España / Víctimas del Terrorismo
Múgica a Parot: «No importa que mueran mujeres y niños»
- LA RAZÓN reproduce la declaración donde los terroristas relatan cómo prepararon el atentado a la casa cuartel de Zaragoza
La orden para cometer el atentado contra el cuartel de la Guardia Civil de Zaragoza fue dada por el entonces jefe del «aparato militar» Francisco Múgica Garmendia, «Pako», aunque respondía a una decisión adoptada por la «dirección» (comité ejecutivo). La acción criminal fue perpetrada por el «comando Argala», que encabezaba el etarra francés Henri Parot. Este individuo trató de justificarse cuando prestó declaración ante la Benemérita, al afirmar que habían colocado el coche-bomba en uno de los laterales de la instalación militar porque pensaban que «en aquella parte solamente vivían guardias solteros y no las familias, al observar que la ropa tendida estaba en la otra parte del edificio, aunque sabíamos que también podían morir familiares». Sin embargo, Múgica les dijo que no tenía importancia que murieran mujeres y niños ya que «ETA había avisado a las familias que debían estar fuera de los cuarteles».
Según dicha declaración, realizada en 1990, tras ser detenido en Santiponce (Sevilla), cuando preparaba la voladura de la Jefatura Superior de Policía de la capital hispalense, «habíamos estudiado la situación del cuartel de la Guardia Civil con motivo de un anterior atentado perpetrado contra un autobús militar en Zaragoza y con posterioridad le comunicamos a "Pako"».
«Pasado el tiempo –añade Parot– "Pako" nos ordenó llevar a cabo la acción contra el acuartelamiento, la cual estaba motivada por la situación del momento (el etarra dice no recordarla exactamente), pero que era una postura de fuerza ante las negociaciones con el Gobierno o por la caída de "Santi Potros" (detención de Santiago Arróspide Sarasola) en Francia». En los últimos meses de 1987, el Gobierno socialista de Felipe González, a través de su delegado en el País Vasco, Julen Elgorriaga, mantenía conversaciones en Argel con el cabecilla etarra Eugenio Echeveste Arizcuren, «Antxón».
En sus declaraciones, Parot contó con todo detalle cómo prepararon la acción criminal: «Para montar la carga (en uno de los coches, un Renault 18), utilizamos tres botellas de acero del tipo de las usadas para nitrógeno que estaban seccionadas. En cada una de ellas fuimos metiendo cordón detonante, amonal y reforzadores, conectando las tres mediante cordón detonante. Pusimos una en el maletero y dos en la zona de los asientos traseros. Las preparamos dentro del coche, ya que en caso contrario pesarían demasiado y se podría cortar el cordón detonante».
«El sistema de iniciación que utilizamos fue mediante detonadores pirotécnicos, utilizando en este caso tres con sus respectivos trozos de mecha lenta que van a parar al encendedor similar al que se utiliza en las granadas de mano, es decir que llevan una anilla que al tirar de ella hace caer una cucharilla accionando un percutor que pica en el fulminante, que es el iniciador de las mechas lentas. El utilizar tres mechas lentas era por si fallaba alguna».
«La orientación de los tubos con la boca abierta hacia el objetivo –precisó Parot–, con el cordón detonante y los reforzadores que están en sus bases, provoca que la explosión sea dirigida como si se tratara de auténticos cañones».
Según dicha declaración, realizada en 1990, tras ser detenido en Santiponce (Sevilla), cuando preparaba la voladura de la Jefatura Superior de Policía de la capital hispalense, «habíamos estudiado la situación del cuartel de la Guardia Civil con motivo de un anterior atentado perpetrado contra un autobús militar en Zaragoza y con posterioridad le comunicamos a "Pako"».
«Pasado el tiempo –añade Parot– "Pako" nos ordenó llevar a cabo la acción contra el acuartelamiento, la cual estaba motivada por la situación del momento (el etarra dice no recordarla exactamente), pero que era una postura de fuerza ante las negociaciones con el Gobierno o por la caída de "Santi Potros" (detención de Santiago Arróspide Sarasola) en Francia». En los últimos meses de 1987, el Gobierno socialista de Felipe González, a través de su delegado en el País Vasco, Julen Elgorriaga, mantenía conversaciones en Argel con el cabecilla etarra Eugenio Echeveste Arizcuren, «Antxón».
250 kilos de amonal
ETA envió dos coches robados a Zaragoza y escondió, en un zulo que estaba en una zona arbolada, junto a un río, varios bidones enterrados con los 250 kilos de amonal empleados en el atentado.En sus declaraciones, Parot contó con todo detalle cómo prepararon la acción criminal: «Para montar la carga (en uno de los coches, un Renault 18), utilizamos tres botellas de acero del tipo de las usadas para nitrógeno que estaban seccionadas. En cada una de ellas fuimos metiendo cordón detonante, amonal y reforzadores, conectando las tres mediante cordón detonante. Pusimos una en el maletero y dos en la zona de los asientos traseros. Las preparamos dentro del coche, ya que en caso contrario pesarían demasiado y se podría cortar el cordón detonante».
«El sistema de iniciación que utilizamos fue mediante detonadores pirotécnicos, utilizando en este caso tres con sus respectivos trozos de mecha lenta que van a parar al encendedor similar al que se utiliza en las granadas de mano, es decir que llevan una anilla que al tirar de ella hace caer una cucharilla accionando un percutor que pica en el fulminante, que es el iniciador de las mechas lentas. El utilizar tres mechas lentas era por si fallaba alguna».
«La orientación de los tubos con la boca abierta hacia el objetivo –precisó Parot–, con el cordón detonante y los reforzadores que están en sus bases, provoca que la explosión sea dirigida como si se tratara de auténticos cañones».
«Entramos en el callejón (una de las calles con la que lindaba el cuartel) y lo dejamos en el punto previsto, accionando la carga. Salimos corriendo, ya que el tiempo previsto para la explosión era de un minuto y quince segundos. Cuando pasamos por la puerta del cuartel, uno de los guardias, al oír el coche, que al ser diésel hacía bastante ruido, se asomó, según leímos en los periódicos. Posteriormente, huimos del lugar en el otro coche».
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