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miércoles, 13 de abril de 2011
GAGOMILITARIA NOTICIAS.-COSTA DE MARFIL, LOS DESASTRES DE LA GUERRA
'La gente vive tirada sobre el barro y las heces, necesitamos acción ya'
* Miles de personas estuvieron cinco días sin nada que llevarse a la boca
* Cruz Roja y Médicos Sin Fronteras no dan abasto y no llegan nuevas ayudas
Los enfrentamientos entre el presidente electo de Costa de Marfil, Alassane Ouattara y el presidente saliente, Laurent Gbagbo, que han culminado con la detención de este último, han provocado cientos de muertos, un millón de desplazados internos y un "daño irreparable a la población civil marfileña".
Un ejemplo de ello es el angustioso llamamiento realizado desde la ciudad de Duekoue el padre Vicente, salesiano de Don Bosco, afincado desde hace años en el país africano. Según Manos Unidas, en la parroquia que regenta junto a otro compañero salesiano, están recogidas ahora "unas 20 o 25.000 personas" que, malviven en unas condiciones "imposibles de describir".
El asalto a la ciudad, el pasado 30 de marzo, por parte de los partidarios de Ouattara, provocó una avalancha tal de refugiados, que desbordó por completo la capacidad de asistencia de la parroquia. "Los primeros días solo pudimos hacer algo por los niños. Les entregamos barritas energéticas para que pudieran comer... Para el resto no había nada", afirma el padre Vicente.
El relato del misionero español es estremecedor: "Durante cuatro o cinco días estuvimos sin agua ni alimentos. Imaginaos, miles de personas sin nada para sobrevivir", se lamenta.
El sacerdote afirma que ahora hay seis horas diarias de agua y algunas agencias humanitarias que reparten alimentos. Pero, con la voz entrecortada por los sollozos, hace un llamamiento al ACNUR, la OIM (Organización Internacional para los Migrantes) y otros organismos de acción humanitaria para que hagan algo paliar la situación. Se necesita un nuevo campo de refugiados: "No se puede tener a la gente en estas condiciones", insiste.
Para el padre Vicente es incomprensible la actitud de algunas ONG. "Vienen, miran y se van a estudiar la situación. Y mientras, la gente vive literalmente, tirada sobre el barro y en la mierda. Las letrinas se han desbordado y las condiciones de salud pública e higiene no son, ni mucho menos, las deseables", denuncia.
"Y luego hablamos del cólera", advierte, para añadir que los organismos internacionales que sí están presentes, como la Cruz Roja o Médicos Sin Fronteras, "no dan abasto".
Aunque lo deseable es que las personas refugiadas en la parroquia pudieran volver a sus casas, el padre Vicente señala que la gente tiene miedo.
Sin embargo, el sacerdote desmiente las noticias aparecidas recientemente en Internet y algunos medios en las que se habla de matanzas indiscriminadas de cristianos y remite a su congregación para aclarar las cosas. "En estos meses, sobre todo en los asaltos de enero, muertos ha habido, pero no se sabe cuántos; probablemente, más de lo que se piensa...". Pero asegura que "la religión - creemos, no tiene nada que ver en esto. Nosotros estamos tranquilos. Bien de salud, aunque cansados".
Su prioridad es "atender a estos miles de personas. Después, los niños huérfanos y ancianos serán los que más nos necesiten"., concluye.
Fuente Diario "EL MUNDO"
Con armas es difícil
Costa de Marfil intenta reconstruir su economía, destrozada por los recientes enfrentamientos armados
La economía marfileña está en mínimos. Cinco meses de convulsas disputas políticas y más de sesenta días de cuasi guerra civil han dejado como saldo unas finanzas destrozadas, servicios básicos paralizados, desabastecimiento masivo y una industria exportadora inmóvil. El conflicto armado ha arrasado casi todo, debilitando una estructura productiva que ya estaba estancada desde el bloqueo comercial impuesto por la UE y EE UU a comienzos de enero. Una situación que se mantendrá al menos hasta la postergada rendición del presidente Laurent Gbagbo.
Costa de Marfil, como la mayoría de los países subsaharianos, vive casi exclusivamente de las exportaciones de materias primas, que representan el 43% del PIB. Es el primer productor mundial de cacao y uno de los principales vendedores de café, exportaciones que representan cerca del 40% de sus ingresos por exportaciones y el 20% del PIB. Todo ello, y en su calidad de monoexportador de cacao -posee el 40% de la producción mundial-, le ha otorgado una estabilidad en los ingresos poco conocida en países no petroleros.
No obstante, la última década de disputas políticas y constantes enfrentamientos entre Gbagbo y sus detractores han lastrado gravemente su crecimiento potencial. Los datos del FMI indican que durante la pasada década el país solo creció un 0,5% de media anual, tras soportar fuertes caídas en la producción del 4,6% en 2000. Es más, mientras la media de crecimiento de África alcanzaba su cénit en 2007 con un 6% de crecimiento medio, Costa de Marfil solo registraba un 0,7% de alza en su PIB.
Pero estas nuevas revueltas han frenado un incipiente despegue, que, alentado por la fiebre exportadora, había logrado que el país creciese un 3,8% en 2009 y un 3% en 2010. Para este curso, las previsiones eran del 4%, pero tras los enfrentamientos ya nadie se atreve a pronosticar cifras positivas. Lo único que podría mejorar la situación es que las revueltas concluyan, lo que permitiría terminar con el bloqueo marítimo y comercial de las potencias occidentales favorables al presidente electo Alassane Ouattara y, así, poner en marcha la maquinaria exportadora y los intercambios comerciales con sus principales socios: Alemania, Nigeria y Holanda.
Los informadores que cubren el combate hablan de los enormes stocks de cacao y otras materias primas arrumbados en el puerto de Abiyán, la capital económica del país y principal foco del conflicto durante los últimos días. Ahora, la principal preocupación es que, una vez terminado el conflicto, todos vuelvan al trabajo -en especial, los trabajadores extranjeros ahuyentados por los combates- y que se pongan en marcha de nuevo las industrias. El segundo gran reto es reabastecer a la población de productos básicos e intentar contener una inflación que en 2009 cerró en el 1%, uno de los pocos logros económicos de Gbagbo.
El otro gran problema, ya crónico, es la pobreza de un país que tiene un PIB per cápita de solo mil dólares y donde la mitad de la población vive con menos de dos dólares al día. Para esta reconstrucción, Costa de Marfil cuenta con una situación presupuestaria que a primera vista no es muy crítica, con una deuda pública del 65% y un déficit estimado de 0,2% en 2010. Contará, además, con la ayuda de organismos como el Banco Mundial, que tras la salida de Gbagbo volverán a llegar al país.
Fuente Diario "EL MUNDO"
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