Viaje sin retorno de España a Siria
Cien yihadistas residentes en España se han unido a la rama siria de Al Qaeda
Al menos 11 se han inmolado y causado decenas de muertos
Un camino sin retorno. Un viaje hacia la muerte sin billete de vuelta es el que han tomado desde España 95 jóvenes —13 españoles y el resto marroquíes residentes legales en seis ciudades españolas— para unirse a las huestes de Al Qaeda en Siria que combaten contra el régimen de Bachar el Asad. Al menos 11 de ellos han muerto en acciones suicidas y causado decenas de víctimas. Al resto, se lo ha tragado una guerra que suma más de 100.000 muertos.
Rachid Wahbi, el taxista ceutí de 33 años que en abril de 2012 abandonó a Sanna, su esposa de 24, y a sus dos hijos en su casa de la barriada ceutí de El Príncipe para suicidarse al volante de un camión bomba, se ha convertido en un mártir para la causa yihadista. Su vídeo vestido de uniforme militar, esgrimiendo un rifle kaláshnikov, y la imagen del impacto de su vehículo contra un cuartel en Idlib ha provocado un efecto llamada en Ceuta y otras ciudades de las que han salido hacia Siria más salafistas que sueñan con emularle.
Informes oficiales remitidos al Gobierno por los servicios de inteligencia a los que ha tenido acceso El PAÍS aseguran que han partido hacia Siria al menos 95 yihadistas desde Cataluña, Madrid, Málaga, Alicante, Ceuta y Melilla. “Casi todos con la firme determinación de no volver, según han comentado a sus amigos”, asegura un mando de la lucha antiterrorista. La mayor preocupación está en los retornados: los que regresen formados en armas y explosivos y a las órdenes de Al Qaeda.
“Y tú, ¿de parte de quién vienes?”, es la primera pregunta con la que se encuentran. Ese aval marca el futuro del yihadista que logra entrar en Siria para engrosar las filas del Frente Al Nusra, filial de Al Qaeda, o la Brigada de Extranjeros. Rachid Wahbi, sus amigos Mustafá Mohamed Layachi, Piti, de 30 años, y Mustafá Mohamed, Tafo, de 24, tenían un buen aval. Habían sido reclutados por una red de ojeadores de Al Qaeda que envió a Siria desde Ceuta y Castillejos, localidad próxima a la frontera española de El Tarajal, a 62 personas, en su mayoría marroquíes, aunque seis de estos últimos tenían residencia legal en España. Pero el aval de Karim Adesalam Mohamed, su ojeador, no fue suficiente para sobrevivir.
Los tres se pagaron su viaje —el vuelo hasta Estambul cuesta menos de 400 euros— y contactaron con un facilitador que les ayudó a cruzar la frontera turco-siria. “En el aeropuerto no hay control. Los turcos no responden a las peticiones de información que les hacemos. Saben que si se convierten en el gendarme del mundo les costará dinero”, asegura un analista de inteligencia.
A Rachid y a sus dos amigos les esperaban al otro lado de la frontera. Les condujeron a un campo de entrenamiento, una casa aislada en el campo o un barracón que sirve de campo de tiro. La formación militar duró solamente una semana. En pocos días los jefes del Frente al Nusra comprobaron que el aval que tenían no era suficiente para dedicarlos a misiones más importantes. Ninguno era culto, no hablaban idiomas ni tenían una sólida formación religiosa, lo que más se valora entre los voluntarios. Y entonces, en el barracón donde les entrenan, recibieron la frase definitiva: “Veríamos con muy buenos ojos que te incorpores a una operación de martirio”. Rachid, Piti, Tafo, y otros cuatro ceutíes que siguieron su camino respondieron que sí. El primero, al volante de un camión, acabó con la vida de 130 militares. Se desconoce cuántas víctimas provocaron los otros. La Policía y el Centro Nacional de Inteligencia coinciden en que todos se suicidaron, aunque este último servicio solo ha confirmado sobre el terreno la muerte de seis de los españoles.
Dentro de Al Qaeda siempre ha habido clases. Las había durante la época en la que Osama bin Laden lideraba los campos de entrenamiento en Afganistán y las hay ahora. Si el destino de los voluntarios no es el adecuado los avalistas protestan. Los españoles y magrebíes residentes en España terminan en las zonas más duras de la resistencia y en primera línea de combate. Para la organización terrorista son “material fungible”, en opinión de otro analista. Al Qaeda está obsesionada con su seguridad y cuando el aval o la preparación de los combatientes no está a la altura que esperan, las misiones suicidas son la salida más efectiva y segura para la organización.
Un jefe de la lucha antiterrorista explica así lo que determina el futuro de estos yihadistas: “La instrucción que reciben es muy precaria: montar un kaláshnikov, apuntar, disparar, leer un plano y manejar una radio. Son carne de cañón frente a un ejército convencional. A los nuestros o a los magrebíes no les consideran prestigiosos combatientes. Esos son los iraquíes, que llevan años de lucha, los sirios y los árabes. Otra cosa es la llegada de un jordano que habla idiomas y tiene un pasaporte interesante. A ese se le incorpora a otro tipo de unidad porque puede servir para acciones futuras de más calado”.
Los nueve jóvenes ceutíes que se ha unido a las filas de Al Qaeda en Siria han tenido que comprarse su propio kaláshnikov. La organización solo les da alojamiento y comida. El viaje en avión a Turquía es barato, pero varios han vendido su coches o su moto para financiar su periplo o dejar dinero a sus jóvenes viudas. “El perfecto voluntario salda sus deudas antes de marcharse y aporta todo lo que puede para la yihad. Los españoles iban con lo justo. La mayoría se van con la firme intención de no volver”, asegura un mando de las Fuerzas de Seguridad.
El barrio de El Príncipe de Ceuta —donde residen 12.000 personas, se levantan centenares de casas ilegales y bate todos los récords de paro juvenil y fracaso escolar— es el escenario preferido para reclutadores como Karim, el presunto responsable del envío a Siria de los primeros yihadistas españoles, detenido este verano. Las células locales de Al Qaeda siempre han estado activas en este territorio de nadie, pero los mandos consultados coinciden en que la marcha de yihadistas a Siria supone un cambio preocupante. “Esto es nuevo y nos inquieta”, reconoce una agente especializada en terrorismo yihadista. Laarbi Mateis, dirigente del grupo Jamaat Tablight, que controla la mayoría de mezquitas ceutíes reconoce el problema: “Muchos jóvenes con los que hablamos han dado marcha atrás. Me he reunido ellos y les he explicado que la yihad es obligatoria para los sirios, pero no para los ceutíes”. “Mi marido era ejemplar y estoy orgullosa de él”, esgrime Sanaa, la esposa de Rachid.
Nadie niega que el reclutamiento de voluntarios extranjeros por el Frente al Nusra está siendo un éxito para Al Qaeda. Una razón de peso que explica este fenómeno es el mensaje que la red de propaganda del egipcio Ayman al Zawahiri, nuevo jefe de Al Qaeda, difunde a través de Internet y que dice así: la victoria final del islam vendrá de Siria, el que controle ese país vencerá. “Al Qaeda está determinada a volcar todo su esfuerzo en combatir a un régimen laico y apóstata del que abomina. Su ubicación en el corazón de Oriente Próximo lo hace muy atractivo”, destaca el jefe de un servicio antiterrorista.
El centenar de yihadistas españoles o marroquíes residentes en España —cinco de estos últimos han muerto ya en acciones suicidas— que se ha unido a Al Qaeda en Siria representa más que todos los voluntarios que desde este país han viajado durante los últimos años a Irak, Malí o Yemen. El CNI ha constatado la presencia en Siria de, al menos, 55 yihadistas procedentes de España. Y certificado 11 muertes.
¿Seguirán otros jóvenes el camino hacia la muerte marcado por Rachid? ¿Se multiplicará el efecto llamada de estos mártires? Las llamadas telefónicas con el mensaje: “tu marido se ha casado”, el código que emplean los yihadistas para informar que un voluntario ha muerto, ya no se reciben solo en El Príncipe. El mensaje ha llegado a los hogares de otras cinco ciudades españolas.
Rachid Wahbi, el taxista ceutí de 33 años que en abril de 2012 abandonó a Sanna, su esposa de 24, y a sus dos hijos en su casa de la barriada ceutí de El Príncipe para suicidarse al volante de un camión bomba, se ha convertido en un mártir para la causa yihadista. Su vídeo vestido de uniforme militar, esgrimiendo un rifle kaláshnikov, y la imagen del impacto de su vehículo contra un cuartel en Idlib ha provocado un efecto llamada en Ceuta y otras ciudades de las que han salido hacia Siria más salafistas que sueñan con emularle.
Muerte en cifras
J. M. I.
- La Comisaría General de Información de la Policía ha detectado la marcha a Siria desde España de 95 yihadistas que se han unido a las filas de Al Qaeda.
- De ellos, 13 son españoles, en su mayoría ceutíes. El resto, residentes legales.
- Al menos 11 yihadistas se han suicidado contra objetivos militares del Ejército de Bachar el Asad.
- El ceutí Rachid Wahbi estrelló un camión contra un cuartel y causó 130 muertos.
- Cuatro marroquíes residentes legales en España han muerto en Siria.
“Y tú, ¿de parte de quién vienes?”, es la primera pregunta con la que se encuentran. Ese aval marca el futuro del yihadista que logra entrar en Siria para engrosar las filas del Frente Al Nusra, filial de Al Qaeda, o la Brigada de Extranjeros. Rachid Wahbi, sus amigos Mustafá Mohamed Layachi, Piti, de 30 años, y Mustafá Mohamed, Tafo, de 24, tenían un buen aval. Habían sido reclutados por una red de ojeadores de Al Qaeda que envió a Siria desde Ceuta y Castillejos, localidad próxima a la frontera española de El Tarajal, a 62 personas, en su mayoría marroquíes, aunque seis de estos últimos tenían residencia legal en España. Pero el aval de Karim Adesalam Mohamed, su ojeador, no fue suficiente para sobrevivir.
Los tres se pagaron su viaje —el vuelo hasta Estambul cuesta menos de 400 euros— y contactaron con un facilitador que les ayudó a cruzar la frontera turco-siria. “En el aeropuerto no hay control. Los turcos no responden a las peticiones de información que les hacemos. Saben que si se convierten en el gendarme del mundo les costará dinero”, asegura un analista de inteligencia.
Casi todos van con la firme determinación de no volver, según han comentado a sus amigos
Un mando de la lucha antiterrorista
Dentro de Al Qaeda siempre ha habido clases. Las había durante la época en la que Osama bin Laden lideraba los campos de entrenamiento en Afganistán y las hay ahora. Si el destino de los voluntarios no es el adecuado los avalistas protestan. Los españoles y magrebíes residentes en España terminan en las zonas más duras de la resistencia y en primera línea de combate. Para la organización terrorista son “material fungible”, en opinión de otro analista. Al Qaeda está obsesionada con su seguridad y cuando el aval o la preparación de los combatientes no está a la altura que esperan, las misiones suicidas son la salida más efectiva y segura para la organización.
Los españoles y magrebíes residentes en España terminan en las zonas más duras de la resistencia y en primera línea de combate
Los nueve jóvenes ceutíes que se ha unido a las filas de Al Qaeda en Siria han tenido que comprarse su propio kaláshnikov. La organización solo les da alojamiento y comida. El viaje en avión a Turquía es barato, pero varios han vendido su coches o su moto para financiar su periplo o dejar dinero a sus jóvenes viudas. “El perfecto voluntario salda sus deudas antes de marcharse y aporta todo lo que puede para la yihad. Los españoles iban con lo justo. La mayoría se van con la firme intención de no volver”, asegura un mando de las Fuerzas de Seguridad.
Los nueve jóvenes ceutíes que se ha unido a las filas de Al Qaeda en Siria han tenido que comprarse su propio kaláshnikov. La organización solo les da alojamiento y comida.
Nadie niega que el reclutamiento de voluntarios extranjeros por el Frente al Nusra está siendo un éxito para Al Qaeda. Una razón de peso que explica este fenómeno es el mensaje que la red de propaganda del egipcio Ayman al Zawahiri, nuevo jefe de Al Qaeda, difunde a través de Internet y que dice así: la victoria final del islam vendrá de Siria, el que controle ese país vencerá. “Al Qaeda está determinada a volcar todo su esfuerzo en combatir a un régimen laico y apóstata del que abomina. Su ubicación en el corazón de Oriente Próximo lo hace muy atractivo”, destaca el jefe de un servicio antiterrorista.
El centenar de yihadistas españoles o marroquíes residentes en España —cinco de estos últimos han muerto ya en acciones suicidas— que se ha unido a Al Qaeda en Siria representa más que todos los voluntarios que desde este país han viajado durante los últimos años a Irak, Malí o Yemen. El CNI ha constatado la presencia en Siria de, al menos, 55 yihadistas procedentes de España. Y certificado 11 muertes.
¿Seguirán otros jóvenes el camino hacia la muerte marcado por Rachid? ¿Se multiplicará el efecto llamada de estos mártires? Las llamadas telefónicas con el mensaje: “tu marido se ha casado”, el código que emplean los yihadistas para informar que un voluntario ha muerto, ya no se reciben solo en El Príncipe. El mensaje ha llegado a los hogares de otras cinco ciudades españolas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario