Día 10/07/2015 - 01.17h
Si te gusta la historia militar puedes escaparte este verano a Normandía y vivir una experiencia que te hará sentirte como un verdadero soldado
Hablar del verano es hacerlo de una época de descanso, relajación y vacaciones. No obstante, hubo un año en que la llegada de junio no se recibió alegremente. Fue en 1944, un tiempo de sangre, muerte y fusiles en el que los Aliados llevaron a cabo una de las operaciones militares más tristemente recordadas de todos los tiempos: el Desembarco de Normandía. En él participaron nada menos que 150.000 combatientes en la primera jornada (entre norteamericanos, británicos y canadienses), todos dispuestos a dejarse la vida por liberar a Europa del yugo nazi desde tierra, mar y aire.
Fue precisamente desde ese último lugar desde donde se lanzaron –con más gónadas que racionalidad- los paracaidistas de la 101ª División Aerotransportada de los EE.UU., una unidad a la que se le encargó aterrizar en la retaguardia de las líneas enemigas e impedir que los refuerzos germanos llegasen hasta las playas donde iban a arribar, horas después, el grueso de las tropas aliadas. Y eso, bajo el fuego incesante de los cañones antiáereos alemanes (que se cobraron muchos aviones de transporte), con la tensión de saberse solos ante el enemigo hasta que sus compañeros llegasen, y con la responsabilidad de saber que de ellos dependía una buena parte de aquella gigantesca operación.
Puede que todo lo anterior suene a historia vieja y pasada; puede que este gigantesco desembarco haya caído en el olvido; puede que para muchos no sea más que unas letras negras impresas sobre papel y puede, incluso, que haya gente que no le de importancia. Sin embargo, aquellos soldados fueron los que dieron a los nazis un gigantesco bofetón que terminó por costarles Europa. Todo ello se vivió hace apenas 71 años y en una zona ubicada a poco más de 1.300 kilómetros de Madrid (1160 desde Barcelona) por carretera. Una distancia ínfima a la hora de viajar.
Por ello, si eres fan de la Segunda Guerra Mundial y quieres que el pelo se te erice disfrutando en primera persona de los mismos lugares en los que en su día combatieron los soldados estadounidenses, no hay mejor forma de pasar el verano que viajar hasta Normandía y hacer una ruta a través de las zonas que tuvieron que tomar a las bravas los combatientes de la 101ª División Aerotransportada.
Un poco de historia
La historia de las «Águilas aulladoras», como se conocía a los miembros de la 101ª División Aerotransportada estadounidense, comenzó poco antes de la Segunda Guerra Mundial. Fue en ese momento cuando el agregado militar norteamericano William C. Lee observó el uso que hacía Adolf Hitler de unos combatientes especialmente entrenados para lanzarse desde aviones hacia puntos estratégicos tras las líneas enemigas. La idea del alemán le cautivó y, tras insistir una y otra vez a sus superiores, logró que su país permitiera un proyecto similar. Años después, en 1942 (y en este contexto) fue alumbrada la 101ª División.
La primera misión de peso que le fue otorgada a esta unidad fue la de participar en el Desembarco de Normandía, la operación combinada mediante la que estadounidenses, ingleses y canadienses pretendían penetrar en Europa a través de las playas del norte de Francia. La zona estaba fuertemente defendida, y no solo en la costa, sino también en el interior, lo que permitía a los nazis hacer llegar paulatinamente refuerzos hacia la playa para detener el desembarco aliado. Por ello, los oficiales encargados de dirigir el asalto establecieron que sería necesario enviar a tropas paracaidistas tras la primera línea de defensa alemana. El objetivo era sencillo: debían tomar puntos estratégicos e impedir que más nazis enlazaran con las fuerzas ubicadas en la orilla.
Lógicamente, esta misión correría a cargo de las divisiones aerotransportadas, entre las que se destacaba la 101ª. Esta sería la encargada (junto a la 82ª División) de aterrizar en playa denominada bajo el nombre en clave «Utah», ubicada en el extremo izquierdo del frente. Entre las órdenes de sus oficiales se encontraban las de tomar varios puntos estratégicos y fácilmente defendibles, capturar puentes clave para evitar el avance de carros de combate germanos, destruir baterías de cañones que podían dañar severamente a aquellos que desembarcasen en la playa, crear el desconcierto y el caos y, en definitiva, mandar al otro barrio a cuantos más nazis pudieran.
Sin embargo, cuando partieron en la noche del 5 de junio hacia su destino, no sabían que el fuego antiaéreo de los soldados de Hitler iba a hacer que sus lugares de salto se mezclaran con los de otras unidades y se generara un caos de mil demonios. Con todo, cada soldado sabía qué puntos debía tomar, cayera donde cayese.
Sainte Mere Eglise, el centro de todo
El pueblo de Sainte Mere Eglise (ubicado a pocos kilómetros de Carentan) era uno de los objetivos principales de los paracaidistas norteamericanos. En principio era una zona de salto de la 82ª División Aerotransportada, pero lo cierto es que, debido a los problemas que crearon los antiaéreos nazis, en este pueblo cayeron también varios soldados de la 101ª. Desgraciadamente, muchos combatientes aterrizaron en el centro de la ciudad, por lo que fueron asesinados sin piedad por los defensores sin apenas tener tiempo de sacar su arma.
A su vez, este pueblo se hizo famoso gracias a John M. Steele, un paracaidista de la 82ª División al que el viento le hizo acabar su descenso en el campanario de la iglesia (donde se le enganchó el paracaídas y se quedó colgado). Sin poder liberarse, y sabiendo que era un objetivo claro de los alemanes, se hizo el muerto para evitar que le disparasen. Curiosamente, sobrevivió. Hoy, su gesta se recuerda mediante una estatua que le representa encima de la torre.
«En Sainte Mere Eglise hay también un museo de la “Airborne” que es digno de ver. Dentro tienen material como un avión americano C-47 y un planeador "Waco" de aluminio y lona en el que se lanzaba a varios soldados y algún vehículo con el objetivo de que, al aterrizar, no estuviesen desperdigados y pudieran combatir juntos», explica, en declaraciones a ABC, Leandro Aguilera –presidente de la asociación de recreación histórica «101 Airborne Girona Reenactment Group», grupo que se conoce de cabo a rabo las playas de Normandía y todos sus entresijos históricos relacionados con la Segunda Guerra Mundial-.
Según afirma el recreador histórico (quien suele viajar cada año a esta zona) Sainte Mere Eglise era un enclave determinante para los norteamericanos, pues las cuatro carreteras principales que salían de la playa de «Utah» pasaban por este pueblo. Por ello, se estableció que era un objetivo que debía tomarse el primer día. «En el pueblo también se puede ver la iglesia -cuyos ventanales tienen motivos relacionados con los paracaidistas norteamericanos- y disfrutar del lugar en general, pues en él se rodó la película bélica “El día más largo”. Además, cada pueblo tiene su pequeño recuerdo del desembarco, desde carros de combate, hasta estatuas», completa Aguilera.
Objetivos de los paracaidistas al norte de Sainte Mere Eglise
-La batería de Azeville
Ubicada a menos de 10 kilómetros al norte de Sainte Mere Eglise se encentraba la batería de cañones de Azeville. En su momento estaba formada por varios obuses de 155 milímetros y era protegida por unos 200 soldados nazis. Era de vital importancia tomarla para evitar que aquellos monstruos escupieran plomo sobre los soldados que iban a desembarcar, y así lo hizo la 4ª División de Infantería. «Hoy en día la batería está recuperada y se mantienen los túneles que había entre las diferentes casamatas. Es algo muy difícil de ver en otros lugares», destaca Leandro.
Objetivos de los paracaidistas al este de Sainte Mere Eglise
-Saint Marie du Mont
A unos 9 kilómetros al este de Sainte Mere Eglise se ubica Sainte Marie du Mont, un pueblo cercano a la costa en el que los paracaidistas estadounidenses se hicieron multitud de fotografías que aún se conservan. «Es un lugar pequeño pero al que es muy recomendable ir. Hay un museo de la resistencia y es muy divertido coger instantáneas de la época y ubicarte en el mismo sitio por el que pasaron los paracaidistas», determina el presidente de la «101 Airborne Girona Reenactment Group».
-Angoville Au Plain
El pueblo de Angoville Au Plain se encuentra a 12 kilómetros de Sainte Mere Eglise y a menos de 4 de Sainte Marie du Mont. La historia de este pueblo está rodeada de cierto misticismo, tal y como nos explica el español. «En este pueblo cayeron dos médicos paracaidistas de la 101ª (un cirujano y un sanitario). Al ver la cantidad de bajas que se estaban sucediendo montaron un hospital de campaña en la iglesia para curar a sus compañeros, aunque pronto les empezaron a llegar heridos alemanes y también los trataron. Lo curioso es que, cuando los nazis tomaron el pueblo, dejaron que estos médicos siguiesen haciendo su función sin molestarles».
En palabras de Aguilera, los médicos solo pusieron una norma para seguir trabajando: que nadie entrase con armas en la iglesia. «Es un lugar precioso para visitar. En la actualidad todavía hay manchas de sangre (que no se han limpiado) en los bancos y las vidrieras tienen motivos relacionados con los paracaidistas. Además, es totalmente gratuito visitarla», añade el español.
-La Rue de la Madeleine
Si se sigue la carretera que baja desde Sainte Mere Eglise a Angoville Au Plain se llega hasta La Rue de la Madeleine, zona en la que se puede disfrutar del museo «Utah Beach». En él, además de todo tipo de material, hay un bombardero bimotor B-26 Marauder utilizado en el Día D, un transporte anfibio «Duck», varias lanchas de desembarco o –entre otras cosas- un carro de combate Sherman. «En la misma carretera está el monumento a Richard D. Winters, quien dirigió a la famosa compañía Easy en el Desembarco de Normandía. Su personaje aparece en la serie “Hermanos de Sangre”», completa Aguilera.
-Death ManŽs Corner
En esa misma carretera se encuentra la «Esquina del hombre muerto», un cruce de caminos que llevaba hasta Carentan (una zona de cruentos combates en el Desembarco de Normandía). En él hay varias casas, aunque la más destacada es una que fue utilizada por los paracaidistas como posición defensiva y por los alemanes como hospital de campaña. No obstante, su fama no le viene dada por esto, sino por el misterioso origen de su nombre.
«Hay dos teorías. Una dice que fue llamado así porque los alemanes destruyeron un carro de combate Stuart en este punto y mataron a su oficial cuando intentaba salir. Otra afirma que es porque había varios francotiradores nazis apostados en la casa y, cada vez que algún americano se acercaba, acababan con él», completa el recreador histórico. Sea como fuere, lo cierto es que actualmente hay un museo en esta vivienda y, cerca de ella, una atracción interactiva que –mediante una máquina hidráulica- permite a los visitantes sentirse como si estuvieran en un avión C-47 (uno de los usados el Día D).
Objetivos de los paracaidistas al oeste de Sainte Mere Eglise
-Carretera de la Fiere
Apenas a 4 kilómetros al oeste de Sainte Mere Eglise (unos cinco minutos en coche) se encuentra un minúsculo puente que, tal y como explica Aguilera, fue testigo de una batalla sangrienta entre norteamericanos y alemanes. La contienda fue determinante, pues era uno de los lugares a través de los que podían llegar los refuerzos nazis a la playa de «Utah». Por ello, no quedó más remedio que tomarlo a la fuerza aunque no tenía más de 10 metros de largo.
Durante dos días se vivieron combates sangrientos en el lugar hasta que, finalmente, tropas combinadas de la 82ª y la 101ª División lograron expulsar a los defensores. «En el lugar hay una estatua muy famosa que conmemora la valentía de los soldados, este tipo de esculturas se hicieron alrededor del mundo y se llaman de forma genérica “Iron Mike”», completa el recreador histórico.
Otros lugares no relacionados con los paracaidistas
1-«Normandy Tank Museum». Una antigua pista de aterrizaje ubicada en la carretera de Isigny que ha sido reconvertida en museo.
2-Cementerio alemán de «La Cambe». Lugar de reposo de cientos de combatientes de las «SS», la «Wehrmacht» y la «Luftwaffe».
3-La batería de Pointe du Hoc. Posición donde, según la inteligencia estadounidense, había ubicados varios cañones nazis. Estaban situados encima de un acantilado. «Los rangers de los EE.UU. desembarcaron y tuvieron que subir el acantilado a brazo y con cuerdas para lograr acabar con esas armas. Desde arriba les disparaban y les tiraban granadas. Era algo insufrible. Cuando al fin consiguieron conquistar la posición se dieron cuenta de que los alemanes habían trasladado los cañones a otro lado», añade Aguilera.
4-Vierville Sur Mere. «Es la zona de desembarco que se ve en la película “Salvar al soldado Ryan”. Realmente no hay nada concreto, pero hay varios búnkers alemanes», destaca el español.
5-Cementerio americano de Normandía. Localizado en Colleville Sur Mer, es el cementerio de las tropas aliadas que se puede ver también en el largometraje de Tom Hanks. «Es muy espectacular. Se podría decir que es muy americano. Si tienes suerte es probable que te encuentres con algún veterano de la guerra. Si lo haces y hablas inglés puedes preguntarle sobre sus vivencias, suelen estar abiertos a ello», finaliza el recreador histórico.
*Queremos dar las gracias a Leandro Aguilera y al «101 Airborne Girona Reenactment Group» por prestarse a narrarnos las experiencias de su viaje. Os aconsejamos visitar su página web.
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