El régimen mueve tropas y armamento para defenderse del ataque
El régimen ha evacuado varias instalaciones militares en Damasco
Ha desplazado baterías de misiles antiaéreos
David Alandete Jerusalén 30 AGO 2013 - 21:53 CET25
En situación de máxima alerta ante la inminencia de un posible ataque norteamericano contra sus instalaciones militares, el régimen sirio ha desplazado en las horas pasadas una gran cantidad de tropas y armamento, desalojando además varios comandos centrales en Damasco, la capital, y otros puntos del país. Sabedor de que una posible intervención del Pentágono no tendría como objetivo sus nutridos arsenales de armas químicas, por el riesgo de su dispersión, el régimen de Bachar el Asad se ha centrado en diseminar y esconder sus recursos militares, y, sobre todo, reorganizar el trazado de su red de misiles antiaéreos. Los opositores, por su parte, hablan de una situación de gran tensión dentro del ejército sirio, con numerosas defecciones en las jornadas recientes.
En la madrugada de este viernes, el régimen desplazó varias baterías de misiles balísticos Scud de la que hasta ahora ha sido su base en el monte Calamún, al norte de Damasco. La inteligencia militar israelí percibió ese movimiento, como diversos opositores y activistas que informaron de él a Estados Unidos. Desde ese monte se han lanzado en numerosas ocasiones los Scud, con un alcance de 300 kilómetros, para atacar posiciones rebeldes. Los enfrentamientos entre las tropas sirias y los rebeldes en los alrededores de Damasco ha dificultado, sin embargo, el movimiento de esos misiles, y han impedido al régimen moverlos a escondidas.
Según la inteligencia israelí, los misiles tierra-tierra del régimen sirio están en estado de alerta y listos para ser empleados. Con la intención de crear confusión en las horas o días previos al ataque, El Asad ha desplazado una buena parte de sus misiles tierra-aire. Estos últimos, como los modelos de fabricación rusa SA-22 y SA-26, conforman uno de los sistemas de defensa antiaérea más sofisticado y robusto de los países árabes en la zona. Sólo un batallón de lanzaderas, radares y misiles del modelo SA-17, del que también dispone El Asad, puede atacar simultáneamente hasta cuatro objetivos aéreos diferentes.
Diversos activistas han informado desde el miércoles de los grandes movimientos de tropas y material que está habiendo en Siria ante la inminencia del ataque norteamericano. La mayoría de instalaciones militares de Damasco han sido evacuadas, muchos soldados y oficiales del gobierno refugiados en escuelas u hospitales. Fuentes del Ejército Libre Sirio confirmaron este viernes el desalojo de la sede del Comando Central Conjunto y de la Fuerza Área en las inmediaciones de la plaza Omeya, en la capital. Este viernes, los Comités de Coordinación Local, una red opositora, informó de la evacuación del aeropuerto militar de Palmira. “Más de 40 vehículos cargados con cohetes han sido vistos abandonando el aeródromo”, dijo un portavoz.
La Coalición Nacional Siria, el principal grupo opositor, dijo este viernes que en las pasadas jornadas ha habido numerosas defecciones dentro de las fuerzas armadas sirias. Su portavoz, Khaled Saleh, dijo que muchos de esos desertores “han abandonado el país, vestidos de civiles”, cruzando principalmente a Líbano y también a Jordania. Desde que comenzara en marzo de 2011, el conflicto ha obligado a huir a 1,9 millones de refugiados y se ha cobrado la vida de al menos 100.000 personas, según la última estimación de la Organización de Naciones Unidas.
El régimen sirio tiene indicios de cuáles pueden ser los objetivos de los ataques norteamericanos. El presidente de la Coalición Nacional Siria, Ahmad Jarba, le entregó el 27 de agosto en Turquía a un grupo de representantes del llamado grupo de Amigos de Siria, en el que se incluye Estados Unidos, una lista con 10 posibles objetivos militares. Entre ellos, revelados posteriormente de forma parcial a los medios, se incluyen el aeropuerto militar de Mezze, la base de misiles Cutaifa y la sede central de la Cuarta División Mecanizada, unidad de élite liderada por Maher al Asad, hermano del presidente.
Lo cierto es que El Asad ya dispone de un plan de acción trazado por el Pentágono. En una carta no clasificada enviada en julio al Senado, el jefe del estado mayor conjunto norteamericano, general Martin Dempsey, contemplaba varias opciones de intervención militar en Siria. Una de ellas era el ataque contra “objetivos de alto valor para el régimen, contra las fuerzas de defensa aérea, aéreas, terrestres, de misiles y navales, además de las instalaciones militares y mandos de apoyo”. El objetivo: “la degradación significativa del régimen y sus capacidades y un incremento en las deserciones”.
En la madrugada de este viernes, el régimen desplazó varias baterías de misiles balísticos Scud de la que hasta ahora ha sido su base en el monte Calamún, al norte de Damasco. La inteligencia militar israelí percibió ese movimiento, como diversos opositores y activistas que informaron de él a Estados Unidos. Desde ese monte se han lanzado en numerosas ocasiones los Scud, con un alcance de 300 kilómetros, para atacar posiciones rebeldes. Los enfrentamientos entre las tropas sirias y los rebeldes en los alrededores de Damasco ha dificultado, sin embargo, el movimiento de esos misiles, y han impedido al régimen moverlos a escondidas.
Según la inteligencia israelí, los misiles tierra-tierra del régimen sirio están en estado de alerta y listos para ser empleados. Con la intención de crear confusión en las horas o días previos al ataque, El Asad ha desplazado una buena parte de sus misiles tierra-aire. Estos últimos, como los modelos de fabricación rusa SA-22 y SA-26, conforman uno de los sistemas de defensa antiaérea más sofisticado y robusto de los países árabes en la zona. Sólo un batallón de lanzaderas, radares y misiles del modelo SA-17, del que también dispone El Asad, puede atacar simultáneamente hasta cuatro objetivos aéreos diferentes.
Diversos activistas han informado desde el miércoles de los grandes movimientos de tropas y material que está habiendo en Siria ante la inminencia del ataque norteamericano. La mayoría de instalaciones militares de Damasco han sido evacuadas, muchos soldados y oficiales del gobierno refugiados en escuelas u hospitales. Fuentes del Ejército Libre Sirio confirmaron este viernes el desalojo de la sede del Comando Central Conjunto y de la Fuerza Área en las inmediaciones de la plaza Omeya, en la capital. Este viernes, los Comités de Coordinación Local, una red opositora, informó de la evacuación del aeropuerto militar de Palmira. “Más de 40 vehículos cargados con cohetes han sido vistos abandonando el aeródromo”, dijo un portavoz.
La Coalición Nacional Siria, el principal grupo opositor, dijo este viernes que en las pasadas jornadas ha habido numerosas defecciones dentro de las fuerzas armadas sirias. Su portavoz, Khaled Saleh, dijo que muchos de esos desertores “han abandonado el país, vestidos de civiles”, cruzando principalmente a Líbano y también a Jordania. Desde que comenzara en marzo de 2011, el conflicto ha obligado a huir a 1,9 millones de refugiados y se ha cobrado la vida de al menos 100.000 personas, según la última estimación de la Organización de Naciones Unidas.
El régimen sirio tiene indicios de cuáles pueden ser los objetivos de los ataques norteamericanos. El presidente de la Coalición Nacional Siria, Ahmad Jarba, le entregó el 27 de agosto en Turquía a un grupo de representantes del llamado grupo de Amigos de Siria, en el que se incluye Estados Unidos, una lista con 10 posibles objetivos militares. Entre ellos, revelados posteriormente de forma parcial a los medios, se incluyen el aeropuerto militar de Mezze, la base de misiles Cutaifa y la sede central de la Cuarta División Mecanizada, unidad de élite liderada por Maher al Asad, hermano del presidente.
Lo cierto es que El Asad ya dispone de un plan de acción trazado por el Pentágono. En una carta no clasificada enviada en julio al Senado, el jefe del estado mayor conjunto norteamericano, general Martin Dempsey, contemplaba varias opciones de intervención militar en Siria. Una de ellas era el ataque contra “objetivos de alto valor para el régimen, contra las fuerzas de defensa aérea, aéreas, terrestres, de misiles y navales, además de las instalaciones militares y mandos de apoyo”. El objetivo: “la degradación significativa del régimen y sus capacidades y un incremento en las deserciones”.
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