Francia cede el testigo en Malí
París quiere que las tropas africanas le den el relevo cuanto antes en su excolonia
La asamblea de donantes recauda 338 millones para la estabilización del país

Un soldado maliense intenta dispersar una multitud que asalta una tienda perteneciente a un vecino árabe, en Tombuctú. / ERIC FEFERBERG (AFP)
Tras dos semanas de triunfal paseo militar de las fuerzas francesas hacia el norte de Malí, con los islamistas y los rebeldes tuareg huyendo de los bombardeos y de la posterior llegada de las tropas terrestres para refugiarse en el desierto y en las montañas de Kidal, muy cerca de Argelia, la guerra del Sahel entra en su segunda fase.
Francia quiere evitar a toda costa la “afganistización” del conflicto, es decir, una crónica e impopular presencia de sus tropas en suelo maliense, que se dedicarían a repeler las presumibles acciones de la guerrilla. París espera que los más de 6.000 soldados de la Misión Internacional de Ayuda a Malí (MISMA, por sus siglas en francés) le den el relevo lo antes posible y aseguren de forma permanente la integridad territorial de su excolonia.
“Estamos ganando la batalla de Malí”, dijo François Hollande tras recibir la confirmación de la pacífica toma de Tombuctú por las tropas francesas y malienses. “Pero en el norte del país hay terroristas escondidos que pueden llevar a cabo actividades extremadamente peligrosas para los países vecinos”, alertó.
Marcando la línea de ruptura con pasadas actitudes neocolonialistas en África, el presidente reiteró que “serán los africanos quienes hagan lo necesario para permitir que Malí recupere su integridad territorial”, y subrayó que Francia no tiene intención de quedarse de manera indefinida en el país.
Aunque no dio un plazo temporal a la salida, Hollande recalcó que las tropas africanas “deben tomar el relevo”, y enfatizó que las fuerzas galas tienen el deber de “hacer posible que los africanos puedan darle a Malí una estabilidad duradera” para que el país emprenda un proceso de democratización y reconciliación nacional.
El presidente maliense provisional, Dioncounda Traoré, declaró el martes en Adis Abeba (Etiopía), hablando ante la asamblea de países donantes para Malí y el Sahel, que espera convocar nuevas elecciones antes del 31 de julio próximo, y prometió que estas serán “limpias, transparentes y creíbles”.
El problema que ha retrasado el despliegue de la MISMA, el financiero, entró en vías de solución ayer porque los países reunidos en Adis Abeba se comprometieron a cubrir los 338 millones de euros que se calcula costará el operativo militar, según confirmó un dirigente de la Unión Africana, el comisario para la Paz y la Seguridad, Ramtane Mamamra.
El mayor donante será Japón, sensibilizado por la muerte de diez trabajadores nipones en el asalto a la planta gasística argelina de In Amenas, que aportará 89 millones de euros “para contribuir a la estabilidad” de la región. Estados Unidos concederá 71 millones en ayuda militar, el doble de lo anunciado en principio. La Unión Europea prometió 50 millones, la Unión Africana en torno a 35, y Francia añadirá 47 millones suplementarios al coste de la Operación Guepardo, según precisó desde la capital etíope el ministro de Exteriores, Laurent Fabius.
Fabius insistió a las autoridades malienses que deben “proseguir el camino de la democracia y ocuparse de la reconciliación nacional”, y les pidió que eviten cometer “tropelías que la comunidad internacional no podrá tolerar”, especialmente en las zonas reconquistadas a los islamistas.
Entre los países europeos, Alemania será el segundo mayor donante, con 15 millones de euros, Italia afirmó que dará tres millones, y España y Portugal no figuran en la lista, aunque según el responsable de la UA, a la ayuda económica hay que agregarle el apoyo material en equipos y entrenamiento.
La reticente Gran Bretaña también decidió apostar fuerte, y anunció que enviará a la zona del conflicto 240 militares: 200 ayudarán a la MISMA y 40 consejeros se integrarán en la Misión Europea de Consejo y Formación (EUTM), en la que también participan fuerzas españolas. La misión estará sobre el terreno a mediados de febrero, dijo su responsable, el general François Lecointre, y los primeros soldados empezarán a entrenar probablemente en abril en la base de Coulicoro, a 200 kilómetros de Bamako. “Los malienses están mal formados, mal pagados y mal equipados”, recordó Lecointre.
Desde Nueva York, el Fondo Monetario Internacional anunció que desbloqueará un préstamo rápido a Bamako de 13,7 millones de euros para “preservar la estabilidad macroeconómica y el crecimiento durante los próximos 12 meses”. Malí recibió en 2011 un crédito del FMI de 34 millones de euros, pero decidió anularlo tras el golpe de Estado —dirigido por un capitán formado por Estados Unidos— en marzo de 2012.
Pero la estabilidad de uno de los países más pobres y más grandes del mundo requerirá algo más que limosnas de los organismos que mueven los hilos de la crisis económica y moral. La toma de Tombuctú, que ha dado a esta guerra posmoderna e invisible un tono literario del siglo XIX, desembocó ayer en numerosos actos de pillaje y saqueo. Cientos de personas depauperadas asaltaron numerosos comercios, diciendo que pertenecían a árabes, cómplices según ellos de los islamistas ligados a Al Qaeda que controlaban la ciudad de los 333 santos.
Francia todavía tiene trabajo por hacer. Kidal, situada a 1.500 kilómetros de Bamako, y otras pequeñas poblaciones del norte del país, están todavía bajo control de los rebeldes tuareg del Movimiento Nacional por la Liberación del Azawad (MNLA) y del Movimiento Islámico del Azawad (MIA), estos últimos escindidos de Ansar Dine. El MLNA dice que no quiere enfrentarse al Ejército francés, sino impedir las venganzas del Ejército maliense. Sea como fuere, cientos de civiles han dejado Kidal para buscar refugio en Argelia, según dijo ACNUR, que afirmó que la situación alimentaria en esa zona es dramática.
Francia quiere evitar a toda costa la “afganistización” del conflicto, es decir, una crónica e impopular presencia de sus tropas en suelo maliense, que se dedicarían a repeler las presumibles acciones de la guerrilla. París espera que los más de 6.000 soldados de la Misión Internacional de Ayuda a Malí (MISMA, por sus siglas en francés) le den el relevo lo antes posible y aseguren de forma permanente la integridad territorial de su excolonia.
“Estamos ganando la batalla de Malí”, dijo François Hollande tras recibir la confirmación de la pacífica toma de Tombuctú por las tropas francesas y malienses. “Pero en el norte del país hay terroristas escondidos que pueden llevar a cabo actividades extremadamente peligrosas para los países vecinos”, alertó.
Marcando la línea de ruptura con pasadas actitudes neocolonialistas en África, el presidente reiteró que “serán los africanos quienes hagan lo necesario para permitir que Malí recupere su integridad territorial”, y subrayó que Francia no tiene intención de quedarse de manera indefinida en el país.
Aunque no dio un plazo temporal a la salida, Hollande recalcó que las tropas africanas “deben tomar el relevo”, y enfatizó que las fuerzas galas tienen el deber de “hacer posible que los africanos puedan darle a Malí una estabilidad duradera” para que el país emprenda un proceso de democratización y reconciliación nacional.
El presidente maliense provisional, Dioncounda Traoré, declaró el martes en Adis Abeba (Etiopía), hablando ante la asamblea de países donantes para Malí y el Sahel, que espera convocar nuevas elecciones antes del 31 de julio próximo, y prometió que estas serán “limpias, transparentes y creíbles”.
El problema que ha retrasado el despliegue de la MISMA, el financiero, entró en vías de solución ayer porque los países reunidos en Adis Abeba se comprometieron a cubrir los 338 millones de euros que se calcula costará el operativo militar, según confirmó un dirigente de la Unión Africana, el comisario para la Paz y la Seguridad, Ramtane Mamamra.
El mayor donante será Japón, sensibilizado por la muerte de diez trabajadores nipones en el asalto a la planta gasística argelina de In Amenas, que aportará 89 millones de euros “para contribuir a la estabilidad” de la región. Estados Unidos concederá 71 millones en ayuda militar, el doble de lo anunciado en principio. La Unión Europea prometió 50 millones, la Unión Africana en torno a 35, y Francia añadirá 47 millones suplementarios al coste de la Operación Guepardo, según precisó desde la capital etíope el ministro de Exteriores, Laurent Fabius.
Fabius insistió a las autoridades malienses que deben “proseguir el camino de la democracia y ocuparse de la reconciliación nacional”, y les pidió que eviten cometer “tropelías que la comunidad internacional no podrá tolerar”, especialmente en las zonas reconquistadas a los islamistas.
Entre los países europeos, Alemania será el segundo mayor donante, con 15 millones de euros, Italia afirmó que dará tres millones, y España y Portugal no figuran en la lista, aunque según el responsable de la UA, a la ayuda económica hay que agregarle el apoyo material en equipos y entrenamiento.
La reticente Gran Bretaña también decidió apostar fuerte, y anunció que enviará a la zona del conflicto 240 militares: 200 ayudarán a la MISMA y 40 consejeros se integrarán en la Misión Europea de Consejo y Formación (EUTM), en la que también participan fuerzas españolas. La misión estará sobre el terreno a mediados de febrero, dijo su responsable, el general François Lecointre, y los primeros soldados empezarán a entrenar probablemente en abril en la base de Coulicoro, a 200 kilómetros de Bamako. “Los malienses están mal formados, mal pagados y mal equipados”, recordó Lecointre.
Desde Nueva York, el Fondo Monetario Internacional anunció que desbloqueará un préstamo rápido a Bamako de 13,7 millones de euros para “preservar la estabilidad macroeconómica y el crecimiento durante los próximos 12 meses”. Malí recibió en 2011 un crédito del FMI de 34 millones de euros, pero decidió anularlo tras el golpe de Estado —dirigido por un capitán formado por Estados Unidos— en marzo de 2012.
Pero la estabilidad de uno de los países más pobres y más grandes del mundo requerirá algo más que limosnas de los organismos que mueven los hilos de la crisis económica y moral. La toma de Tombuctú, que ha dado a esta guerra posmoderna e invisible un tono literario del siglo XIX, desembocó ayer en numerosos actos de pillaje y saqueo. Cientos de personas depauperadas asaltaron numerosos comercios, diciendo que pertenecían a árabes, cómplices según ellos de los islamistas ligados a Al Qaeda que controlaban la ciudad de los 333 santos.
Francia todavía tiene trabajo por hacer. Kidal, situada a 1.500 kilómetros de Bamako, y otras pequeñas poblaciones del norte del país, están todavía bajo control de los rebeldes tuareg del Movimiento Nacional por la Liberación del Azawad (MNLA) y del Movimiento Islámico del Azawad (MIA), estos últimos escindidos de Ansar Dine. El MLNA dice que no quiere enfrentarse al Ejército francés, sino impedir las venganzas del Ejército maliense. Sea como fuere, cientos de civiles han dejado Kidal para buscar refugio en Argelia, según dijo ACNUR, que afirmó que la situación alimentaria en esa zona es dramática.
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africanas en Malí: voluntad sin medios
"Nos falta transporte, asistencia médica, material informático y helicópteros", explica el máximo responsable de las fuerzas africanas que apoyan a Francia

Jefes militares de las naciones africanas durante la reunión en Abiyán el sábado para planificar el apoyo en Malí. / THIERRY GOUEGNON (Reuters)
La Operación Serval, que el Ejército francés desarrolla en Malí, avanza hacia el norte del país haciendo retroceder a los islamistas con un apoyo europeo que por el momento se limita a la logística y 70 soldados belgas. La Misión Internacional de Apoyo a Malí (MISMA, en francés) la forman soldados de los países africanos occidentales. Es un contingente formado por 5.700 militares aportados por los países de la CEDEAO (Comunidad Económica de Estados de África Occidental), junto a 2.250 chadianos (Chad no pertenece a la CEDEAO).
“Quiero trabajar pero me faltan medios”, suspira con un desespero mesurado el general nigeriano Abdulkadir, comandante de la Misión Internacional de Apoyo a Malí. “Ya tenemos a más de 1.600 hombres sobre el terreno, ya estamos implicados y los franceses no hacen ni un movimiento sin informarnos”, intenta justificar el general Abdulkadir, pero los pocos efectivos que están en Malí llegan tarde y se limitan a asegurar las zonas que ya han sido tomadas por los franceses.
Con claridad el general señala las flaquezas de su misión: "Nos falta transporte, asistencia médica, material informático, helicópteros de combate y helicópteros para movilizar las tropas, entre otras cosas”. Por eso insiste que la reunión de donantes que se celebra el próximo día 29 de enero en Addis Abeba, es “crucial”. A estas alturas la cuestión de quién va a pagar la operación sigue siendo el gran interrogante, que mantiene semicongelado el despliegue. De esa conferencia dependerá el progreso y la credibilidad de la MISMA, una muleta que a Francia le conviene para convencer que “no está sola”, como decía su ministro de exteriores, Laurent Fabius, hace una semana en Abiyán, pero que es más útil como herramienta diplomática que como aliado militar.
El general Abdulkadir y los comandantes de los Ejércitos del occidente africano salieron del cuartel general del Ejército marfileño con un anuncio: han decidido aumentar el número de soldados que van a aportar a la MISMA. La previsión pasa a ser de 3.300 hombres a 5.700, contando además con nuevos países contribuyentes. Liberia, Guinea Bissau y Guinea Conakry se suman a los ocho que ya se habían ofrecido. Y a los que hay que añadir los 2.250 chadianos comprometidos. Una nueva promesa antes de haber podido cumplir la primera. En todo caso de momento ha habido más cumbres y resoluciones que movimientos militares. Eso sí, nadie se olvida de felicitar a Francia. “Están haciendo un trabajo maravilloso”, les alaba Abdulkadir.
El Chad no forma parte de la CEDEAO, el organismo regional del África Occidental, pero decidió contribuir a la MISMA. El aporte del Ejército chadiano se ha valorada muy positivamente porque posee la mejor dotación área en la región y por su valiosa experiencia en los terrenos áridos. Aunque también acarrea críticas por su actos violentos hacia los civiles.
“Quiero trabajar pero me faltan medios”, suspira con un desespero mesurado el general nigeriano Abdulkadir, comandante de la Misión Internacional de Apoyo a Malí. “Ya tenemos a más de 1.600 hombres sobre el terreno, ya estamos implicados y los franceses no hacen ni un movimiento sin informarnos”, intenta justificar el general Abdulkadir, pero los pocos efectivos que están en Malí llegan tarde y se limitan a asegurar las zonas que ya han sido tomadas por los franceses.
Con claridad el general señala las flaquezas de su misión: "Nos falta transporte, asistencia médica, material informático, helicópteros de combate y helicópteros para movilizar las tropas, entre otras cosas”. Por eso insiste que la reunión de donantes que se celebra el próximo día 29 de enero en Addis Abeba, es “crucial”. A estas alturas la cuestión de quién va a pagar la operación sigue siendo el gran interrogante, que mantiene semicongelado el despliegue. De esa conferencia dependerá el progreso y la credibilidad de la MISMA, una muleta que a Francia le conviene para convencer que “no está sola”, como decía su ministro de exteriores, Laurent Fabius, hace una semana en Abiyán, pero que es más útil como herramienta diplomática que como aliado militar.
El general Abdulkadir y los comandantes de los Ejércitos del occidente africano salieron del cuartel general del Ejército marfileño con un anuncio: han decidido aumentar el número de soldados que van a aportar a la MISMA. La previsión pasa a ser de 3.300 hombres a 5.700, contando además con nuevos países contribuyentes. Liberia, Guinea Bissau y Guinea Conakry se suman a los ocho que ya se habían ofrecido. Y a los que hay que añadir los 2.250 chadianos comprometidos. Una nueva promesa antes de haber podido cumplir la primera. En todo caso de momento ha habido más cumbres y resoluciones que movimientos militares. Eso sí, nadie se olvida de felicitar a Francia. “Están haciendo un trabajo maravilloso”, les alaba Abdulkadir.
El Chad no forma parte de la CEDEAO, el organismo regional del África Occidental, pero decidió contribuir a la MISMA. El aporte del Ejército chadiano se ha valorada muy positivamente porque posee la mejor dotación área en la región y por su valiosa experiencia en los terrenos áridos. Aunque también acarrea críticas por su actos violentos hacia los civiles.
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