El Ejército intenta liberar a los rehenes de los terroristas de Nairobi
El comando de Al Shabab mantiene cautivo a un "número indeterminado" de personas en el centro comercial atacado ayer. La cifra oficial de muertos asciende a 59 personas
Marta Rodríguez Johanesburgo 22 SEP 2013 - 14:14 CET1076
Segundo día de la masacre del centro comercial Westgate de Nairobi y continúa la caza de los terroristas, atrincherados en el interior del lujos edificio con una trentena de rehenes. Esta mañana el ministro de Interior keniano, Joseph Ole Lenku, ha actualizado los datos de la tragedia: 59 muertos, 175 heridos y más de un millar de evacuados, pero no se descarta que el balance final sea más elevado.
La Policía y el Ejército keniano siguen en el interior del recinto intentando dar con el grupo de entre 10 y 15 terroristas de Al Shabab que mantiene a una trentena de rehenes, atrincherados en las plantas bajas. Al fuerte dispositivo que lleva un día en marcha se han unido esta mañana tres vehículos acorazados y tres camiones militares, según ha podido comprobar la agencia EFE.
Además, agentes del servicio de inteligencia israelí y estadounidenses han entrado en el interior para reforzar la ofensiva en lo que se supone tiene que ser el ataque final. En el exterior, numerosos militares vigilan el edificio armados.
Según el Centro Nacional de Kenia para Operaciones en Desastres (NDOCK, en su acrónimo inglés), las fuerzas de seguridad ha conseguido “contener” a los terroristas y localizar a algunos de los rehenes, aunque no pueden garantizar su seguridad porque se encuentran en plantas aún no controladas y no tienen acceso a las salidas. “Nuestra prioridad es salvar a las personas que continúan en el interior y tranquilizar a su familia”, insiste el ministro.
Han pasado más de 24 horas desde que los terroristas irrumpieron en el centro disparando indiscriminadamente y durante la mañana se hayan oído disparos. Durante la noche se ha conseguido sacar a diversas personas que se habían escondido del ataque tras los mostradores así como a dos cadáveres, según Cruz Roja.
El ataque comenzó alrededor de las 13.00 hora local (12.00 en España) de ayer sábado. El Gobierno estima que alrededor de una decena de miembros de Al Shabab irrumpieron en Westgate, visitado por kenianos ricos y extranjeros, detonando una granada. Compradores y trabajadores de los locales comerciales que han conseguido escapar han explicado que con los primeros disparos la gente intentó escapar pero que los atacantes avanzaban disparando al azar, dejando a su paso muchos cuerpos en charcos de sangre.
Padres intentando proteger con su propio cuerpo a sus hijos, personas corriendo o escondiéndose en cualquier sitio, a la espera de una oportunidad para salir. Testigos han calificado las escenas allí vividas de “gran masacre” o “de guerra”. Una mujer que ha sido rescatada esta mañana ha explicado que estuvo todo el tiempo escondida debajo de un coche en el aparcamiento del recinto. Entre los fallecidos se encuentra el conocido poeta ghanés Kofi Awoonor.
El ataque responde a las amenazas lanzadas por la milicia islamista Al Shabab, que ayer por la noche reivindicó el atentado a través de su cuenta de Twitter que fue clausurada posteriormente. La milicia aseguró haber matado a “más de 100 infieles” y explicó que el atentado era una represalia por la presencia de tropas kenianas en la vecina Somalia. “La batalla continúa”, dijo la milicia para añadir que la acción responde a “un acto de justicia por los crímenes de sus militares [kenianos]”. Según la policía, uno de los terroristas fue arrestado pero murió poco después en el hospital por las heridas que tenía.
Sin embargo, Eloi Yao, un portavoz de la Unión Africana ha asegurado a la BBC que Kenia mantendrá su misión en Somalia y no tiene intención de retirar sus tropas.
Por su parte, el vicepresidente keniano, William Ruto, ha pedido al Tribunal Internacional de La Haya que aplace su juicio para que pueda hacer frente a los ataques terroristas. Ruto y el presidente, Uhuru Kenyatta, están acusados de crímenes contra la humanidad en la ola de violencia tras las elecciones de hace seis años en la que murieron más de un centenar de personas.
El Consejo de Seguridad de la ONU acaba de condenar el ataque a través de un comunicado.
La Policía y el Ejército keniano siguen en el interior del recinto intentando dar con el grupo de entre 10 y 15 terroristas de Al Shabab que mantiene a una trentena de rehenes, atrincherados en las plantas bajas. Al fuerte dispositivo que lleva un día en marcha se han unido esta mañana tres vehículos acorazados y tres camiones militares, según ha podido comprobar la agencia EFE.
Además, agentes del servicio de inteligencia israelí y estadounidenses han entrado en el interior para reforzar la ofensiva en lo que se supone tiene que ser el ataque final. En el exterior, numerosos militares vigilan el edificio armados.
Según el Centro Nacional de Kenia para Operaciones en Desastres (NDOCK, en su acrónimo inglés), las fuerzas de seguridad ha conseguido “contener” a los terroristas y localizar a algunos de los rehenes, aunque no pueden garantizar su seguridad porque se encuentran en plantas aún no controladas y no tienen acceso a las salidas. “Nuestra prioridad es salvar a las personas que continúan en el interior y tranquilizar a su familia”, insiste el ministro.
Han pasado más de 24 horas desde que los terroristas irrumpieron en el centro disparando indiscriminadamente y durante la mañana se hayan oído disparos. Durante la noche se ha conseguido sacar a diversas personas que se habían escondido del ataque tras los mostradores así como a dos cadáveres, según Cruz Roja.
El ataque comenzó alrededor de las 13.00 hora local (12.00 en España) de ayer sábado. El Gobierno estima que alrededor de una decena de miembros de Al Shabab irrumpieron en Westgate, visitado por kenianos ricos y extranjeros, detonando una granada. Compradores y trabajadores de los locales comerciales que han conseguido escapar han explicado que con los primeros disparos la gente intentó escapar pero que los atacantes avanzaban disparando al azar, dejando a su paso muchos cuerpos en charcos de sangre.
Padres intentando proteger con su propio cuerpo a sus hijos, personas corriendo o escondiéndose en cualquier sitio, a la espera de una oportunidad para salir. Testigos han calificado las escenas allí vividas de “gran masacre” o “de guerra”. Una mujer que ha sido rescatada esta mañana ha explicado que estuvo todo el tiempo escondida debajo de un coche en el aparcamiento del recinto. Entre los fallecidos se encuentra el conocido poeta ghanés Kofi Awoonor.
El ataque responde a las amenazas lanzadas por la milicia islamista Al Shabab, que ayer por la noche reivindicó el atentado a través de su cuenta de Twitter que fue clausurada posteriormente. La milicia aseguró haber matado a “más de 100 infieles” y explicó que el atentado era una represalia por la presencia de tropas kenianas en la vecina Somalia. “La batalla continúa”, dijo la milicia para añadir que la acción responde a “un acto de justicia por los crímenes de sus militares [kenianos]”. Según la policía, uno de los terroristas fue arrestado pero murió poco después en el hospital por las heridas que tenía.
Sin embargo, Eloi Yao, un portavoz de la Unión Africana ha asegurado a la BBC que Kenia mantendrá su misión en Somalia y no tiene intención de retirar sus tropas.
Por su parte, el vicepresidente keniano, William Ruto, ha pedido al Tribunal Internacional de La Haya que aplace su juicio para que pueda hacer frente a los ataques terroristas. Ruto y el presidente, Uhuru Kenyatta, están acusados de crímenes contra la humanidad en la ola de violencia tras las elecciones de hace seis años en la que murieron más de un centenar de personas.
El Consejo de Seguridad de la ONU acaba de condenar el ataque a través de un comunicado.
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“Estuvimos cuatro horas escondidos en un probador. Mi hija no paraba de llorar”
La española evacuada en el atentado de Kenia junto a su hija de 12 años relata su odisea
"Nunca he visto nada igual en los 22 años que llevo viviendo en Nairobi"
EFE Nairobi 22 SEP 2013 - 11:41 CET28
La ciudadana española evacuada con su hija ilesas del centro comercial de Nairobi que ha sido atacado por un grupo armado, atentado en el que han muerto al menos 59 personas, ha asegurado que se refugiaron en unos probadores porque temían que los asaltantes estuvieran buscando a la gente "tienda por tienda". Silvia, de origen canario, y su hija, de 12 años, compraban en una tienda de ropa cuando escucharon los primeros disparos, sobre las 13:00 hora local (11:00 hora GMT), y permanecieron en el interior durante cuatro horas hasta que pudieron ser rescatadas por el techo del edificio.
"Nunca he visto nada igual en los 22 años que llevo viviendo en Nairobi", aseguró la española, quien como muchos extranjeros y kenianos de clase media alta frecuenta el centro comercial de Westgate, uno de los más grandes y lujosos de la capital keniana. Las dos se encontraban mirando ropa en una conocida tienda keniana cuando oyeron un estruendo que en principio achacaron al derrumbe de alguna gran estructura de madera. "Entonces la gente, un poco asustada, empezó a entrar en la tienda y entendimos que lo que estábamos oyendo eran disparos", relata ya desde su casa, donde se encuentra "bien" a pesar de lo vivido.
Silvia y su hija permanecieron cuatro horas encerradas en los probadores, escuchando intercambios continuos de disparos durante las primeras horas, e intercambiando información con otros clientes del establecimiento. "Estábamos sentados, callados, y cada vez que alguien recibía una llamada nos asustábamos", recuerda. A través de mensajes de texto a móviles, algunas llamadas y con los datos que una periodista italiana le iba relatando, los clientes de la franquicia de Woolworths conocieron lo que estaba ocurriendo en el piso de abajo.
Al parecer, los asaltantes se habían atrincherado en un supermercado de Nakumatt, la primera cadena agroalimentaria keniana, en la planta baja. Arriba, nadie se atrevía a salir de las tiendas. "Mi hija no paraba de llorar. Había mucho ruido y disparos", apunta. Dos niños, de 9 y 11, que habían perdido a sus padres, esperaron junto a Silvia y el resto de los ocupantes de la tienda. Todos fueron liberados por los agentes de seguridad por el piso superior. "Nos sacaron en fila india", señala Silvia.
Al salir, la tranquilidad que muchos habían guardado en el interior estalló en lágrimas y ataques de nervios, por los que fueron atendidos en ambulancias. Hasta el momento, diversas fuentes calculan en treinta las víctimas mortales del asalto, cuya autoría ya asumido el movimiento extremista Al Shabab, vinculado con la red terrorista internacional Al Qaeda. A estas horas de la noche, la tensión es máxima en el citado centro comercial, ya que los asaltantes -se calcula una decena- se mantienen atrincherados y rodeados por las fuerzas de Seguridad kenianas.
El secretario de Interior de Kenia, Mutea Iringo, ha asegurado que el Gobierno "no cejará en esta guerra" ni "correrá riesgos" para solucionar el asalto a un centro comercial de la capital, en el que un grupo de pistoleros retiene a un número indeterminado de personas y al menos una veintena más han muerto.
"Nunca he visto nada igual en los 22 años que llevo viviendo en Nairobi", aseguró la española, quien como muchos extranjeros y kenianos de clase media alta frecuenta el centro comercial de Westgate, uno de los más grandes y lujosos de la capital keniana. Las dos se encontraban mirando ropa en una conocida tienda keniana cuando oyeron un estruendo que en principio achacaron al derrumbe de alguna gran estructura de madera. "Entonces la gente, un poco asustada, empezó a entrar en la tienda y entendimos que lo que estábamos oyendo eran disparos", relata ya desde su casa, donde se encuentra "bien" a pesar de lo vivido.
Silvia y su hija permanecieron cuatro horas encerradas en los probadores, escuchando intercambios continuos de disparos durante las primeras horas, e intercambiando información con otros clientes del establecimiento. "Estábamos sentados, callados, y cada vez que alguien recibía una llamada nos asustábamos", recuerda. A través de mensajes de texto a móviles, algunas llamadas y con los datos que una periodista italiana le iba relatando, los clientes de la franquicia de Woolworths conocieron lo que estaba ocurriendo en el piso de abajo.
Al parecer, los asaltantes se habían atrincherado en un supermercado de Nakumatt, la primera cadena agroalimentaria keniana, en la planta baja. Arriba, nadie se atrevía a salir de las tiendas. "Mi hija no paraba de llorar. Había mucho ruido y disparos", apunta. Dos niños, de 9 y 11, que habían perdido a sus padres, esperaron junto a Silvia y el resto de los ocupantes de la tienda. Todos fueron liberados por los agentes de seguridad por el piso superior. "Nos sacaron en fila india", señala Silvia.
Al salir, la tranquilidad que muchos habían guardado en el interior estalló en lágrimas y ataques de nervios, por los que fueron atendidos en ambulancias. Hasta el momento, diversas fuentes calculan en treinta las víctimas mortales del asalto, cuya autoría ya asumido el movimiento extremista Al Shabab, vinculado con la red terrorista internacional Al Qaeda. A estas horas de la noche, la tensión es máxima en el citado centro comercial, ya que los asaltantes -se calcula una decena- se mantienen atrincherados y rodeados por las fuerzas de Seguridad kenianas.
El secretario de Interior de Kenia, Mutea Iringo, ha asegurado que el Gobierno "no cejará en esta guerra" ni "correrá riesgos" para solucionar el asalto a un centro comercial de la capital, en el que un grupo de pistoleros retiene a un número indeterminado de personas y al menos una veintena más han muerto.
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