La tragedia del capitán del submarino B-5
Publicado por José Ignacio González-Aller el nov 11, 2013
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El autor del referido artículo, tras un somero relato de las actividades del B-5 en el Mediterráneo desde las bases de Cartagena y Málaga, hasta mediados de octubre de 1936, indica que el submarino se encontraba por entonces de patrulla en aguas de Estepona, “cuando de improviso dejó de retrasmitir su posición. A partir de ese momento, jamás se volvería a conocer su paradero,” y hasta hoy en día no se conocen las circunstancias del trágico final del B-5.
La primara causa del hundimiento, la atribuye Villatoro al ataque de un hidroavión Dornier de la Aviación nacional, cuando el 12 de octubre sorprendió al submarino navegando en superficie, y al lanzarle una carga de profundidad y varias bombas, desapareció.
Esta versión de la pérdida del submarino y su dotación de 37 hombres, hay que desecharla totalmente, por las siguientes razones:
La acción del día 12 no tuvo consecuencias. Carlos Barreda, como dijimos comandante del B-5, una vez de regreso a la base en Málaga, puso a su mujer Josefina Aldámiz-Echevarría Hernáiz un telegrama fechado el 15 de octubre con el texto siguiente: ESTOY BIEN ABRAZOS=CARLOS. El mismo día le escribía una carta en la que no citaba el ataque por razones obvias y le comunicaba textualmente:
“… estamos pendientes de salida para ahí (Cartagena) otra vez. Yo creo que a los dos días o tres días de recibir esta carta estaremos en Cartagena para reparar otra vez. Ahora dentro de un rato saldremos a la mar y cuando volvamos iremos derechos ya a Cartagena…”
Con independencia de que no se pueden aclarar las circunstancias del hundimiento del submarino B-5 en tanto no sea posible recuperarlo del fondo de la mar, lo que hasta ahora no se ha conseguido pese a ciertos informes acerca de su posible situación y algunos trabajos realizados, se pueden destacar, entre otros, los siguientes hechos más significativos:
● La conversación entre Carlos Barreda y su mujer, mantenida en la casa del matrimonio en Cartagena que oyó su hijo Carlos Barreda Aldámiz-Echevarría, desde desde muy cerca, fuera de la habitación, en la que su padre le comunicaba a su madre, que escuchaba entre sollozos, la intención de pasarse a la zona nacional o inutilizar el submarino, al mismo tiempo que le explicaba también cuáles eran los planes para ejecutar sus propósitos y las razones para aceptar el mando del submarino.
● En la declaración del capitán de navío Enrique Manera, se especifica patentemente la posibilidad de que la pérdida se debiera a la decisión del capitán de corbeta Carlos Barreda Terry de hundirse con el buque. En ella describe un intento de sabotaje por parte del comandante, y la mención a la intervención del capitán de corbeta Remigio Verdía (jefe de la flotilla de submarinos destacados en Málaga), en la que tuvo que calmar a la tripulación, es un hecho indicativo muy claro de las intenciones de Barreda.
● Asimismo, en el expediente instruido para averiguar las circunstancias en que murió este jefe, fechado el 14 de julio de 1938, consta claramente desconocerse la causa determinante de la desaparición del submarino pero resulta incontrovertible que su comandante era de ideología nacional, pues manifestó a dos testigos que “antes de hacer daño a las unidades nacionales era capaz de hundirse con el barco.”
A la vista de estos antecedentes, creemos que el B-5 salió a la mar desde Málaga el 15 de octubre de 1936 en misión de vigilancia y nunca se volvió a tener noticias de él a partir del día 17 por causas desconocidas, probablemente en un intento del comandante de pasarse a zona nacional o entrar en Gibraltar, pretensiones abortadas por el comité político del barco en las circunstancias extremas que se padecían abordo.
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