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sábado, 2 de abril de 2011

GAGOMILITARIA NOTICIAS.-CONSTA DE MARFIL , ES UN POLVORÍN






Las matanzas étnicas asolan Costa de Marfil

Al menos 800 personas han muerto en la ciudad de Duekoue, al oeste de Costa de Marfil, según ha denunciado el Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR). El jefe de la delegación del CICR en el país aseguró que la matanza fue particularmente sorprendente en su magnitud y brutalidad.

Según informa la BBC, los combates continúan en la ciudad clave de Abiyán, capital financiera de Costa Marfil, entre los aliados del presidente saliente, Laurent Gbagbo, y las fuerzas del presidente electo, Alassane Ouattara, que luchan por hacerse con el control de esta ciudad, sede del Gobierno.

La portavoz del CICR, Dorothea Krimitsas, ha explicado que "no hay duda de que se han producido asesinatos a gran escala", que el organismo internacional está investigando. Además, aseguró que los miembros de la Cruz Roja han informado de que han visto "innumerables cadáveres" en las calles de Duekoue, lo que "parece indicar que se trata de violencia étnica".

"La Cruz Roja condena los ataques directos contra civiles y recuerda a las partes en el conflicto que hay que defender a las personas que se encuentran bajo sus territorios en toda circunstancia", añadió el jefe de la delegación, Dominique Liengme.

La organización con sede en Ginebra dijo que decenas de miles de hombres, mujeres y niños habían huido de los combates en Duekoue desde el pasado lunes.

La ciudad se encuentra en una encrucijada estratégica en el oeste de Costa de Marfil y ha estado bajo el control de las fuerzas leales a Ouattara desde el martes.

Mientras tanto y tras días de combates, crece la presión internacional sobre Laurent Gbagbo, quien se aferra al poder pese a haber perdido las elecciones presidenciales.

La Unión Europea (UE) y EEUU han exigido de nuevo a Gbagbo que ponga fin a los enfrentamientos y que entregue la presidencia.

En los últimos días las tropas de su rival, reconocido internacionalmente como ganador de los comicios, se hicieron con el control de casi todo el país excepto algunos feudos de Gbagbo.

Alain Toussaint, un hombre cercano a Gbagbo, dijo a la emisora de televisión 'I-Télé', que el presidente "prefiere morir a rendirse".

Mientras, continúa sin estar claro el paradero de Gbagbo, de 65 años. Según la emisora BBC se encuentra junto con su familia en su residencia en Abiyán. Una huida al extranjero sería difícil debido a que Ouattara cerró las fronteras.

A través de las redes sociales como Twitter, habitantes de Abiyán informaron de saqueos y robos en las casas. "En nuestro barrio hay saqueos automáticos", relató William Ahouma en Twitter. "¿Dónde están las tropas de paz?", se preguntaba por su parte Edith Brou. "La gente tiene pánico", agregaba.

Según una fuente mlitar, unos 50.000 soldados del Ejército se pasaron a las filas de Ouattara o abandonaron las armas.

Ouattara, por su parte, llamó a las Fuerzas Armadas a deponer las armas y evitar una guerra civil. Según el presidente electo, las tropas republicanas fieles a su partido ya llegaron a Abiyán, por lo que es innecesario continuar con un derramamiento de sangre. "Les llamo a que se pongan a disposición de su país y vuelvan a la legalidad", dijo Ouattara en el canal TCI.

'Obligan a la gente a salir de sus casas para saquearlas e incendiarlas'

* 'Se habla de ejecuciones de sospechosos de haber participado en el conflicto'
* Más de 3.500 personas han llegado a la casa salesiana buscando refugio
* MSF denuncia que los civiles tiene difícil el acceso a la atención médica
* La organización asegura que comienza a escasear el material médico

"El barrio de Carrefour fue totalmente saqueado. Los agresores obligaron a la gente a salir de las casas sin ningún equipaje; después, apenas salían los habitantes de sus habitaciones, las casas eran saqueadas e incendiadas". Ocurrió el miércoles en Dékoué, una ciudad al oeste de Costa de Marfil, según ha informado la misión salesiana 'Santa Teresa del Niño Jesús'.

Lo ocurrido ese miércoles por la tarde, sin embargo, no es un hecho aislado en Costa de Marfil. La violencia en el país africano ha aumentado en estos últimos días y la misión salesiana en Deuékoué se ha convertido en un refugio seguro para miles de personas. "Nuestra situación es cada vez más dramática y la crisis humanitaria es ya una realidad", explican desde la misión.

Más de 400 personas han muerto y un millón de personas han huido de sus casas, desde que comenzó el conflicto en diciembre de 2010, tras unas elecciones que acabaron con los dos principales candidatos, Laurent Gbagbo y Alassane Ouattara, proclamándose vencedores, dando lugar a una bicefalia de poder además de un embrollo que hoy amenaza con convertirse en guerra civil. Ni la postura de la ONU, que declaró vencedor de los comicios a Ouattara, pudo poner fin a la división y el caos.

Hoy, son más de 3.500 personas las que se refugian en la casa salesiana. "Muchos testimonios hablan de ejecuciones de jóvenes sospechosos de haber participado en los enfrentamientos y de ser parte de las milicias armadas", dicen los padres salesianos. "El flujo de refugiados es impresionante. La llegada de los desplazados del barrio Carrefour, y de otros barrios de la ciudad, ha hecho que el patio de la parroquia esté literalmente ocupado", advierten los misioneros. Además, las lluvias han hecho que la situación sea todavía más dura.

"Hoy [jueves], no tenemos ni electricidad ni agua corriente", explican desde la misión salesiana 'Santa Teresa del Niño Jesús', que nació en 1981 para atender a la población desfavorecida de la zona. En la actualidad, cuentan con un centro de acogida, un centro de formación profesional y un centro socio-cultural para los niños y jóvenes con menos recursos.
Imposible desplazarse

En la misma localidad, los equipos de Médicos Sin Fronteras (MSF) trabajan atendiendo a los desplazados que llegan al campo de refugiados de la Misión Católica, según ha informado la organización en un comunicado. Además, en Dékoué -seriamente afectada por los combates- atienden a los pacientes y estabilizan a los que necesitan ser transferidos a Bangolo, a 30 kilómetros de distancia, donde son operados por un equipo de la organización, que trabaja en el único hospital que sigue abierto en la zona.

MSF denuncia que el recrudecimiento de los combates hace aún más difícil el acceso de los civiles a la atención médica. "En el oeste de Costa de Marfil, los nuevos avances de la línea de frente han provocado la huida de miles de personas durante los últimos días, mientras que en muchos barrios de Abiyán resulta prácticamente imposible desplazarse de un lugar a otro. En las calles se producen incontables actos de pillaje y multitud de hombres armados continúan disparando, lo que hace que sea muy difícil acceder a los pocos servicios de salud que continúan funcionando", asegura MSF.

"Los equipos de la organización trabajan en el hospital de Abobo Sur, el único que continúa en funcionamiento de todos los distritos del norte de Abiyán y donde este jueves recibieron nuevamente decenas de heridos de bala. Los pacientes son trasladados a pie hasta las instalaciones del mismo, ya que las ambulancias hace tiempo que dejaron de prestar servicio", asegura la organización, que además advierte que "el material médico y las medicinas empiezan a escasear en todo el país y el personal médico del Ministerio de Salud ha abandonado los hospitales hace ya varias semanas".

Sólo en Abiyán, los equipos de MSF, con la colaboración de los médicos del sistema de salud nacional, han tratado a más de 300 heridos en el último mes. Mego Terzian, coordinador de emergencias de la organización recuerda que "el acceso a la atención médica es fundamental. Es imperativo que los civiles no sean blanco de los combates y que los pacientes tengan acceso a los hospitales".

Ouattara promete restablecer el orden en Abiyán y EEUU pide a Gbagbo que dimita

El Gobierno del presidente electo marfileño, Alassane Ouattara, prometió restablecer rápidamente el orden y la seguridad en Abiyán, capital económica de Costa de Marfil y escenario de saqueos y actos de vandalismo que acompañan los combates entre las fuerzas republicanas leales a Ouattara y las del presidente saliente, Laurent Gbagbo, por el control de Abiyán.

En declaraciones a la Televisión de Costa de Marfil (TCI), Patrick Achi, portavoz del Gobierno de Ouattara, admitió la existencia de fallos en la protección a los individuos y sus bienes y en el mantenimiento del orden público. Achi acusó a los milicianos que apoyan a Gbagbo de ser los principales responsables de los saqueos masivos y robos registrados a lo largo de la jornada en varios barrios de Abiyán.

Según el portavoz, los mismos milicianos han sacado a la calle y armado a los prisioneros de la cárcel de Abiyán, incluidos delincuentes peligrosos, que se han unido a los actos de vandalismo.

El objetivo de las Fuerzas Republicanas ahora, resaltó Achi, es reducir los últimos focos de resistencia de las fuerzas rivales: el cuartel de la Gendarmería de Agban y el barrio de Le Plateau, en el que se encuentra el Palacio Presidencial, actual refugio de Gbagbo.

Los ataques sobre la Residencia Presidencial comenzaron en la madrugada del jueves tras rechazar de nuevo Gbagbo el ultimátum del primer ministro de Ouattara, Guillaume Soro, quien le exigió abandonar el poder antes de las 19.00 GMT del viernes. El Gobierno de Ouattara cerró las fronteras hasta nuevo aviso y prolongó el toque de queda hasta mediodía del sábado.
Es el momento de que Gbagbo dimita

Mientras tanto, el Gobierno de EEUU ha reclamado a la ONU y a Francia que hagan todo lo posible por proteger a la población civil del país africano. "Estamos muy preocupados por la violencia que se produce y pedimos contención a todas las partes", dijo un portavoz de la administración Obama , que reiteró los llamamientos de su país para la salida inmediata de Gbagbo, que se niega a dejar su cargo.

El portavoz señaló que "es imposible" para Washington predecir cuándo se irá Gbagbo, pero "parece que su momento se acabará esta noche" y le urgió que deje el poder. "Ya es el momento de dimitir y prevenir más derramamiento de sangre", enfatizó.

Por otra parte, el presidente francés, Nicolas Sarkozy ha mantenido una conversación telefónica con Ouattara para abordar la situación en el país africano. Tras la llamada, de la que no han trascendido detalles, Francia conminó al presidente saliente a retirarse para que cese la violencia a ceder el poder de forma "inmediata" a Ouattara.

Fuente Diario "EL MUNDO"


Caos, combates y matanzas en Costa de Marfil

Cruz Roja Internacional informa de la muerte de al menos 800 personas en Duekué.- Cascos azules y militares franceses se despliegan en Abiyán para frenar la violencia.- Gbagbo, acorralado, sigue aferrado al poder en Costa de Marfil

"Al menos 800 personas" murieron el pasado 29 de marzo en una misma ciudad, en Duekué (situada al oeste de Costa de Marfil, según ha denunciado el Comité Internacional de la Cruz Roja. Según el organismo, citando informaciones recogidas en la zona, informa de que las muertes se produjeron como consecuencia de ataques violentos entre comunidades. "No hay duda que en esa ciudad ha pasado algo de una gran amplitud de la que aún estamos recogiendo información", ha asegurado la organización, que también afirma que varios de sus delegados "han visto un gran número de cuerpos". "Este acontecimiento es particularmente grave por su embergadura y brutalidad", ha dicho alarmado el jefe de la delegación de la Cruz Roja en el país en un comunicado.

Por su parte el portavoz del Gobierno del presidente electo Ouattara, Patrick Achi, ha admitido esta madrugada en declaraciones a la Televisión de Costa de Marfil (TCI) la existencia de fallos en la protección a los individuos y sus bienes y en el mantenimiento del orden público, que se ha comprometido en restablecer rápidamente. Achi acusa a los milicianos que apoyan a Gbagbo, que se aferra al poder, de ser los principales responsables de los saqueos masivos y robos registrados a lo largo de la jornada en varios barrios de Abiyán. Según el portavoz, los mismos milicianos han sacado a la calle y armado a los prisioneros de la cárcel de Abiyán, incluidos delincuentes peligrosos, que se han unido a los actos de vandalismo.

El objetivo de las Fuerzas Republicanas ahora, resaltó Achi, es reducir los últimos focos de resistencia de las fuerzas rivales: el cuartel de la Gendarmería de Agban y el barrio de Le Plateau, en el que se encuentra el Palacio Presidencial, actual refugio de Gbagbo.

Abiyán, la ciudad clave

La batalla de Abiyán, el último capítulo del enfrentamiento entre el presidente electo de Costa de Marfil, Alassane Ouattara, y su rival, el expresidente Laurent Gbagbo, que se aferra al poder a pesar de haber perdido las elecciones en noviembre, se decidía ayer en determinados barrios de la ciudad africana. Los combates se centraban en los alrededores de la sede de la televisión estatal de Costa de Marfil (RTL) y en las calles que rodean el palacio presidencial y la residencia particular de Gbagbo, los últimos bastiones de los seguidores del expresidente. Este, cada vez más acorralado, cada vez más abandonado por el Ejército y la policía, renunciaba a entregarse. Durante toda la tarde de ayer circularon mil rumores sobre su paradero. Algunos lo situaban ya fuera de Costa de Marfil. Sin embargo, a las siete de la tarde, un portavoz de su Gobierno aseguró a la agencia France Presse que se encontraba "en su residencia de Abiyán, rodeado de toda su familia". Antiguos colaboradores de Gbagbo que desfilaban por las televisiones francesas reconocieron que el expresidente de Costa de Marfil era capaz de suicidarse antes de entregarse y entregar lo que le quedaba de poder.

Esta batalla, que decidirá el futuro del país, estalló el jueves, cuando las tropas leales a Outtara, provenientes del norte, tras hacerse casi sin lucha con la capital administrativa del país, Yamusukro, alcanzaron Abiyán, la capital económica.

"Estoy aterrada. En mi jardín se oyen disparos", manifestaba a la cadena francesa i-Télé Catherine, de nacionalidad francesa, que vive en Abiyán desde hace 40 años. La ciudad, según varios testimonios, se vació. Y comenzaron los primeros actos de pillaje. El Ministerio francés de Asuntos Exteriores, consciente del peligro que corrían muchos de los 12.000 franceses que viven en Costa de Marfil, les pidió que no salieran de casa y que se abstuvieran de viajar por carretera. Air France informó de que suspendía los vuelos con Abiyán. Y casi dos centenares de soldados franceses destacados en la ciudad de Costa de Marfil se desplegaron, subidos en blindados, con el objeto de patrullar los barrios habitados por los occidentales y evitar los saqueos.

Mientras, se sucedían los llamamientos para que el expresidente de Costa de Marfil abandonara su último reducto y se marchara del país. Lo hizo el secretario general de Naciones Unidas, Ban Ki-moon; y lo hizo después el Elíseo, consciente de su papel de exmetrópoli, por medio de un comunicado, después de que Nicolas Sarkozy se reuniera con su primer ministro y los ministros de Defensa y de Asuntos Exteriores para seguir de cerca lo que pasaba en Abiyán. Una petición a la que se sumó también el Gobierno de Estados Unidos, que esta madrugada pedía en a la ONU y a Francia que hagan todo lo posible en Costa de Marfil para proteger a la población civil del país africano e impidan posibles saqueos. "Estamos muy preocupados por la violencia que se produce y pedimos contención a todas las partes", dijo el portavoz en funciones del Departamento de Estado, Mark Toner. "Ya es el momento de dimitir y prevenir más derramamiento de sangre", enfatizó, refiriéndose a Gbagbo, de quien dijo no tener claro en donde se encuentra.

Cerca de 700 extranjeros abandonaron sus casas y se refugiaron en la base militar francesa de Port-Bouët, cerca del aeropuerto de la ciudad, como medida de precaución. Además de las tropas francesas, los cascos azules se desplegaron por la ciudad, también para hacer frente al pillaje. Abiyán, por lo menos ayer, se sumía en el caos: varias organizaciones humanitarias alertaban de la situación que se respiraba en la ciudad. Y expertos en países de la zona, citando testimonios de personas que residían en la ciudad, aseguraban que había numerosos civiles que habían sido abatidos por francotiradores de Gbagbo en los barrios de Treichville y Pot-Bouët.

La resistencia de Gbagbo a dejar el poder desde que perdió las elecciones en noviembre ha causado ya medio millar de muertos y un millón de desplazados. La ONU también ha denunciado el trato a civiles por parte de los seguidores de su rival Outtara, que el jueves dio un ultimátum al expresidente para que deje de una vez el cargo y así evitar "un baño de sangre" en Abiyán.


Costa de Marfil: símbolo del mal gobierno


La lucha por el poder entre Laurent Gbagbo y Alassane Ouattara refleja graves problemas africanos. Uno de ellos son unas instituciones políticas poco democráticas y desconectadas de las tradiciones del continente

El presidente de Costa de Marfil, Laurent Gbagbo, está cumpliendo el estereotipo del dirigente africano que se aferra al poder, se mantiene alejado de los ciudadanos de su país e ignora la voluntad expresada por ellos.

La dramática situación surge de una lucha personal por el poder entre Gbagbo, que nunca ha sido elegido pero gobierna Costa de Marfil desde hace 10 años, desde las elecciones frustradas de 2000, y Alassane Ouattara, el candidato al que el 54% de los votantes escogió para la presidencia en la segunda ronda del 28 de noviembre.

El mundo, con razón, ha decidido respaldar la elección de los ciudadanos. Naciones Unidas, la Unión Africana, Estados Unidos y Francia han exigido a Gbagbo que entregue el poder a Ouattara.

Ahora bien, al centrar la atención en los defectos de los líderes, se oculta el problema de fondo: la desconexión absoluta entre las instituciones políticas modernas de África y sus comunidades étnicas e instituciones tradicionales. Dicha desconexión, que tan bien se refleja en Costa de Marfil, es la razón fundamental de la crisis de gobierno en el continente. Los Estados africanos contemporáneos son híbridos ineficaces de culturas y costumbres indígenas mezcladas con los modelos de gobierno árabes y europeos que llegaron con las invasiones, el colonialismo y las migraciones.

En vez de volver a buscar soluciones a corto plazo para la violencia desatada tras las elecciones, sería más sensato examinar las formas de evitar futuras crisis que tienen sus raíces en los sistemas políticos disfuncionales de África.

La crisis en Costa de Marfil manifiesta una profunda brecha entre el norte, mayoritariamente musulmán, y el sur, mayoritariamente cristiano, una crisis exacerbada por las tensiones étnicas consecuencia del trazado de las fronteras coloniales sin tener en cuenta la integridad de las comunidades étnicas africanas. Como las fronteras del Estado atraviesan grupos étnicos importantes con una presencia significativa en los países vecinos, cada crisis nacional es también una crisis regional.

Las divisiones trasnacionales resultantes han servido de instrumento a los políticos deseosos de utilizar la intolerancia étnica y el chovinismo regional para obtener el poder. Por ejemplo, el general Robert Guei, líder del golpe de 1999, impidió que Ouattara impugnase las elecciones de 2000 basándose en el exclusivismo de las leyes de ciudadanía "marfileña", diseñadas para despojar de sus derechos a los habitantes del norte, considerados de origen extranjero.

Si, como parece probable, Ouattara asume el poder, su mayor reto será reunificar un país aún dividido por el legado de la guerra civil de 2002. Para ello tendrá que abordar las cuestiones de la identidad nacional y la ciudadanía, reformar la tenencia de tierras y transferir poderes que ahora están en manos de la presidencia para conseguir un Gobierno más representativo e integrador.

Para Costa de Marfil es especialmente importante que el traspaso de poderes cree más vínculos con grandes segmentos de la población cuya vida cotidiana se rige aún por las instituciones tradicionales y las costumbres africanas. Esto se puede decir de muchos otros Estados. El rediseño de las instituciones de gobierno de África debería tener en cuenta cuatro prioridades.

En primer lugar, la tradición política africana del "gran hombre" debe desaparecer para ser sustituida por nuevas leyes y disposiciones que ofrezcan un mejor equilibrio entre unas instituciones de gobierno independientes, con el fin de que haya verdadera responsabilidad. La Constitución de la Segunda República de Costa de Marfil (del año 2000) prevé una presidencia fuerte en el marco de la separación de poderes, pero, como en la mayor parte de África, el sistema político está dominado por el presidente. La Asamblea Nacional de Costa de Marfil, una Cámara única de 225 miembros, suele aprobar de manera automática las leyes propuestas por el presidente. La crisis de desunión que sufre el país es de tal magnitud que debería estudiarse la posibilidad de una reforma constitucional que establezca un Parlamento bicameral en el que hubiera una Cámara inferior de elección directa y una nueva Cámara superior compuesta por autoridades tradicionales y ciudadanos destacados que representara los intereses generales de la sociedad y actuase de elemento estabilizador para contribuir a la unidad nacional. El fortalecimiento del poder legislativo y el poder judicial es crucial para lograr un equilibrio que garantice más responsabilidad y, por consiguiente, más armonía nacional.

En segundo lugar, es preciso repartir el poder y la riqueza por toda la sociedad para acercar el Gobierno a la gente. En África, no solo es que el poder esté concentrado en la presidencia, sino que está concentrado en las capitales. La distribución bien coordinada de poder y recursos desde el centro hacia los órganos locales, tanto electos como administrativos, es fundamental para acabar con la corrupción y facilitar la provisión eficaz de servicios. Esta forma de comprometer a las autoridades tradicionales puede ayudar también a incrementar la presencia y la legitimidad del Gobierno en los pueblos. Si se presta atención prioritaria al desarrollo rural, sobre todo las inversiones en el sector agrario, este traspaso de poder tendrá más fuerza, porque el sector agrario da trabajo casi al 70% de la población activa en África. Costa de Marfil es el principal productor de cacao del mundo, y la agricultura representa el 24% de su PIB; entre el 60% y el 70% de los habitantes se dedican a algún tipo de actividad agraria.

En tercer lugar, es crucial garantizar la educación y la formación necesarias para construir el futuro contando con un electorado informado. En Costa de Marfil esto es especialmente cierto, porque el nuevo Gobierno tendrá que afrontar el reto de encontrar salidas productivas para los ex combatientes desmovilizados y los miembros de las milicias desmanteladas y evitar así que se conviertan en soldados de a pie de una nueva oleada del caos político iniciado con la muerte del presidente Felix Houphouet-Boigny en 1993.

Por último, el aumento de la armonía y la disciplina en la sociedad es lo único capaz de resolver las viejas divisiones exacerbadas por los políticos africanos que agitan a las comunidades étnicas con sus proclamas apocalípticas para obtener el poder. Es evidente que será un proceso largo, porque esta práctica política está profundamente arraigada en un lugar como Costa de Marfil, en el que, en 1995, el segundo presidente del país, Henri Bedie, fomentó la xenofobia contra los musulmanes del norte para impedir el paso a su principal rival, Alassane Ouattara; Bedie, a su vez, cayó en 1999 por el golpe de Estado del general Guei. Bedie encendió la mecha con la que hoy sigue ardiendo el país. Ouattara debe empezar por predicar y practicar la integración y la reconciliación nacional.

Desde la perspectiva de los problemas de África, no es extraño que muchos dirigentes busquen hoy su modelo de gobierno en Oriente, y no solo en Occidente, al tiempo que intentan restablecer ciertas costumbres autóctonas. Aunque no hay duda de que para los africanos sería beneficioso que reinaran el imperio de la ley, la protección de las libertades individuales y la separación de poderes, la verdad es que las elecciones democráticas que se han celebrado no han producido resultados duraderos ni han servido para impedir la violencia. Por eso, a muchos, el modelo chino, con su énfasis en la armonía social, la estabilidad política y el rápido crecimiento, les parece más relevante, sobre todo a medida que crece la presencia de China en el continente.

Lo mejor que puede pasarle a África es que encuentre una vía intermedia para gobernar, que incluya a todos y se apoye en la legitimidad de sus propias tradiciones, pero que sea pragmática y tome prestados elementos de Oriente y Occidente para afrontar sus retos. Tal vez la respuesta africana sea otra forma híbrida de gobierno, pero una forma construida por los propios africanos, no impuesta desde el exterior.

© Global Viewpoint Network/Tribune Media Services.

Fuente Diario "EL PAÍS"

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