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martes, 13 de marzo de 2012

GAGOMILITARIA NOTICIAS.-LOS ÚLTIMOS ACONTECIMIENTOS, HACEN QUE OBAMA SOPESE ACELERAR LA RETIRADA DE AFGANISTÁN


CRISIS EN AFGANISTÁN

Obama sopesa acelerar la retirada de Afganistán

El presidente de EE UU discute con el primer ministro británico, David Cameron, el calendario de salida de las tropas



Obama y Cameron charlan camino del helicóptero 'Marine One', en Washington. / MARK WILSON (AFP)

Con la discreción y el tacto que aconseja un asunto en el que se juega el prestigio de Estados Unidos y de la OTAN, la Administración norteamericana está considerando una aceleración del proceso de retirada de Afganistán después de los últimos reveses que han demostrado la dificultad de obtener progresos en esa guerra. Barack Obama discutirá esa posibilidad con el primer ministro británico, David Cameron, durante la visita de dos días que hoy ha comenzado.

Los líderes de los dos países con mayor número de tropas en Afganistán no tienen previsto anunciar planes precisos sobre el calendario de retirada. La Casa Blanca advirtió que no se tomará ninguna decisión antes de la próxima cumbre de la OTAN, que se celebrará en mayo en Chicago. Obama se remitió a esa reunión de jefes de Gobierno en unas breves declaraciones hechas este martes sobre la situación en Afganistán.

“Tenemos una estrategia que nos permitirá salir de una forma responsable de este conflicto”, declaró el presidente norteamericano, quien recordó que, de los 90.000 soldados norteamericanos que actualmente están en Afganistán, volverán a casa antes del final del verano alrededor de 23.000. No dio detalles sobre la salida de otros destacamentos, pero fuentes oficiales citadas por la prensa norteamericana afirman que se está estudiando la posibilidad de repatriar al menos a 20.000 soldados más en 2013 y dejar una cifra muy reducida de hombres y mujeres para finales de 2014, la fecha en la que, de acuerdo al plan actual, está prevista la retirada definitiva.

La matanza, el domingo, de 16 civiles afganos a manos de un soldado norteamericano ha acrecentado el sentido de urgencia con el que Obama, a ocho meses de las elecciones presidenciales, tiene que resolver este conflicto. “Esto me convence más de la necesidad de traer a nuestras tropas a casa”, ha dicho el presidente en una entrevista a una emisora de radio.

Su invitado oficial durante dos días, Cameron, comparte esa urgencia por sus propias razones. Unos días antes de la matanza en Kandahar, el Reino Unido, que cuenta con 10.000 soldados en Afganistán, perdió seis hombres en un ataque de los talibanes, el mayor desastre británico en un solo día desde el comienzo de la guerra. Cameron está dispuesto a caminar de la mano de Obama hasta el final en esta crisis, pero no se puede permitir el lujo de quedarse por detrás de la retirada norteamericana. Si EE UU saca a un buen número de tropas en 2013, el Reino Unido dejaría prácticamente concluida su misión ese año.
Todo eso se discutirá con el resto de los aliados de la OTAN en Chicago, pero es previsible un ambiente muy favorable al aceleramiento de la retirada puesto que todos los países miembros de la organización atlántica consideran esta guerra ya liquidada, con las buenas y las malas consecuencias que haya podido tener.

El propio Obama lo decía en la entrevista radiofónica: “Ya es hora. Ha sido una década y, francamente, ahora que ya hemos agarrado a Osama Bin Laden, ahora que hemos debilitado a Al Qaeda, estamos en una posición más fuerte para una transición de lo que estábamos hace dos o tres años”.
Para el presidente norteamericano existen presiones añadidas. Afganistán va a ser un tema de campaña electoral, y lo último que quiere Obama es aparecer, como le ocurrió a George Bush con Irak, empantanado en una guerra crecientemente impopular –un 60% de la población cree que ha sido inútil, un 54% quiere salir cuanto antes-. Se trata, además, de una guerra muy cara, y es difícil de justificar el gasto de 300.000 millones de dólares al año sin una clara perspectiva de obtener resultados positivos.

Al mismo tiempo, la Administración norteamericana tiene que evitar que el hecho de acelerar la salida dificulte las negociaciones en curso con los talibanes. La palabra de moda en Afganistán es “transición”, que es la forma elegante de reconocer que no se puede hacer nada más y se va a dejar a los afganos para que se arreglen entre ellos. Para que esa transición funcione, es decir para que la salida de la OTAN dé paso a una situación pacífica y no a una guerra civil, es preciso un arreglo con los talibanes. Pero es difícil que los talibanes se avengan a ningún arreglo si perciben que las tropas extranjeras están a punto de irse por propia voluntad, sin necesidad de nada a cambio.

Así pues, el papel que hoy cumple la OTAN en Afganistán es, esencialmente, de presión política. La estrategia norteamericana está volcada en las negociaciones de Qatar, que parecían a punto de dar algún resultado pocos días antes de los sucesos de Kandahar. Todo lo que ocurra en el campo de batalla a partir de ahora, al menos todo lo que ocurra dentro de la planificación rutinaria de la misión militar, estará vinculado a esa prioridad.





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Los talibanes atacan al grupo que investiga la matanza de civiles en Kandahar

Los insurgentes cumplen su amenaza: matan a un policía y hieren a otros dos. El sargento americano responsable de la masacre fue tratado de una lesión cerebral en 2010 y dado de alta en una base bajo sospecha

Día 13/03/2012 - 18.19h

Los talibanes han dado este martes la primera muestra de la «venganza» prometida por los insurgentes tras la matanza de 16 civiles en domingo en el sur de Afganistán, al atacar a una delegación oficial y matar a un policía. El ataque insurgente, contra el grupo de representantes oficiales designados por el presidente afgano, Hamid Karzai, para investigar la matanza, ha herido a otros dos policías y a un civil. Ha tenido lugar en la provincia de Kandahar donde el domingo se produjo la masacre que, según aldeanos locales, fue una venganza de militares de EE.UU.

«Salíamos de la mezquita al mediodía [hora local], cuando los insurgentes abrieron fuego contra el grupo oficial», explicó a Efe un líder tribal local, Hagha Lalai Dastgeri, quien añadió que los talibanes dispararon también dos cohetes. «Los hermanos de Karzai y yo nos alejamos del lugar de los hechos tan pronto como comenzaron los disparos», explicó el cabecilla.

El autor de la matanza, cuya identidad el Pentágono aún no ha revelado y a quien una corte marcial podría condenar a muerte, fue tratado por traumatismo cerebral en su base original del estado de Washington, acusada de minusvalorar lesiones de soldados con el fin de evitar pagar largos tratamientos o especiales cuidados. El sargento tuvo una lesión en la cabeza cuando su vehículo volcó duranta una misión en Irak en 2010. Los médicos le declararon después apto para una nueva misión.

Diagnósticos minusvalorados

La base de Lewis-McChord, en Washington, además de destacar en las estadísticas por ser la que registra mayor número de suicidios entre sus soldados, ha sido centro de gran controversia debido a alegaciones de que los médicos militares podrían haber alterado diagnósticos relativos al desorden de estrés postraumático de cientos de soldados, según «The Washington Post». Una investigación está en marcha para determinar si desde 2007 miembros del servicio médico de la base estimaron a la baja las condiciones de ese desorden, el más común que padece personal de servicio con historial de combate en Irak y Afganistán, en unos trescientos soldados. Algunos pacientes aseguran que su diagnóstico fue minusvalorado con el fin de que las autoridades militares no tuvieran que asumir el lastre económico de un largo tratamiento o incrementar los costes de pensiones.

El jefe del servicio médico de la base está apartado de su cargo mientras se conduce la investigación y una psiquiatra del centro ha dimitido. Grupos de apoyo a los veteranos acusan además a los mandos de Lewis-McChord de no permitir suficiente tiempo de curación de soldados heridos antes de volverles a enviar al frente.

La misma base alcanzado notoriedad por los crímenes cometidos por varios soldados procedentes de ella. Es el caso de cuatro miembros de un pelotón destinado en Afganistán, condenados por la muerte en 2010 de tres civiles afganos desarmados.


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