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lunes, 4 de agosto de 2014

GAGOMILITARIA NOTICIAS.-PEKIN CIFRA CASI EN UN CENTENAR LOS MUERTOS EN LA REVUELTA UIGUR EN XINJIANG

China cifra en casi cien los muertos por la última revuelta uigur en Xinjiang

Día 03/08/2014 - 21.28h

Casi una semana después, Pekín reconoce que la Policía abatió a 59 uigures por matar a 37 civiles, casi todos de la mayoritaria etnia «Han»

Casi una semana después, el Gobierno chino ha anunciado este domingo la cifra de muertos durante la última revuelta uigur en la región de Xinjiang: casi cien. Según informa Xinhua, 37 eran civiles, casi todos de la etnia «han» mayoritaria en China, que fueron atacados por una turbamulta de uigures armados con cuchillos, machetes y hachas. Durante los enfrentamientos, la Policía abatió a tiros a 59 atacantes, que las autoridades definen como «terroristas», y detuvo a 215 sospechosos, incautándose además de banderas de la «yihad» (guerra santa islámica). Este incidente es el más sangriento que ha sacudido a la convulsa región musulmana de Xinjiang desde los choques interétnicos que dejaron unos 200 muertos en la capital provincial, Urumqi, en julio de 2009.
 
El ataque ocurrió el pasado lunes 28 de julio al final del Ramadán, cuando una muchedumbre de uigures –la etnia autóctona de Xinjiang que reclama su independencia– asaltó la comisaría de Policía y varios edificios gubernamentales en el pueblo de Elixku, al oeste de Xinjiang en el condado de Yarkand y dentro del distrito de Kashgar. A tenor del relato oficial de las autoridades, la turba se dirigió luego a la vecina localidad de Huangdi, donde atacaron a civiles, destrozaron vehículos y montaron barricadas en una calle principal para detener a los vehículos y agredir a sus pasajeros. «Fue un serio atentado terrorista que tiene conexiones con organizaciones criminales nacionales y extranjeras y estuvo organizado, premeditado y planeado con maldad y de forma concienzuda», informó el Gobierno regional de Xinjiang en un comunicado.

Prohibición de ayunar

Entre los fallecidos hay 35 chinos de la etnia «Han», la mayoritaria en el país y que ha colonizado esta región, y dos funcionarios uigures que trabajaban para el Gobierno. Las autoridades de Xinjiang responsabilizaron al uigur Nuramat Sawut como el cerebro del ataque y aseguraron que había sido investigado por actividades separatistas y que tenía vínculos con el Movimiento Islámico del Turkestán Oriental, un grupo incluido tras el 11-S dentro de la lista de organizaciones terroristas de Estados Unidos y la ONU.
 
Siguiendo la tensión creciente en Xinjiang, este Ramadán ha sido especialmente convulso porque las autoridades chinas prohibieron ayunar a los funcionarios y universitarios uigures, lo que encendió los ya de por sí caldeados ánimos. «Si Pekín no cambia su política de represión extrema, esto podría llevar a más enfrentamientos», advirtió a la agencia Reuters desde el exilio el portavoz del Congreso Mundial Uigur, Dilxat Raxit. Por su parte, el secretario provincial del Partido Comunista en Xinjiang, Zhang Chunxian, insistió en un comunicado en que “luchar contra el terror violento exige una resolución decidida y no puede faltar firmeza para perseguir al enemigo con la fuerza”.
 
Debido a la censura que impone el autoritario régimen de Pekín, los medios oficiales chinos tardaron un día en informar de este choque, cuyo número de víctimas mortales cifraron en un principio en decenas. Como las autoridades de Xinjiang, que no han reconocido la cifra definitiva de muertos hasta casi una semana después, han cerrado a la Prensa extranjera los pueblos atacados, es difícil conocer la verdadera situación.

Cadena de atentados

Durante el último año, unas 200 personas han perecido en atentados similares, entre los que destacan los salvajes ataques a machetazos en las estaciones de trenes de Kunming (provincia de Yunnan) y Urumqi, que dejaron en total más de 30 muertos y un centenar de heridos en marzo y mayo. A finales de ese último mes, otras 31 personas murieron y 90 resultaron heridas en un mercado callejero de Urumqi, capital provincial de Xinjiang, cuando estallaron dos vehículos cargados de explosivos conducidos por pilotos suicidas.
 
En octubre del año pasado, otro todoterreno embestía a la multitud de turistas que se suele congregar bajo el retrato de Mao Zedong en la plaza pequinesa de Tiananmen, el corazón político de China. A bordo del mismo iban su conductor, identificado como Usmen Hasan, su esposa y su madre, todos de la etnia uigur autóctona de Xinjiang. Además de los ocupantes del automóvil, en el atentado fallecieron una turista filipina y un hombre de la provincia de Cantón (Guangdong), mientras que unas 40 personas resultaron heridas.
 
Pekín culpa de estos atentados al Movimiento Islámico del Turkestán Oriental, que reclama la independencia de Xinjiang y tiene, según el Gobierno chino, vínculos con Al Qaida para propagar el islamismo radical.
 
 

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