Matar de hambre, la nueva táctica militar del régimen de Asad
- El Ejército impide desde hace diez meses la entrada de ayuda humanitaria en la sitiada ciudad de Muadimiya
Miles de personas de la localidad de Muadimiya, un suburbio de Damasco, huyeron ayer de esta ciudad sitiada, tras una aparente relajación del bloqueo impuesto por las fuerzas gubernamentales desde hace más de nueve meses. En una entrevista vía Skype con LA RAZÓN, Abu Ghaith, un activista local, denunció que, a pesar de que el Departamento de Estado de EE UU haya condenado el bloqueo a Muadimiya, «el Gobierno sirio es el que permite el acceso de camiones con comida para aliviar el sufrimiento de los civiles». «La lluvia de morteros y disparos de artillería pesada sobre la ciudad es la única respuesta concreta del régimen», agrega con frustración.
Esta localidad de 12.000 habitantes es uno de los distritos de Ghutta que fueron atacados el 21 de agosto con gas nervioso, que causó la muerte de más de 500 civiles. Al menos 80 personas de esta localidad asediada murieron intoxicadas por gas sarín.
«Muadimiya sufre un bloqueo total. Vivimos bajo los bombardeos frecuentes de artillería y misiles, sin acceso a agua y electricidad ni alimentos. Nuestros hijos están comiendo hojas de los árboles, padecen problemas de desnutrición», denuncia. Abu Ghaith advierte de que si no se permite el acceso a la ayuda, la ciudad «se enfrentará a una catástrofe humanitaria».
Desde hace más de diez meses no entran suministros humanitarios a esta localidad sitiada, donde las tuberías del agua han sido bloqueadas o destruidas por el régimen, dejando a los residentes sin acceso a agua potable.
«Hasta hace cuatro meses, gracias a la generosidad de otros pueblos vecinos, algunos coches que venían por la carretera Damasco-Quenitra en dirección a Muadimiya, lanzaban por la ventanilla bolsas de comida con arroz y berenjenas secas, con el vehículo en marcha, y nosotros salíamos a recogerlas, corriendo un gran riesgo», explica este activista, antes de agregar que «toda la comida se ha acabado». La situación es tan grave que la dieta austera de los vecinos de Muadimiya consiste en «hojas de vid, aceitunas, e higos secos», asegura indignado Abu Ghaith.
Incluso, –comenta– para la Fiesta del Cordero, un grupo de jeques emitió una «fatwa» (edicto religioso) por la que «se permitía a los hambrientos comer carne de burro, gato y perro para sobrevivir». La hambruna ha provocado la muerte de al menos diez personas, cinco menores, y un recién nacido. Además, otros cien niños se encuentran en situación grave por desnutrición, confirma el activista sirio.
Un convoy de la Cruz Roja intentó llevar suministros a la población, pero «las tropas del régimen abrieron fuego para que los camiones dieran la vuelta a Damasco», denuncia Abu Ghaith.
Muadimiya se encuentra en una posición estratégica. Es la única ciudad siria que, literalmente, está cercada por todas partes. Al este se encuentra el aeropuerto militar de Mezze; al norte, la sede de la IV División Blindada, dirigida por Maher al Asad, hermano del presidente; al oeste, la Guardia Republicana, y al sur, Daraya, un suburbio rebelde que ha sido retomado desde hace unos meses por las fuerzas sirias.
LA OMS CONFIRMA UN BROTE DE POLIO
Esta localidad de 12.000 habitantes es uno de los distritos de Ghutta que fueron atacados el 21 de agosto con gas nervioso, que causó la muerte de más de 500 civiles. Al menos 80 personas de esta localidad asediada murieron intoxicadas por gas sarín.
«Muadimiya sufre un bloqueo total. Vivimos bajo los bombardeos frecuentes de artillería y misiles, sin acceso a agua y electricidad ni alimentos. Nuestros hijos están comiendo hojas de los árboles, padecen problemas de desnutrición», denuncia. Abu Ghaith advierte de que si no se permite el acceso a la ayuda, la ciudad «se enfrentará a una catástrofe humanitaria».
Desde hace más de diez meses no entran suministros humanitarios a esta localidad sitiada, donde las tuberías del agua han sido bloqueadas o destruidas por el régimen, dejando a los residentes sin acceso a agua potable.
«Hasta hace cuatro meses, gracias a la generosidad de otros pueblos vecinos, algunos coches que venían por la carretera Damasco-Quenitra en dirección a Muadimiya, lanzaban por la ventanilla bolsas de comida con arroz y berenjenas secas, con el vehículo en marcha, y nosotros salíamos a recogerlas, corriendo un gran riesgo», explica este activista, antes de agregar que «toda la comida se ha acabado». La situación es tan grave que la dieta austera de los vecinos de Muadimiya consiste en «hojas de vid, aceitunas, e higos secos», asegura indignado Abu Ghaith.
Incluso, –comenta– para la Fiesta del Cordero, un grupo de jeques emitió una «fatwa» (edicto religioso) por la que «se permitía a los hambrientos comer carne de burro, gato y perro para sobrevivir». La hambruna ha provocado la muerte de al menos diez personas, cinco menores, y un recién nacido. Además, otros cien niños se encuentran en situación grave por desnutrición, confirma el activista sirio.
Un convoy de la Cruz Roja intentó llevar suministros a la población, pero «las tropas del régimen abrieron fuego para que los camiones dieran la vuelta a Damasco», denuncia Abu Ghaith.
Muadimiya se encuentra en una posición estratégica. Es la única ciudad siria que, literalmente, está cercada por todas partes. Al este se encuentra el aeropuerto militar de Mezze; al norte, la sede de la IV División Blindada, dirigida por Maher al Asad, hermano del presidente; al oeste, la Guardia Republicana, y al sur, Daraya, un suburbio rebelde que ha sido retomado desde hace unos meses por las fuerzas sirias.
LA OMS CONFIRMA UN BROTE DE POLIO
En medio de la guerra civil que sufre el país, la Organización Mundial de la Salud (OMS) confirmó ayer la existencia de un brote de polio en niños pequeños en el noreste de Siria, después de que las pruebas de laboratorio hayan dado positivo en diez de los 22 casos sospechosos analizados hasta ahora. «De los 22 casos investigados, diez se han confirmado que son de polio tipo uno», explicó el portavoz de la OMS, Oliver Rosenbauer, en Ginebra, según informa la agencia Efe. Aún no se han recibido los resultados de las pruebas de laboratorio de los otros doce casos restantes, detectados en Deir al Zor, precisó. «Por supuesto ésta es una enfermedad contagiosa, con los movimientos de población puede viajar a otras zonas, así que hay un alto riesgo de que se propague por toda la región», reconoció Rosenbauer.
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