El general se queda solo
El general John Allen ha vuelto a Afganistán. Se hallaba aquí en Washington, donde esperaba superar una rápida confirmación en el puesto de jefe de las tropas norteamericanas en Europa y jefe militar de la OTAN. Iba a ser su retiro dorado, siguiendo el camino de otros condecorados generales, como Ike Eisenhower, John Shalikashvili y Wesley Clark. Ahora Allen vuelve a Afganistán con su honor en duda y su destino en el aire.
Debe ser un mal trago para un hombre extremadamente popular entre sus tropas. Es el único marine en llegar a lo más alto en la misión bélica en Afganistán. Su estilo es duro. Su carácter, áspero. Al fin y al cabo, es un marine. Cuando en 2011 unos insurgentes lograron atacar la zona verde, un fortín diplomático en Kabul, acudió a la zona, ataviado con un chaleco antibalas, para supervisar en persona la misión.
Se paseó entre las barricadas. “Hey, talibanes, ¿acaso vuestro comandante hace eso?”, preguntó la oficina de comunicaciones de la misión de la OTAN en Afganistán a través de la red social de Twitter. Las tropas estaban orgullosas de tener a un tipo tan duro como Allen de comandante.
Ahora el general pasará la festividad de Acción de Gracias, una de las más familiares de EE UU, con sus tropas en las frías laderas de Kabul. En la capital norteamericana quedan su mujer, Kathy, con la que tiene dos hijas ya mayores, Betty, que es maestra, y Bobbie, que es cantante. La promoción a Europa ha quedado en el aire. Y pronto tomará el relevo en su puesto en Afganistán el también marine Joseph Dunford.
Acosado, agotado, Allen ve que le quitan el puesto, y que no hay una vía de futuro clara. Iba ganando en Afganistán pero acaba de perder, por lo que parece, en casa.
Aunque al general le ha defendido el mismísimo secretario de Defensa, Leon Panetta, quedan en manos de los investigadores del Pentágono hasta 30.000 páginas de correos electrónicos -muchos de ellos duplicados- que se envió con un ama de casa de Florida, Jill Kelley. No hay evidencias de culpa del general en nada, pero aun planea sobre el caso una onerosa duda. De momento, su mujer le ha mandado a Afganistán a pasar Acción de Gracias con sus soldados.
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