La rama egipcia del IS decapita a seis beduinos del Sinaí
Imagen capturada del vídeo difundido por el Estado Islámico en el que se narra la decapitación de los beduinos EM
La sucursal egipcia del autodenominado Estado Islámico (IS, por sus siglas en inglés) ha difundido este miércoles un vídeo en el que presume de haber decapitado a seis beduinos de la península del Sinaí por su colaboración con las fuerzas de seguridad egipcias y el espionaje israelí en una nueva muestra de la alarmante escalada de las acciones yihadistas pese a la ofensiva del ejército egipcio.
En el vídeo -de casi 14 minutos de duración y al que ha tenido acceso este diario- el grupo 'Provincia de Sinaí' -denominado 'Ansar Beit al Maqdis' hasta que el pasado noviembre jurara lealtad al IS- muestra a civiles -incluidos menores de edad- caídos supuestamente en las operaciones que llevan a cabo las fuerzas armadas egipcias en el norte del Sinaí. Tras las crudas imágenes de los cadáveres, una voz en off promete vengar su muerte.
En el primer acto de 'vendetta' que recoge el vídeo, unos militantes a bordo de un vehículo acribillan a balazos a dos hombres vestidos de civiles que se hallan en el interior de una furgoneta y -según los acólitos del IS- pertenecen a las fuerzas de seguridad egipcias. La parte final resulta la más brutal: seis beduinos confiesan a la cámara su colaboración con los servicios de inteligencia egipcio e israelí.
Uno de ellos, originario de la tribu Armilat, reconoce haber ayudado al Mossad para localizar a miembros del grupo yihadista. Los otros cinco, de los clanes Al Sawarka y Armilat, aseguran haber cooperado con los uniformados egipcios en la caza de los militantes. El vídeo concluye con la decapitación de los supuestos espías.
En otro ejemplo del desafío a las autoridades, los extremistas dejan los cuerpos a plena luz del día en una carretera del Sinaí. Sus verdugos aparecen encapuchados y enfundados en uniformes militares. El vídeo -que cumple el cruento patrón de las producciones difundidas por el IS- sería una advertencia para las tribus locales ante su colaboración con las fuerzas del orden.
Sometida a un estricto apagón informativo, la insurgencia yihadista campa a sus anchas por la península del Sinaí. Un enclave estratégico fronterizo con Israel donde ha firmado decenas de ataques contra las fuerzas de seguridad desde el golpe de Estado que desalojó del poder al islamista Mohamed Mursi en julio de 2013. Desde principios de 2011 y hasta el pasado abril, las arremetidas habían sesgado cerca de un millar de vidas, según datos del ministerio de Asuntos Exteriores egipcio.
Hasta el de finales de enero, los atentados más mortíferos habían tenido lugar el pasado 24 de octubre, cobrándose la vida de al menos 31 soldados egipcios. Tras los ataques, el régimen egipcio decretó tres meses de Estado de emergencia e inició la construcción de una 'zona colchón' con la franja palestina de Gaza, expulsando a más de un millar de familias y destruyendo cientos de viviendas. El severo toque de queda impuesto desde entonces, de 11 horas de duración, fue prorrogado en enero por otro periodo de tres meses.
Horas antes de la cadena de ataques, la filial egipcia del IS publicó en su cuenta de Twitter imágenes de sus ejercicios de entrenamiento con hombres encapuchados transportando lanzacohetes. Poco después del ataque, el presidente egipcio, Abdelfatah Al Sisi, declaró que "Egipto está en guerra contra la organización más poderosa de los últimos dos siglos".
En el vídeo -de casi 14 minutos de duración y al que ha tenido acceso este diario- el grupo 'Provincia de Sinaí' -denominado 'Ansar Beit al Maqdis' hasta que el pasado noviembre jurara lealtad al IS- muestra a civiles -incluidos menores de edad- caídos supuestamente en las operaciones que llevan a cabo las fuerzas armadas egipcias en el norte del Sinaí. Tras las crudas imágenes de los cadáveres, una voz en off promete vengar su muerte.
En el primer acto de 'vendetta' que recoge el vídeo, unos militantes a bordo de un vehículo acribillan a balazos a dos hombres vestidos de civiles que se hallan en el interior de una furgoneta y -según los acólitos del IS- pertenecen a las fuerzas de seguridad egipcias. La parte final resulta la más brutal: seis beduinos confiesan a la cámara su colaboración con los servicios de inteligencia egipcio e israelí.
Uno de ellos, originario de la tribu Armilat, reconoce haber ayudado al Mossad para localizar a miembros del grupo yihadista. Los otros cinco, de los clanes Al Sawarka y Armilat, aseguran haber cooperado con los uniformados egipcios en la caza de los militantes. El vídeo concluye con la decapitación de los supuestos espías.
En otro ejemplo del desafío a las autoridades, los extremistas dejan los cuerpos a plena luz del día en una carretera del Sinaí. Sus verdugos aparecen encapuchados y enfundados en uniformes militares. El vídeo -que cumple el cruento patrón de las producciones difundidas por el IS- sería una advertencia para las tribus locales ante su colaboración con las fuerzas del orden.
El nuevo episodio de una serie mortífera
El pasado 29 de enero, 'Provincia de Sinaí' reivindicó una cadena de ataques coordinados y simultáneos que se cobró la vida de al menos 32 personas en el norte del Sinaí. En concreto, las acciones consistieron en la detonación de tres coches bomba, el asalto a una zona de seguridad y el ataque de al menos siete puestos de control. Las embestidas -las más mortíferas y planificadas de la historia reciente del país árabe- tuvieron como blanco la sede del directorio de Seguridad de Al Arish, la capital del norte del Sinaí; una base del ejército cercana; un club de la policía y un campo de seguridad próximo a la localidad fronteriza de Rafah, entre otros lugares. La virulencia y preparación del ataque podría ser el modo elegido por el grupo para exhibir su lealtad al autoproclamado califa, Abu Bakr al Bagdadi.Sometida a un estricto apagón informativo, la insurgencia yihadista campa a sus anchas por la península del Sinaí. Un enclave estratégico fronterizo con Israel donde ha firmado decenas de ataques contra las fuerzas de seguridad desde el golpe de Estado que desalojó del poder al islamista Mohamed Mursi en julio de 2013. Desde principios de 2011 y hasta el pasado abril, las arremetidas habían sesgado cerca de un millar de vidas, según datos del ministerio de Asuntos Exteriores egipcio.
Hasta el de finales de enero, los atentados más mortíferos habían tenido lugar el pasado 24 de octubre, cobrándose la vida de al menos 31 soldados egipcios. Tras los ataques, el régimen egipcio decretó tres meses de Estado de emergencia e inició la construcción de una 'zona colchón' con la franja palestina de Gaza, expulsando a más de un millar de familias y destruyendo cientos de viviendas. El severo toque de queda impuesto desde entonces, de 11 horas de duración, fue prorrogado en enero por otro periodo de tres meses.
Horas antes de la cadena de ataques, la filial egipcia del IS publicó en su cuenta de Twitter imágenes de sus ejercicios de entrenamiento con hombres encapuchados transportando lanzacohetes. Poco después del ataque, el presidente egipcio, Abdelfatah Al Sisi, declaró que "Egipto está en guerra contra la organización más poderosa de los últimos dos siglos".
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