La Liga Árabe da luz verde a una fuerza militar conjunta para hacer frente a Irán
Día 29/03/2015 - 20.30h
El proyecto aprobado busca frenar «injerencias extranjeras» en países como Yemen, donde Teherán apoya a los rebeldes hutíes
La Liga Árabe contará con una fuerza militar conjunta que tendrá el objetivo de «hacer frente a las amenazas contra la seguridad nacional, la expansión de grupos terroristas y las injerencias extranjeras», según el comunicado final de la cumbre celebrada en la ciudad egipcia de Sharm el Sheij y que ha tenido a Yemen como gran tema de fondo. La resolución recibió el respaldo de 21 de los 22 países de este organismo (el asiento de Siria estuvo vacío porque no se invitó a la Coalición Nacional Siria que reemplaza al gobierno de Bashar Al Assad) y ahora se abre un plazo de cuatro meses en los que aquellos países que deseen unirse a la nueva fuerza deben coordinar esfuerzos para llevarla a la práctica. Los jefes de Estado Mayor se reunirán a finales de abril para estudiar los mecanismos de aplicación del proyecto.
El secretario general del organismo, Nabil Al Arabi, aclaró que «la adhesión es voluntaria» y que esta fuerza intervendrá tras una petición presentada por el país interesado. Aunque finalmente firmó la resolución, Irak fue el miembro de la Liga que mostró más «reservas porque no se habían hecho estudios preliminares», declaró el ministro de Exteriores, Ibrahim al Jaafari. El gobierno de Bagdad tiene una relación muy estrecha con Irán, cuyo ascenso en la región ha sido uno de los motivos que ha llevado a la Liga a tomar la decisión de aunar esfuerzos militares. Aunque no se ofrecieron los detalles del acuerdo, fuentes militares egipcias citadas por la agencia AP aseguraron que la nueva fuerza podría contar con 40.000 soldados de élite respaldados por mar y aire.
Hasta la rendición
El primer ejemplo práctico de lo que puede llegar a ser este ejército conjunto de la Liga Árabe se observa desde el jueves en Yemen, donde una alianza de una decena de países liderados por Arabia Saudí bombardea a los rebeldes hutíes por petición del presidente Mansour Hadi. Después de pedir en Sharm el Sheij que los ataques no se detengan hasta «la rendición» de los rebeldes, Hadi ha encontrado refugio en Riad a la espera de que mejore la situación de seguridad en Yemen, algo que no parece sencillo.
Los bombardeos de la alianza volvieron a castigar posiciones hutíes en la capital y en la provincia de Saada, en al frontera saudí, y por primera vez afectaron al aeropuerto internacional de Sana cuya pista quedó inutilizada 24 horas después de la evacuación de todo el personal de Naciones Unidas. En los primeros cuatro días de ataques la alianza habría logrado acabar con las bases aéreas y aviones e inutilizar todas las lanzaderas de cohetes Scud con los que contaban los rebeldes, según el general saudí Ahmed Hasan Asiri.
Los combates más duros fueron una jornada más en Aden, segunda ciudad del país y único lugar donde el presidente cuenta con una milicia de seguidores capaz de plantar cara a los hutíes y a las unidades militares leales al ex presidente Alí Abdulá Saleh. El hombre que dirigió Yemen durante tres décadas rompió su silencio de meses para pedir el final de los bombardeos y llamar al diálogo para salir de la crisis actual. La cadena Al Arabiya informó además de una supuesta oferta de Saleh a Riad en la que ofrecería dejar de apoyar a los hutíes a cambio de su inmunidad.
Los hutíes son zaidíes, una confesión derivada del chiismo, aunque se les conoce como hutíes por el clan que lidera al grupo desde 2004, y representan a un tercio de los 24 millones ciudadanos de un país de mayoría suní. Su pertenencia a esta secta del Islam llevó al presidente Hadi a denunciar a Irán como su máximo apoyo, aunque la república islámica niega cualquier vinculación con el grupo.
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