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jueves, 15 de mayo de 2014

UN VETERANO FRANCÉS Y OTRO ALEMÁN, QUE LUCHARON EN LA II GM SE ENCUENTRAN PARA "RECORDAR"

Soldados francés y alemán de la IIGM se reúnen para recordar

Notapor antonio cuesta » Hoy, 10:08
 
Cuando Leon Gautier aterrizó en Playa Espada en medio del fuego enemigo el 6 de junio de 1944 como parte de uno de los primeros soldados franceses en poner pie en la Normandía ocupada, lo último que esperaba era que 70 años más tarde tendría como vecino y amigo a uno de los "boches" contra los que luchaba


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Hoy, Gautier de 91 años y su amigo Boerner, de 88, son dos de los pocos veteranos vivos del Día D y la posterior batalla de meses que inició la retirada de las tropas nazis del frente occidental de la Europa ocupada.

El tiempo y el entendimiento han forjado un vínculo entre el antiguo soldado de elite francés y el exparacaidista alemán procedente de Leipzig, que como vecinos del pueblo normando de Ouistreham celebraron juntos la Navidad de 2012, y acudirán juntos a las celebraciones por el 70 aniversario del Día D.

"Somos como hermanos ahora, es simplemente genial para nosotros", dijo Boerner, que obtuvo la ciudadanía francesa en 1956 tras casarse con una mujer de Normandía.

Es un capricho de la historia el hecho de que ambos hombres vivan ahora en el mismo pueblo donde aterrizó Gautier el día D con un arma en la mano junto a otros 177 soldados franceses a cargo del Comandante Philippe Kieffer en el Mando Británico número 4.

Aparte de la inolvidable vista de la armada de barcos que llenaba el mar, Gautier recuerda revisar su munición y su granada justo antes del aterrizaje y como la foto de su mujer que llevaba en el bolsillo acabó "un poco mojada".

"Aunque al final todo salió bien, la arreglé más tarde", dijo. "Todavía la tengo", añadió.

Marcha de 350 kilómetros

El ataque anfibio sorpresa - combinado con las fuerzas estadounidenses, canadiense y británicas en las ahora legendarias playas de Utah, Omaha, Oro y Juno - despertó a Boerner en la lejana región de Bretaña, y puso a él y al resto de la segunda unidad de paracaidistas en una marcha de 350 kilómetros hasta Normandía para apoyar a las fuerzas alemanas a romper la cabeza de puente de los aliados.

"La noche del seis de junio nos despertaron con una alarma - '¡Las tropas aliadas están aterrizando en Normandía!'", dijo Boerner. "Salimos hacia Saint-Lo, pero fuimos a pié - 350 Km", dijo.

Gautier y Boerner nunca estuvieron en el mismo lugar al mismo tiempo en Normandía, pero tienen recuerdos similares - los arbustos impenetrables en donde se atascaban los tanques y donde se escondían los francotiradores, escuchar las voces del enemigo a sólo unos metros, los mosquitos, las pequeñas manzanas verdes demasiado amargas para comerlas y el olor a cadáveres humanos pudriéndose con el calor.

Obligados a evacuar Saint-Lo el 17 de julio por la aproximación de los estadounidenses, Boerner y su unidad alemana iniciaron una serie de retiradas hacia el interior, hasta verse atrapados en la "Caldera", la Batalla de Falaise, rodeados por las fuerzas aliadas.

Vida tras la guerra

Fue uno de los afortunados - de los 120 hombres originales de la unidad de Boerner, sólo 9 sobrevivieron.
Boerner vivió como prisionero en campos de guerra y fue obligado a trabajar en el campo hasta 1947. Como su Leipzig natal estaba en ruinas y bajo control soviético, Boerner decidió iniciar su nueva etapa justo donde estaba, en Normandía.

Gautier fue embarcado de vuelta a Reino Unido después de tres meses de combate en Normandía, fue uno de los 25 soldados franceses que logró salir ileso de la Batalla de Normandía, y tras varios destinos en Reino Unido, Francia e incluso Camerún, acabó volviendo definitivamente a Francia para trabajar en el negocio de los seguros.

Tras jubilarse se mudó a Ouistreham, donde conoció a Boerner en un restaurante del pueblo, el "Chateaubriand".

En 2010 se publicó un libro sobre los dos hombres, "Ennemis et fréres" (Enemigos y hermanos) de Jean-Charles Stasi.
 
 

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