Con los aliados en Francia y la Depuración en marcha aplicada por los vencedores sobre los vencidos en 1944, la nación gala vivía una auténtica pesadilla tras la liberación de París por Charles De Gaulle. En Alemania, Adolf Hitler se dio cuenta de esta situación y de que tenía en su mano a valiosos exiliados galos y aún a más de 2 millones de franceses en los territorios del Eje.
El 1 de Septiembre de 1944 tuvo lugar una de las más sorprendentes entrevistas entre la Alemania Nacional Socialista y los partidos fascistas franceses, hasta ahora en la sombra, Adolf Hitler con su ministro de asuntos exteriores, Joachim Von Ribbentrop y el antiguo embajador alemán en París, Otto Abetz, se reunió con Jaques Doriot, líder del Partido Popular Francés, Marcel Déat, jefe de la Unión Popular Nacional, Fernand de Brinon, secretario de Estado de la Francia de Vichy, y Joseph Darnand, ministro del mantenimiento de orden. Esta reunión en un principio fue para crear un gobierno exiliado de la Francia de Vichy que más tarde sería desechado por la negativa de Philippe Pétain, preso de los alemanes en Sigmaringen por rechazar colaborar con ellos, pero lo cierto es que había una doble intención en la entrevista que sí se llevó a la práctica, la de fundar una resistencia francesa anticomunista y antidegaullista.
Formación
El Abwehr y el servicio secreto alemán serían los encargados de llevar a cabo la nueva resistencia francesa con los fascistas y vichystas franceses que se presentaran voluntarios a partir hacia Francia para combatir a De Gaulle y al comunismo. El FAK o Frontaufklärungskommando comenzó a dar cursos de adiestramiento para europeos occidentales fascistas que quisieran operar tras las líneas enemigas del Frente Occidental, entre ellos un buen puñado de franceses. Según las nacionalidades fueron separándose en el Abwehr, los franceses quedaron integrados en la 8ª Compañía del 2nd Batallón del 3º Regimiento Brandenburgo. Sin embargo en otoño de 1944, estos voluntarios del Abwehr quedaron integrados en las SS, los galos concretamente SS-Jagdverband Südwest, más conocido como "Grupo de Caza SS Sudoeste".
Mientras los galos se entrenaban en el Anwehr, la Francia de Vichy en el exilio se partió en dos. Por un lado se fundó la Delegación Gubernamental para la Defensa de los Intereses Nacionales Franceses con Fernand De Brinon a la cabeza, un organismo para defender a los ciudadanos franceses dentro de los territorios del Eje. Por otro Jaques Doriot creó el Comité Francés de Liberación, organización fascista para hacer la guerra al gaullismo y al comunismo desde el exilio. Lo curioso es que ambas organizaciones se pusieron de acuerdo con el Abwehr para organizar la nueva resistencia en Francia.
Para organizar la resistencia junto al Abwehr, Marcel Déat, de la Delegación Gubernamental para la Defensa de los Intereses Nacionales Franceses estableció en Sigmaringen la OT u Organización Técnica, encargada de formar agentes secretos para lanzar sobre Francia, la mayoría antiguos miembros de la Milicia durante la Francia de Vichy. Dentro de la Organización Técnica se formaron un total de 100 agentes con un entrenamiento militar muy rigoroso en un curso de diez semanas, 80 de ellos se formaron como especialistas de acción política clandestina y los otros 20 como operadores de radio. El objetivo era preparar a más de 1.000 agentes para llegar a Francia, aunque a duras penas sólo se pudo hacer con 200 de ellos.
El mayor problema al que se enfrentaban los franceses era cómo volver a su país. Las dos únicas opciones viables eran cruzar la frontera a través de Suiza e Italia mediante las montañas, o bien ser lanzados en paracaídas. La primera opción era muy arriesgada, pues los aliados vigilaban cada palmo del terreno en las fronteras, además, era allí donde se encontraba la línea de frente, la segunda opción era también un suicidio porque los Estados Unidos tenían el total y completo dominio del aire en Europa. Aún así se vio más viable la opción del paracaidas, para ello se emplearían aviones capturados a los aliados como el C-47 Dakota y bombarderos B-24 Liberator de la Kampfgeschwader 200, una unidad de la Luftwaffe encargada de las misiones especiales.
Operaciones
El día de la primera misión llegó el 9 de Enero de 1945, 10 agentes franceses del Partido Popular Francés de Doriot se proponían a bordo de un B-24 Liberator alemán, aunque camuflado como americano, saltar sobre Francia. Pero todo comenzó mal, nada más rodar por la pista el aparato se estrelló al levantar el vuelo y el B-24 se convirtió en una inmensa bola de fuego, los dos pilotos alemanes, además de los 10 agentes franceses resultaron muertos.
El segundo intento de lanzamiento tuvo lugar después del trágico accidente. Esta vez el vuelo fue con normalidad, pero al lanzarse en paracaídas cerca de París, una multitud de gendarmes y policías estaban esperándolos. Sorprendidos los agentes nada más caer fueron capturados, los aliados sabían el lugar exacto donde iban a ser lanzados. A partir de ese momento, durante toda la guerra, la mayoría de lanzamientos fue un suicidio, siempre estaba la gendarmería esperando en el punto de aterrizaje. Lo que no sabían ni los vichystas franceses ni los alemanes, es que desde Londres, Gran Bretaña, los aliados descifraban gran parte de los mensajes de la Luftwaffe en el Gabinete de Contrainteligencia “Counterintelligence War Room”, por lo que sabían el momento, la hora y hasta el nombre y la vida personal de los agentes que iban a caer, incluso el código secreto germano para las misiones especiales en Francia denominado “Olga”. De un total de 95 agentes vichystas franceses lanzados en paracaídas sobre Francia, 80 fueron capturados nada más tomar tierra, los otros 15 por suerte lograron escabullirse.
Los pasos montañosos de frontera fueron otro suicidio. La mayoría de agentes fueron detenidos en las primeras horas, la principal causa es que nadie les esperaba en suelo patrio, ya que la Depuración eliminaba a todo aquel vichysta hasta límites tan extremos que se había convertido en una persecución sistemática. Por lo tanto los agentes estaban solos, no había ningún partido ni asociación al que poderse acoger, además la mayoría de las personas cercanas a los exiliados eran encarceladas. Por si fuera poco el único partido fascista legal en Francia, el Progreso Social Francés de François La Rocque, era completamente anti colaboracionista y admiraba a De Gaulle, por lo que acudir a él, sería como ir al matadero también. Así que la única salida de los pocos agentes que no fueron capturados, fue el abandonar la lucha, volver a la vida civil y a sus hogares olvidándose de la política, aunque alguno regresó a Alemania para luchar hasta el final.
Los únicos que operaron con cierta independencia y con algún éxito de carácter local fueron los franceses de la SS-Jagdverband Südwest, los cuales participaron en la lucha contra las tropas estadounidenses en la Selva Negra ayudando a las tropas alemanas e italianas en el Frente de Italia Septentrional tras las líneas enemigas.
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