Pequeños reclutas
- 75 jóvenes se enrolan en un campamento de verano de actividades militares
- Está organizado por una asociación de veteranos de la Armada Española
- Por primera vez han participado cuatro niñas, de entre 15 y 18 años
Defensa personal, primeros auxilios, topografía, técnicas de supervivencia, rápel, 'fast rope', incursiones en edificios, operaciones simuladas de comandos... El programa de este singular campamento de verano es diferente de cualquier otro de los muchos que se ofrecen en España.
En su primera edición, en el verano de 2012, quince jóvenes recibieron tan solo unas pinceladas de los ejercicios que, a diario, superan las unidades de elite de la Armada. Este año la demanda ha sido tal que las plazas se han multiplicado hasta alcanzar las 75. Y por primera vez se han enrolado féminas.
Cuatro niñas, de entre 15 y 18 años, han demostrado que la igualdad de sexos en un ámbito tradicionalmente masculino no es una quimera. Sus monitores destacan, de hecho, la entrega en su comportamiento e incluso un rendimiento superior al demostrado por algunos de sus compañeros varones en las pruebas físicas.
Promovido por la Asociación Nacional de Veteranos del Real y Glorioso Cuerpo de Infantería de Marina de la Armada Española '1537', los jóvenes cadetes no sólo se prueban en una suerte de instrucción básica. Sobre todo aprenden valores a menudo en crisis. "Les enseñamos valores como la disciplina, la amistad, el respeto a la bandera, al compañero, a valorarse a sí mismos", señala Dionisio Ruiz, vicepresidente de la asociación y monitor.
El campamento, de 15 días de duración, no se erige precisamente en un castigo para adolescentes problemáticos. La primera condición para admitir inscripciones es que los aspirantes participen libremente. De lo contrario son enviados inmediatamente a casa.
En la mayoría, no obstante, los efectos son positivos y prácticamente inmediatos. Según explica Ruiz, los jóvenes experimentan un cambio de actitud, una transformación que se traduce en su día a día: "Hemos recibido cartas de sus padres explicándonos que sus hijos, después de pasar por aquí, han querido retomar los estudios o que hacen tareas en casa".
Tres de los primeros cadetes incluso han repetido este año. Aunque en esta edición, por primera vez, se han producido expulsiones. Un total de cuatro.
El perfil de los participantes, desde los 13 años de edad, resulta de lo más variopinto. Muchos son hijos de militares o jóvenes que buscan unas vacaciones distintas, donde prime la acción y las actividades deportivas. También quienes pretenden probar si las Fuerzas Armadas podrían convertirse su modo de vida.
Es el caso, por ejemplo, de un joven graduado en Derecho, de 23 años, que tras concluir sus estudios universitarios y un máster barajaba la posibilidad de iniciar su carrera profesional en los servicios jurídicos del Ejército.
Por último, destacan los aficionados al airsoft (un juego deportivo basado en la simulación militar) y a los videojuegos bélicos, un colectivo en alza para el que paradójicamente, no siempre se cumplen sus expectativas.
Y es que, según sus instructores, la mayoría de alumnos no acostumbran a hacer deporte, por lo que son habituales las ampollas en los pies, entre otros problemas menores. Aún así, nadie quiere perderse las actividades, a las que este verano se han agregado el fast rope (descenso con una soga) y el rescate de cadetes desde una lancha.
Las instalaciones y el entorno natural que rodea al Centro de Vacaciones 'Embalse de Benagéber', junto a este pantano valenciano, ha permitido de nuevo completar numerosos ejercicios tanto físicos como teóricos. No en vano, los jóvenes han recibido la visita de dos ilustres mandos de la Armada: un general de brigada de Infantería de Marina y el comandante naval de Valencia y Castellón.
En su primera edición, en el verano de 2012, quince jóvenes recibieron tan solo unas pinceladas de los ejercicios que, a diario, superan las unidades de elite de la Armada. Este año la demanda ha sido tal que las plazas se han multiplicado hasta alcanzar las 75. Y por primera vez se han enrolado féminas.
Cuatro niñas, de entre 15 y 18 años, han demostrado que la igualdad de sexos en un ámbito tradicionalmente masculino no es una quimera. Sus monitores destacan, de hecho, la entrega en su comportamiento e incluso un rendimiento superior al demostrado por algunos de sus compañeros varones en las pruebas físicas.
Promovido por la Asociación Nacional de Veteranos del Real y Glorioso Cuerpo de Infantería de Marina de la Armada Española '1537', los jóvenes cadetes no sólo se prueban en una suerte de instrucción básica. Sobre todo aprenden valores a menudo en crisis. "Les enseñamos valores como la disciplina, la amistad, el respeto a la bandera, al compañero, a valorarse a sí mismos", señala Dionisio Ruiz, vicepresidente de la asociación y monitor.
El campamento, de 15 días de duración, no se erige precisamente en un castigo para adolescentes problemáticos. La primera condición para admitir inscripciones es que los aspirantes participen libremente. De lo contrario son enviados inmediatamente a casa.
En la mayoría, no obstante, los efectos son positivos y prácticamente inmediatos. Según explica Ruiz, los jóvenes experimentan un cambio de actitud, una transformación que se traduce en su día a día: "Hemos recibido cartas de sus padres explicándonos que sus hijos, después de pasar por aquí, han querido retomar los estudios o que hacen tareas en casa".
Tres de los primeros cadetes incluso han repetido este año. Aunque en esta edición, por primera vez, se han producido expulsiones. Un total de cuatro.
El perfil de los participantes, desde los 13 años de edad, resulta de lo más variopinto. Muchos son hijos de militares o jóvenes que buscan unas vacaciones distintas, donde prime la acción y las actividades deportivas. También quienes pretenden probar si las Fuerzas Armadas podrían convertirse su modo de vida.
Es el caso, por ejemplo, de un joven graduado en Derecho, de 23 años, que tras concluir sus estudios universitarios y un máster barajaba la posibilidad de iniciar su carrera profesional en los servicios jurídicos del Ejército.
Por último, destacan los aficionados al airsoft (un juego deportivo basado en la simulación militar) y a los videojuegos bélicos, un colectivo en alza para el que paradójicamente, no siempre se cumplen sus expectativas.
Y es que, según sus instructores, la mayoría de alumnos no acostumbran a hacer deporte, por lo que son habituales las ampollas en los pies, entre otros problemas menores. Aún así, nadie quiere perderse las actividades, a las que este verano se han agregado el fast rope (descenso con una soga) y el rescate de cadetes desde una lancha.
Las instalaciones y el entorno natural que rodea al Centro de Vacaciones 'Embalse de Benagéber', junto a este pantano valenciano, ha permitido de nuevo completar numerosos ejercicios tanto físicos como teóricos. No en vano, los jóvenes han recibido la visita de dos ilustres mandos de la Armada: un general de brigada de Infantería de Marina y el comandante naval de Valencia y Castellón.
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