista y Radicales de izquierda apoyan al gobierno, sin fisuras. El Frente de Izquierdas y los Verdes expresan algunas «reservas tácticas», sin ninguna crítica de fondo. El Frente Nacional (extrema derecha) de Marine Le Pen guarda silencio, evitando la crítica y el apoyo expreso.

Asimismo, en la calle tres de cada cuatro ciudadanos apoyan la decisión de Hollande, según un estudio del instituto demoscópico BVA. Nunca una intervención armada contó con tanto respaldo en Francia.

Así las cosas, François Hollande ha intentado conseguir apoyos diplomáticos y, sobre todo, económicos, en un viaje de ida y vuelta a los Emiratos Árabes Unidos (EAU). El jefe del estado galo confirmó asimismo el «refuerzo» de tropas terrestres enviadas a Malí y sugirió la posible intervención de las unidades del arma aérea estacionada en Abu Dhabi, pese a que algunos especialistas militares subrayan las inflamables ambigüedades de la operación y el simplismo de la versión gubernamental de la «lucha contra el terrorismo islamista».

Frente a estas reticencias, Hollande responde:«No tenemos intención de quedarnos en Malí». A la vez que insiste en que esta será una operación de carácter «excepcional» y «limitada en el tiempo», aunque no ofreció estimaciones que den una idea aproximada de su duración.

Hollande anunció la llegada de refuerzos terrestres, en siete o diez días, hasta completar un contingente de 2.500 hombres.


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Hollande: “Francia tiene como objetivo destruir a los terroristas”

París niega que la intervención militar en Malí responda a intereses económicos y lamenta las “lamentables ausencias” de algunos países occidentales sobre el terreno

El conflicto ha provocado ya unos 150.000 refugiados y 230.000 desplazados, según la ONU



Soldados del 2º Regimiento de Infantería de Marina francés llegan este martes a la base militar de Bamako para su despliegue en el norte de Malí. / VÍDEO: REUTERS-LIVE | FOTO: ISSOUF SANOGO (AFP)

Replicando a las críticas de algunos medios conservadores europeos, como el Financial Times y el Frankfurter Allgemeine Zeitung, que han acusado a François Hollande de haber cambiado sus principios sobre la marcha, de resucitar viejas actitudes colonialistas, de defender intereses económicos más o menos espurios y de intentar ganar popularidad con la intervención armada en Malí, el presidente francés aseguró este martes durante una visita a los Emiratos Árabes Unidos que Francia no tiene la menor intención “de quedarse” en su excolonia, y aseguró que la operación, que solo buscaba defender a los ciudadanos franceses que viven en Bamako, será “limitada en el tiempo” y es “una excepción” a la regla general.

Hollande desdeñó las afirmaciones que señalan que ha decidido intervenir en el polvorín islamista del Sahel para proteger a las empresas que extraen materias primas baratas en la zona, entre otras el uranio barato de la vecina Níger que permite funcionar a las centrales nucleares galas. “No estamos en Malí para defender a nuestras empresas sino a nuestros ciudadanos”, dijo el presidente, que aseguró que la misión tiene tres objetivos. “Primero, frenar la agresión terrorista, que buscaba hacerse con el control de todo el país, incluida Bamako. Después proteger la capital, donde viven varios miles de ciudadanos franceses. Y finalmente, permitir a Malí recuperar su integridad territorial”.

Esta última tarea, afirmó el jefe del Estado,“será confiada a una fuerza africana que tendrá nuestro apoyo y que estará pronto sobre el terreno”. Hollande calculó que hará falta “una semana” para que se desplieguen las tropas de la Comunidad Económica de Estados de África Occidental (CEDEAO). La ONU respaldó ayer la intervención militar gala y volvió a pedir un proceso político de reconciliación nacional para zanjar un conflicto que, según la ONU, ha dejado 150.000 refugiados en los países vecinos (Mauritania, Níger, Burkina Faso y Argelia) y 230.000 desplazados en el interior del país.



Recurriendo de nuevo a una retórica bélica desconocida en él, Hollande dio algunos datos sobre el operativo. Dijo que Francia había realizado “nuevos ataques durante la noche”, que se han desplegado ya 750 soldados en el país subsahariano y que la idea es enviar un total de 2.500 militares. Su objetivo, explicó, será “destruir a los terroristas y, si es posible, tomarlos como prisioneros”.

Pese a todo, prosiguió, la intervención no implica un regreso a los preceptos de la “Françafrique”, término despectivo que designa los viejos usos colonialistas: “No tiene nada que ver con las prácticas de otros tiempos. París solo debe intervenir en África de manera excepcional, a título excepcional y por un tiempo limitado, y eso será lo que haremos”.

Aunque prefirió ser prudente y no se quejó, es notorio que el inquilino socialista del Elíseo está molesto por las críticas vertidas desde países que según París no han respondido con la implicación suficiente —Alemania, Reino Unido y Estados Unidos— a este nuevo episodio de la guerra contra el terrorismo de Al Qaeda, que según el exministro de Exteriores Alain Juppé será “larga, cara y complicada de zanjar” y que según Le Figaro “Francia no puede combatir sola”.

Solo un miembro secundario del Gobierno, el ministro de Relaciones con el Parlamento, Alain Vidalies, se atrevió a deplorar en público “la mínima movilización de Europa”. Vidalies citó “algunas ausencias lamentables”, sin dar nombres, y enfatizó que “Francia no ha decidido actuar en solitario sino que han sido los acontecimientos los que han dictado la respuesta”.

Aunque ninguna fuente oficial osa levantar la voz contra la Administración de Barack Obama, París también está sorprendido por la actitud de Susan Rice, la embajadora estadounidense ante la ONU. Hace unos meses, Rice descartó apoyar el proyecto impulsado por Francia para movilizar tropas africanas en Malí usando una expresión nada diplomática —“es un plan de mierda”, dijo—, y el sábado volvió a irritar al afirmar que la petición de ayuda enviada a Naciones Unidas por el presidente maliense, Dioncounda Traoré, se podía resumir con la fórmula “¡Socorro, Francia!”.

En París asombra menos que Estados Unidos, que gastó 500 millones de euros en instruir y formar al Ejército maliense, haya decidido limitar su participación sobre el terreno a la concesión de ayuda logística y el envío de aviones no tripulados. Una buena razón es el inmenso desgaste sufrido en Afganistán, donde Hollande ordenó retirar a sus tropas un año antes de lo previsto. Y otra es que numerosos militares formados por los estadounidenses en Malí se pasaron a los rebeldes con armas y bagajes, mientras un capitán entrenado por Washington lideraba un golpe de Estado.

El malestar de Francia con la Unión Europea es aún mayor, aunque parece que Bruselas y su guía habitual, Berlín, se van dando cuenta poco a poco de la necesidad de arrimar el hombro tras marear la perdiz durante todo el fin de semana. El martes, la jefa de la diplomacia europea, la británica Catherine Ashton, anunció que los ministros de Exteriores de la UE se reunirían probablemente el jueves “para valorar posibles acciones de apoyo a Malí”. Ashton señaló que es importante dar una “respuesta internacional unificada”.

La inquietud ante la guerra de Malí es, en todo caso, creciente entre los franceses. Como escribía Le Monde, “se sabe cómo empiezan estas operaciones militares, pero nunca se sabe cómo terminan. O, mejor, se sabe que la mayor parte de ellas han terminado muy mal".


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París quiere evitar una «guerra colonialista»

  • Hollande niega intereses económicos en la misión de Mali, pese a actuar de forma unilateral, y espera el refuerzo africano



Soldados franceses se preparan para nuevas operaciones, ayer, en un hangar de la capital de Mali, Bamako
Soldados franceses se preparan para nuevas operaciones, ayer, en un hangar de la capital de Mali, Bamako






Si aún quedaban dudas sobre los porqués de la intervención francesa en Mali, François Hollande las despejó ayer todas, o casi. Mientras se espera el despliegue de las fuerzas africanas con cerca de 3.300 hombres, Francia continuará liderando la ofensiva que inició el viernes contra las milicias salafistas hasta que pueda pasar el testigo. «No tenemos vocación de permanecer en Mali», reiteró ayer el presidente francés desde Dubái tras recabar un velado apoyo de los Emiratos Árabes Unidos que podría traducirse en una potencial «ayuda militar». Aunque se ha puesto como compromiso que cuando su Ejército abandone Mali, haya «unas autoridades legítimas, un proceso electoral y no queden terroristas».

En cualquier caso, el socialista quiso dejar claro que la actuación militar gala se producía «dentro de la legalidad internacional», «en nombre de la ONU», «por un periodo excepcional y un tiempo limitado». Francia, que interviene como «país amigo», aseguró, «no tiene ningún interés» salvo sus propios nacionales, unos 6.000 en la región sur de Bamako.

Durante décadas, París ha ejercido de «gendarme» en África, defendiendo regímenes de dudosa democracia y grandes empresas con intereses muy particulares. «Esto nada tiene que ver con políticas de otro tiempo», dijo Hollande refiriéndose a su decisión de acudir al rescate de Mali tras la petición de ayuda expresa por parte de este país. La misión gala se resume en tres objetivos, según explicó ante la Prensa el mandatario: detener la agresión terrorista, proteger Bamako y permitir a Mali recobrar su integridad territorial, tarea que competerá a la fuerza de intervención africana con apoyo militar francés. «Son los africanos los que han de garantizar su propia protección», zanjó Hollande saliendo al paso de eventuales acusaciones de tipo «colonialista».

Sobre los terroristas, no pudo ser más explícito: «El objetivo es destruirlos. Atraparlos, detenerlos y tratar de que no puedan hacer más daño». Los yihadistas retienen a ocho rehenes franceses cuyas vidas peligran aún más desde que Francia lanzara la «Operación Serval». Sin embargo, para Hollande, que prometió hacer todo lo posible para liberarlos, «la intervención era la única solución». Y designó al terrorismo, «que amenaza Mali, África y Europa», como «único adversario».

Conforme avanza la operación sobre el terreno, donde los bombardeos selectivos se han intensificado en las últimas horas y se siguen concentrando en el centro-oeste de Mali para recuperar la ciudad de Diabali, los detalles operativos se van precisando. Ayer llegó a Bamako una columna de blindados franceses procedente de Costa de Marfil para completar un contingente de 800 hombres que progresivamente aumentará hasta los 2.500, según el ministro de Defensa, Jean-Yves Le Drian. Las primeras incursiones terrestres se preparan ayer en la capital de Mali, desde donde partieron una treintena de blindados en ruta hacia el norte, ampliando los ataques, hasta ahora, exclusivamente aéreos.

En seis días de contraofensiva frente a los islamistas, las fuerzas franco-malienses han conseguido liberar ciudades como Konna y Douentza, y desmantelar bastiones como Goa, en el norte y este de Mali, donde facciones de Ansar al Din, AQMI y MUJAO se han replegado. Sin embargo, París reconoce que se enfrente a un adversario «ágil, determinado, muy bien equipado y entrenado y dispuesto a camuflarse en el relieve y la vegetación». La guerra ha provocado ya el éxodo de 150.000 personas, según ACNUR.

En Francia, el primer ministro se felicitaba de la unidad sin fisuras de los principales partidos sobre la intervención militar, que hoy será debatida en la Asamblea Nacional, aunque sin votación.


Homenaje al piloto fallecido


El jefe de batallón Damien Boiteux, de 41 años y piloto de helicóptero de las fuerzas especiales, ha sido la primera víctima francesa de la guerra en Mali. El primero en «morir por Francia» en este conflicto. Ayer, la nación le rindió un solemne homenaje en los Inválidos de París, donde el primer ministro francés, Jean-Marc Ayrault, destacó «el compromiso de una vida consagrada a la defensa de nuestro país. Hasta el sacrificio último». El militar, que deja a una viuda y un hijo, fue investido caballero de la Legión de Honor. Sobre su féretro figuraba la Cruz de esta orden.







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