Los soldados de Zimbabue, acusados de «torturas sistemáticas»
La comisión denuncia el abuso de los cuerpos de seguridad durante las manifestaciones por la situación económica
Corresponsal en JohannesburgoActualizado:
Las fuerzas de seguridad de Zimbabue «torturan sistemáticamente» a los manifestantes, según grupos de derechos humanos. A pesar de que la policía y los militares han negado las acusaciones de usar de manera excesiva la fuerza en sus intervenciones. El país se encuentra inmerso en una grave crisis económica y política y las últimas medidas de la administración de Emmerson Mnangagwa, como subir el precio del fuel un 150%, han provocado revueltas en las calles de las principales ciudades del país.
La Comisión de Derechos Humanos ha acusado a las fuerzas de seguridad de tortura sistemática hacia civiles que protestan por la desastrosa situación en la que se encuentra el país. Los abogados y activistas acusan a las fuerzas de seguridad de haber matado al menos a una docena de personas, de herir a otras 200 y detener a más de 600 zimbabuenses (a muchos de los cuales le han negado una fianza) durante los altercados acontecidos en las últimas semanas. Sin embargo, la policía solo ha confirmado la muerte de tres personas durante las protestas. Los manifestantes dicen haber sido golpeados injustificadamente por el simple hecho de encontrarse en la calle y otros han sido detenidos, supuestamente, por motivos tan absurdos como llevar comida a los asistentes a las protestas, según denuncia el Foro de ONG de Derechos Humanos de Zimbabue.
La comisión expresó también su preocupación por recurrir de manera continuada a los militares para mantener el orden público. El gobierno desplegó el ejército por las calles de la capital, Harare, el 1 de agosto de 2018 debido a la violencia poselectoral y al menos seis personas murieron. Después de aquellos acontecimientos, «era de esperar que el país hubiera aprendido algo y actuara de manera diferente en el futuro», según la comisión. Sin embargo, un portavoz del presidente dijo el domingo que las medidas adoptadas eran un anticipo de cómo las autoridades responderían si seguían las violentas protestas.
El gobierno señala a la oposición como incitadores y responsables de los recientes altercados. En concreto, acusa al Movimiento para el Cambio Democrático (MDC, por sus siglas en ingles) de Nelson Chamisa de usar las protestas como fin político.
El presidente Mnangagwa, que interrumpió su gira internacional, prometió el martes investigar si hubo un «comportamiento indebido» por parte de sus cuerpos de seguridad y pidió «un diálogo nacional» con la sociedad civil, la oposición y la iglesia para poner fin a la situación actual. A través de Twitter, el máximo dirigente del país dijo que la violencia o la mala conducta por fuerzas de seguridad era «inaceptable y una traición de nuevo Zimbabue». Y añadió que «de ser requerido, rodarán cabezas».
Catorce meses después de la caída de Robert Mugabe, no solo la economía no ha mejorado si no que la represión de los cuerpos del Estado recuerdan a la época del predecesor de Mnangagwa. Las ciudades que más han sufrido la violencia policial son aquellas cuyas manifestaciones han sido más multitudinarias como Harare, la capital, y Bulawayo, segunda urbe más grande del país. Mnangagwa, 76, quien usó a las tropas para acceder al poder, se comprometió a terminar con los abusos contra civiles.
La alta inflación, la escasez de efectivo y de gasolina y la subida de los precios de productos de primera necesidad han dejado a la frágil economía de Zimbabue en una situación límite.
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