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martes, 30 de agosto de 2011
GAGOMILITARIA NOTICIAS.- LIBIA, EL OCASO DE UN RÉGIMEN
Libia renueva sus iconos
El terrorista de Lockerbie hallado en coma es el último héroe gadafista caído, mientras emerge una nueva mártir rebelde
Abdelbaset Alí Mohamed Al Megrahiha sido hallado en coma y ajeno a que Trípoli ya no está en manos de su mentor y defensor, Muamar Gadafi. Este ex espía libio es el único condenado hasta ahora por el atentado terrorista que en 1988 costó la vida a 270 personas cuando explotó sobre Lockerbie (Escocia) un avión de la compañía estadounidense PanAm.
En una casa palaciega de la capital, enganchado a una máscara de oxígeno, acompañado por sus familiares y abandonado por el régimen para el que trabajó durante décadas. Así fue encontrado Megrahi por un equipo de la cadena CNN el domingo. «No aparenta ser el hombre que era, está mucho más enfermo… a punto de morir», dijo el reportero que lo encontró.
Megrahi fue repatriado —supuestamente con un cáncer terminal— en 2009. Fue recibido como un auténtico héroe en Libia donde, según fuentes locales, llevó una vida impropia de alguien a quien los médicos han dado una esperanza de vida de tres meses.
La foto del ex agente aparece en un póster en las habitaciones de algunos soldados que han huido de sus cuarteles tras la toma de la capital por parte de los insurgentes. Uno de ellos lo tenía junto a Enrique Iglesias.
Ni el Gobierno de transición de Libia tiene previsto permitir la salida del país de Megrahi ni Escocia tiene previsto reclamarlo. «No entregaremos a ningún ciudadano libio a Occidente. Megrahi ya ha sido juzgado y no será procesado de nuevo», ha afirmado el ministro de Justicia del Ejecutivo rebelde, Mohamed Alagi. Aunque Megrahi es el único condenado, hay pocas dudas de que él fuera el único responsable en la preparación de aquel atentado, con el que tradicionalmente se ha relacionado al régimen.
La ex novia de uno de los hijos de Gadafi, a la que ha pillado por sorpresa la entrada de los rebeldes en Trípoli, ha dado a entender que el atentado fue una venganza por los ataques estadounidenses. De hecho, Gadafi acabó finalmente aceptando el pago de compensaciones económicas a los familiares de las víctimas.
Talitha van Zon, una modelo holandesa, fue novia de Mutassim, quinto hijo del dictador y ha seguido viajando a visitarle con cierta frecuencia. «Tuvimos una enorme discusión sobre Lockerbie cuando Muatassim viajó a Amsterdam un par de días», señaló esta ex portada de Playboy al diario Sunday Telegragh. «Le dije que las víctimas eran civiles, no militares y él me dijo: “Talitha, los americanos atacaron nuestra casa en Libia y mi padre perdió uno de sus niños”. No ocultaba que los libios habían hecho aquello por venganza».
Megrahi es el último héroe caído de un régimen que se resquebraja. Mientras, los vencedores comienzan la búsqueda de nuevos mártires. En el barrio de Fashlum, uno de los primeros en unirse a la revolución del 17 de febrero, han dado con uno. Es raro encontrar aquí alguna familia que no tenga a alguien que haya estado detenido por el régimen. Tras las calles principales se abren los tentáculos de callejas sin asfaltar, alfombradas a veces con aguas fecales. Un cúmulo de descontento ciudadano a menos de dos kilómetros de la plaza Verde.
En el cuarto piso de una humildísima comunidad de vecinos que parece que va a caerse a pedazos vive la familia de Ayada Buseifi. Esta mujer de 30 años, que tenía previsto casarse esta semana, cometió la imprudencia de asomarse a la terraza de la cocina cuando varios militares estaban apostados en la calle y disparando contra todo lo que se movía.
La nueva mártir
«Le dispararon con una bala especial que le entró por un ojo y le estalló dentro de la cabeza», explica su padre, Mohamed Alí Buseifi, en el lugar de los hechos, donde se aprecia media docena de disparos en la pared y el techo. El informe del hospital atestigua su testimonio. Eran las 17:30 del 20 de febrero. Desde entonces Ayada, que estaba en su último curso de ingeniería de petróleo, se hizo famosa en Fashlum. «Su madre primero lloró y después sintió cierto placer por tener una mártir en casa», relata el padre, que insiste en que no tenían nada que ver con la política. «Mi hija no iba a las manifestaciones. Murió virgen», repiten. Su marido, que iba a ser militar, desertó en cuanto supo lo ocurrido.
Cerca del bloque de Ayada Buseifi los muros lucen pintadas que rezan «Fashlum libre» y en algunas fachadas o postes de tendido eléctrico cuelgan monigotes que representan a Gadafi. Algunas persianas metálicas de los negocios empiezan a cubrir el tradicional verde que imponía el régimen con el rojo, negro y verde de la bandera revolucionaria. También han pintado los troncos de los árboles.
En las panaderías, decenas de hombres y mujeres hacen cola y en las mezquitas, vehículos cisterna abastecen de agua a una ciudad que sigue casi sin suministro en vísperas de una de las fiestas más importantes del año: el fin del Ramadán, cuando debía casarse Ayada.
Las cuatro vidas de Hanna Gadafi
La falsa historia de la hija adoptiva del coronel, que según el régimen murió en un bombardeo de EE. UU., se ha convertido en un puzzle sin resolver
El 15 de abril de 1986, Hanna Gadafi, la hija adoptiva del coronel, murió en un bombardeo ordenado por Ronald Reagan contra la residencia del que bautizó como el «perro loco de Oriente». Fue una represalia por un atentado en Berlín, del que EE. UU. responsabilizó al régimen libio. Saif Al Islam, hijo predilecto del tirano, recordó el suceso en 2002 para el diario «The Independent»: «Mi madre escuchó explosiones. ... Trató de sacarnos a todos de la cama, fuera de la casa. Pero era demasiado tarde. Las bombas cayeron y había humo, polvo y llamas. Cuando se esfumaron, encontramos a Hanna muerta». La niña era entonces un bebé. Esta ha sido, hasta hace poco, la versión oficial de la vida de Hanna Gadafi, un clásico en la propaganda antiamericana del régimen.
Pero tras la toma de Trípoli, la historia se tambaleó. Médicos voluntarios declararon a ABC el pasado jueves que Hanna Gadafi había trabajado junto a ellos hasta pocos días antes de llegar los rebeldes. El viernes apareció la «suite» de lujo de Hanna, en el Hospital Central de Trípoli. Allí se encontró un pasaporte —que fechaba su nacimiento en 1985— y un certificado médico universitario, ambos a nombre de Hanna Muamar Gadafi —además de discos de los Backstreet Boys y el DVD de «Sexo en Nueva York»—.
Un reportaje que el diario alemán «Die Welt» publicó hace tres semanas añade más piezas: en él, se reseña una foto de la agencia estatal de noticias china, «Xinhua», datada en 1999, en la que aparece el ex presidente de Sudáfrica, Nelson Mandela, junto a la mujer de Gadafi y «sus hijas Hanna y Aisha». La chica que aparece en la foto del pasaporte encontrado en Trípoli resultó ser la misma. Además, un banco suizo, al congelar las cuentas de Gadafi en febrero, encontró a Hanna listada como titular de una de ellas. «Die Welt» la dibuja como una poderosa doctora del Ministerio de Sanidad aficionada a irse de compras a Londres, y con poder sobre la mayoría de los hospitales de Libia. «Nadie podía hacer carrera dentro del Ministerio sin su consentimiento», narra el diario.
Hay una tercera versión, más antigua, que surgió ante las dudas que la historia oficial suscitaba, aunque con la aparición de las pruebas mencionadas ha perdido fuerza: Hanna Gadafi nunca existió. Solo un reportero internacional afirmó haber visto su cadáver, pero no existen menciones públicas de la niña previas al bombardeo. Algunos especulaban con que Gadafi hubiese firmado póstumamente la adopción para sustentar la historia.
La cuarta versión la aporta «The Guardian»: la doctora Hanna Gadafi y la niña que murió en los bombardeos son dos personas diferentes. El portavoz del British Council —el instituto oficial de la lengua inglesa— afirmó que Hanna estudió inglés en su sede libia, y que la familia Gadafi dijo a su director que se trataba de una hija que el coronel adoptó tras la muerte de la primera, y que recibió el nombre de Hanna como homenaje.
Una invención, una doctora de 25 años, una niña muerta o una combinación de las dos últimas. Son las cuatro posibles vidas de Hanna Gadafi.
Fuente Diario "ABC"
"Me pagué el fusil con mi dinero"
Cuatro milicianos rebeldes relatan cómo tomaron la capital y expulsaron a las tropas de Muamar el Gadafi de su fortín de Bab el Azizia y de todo Trípoli
Ahmed, Abdelrauf, Adnan y Bashir desconocen el miedo. O, quizás, lo conocen a fondo. Han vivido sometidos a un régimen opresor como pocos. Ninguno quiere ser soldado del nuevo Ejército. Nunca habían tocado un arma. Ahmed es contable en un banco. Abdelrauf conduce camiones. Adnan hace helados. Y Bashir no tiene trabajo. Ellos -tripolitanos, de las montañas de Nafusa o de la masacrada Misrata- tomaron la capital y expulsaron a las tropas de Muamar el Gadafi de su fortín de Bab el Azizia y de todo Trípoli. Destilan odio y desprecio hacia el dictador. Y llegado el día, decidieron que no tenían nada que perder. "Ganaremos o moriremos", es un lema escrito en las paredes de Bengasi y de Trípoli. Lo siguieron al pie de la letra. Y han vencido. Aunque, apunta serpenteando una mano el empleado de banca: "No seré totalmente libre hasta que cacemos a esa rata".
Las camionetas con las letras pintarrajeadas de Misrata abundan en Trípoli desde hace una semana. Son los milicianos de esa ciudad quienes encabezaron el ataque contra el baluarte gadafista en Trípoli. "Fuimos los que empezamos a luchar a las ocho de la mañana del 22 de agosto en Bab el Azizia. A las tres llegó la gente de Zintán, Nalut, Yadu y Kikla, desde las montañas de Nafusa. Pero el primero en morir fue un chico de Tajura, un barrio de Trípoli, porque él nos enseñó el camino hacia Bab el Azizia. Después murieron 17 compañeros de Misrata. Había francotiradores en el tejado de la mezquita y en todos los edificios. Al día siguiente lo teníamos todo bajo control", relata Adnan Abeidi, heladero pero obseso de la informática, de 25 años, que marchó el miércoles a ver a su familia a Misrata para regresar el jueves. Luce camiseta verde y roja, dos de los colores -falta el negro- de la bandera monárquica, la que precedió a la verde impuesta por el coronel, que ahora ondea en toda Libia.
Ahmed Duebi, de 32 años, completa el uniforme. Lleva los tres colores, y en orden. El rojo en la boina; la camiseta negra y el pantalón verde. Vigila un hotel, y se esfuerza por ser fotografiado pisando el retrato del tirano, colocado en el suelo a la entrada de muchos edificios, una humillación entre los árabes cuando los zapatos andan por medio. Ahora está deseando prosperar en su profesión o como cantante de rap. Aunque deseaba entrenar para manejar baterías antiaéreas, a este tripolitano le encomendaron otras misiones. "Empecé a luchar en abril. Me fui tres días a una pequeña granja a 200 kilómetros al sur. Mis primos estaban allí y entrené con mi Kaláshnikov. Poco a poco llegó más gente, pero todo había que mantenerlo en secreto", relata Duebi.
La historia de Duebi es similar a la de tantos sublevados. Gente de pocos recursos que gastó lo que fuera necesario para sumarse a la rebelión armada. "Pagué 3.000 dinares [1.800 euros] por mi fusil", explica, "pero también familias ricas dieron dinero a los rebeldes y ayudaron a los huidos de las montañas de Nafusa hacia Túnez. Yo llevaba ese dinero". En la capital se aplastó la rebelión en las primeras semanas de la revuelta. Duebi esperó, expectante pero activo, para entrar en combate. "En Trípoli", continúa, "reuní a un grupo de amigos clandestinamente. Pero solo ocho pudieron hacerlo porque los demás no tenían dinero para comparar armas. Desde la frontera de Túnez nos llamaban los comandantes para que estuviéramos preparados. Hablábamos en clave. Días antes me avisaron, pero no me dieron la fecha concreta. El sábado 20, antes del amanecer, me comunicaron que era el día". El día del asalto a Trípoli.
"Las fuerzas de Gadafi estaban por toda la ciudad, pero en grupos pequeños. Solo había muchos soldados en lugares estratégicos. En mi célula éramos nueve y tres de ellos cayeron heridos. Los comandantes nos dieron órdenes de que cada célula solo actuara en su barrio. Conocíamos perfectamente el terreno. Los soldados de Gadafi, no. Sin embargo, tuvimos un problema grave. Según conquistábamos las ciudades, los partidarios de Gadafi huyeron a Trípoli. Nos resultaba fácil reconocer a los militares, pero no a sus seguidores sin uniforme".
Ahmed Duebi ríe ahora casi tanto como el conductor de camiones barbudo Abdelrauf Misrati, que ha visto muchísimos cadáveres. "No me afeito desde hace seis meses. Peleé en Misrata y ahora en Bab el Azizia", decía ayer bajo el estruendo festivo de los tiros al aire. Fundió sus ahorros. "Me gasté 1.800 dinares en el fusil, pero semanas después, cuando los cuarteles pasaban a nuestras manos, era mucho más sencillo conseguir armas gratis".
Las poderosas brigadas entrenadas por Jamis Gadafi fueron incapaces de mantener a raya a estos rebeldes novatos en la guerra. Sin deserciones, es difícil explicar cómo Trípoli fue conquistada en menos de una semana. Tuvieron que ser superados en número por hombres como Bashir Ibrahim, natural de Kikla, de las montañas de Nafusa, y desempleado de 27 años. Dicen algunos milicianos que es un héroe, que en su ciudad peleó como una fiera. "Maté a unos cuantos mercenarios, pero muchas personas murieron porque no teníamos apenas armas", dice sin inmutarse. Bashir no se arredra ante el peligro. "Estuve desde el primer día de la batalla de Trípoli, sobre todo en el barrio de Abu Salim. Ahí murieron muchos compañeros".
Seguramente porque son momentos de euforia, todos niegan que vaya a haber rivalidades regionales o tribales en Libia. "Cuando vimos lo que sucedió en Bengasi en febrero, nos alzamos inmediatamente en Misrata. Y ahora", concluye Abeidi, "estoy en Trípoli, nuestra capital".
Cada día, una matanza
Según la guerra abandona los barrios de Trípoli, los hallazgos macabros se suceden sin solución de continuidad. Al menos 53 cuerpos fueron encontrados ayer en un almacén cerca de una base de la Brigada 32, dirigida por Jamis Gadafi, hijo del autócrata, según informaron France Presse y la cadena británica Sky News. Estaban calcinados, pero todas las señales apuntaban a que habían sido fusilados y, tal vez, desmembrados por granadas. Los testigos aseguraban que las víctimas eran civiles y que fueron masacradas entre el 23 y el 24 de agosto, en plena lucha por el control de Trípoli. Pocos dudan de que los soldados del dictador apenas tienen escrúpulos para perpetrar estos crímenes. Pero también los sublevados se entregan en ocasiones a la venganza.
Una escena similar se vivía en el exterior del hospital de Abu Salim, el barrio donde los combates fueron más feroces esta semana. Un hombre recogía con una excavadora cadáveres de leales al dictador, la gran mayoría africanos, pero también al menos un marroquí. Sus tarjetas de identidad compartían con las moscas la sábana que cubría los cuerpos. El marroquí tenía señales evidentes en las muñecas de que había sido maniatado. Para el Consejo Nacional, el Gobierno creado en Bengasi y que está estableciéndose en Trípoli -su presidente, Mustafá Abdel Yalil, todavía no se ha instalado en la capital por razones de seguridad-, es muy importante acabar con estos excesos. Su credibilidad depende en parte de que eviten estas tropelías. No resulta sencillo cuando sus uniformados, las brigadas formadas según la procedencia de los milicianos, carecen de cadena de mando. Algunos no quieren evitar la revancha.
Los rebeldes libios anuncian el inminente restablecimiento de los servicios básicos y la llegada de ayuda humanitaria
El secretario general de la ONU asegura que el país está en una "fase decisiva".- La OTAN despeja el camino a los rebeldes para la toma del último bastión del régimen
La nueva Libia que quiere el Consejo Nacional de Transición (CNT) se pone en marcha, a expensas todavía de que se de con el paradero de Muamar el Gadadi. Mientras los rebeldes siguen peinando el territorio libio en busca del dictador, el CNT ya ha anunciado que pronto restablecerá los servicios básicos dañados por la guerra. Gracias a la llegada a Trípoli de 32 barcos con abastecimientos de la coalición internacional de países amigos, entre ellos España, pronto comenzará la distribución de los suministros esenciales. Es lo que ha anunciado el ministro interino Mahmoud Shaman -responsable de información-, que ha anunciado para hoy mismo 30.000 toneladas de carburante para paliar las necesidades inmediatas. En los barcos, fondeados frente a la costa, aguardan también suministros básicos como agua, alimentos y medicamentos.
El CNT también quiere restablecer cuanto antes los servicios básicos como electricidad y telecomunicaciones, encontrados todos ellos en mejores condiciones de las que esperaban, ya que no se han descubierto sabotajes. El titular de Información ha asegurado que en dos días podrán repartir a la población lo necesario para cocinar. Shaman ha hecho un llamamiento a los operarios de la refinería de Al Zauiya para que regresen a sus puestos de trabajo y retomen las operaciones del principal punto de suministro de carburante de la capital. "Los abastecimientos ya están en su sitio", ha asegurado el ministro interino, que ha explicado que saben que "unos días antes de la liberación", Trípoli estaba bajo el férreo control de la dictadura. "Empezamos de cero, sin sociedad civil, pero creo que seremos capaces de hacer lo mejor", ha insistido.
Además de cubrir con combustible las necesidades más inmediatas de la red eléctrica, el CNT precisa de la ayuda de las empresas y compañías proveedoras de servicios para que retomen sus operaciones. Aunque ya está en marcha el proceso para restablecer la normalidad en Libia, lo más importante para el gobierno de transición es terminar con la inseguridad del país.
Tanques, lanzamisiles, carros blindados y baterías antiaéreas se encaminan desde Bengasi y Ajdabiya hacia Sirte con paso lento para fijarse a unos 250 kilómetros de la localidad, en las inmediaciones de la refinería de Ras Lanuf, e iniciar allí de una vez por todas la toma de la ciudad natal del coronel Gadafi.
Están dirigidas por el comandante Fawzi Bukatif, al mando de un ejército de soldados y jóvenes rebeldes armados con fusiles Kaláshnikov y entusiasmados ante la posibilidad de ser ellos quienes encuentren al dictador, que se resiste a dejar el poder que ha ostentado en Libia durante 42 años.
El presidente del Consejo Nacional Transitorio libio (CNT), Mustafa Abdul Yalil, ha admitido que desconocen dónde están Gadafi y sus hijos. "Hasta el momento no tenemos informaciones efectivas sobre el paradero de Gadafi y sus hijos", ha reconocido Abdul Yalil en una rueda de prensa en la ciudad de Bengasi, en el este del país y todavía sede principal del CNT.
Los rebeldes libios en Trípoli tratan de mantener la presión sobre las fuerzas gadafistas, solo organizadas aparentemente al sur de la capital, y han logrado unir sus esfuerzos con los combatientes del frente occidental de Misrata mientras intentan llegar hasta Sirte. Por el momento, las fuerzas rebeldes tomaron este viernes el puesto fronterizo libio-tunecino de Ras Jedir tras, con lo que los insurgentes han conseguido hacerse con la principal vía de abastecimiento y comunicación de Trípoli con Túnez, confirmó a Efe un militar tunecino. Los leales al autócrata, por su parte, han bombardeado el aeropuerto de Trípoli, según la cadena panárabe Al Arabiya. En la capital libia son frecuentes los cortes de electricidad y hace al menos seis horas que no hay agua corriente.
Ante la situación de violencia que vive el país, a la espera de la posible batalla final en la ciudad natal del dictador, y a la que ahora se suman las primeras informaciones sobre ejecuciones masivas, el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, ha asegurado este viernes que pedirá al Consejo de Seguridad del organismo que estudie el despliegue urgente de una misión de paz en Libia, debido a la caótica situación en el país magrebí.
"Hemos entrado en una fase distinta y decisiva en Libia", aseveró ante la prensa Ban, que considera que sería "deseable" tener al menos un grupo allí que ayudara "a restaurar el orden y la estabilidad", objetivo para el que pidió la colaboración de la comunidad internacional. "Claramente los desafíos que Libia tiene delante son enormes", reconoció el máximo responsable de la ONU. "Claramente los desafíos que Libia tiene delante son enormes", reconoció el máximo responsable de la ONU, quien este viernes celebró una reunión mediante videoconferencia con representantes de la Liga Árabe, la Unión Africana (UA), la Unión Europea (UE) y la Organización de la Conferencia Islámica (OCI), para analizar el futuro del país africano sin Muamar el Gadafi al frente.
Bombardeo británico
Nadie sabe si puede esconderse en Sirte, pero si es así, ha debido sentir cuando menos el estallido de los misiles crucero Storm Shadow lanzados el jueves por la noche desde cazas Tornado británicos, según informó a la BBC el ministro de Defensa de Reino Unido, Liam Fox. Los aviones salieron desde la base de Marham, en el condado inglés de Norfolk, y lanzaron los misiles sobre un búnker situado en un cuartel militar de la ciudad. "No se trata de encontrar a Gadafi, sino de asegurarse de que el régimen no pueda seguir luchando contra su propio pueblo", explicó el ministro a la BBC.
La noticia fue recibida con alegría en Bengasi. En la plaza de la Libertad, convertida en una especie de santuario con miles de fotos de los muertos del conflicto, un grupo de hombres comentaba ayer la noticia mientras señalaba carteles de David Cameron, Nicolas Sarkozy y Barack Obama en los que se lee la frase: "Dios os bendiga". "Esto no podría haberse hecho sin ellos, estaríamos todos muertos y no habría paredes en esta ciudad para colgar las fotos de todos los mártires de esta revolución", aseguraba Mufta Abdulá, uno de los pocos taxistas que trabajaba ayer en una ciudad casi vacía por ser día de rezo. "Tienen que atacar más si queremos tomar Sirte", añadía.
Los aviones también alcanzaron 29 vehículos blindados cerca de la ciudad y algunas instalaciones de misiles tierra-aire en Trípoli, según un comunicado de la OTAN en Bruselas.
El objetivo de las tropas rebeldes es instalarse en Ras Lanuf, fuera del alcance de los BM-21 utilizados en Sirte, un sistema soviético de lanzamiento de cohetes despedidos desde 40 tubos al mismo tiempo conocidos como Grad. La idea es que todo el despliegue pueda completarse rápidamente y seguir avanzando en los próximos días por la carretera de la costa para iniciar el asalto definitivo al último bastión del régimen.
En los últimos días, los rebeldes se habían llegado a acercar a unos 150 kilómetros de Sirte, en la ciudad de Bin Yauad, pero los ataques con cohetes Grad desde la ciudad les habían hecho retroceder. Según indicó ayer la BBC citando a comandantes rebeldes, los combates en las ciudades que hay entre Ras Lanuf y Sirte se sucederán en los próximos cuatro días. Si alguna circunstancia inesperada no lo precipita todo, los rebeldes prevén estar a las puertas de Sirte el martes, quizá incluso el lunes.
Los rebeldes aseguran estar en contacto con los jefes de las tribus de la ciudad para tratar de convencerles y conseguir una rendición que evite una batalla final con miles de muertos. El Consejo Nacional de Transición ha repetido esa idea en los últimos días sin que se haya anunciado algún avance en ese sentido. Por ahora, todo parece apuntar a un combate áspero. Algunos informes de inteligencia manejados por organizaciones internacionales señalan que parte de la Brigada 32 comandada por el hijo menor del dictador, Jamis Gadafi, estaría esperando en Sirte.
En cualquier caso, si todo sale de acuerdo con los planes de los insurgentes, el conflicto no habría finalizado. La carretera de la costa, donde viven prácticamente la totalidad de los seis millones de habitantes de Libia, estaría despejada y eso permitiría al Consejo Nacional de Transición formar Gobierno, establecer medidas de seguridad, recuperar la producción de petróleo y garantizar los servicios de agua y electricidad.
Sin embargo, la mayoría de los combatientes gadafistas que han luchado estos días en Trípoli se han batido en retirada hacia el suroeste. Muchos temen en Libia que eso sea el principio de una guerra de guerrillas en el desierto y las montañas que duraría meses y que podría prolongarse aún más si su líder, el coronel Gadafi, no aparece.
Fuente Diario "EL PAÍS"
La ONU analiza su futuro en Libia mientras Trípoli celebra el declive de Gadafi
+Cientos de personas han salido a la calle en Trípoli para festejar el ocaso del dictador
+El Consejo de Seguridad debatirá las propuestas sobre el papel de la ONU en la nueva etapa
La desaparición del todavía dictador libio, Muamar Gadafi, no ha impedido que tanto su país como los actores internacionales comiencen a pensar en un futuro sin la opresión de su régimen.
Cientos de libios se han echado esta noche a las calles de Trípoli para comenzar a celebrar el fin del poder de Gadafi que ya vislumbran. Al mismo tiempo, el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas se prepara para analizar este martes la presencia del organismo en el país una vez que el Consejo Nacional de Transición (CNT) se afiance en el Gobierno.
La fiesta comenzaba en la capital poco después de la última oración del día en la afamada Plaza Verde, donde volvió a resonar el hosco sonido de los disparos, aunque esta vez para expresar alegría. "Se ha ido, es verdad, ya no hay más Gadafi", gritaba entre lágrimas una de las escasas mujeres que habían decidido acercarse a una plaza hasta la fecha desierta por temor a los combates y a los francotiradores.
Sin embargo, las únicas detonaciones que se escucharon esta noche en el amplio recinto fueron los de los fusiles de un pelotón, que al grito de "Libia libre, Gadafi fuera" dieron una vuelta completa corriendo al recinto y tras formar con marcialidad, cantaron solemnemente el himno rebelde.
Después, una lluvia de disparos al aire quebró la noche, y dejó al menos dos heridos, por sendos accidentes, entre los propios uniformados. "Mañana es el último día de Ramadán, pero ya es el final de la vieja libia. Hemos ganado", declaraba exultante Ahmad, jefe del referido pelotón.
Mientras sus hombres recibían las felicitaciones de los ciudadanos, grupos de voluntarios se afanaban en los preparativos de la gran fiesta que tendrá lugar hoy, una vez que de forma oficial también acabe el mes de ayuno musulmán o Ramadán.
Partidas de barrenderos comenzaban a limpiar la plaza de basura y casquillos, y en las calles adyacentes, dentro de la vieja medina, las tiendas de ropa, relojes, perfumes y regalos recobraban su pulso en víspera de la fiesta del Aid.
Los planes de Ban Ki-Moon
Mientras tanto, el Consejo de Seguridad de la ONU debatirá las propuestas que el secretario general, Ban Ki-Moon, y sus asesores tienen en mente para cuando el fin del régimen de Muamar Gadafi sea una realidad.
Según han informado fuentes diplomáticas, en el seno del Consejo de Seguridad hay "consenso" para que, una vez se asiente un Gobierno interino, se instale en Libia una oficina de la ONU que analice los problemas que presenta el país en la era 'post Gadafi' y ayude a las nuevas autoridades.
Para ello, sin embargo, deben pasar todavía "varias semanas" hasta que las nuevas autoridades expresen formalmente cuál es la asistencia que necesitan, según indicaron las mismas fuentes, que detallaron que la ONU debe estar "preparada para ofrecer toda su ayuda a la reconstrucción y la transición en Libia".
A la espera de que se aclare la situación en Libia y se descubra cuál es el paradero del coronel Gadafi, la ONU trabaja para diseñar su plan de asistencia a las nuevas autoridades con prioridad en materia política, apoyando la puesta en marcha de un proceso electoral y de un sistema transitorio de justicia y Gobierno.
La presencia de 'cascos azules' sobre el terreno es algo que todavía se debe estudiar, aunque el secretario general de la ONU sí habló la semana pasada de desplegar "urgentemente" una misión en Libia que asista, entre otras cosas, a las nueva autoridades en materia de seguridad, debido al enorme presencia de armas ligeras en el país, aunque evitó ofrecer detalles concretos de la misma.
Tres hijos de Gadafi y la mujer del coronel abandonan Libia y entran en Argelia
+Los tres vástagos del dictador son Aisha, Aníbal y Mohamed
+El Consejo Nacional de Transición habla de un 'acto de agresión' por parte del país vecino
+Fuentes rebeldes citadas por Sky News aseguran haber matado a Hamis Gadafi, otro hijo del dictador
La mujer de Muamar Gadafi, Safia, y tres hijos del coronel libio entraron este lunes en territorio argelino. Así lo anunció el ministro de Exteriores del país magrebí. Los tres vástagos del dictador son Aisha, Aníbal y Mohamed, que cruzaron la frontera por la mañana acompañados de sus respectivos hijos.
"Esta información se ha transmitido al secretario general de la ONU y al presidente del Consejo Nacional de Transición (CNT) libio, Mahmud Yibril", indicó el Ministerio argelino en un comunicado. El órgano de gobierno de los rebeldes no tardó en calificar la hospitalidad argelina de "acto de agresión". El CNT también anunció que pedirá formalmente a Argel la extradición de los cuatro miembros de la familia Gadafi.
Hace una semana, los rebeldes habían anunciado que un convoy de vehículos fuertemente blindados había entrado en el país vecino. Las autoridades de Argel, que se declaran "neutrales" ante el conflicto del país vecino, habían desmentido entonces que miembros del régimen de Gadafi estuvieran en su territorio.
Desde la caída de Trípoli en manos rebeldes, hace poco más de una semana, el paradero del coronel libio y el de los miembros de su familia ha sido una incógnita y ha desatado numerosas hipótesis y rumores. No obstante, aún permanecen en paradero desconocido, además del propio coronel, dos de sus hijos: Saif al Islam, la cara mediática del régimen, y Hamis, que comanda la brigada que lleva su mismo nombre y que podría estar implicado en crímenes de guerra.
Fuentes rebeldes citadas por Sky News aseguraron este lunes haber matado a Hamis. Sin embargo, en otras dos ocasiones un anuncio parecido se reveló falso.
Fuente Diario "LA RAZÓN"
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1 comentario:
Pues mi comentario es una total critica, A la forma de insertar noticias de medios, que estan a favor de la Nato y al saqueo de las riquezas de Libia. por parte de Europa.Tendria que sabe usted que en Libia hay grupos Salafistas, y de Al Queada.Hablando en claro, un regimen islamico frente a las costas de Italia,
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