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sábado, 20 de octubre de 2012

GAGOMILITARIA NOTICIAS.-UN AÑO DE LA MUERTE DE GADAFI


Libia entierra la herencia de Gadafi

Un año después de la captura y ejecución del dictador las nuevas autoridades intentan avanzar en el proceso de reconciliación nacional

Día 20/10/2012 - 02.58h
El día más importante para millones de libios no está marcado como una jornada de fiesta nacional, tendrán que esperar hasta el martes, declarado el Día de la Liberación, para celebrar la muerte de Muamar Gadafi.

Hace un año el país norteafricano se enfrentaba a su octavo mes de guerra y los rebeldes se desesperaban porque no podían cazar a Gadafi. Gracias a la ayuda de la OTAN los feudos fieles al mandatario fueron cayendo uno tras otro hasta que la lucha se redujo a Sirte, localidad natal del líder de la entonces la Gran Yamahiriya Árabe Libia Popular y Socialista.

La mañana del 20 de octubre los aviones de la Alianza atacaron un convoy de coches que trataba de abandonar Sirte y las milicias llegadas de la vecina Misrata esperaban sobre el terreno para no dejar escapar a los supervivientes. Una operación diseñada por los servicios de inteligencia franceses gracias al número del teléfono satélite facilitado por Siria, según las revelaciones del ex jefe de inteligencia rebelde, Rami El Obeidi, al diario «The Telegraph».

«Sabíamos que venía alguien importante, pero no sabíamos quién», confesó uno de los participantes en la emboscada entrevistado por este enviado especial 24 horas después de los hechos. Esa persona «importante» era el mismísimo Coronel Gadafi cuya última orden fue organizar este convoy que le llevara al desierto, su última esperanza para huir vivo del asedio de Sirte.

No lo consiguió. El mandatario fue capturado cuando buscaba refugio en una tubería de cemento y posteriormente fue ejecutado por los milicianos de Misrata que se llevaron su cuerpo para lucirlo como un trofeo de caza en un congelador para animales. La misma suerte corrió su hijo Mutassem y el resto de acompañantes ya que, según el informe de Human Rights Watch publicado el miércoles, 66 personas del convoy fueron ejecutadas por los milicianos.

«La prioridad ahora mismo es lograr la reconciliación nacional», declaró el recién elegido primer ministro, Ali Zidan, en su ceremonia de investidura celebrada esta misma semana. Las zonas leales al dictador fueron liberadas a la fuerza y los choques esporádicos no han cesado en los últimos doce meses.

Sirte, Bani Walid o Tawarga son los tres principales focos gadafistas donde los ciudadanos denuncian acciones sistemáticas de venganza por parte de los vencedores. Las organizaciones de derechos humanos alertan informe tras informe de la necesidad de cerrar esta herida y exigen, entre otras cosas, un cambio de actitud con los miles de presos del antiguo régimen que permanecen a la espera de un juicio.

Las rivalidades no son solo entre partidarios y detractores del antiguo régimen, también existe una competición entre ciudades. Por encima del conflicto inicial de competencias entre Bengasi, cuna de la revolución, y Trípoli, centro político y comercial, Zintán, cuyas milicias se autoproclaman las liberadoras de la capital, se niega a transferir la custodia de Saif El Islam, hijo de Gadafi llamado a sustituirle, preso desde octubre en algún punto secreto de esta ciudad de la montaña.

Desarme de milicias

Otro de los pilares para la reconciliación es el desarme de las milicias que tras varios meses alardeando de ser las liberadoras del país terminaron convirtiéndose en un problema y han ido perdiendo el favor de gran parte de la población.

El asesinato del embajador de Estados Unidos en Bengasi el mes pasado fue la gota que colmó el vaso. Una multitud se echó a las calles para protestar por el asalto al consulado de un país que fue clave en el derrocamiento de Gadafi y pedir seguridad ante estos grupos armados irregulares, muchos de ellos vinculados a grupos extremistas religiosos, otro de los grandes peligros destapados tras la caída del régimen. Las autoridades tratan de reconvertir a los milicianos en miembros de las nuevas fuerzas armadas y el proceso está dando sus primeros pasos.

42 años de gadafismo y 8 meses de guerra dejaron un país arrasado, pero en los últimos doce meses ha habido avances. Libia celebró sus primeras elecciones democráticas en las que, a diferencia del resto de países que han pasado por un proceso revolucionario, los ganadores no fueron los Hermanos Musulmanes.

Los votantes optaron por la Alianza Nacional de Fuerzas (ANF), una coalición dirigida por el ex primer ministro Mahmoud Jibril etiquetada de liberal. La producción de petróleo se ha situado en los niveles anteriores a la revuelta con una media de 1,6 millones de barriles al día y este debe ser el dinero que sirva para construir unas instituciones tan importantes como inexistentes en el antiguo régimen.

La post revolución tiene en común con el resto de protagonistas de la llamada «Primavera Árabe» la exigencia por parte del pueblo de mejorar la situación económica y rebajar las cifras de desempleo. La nueva Libia cumple un año y tiene mucho trabajo por delante para corregir los errores del pasado reciente.

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«Aunque Libia hubiera juzgado a Gadafi, no cabía otra posibilidad más que la pena de muerte»

El portavoz de la Casa Libia en España, Idris Erdiwah, habla con ABC en el aniversario del asesinato del dictador. «Si hubiera hecho estas declaraciones hace tres años, mi familia habría sufrido las consecuencias allí»

Día 20/10/2012 - 01.09h
Todas las fechas traumáticas dejan una cicatriz en la memoria. Pocos españoles podrán olvidar jamás donde se encontraban cuando recibieron la noticia de los atentados del 11-M. Y todo el mundo qué hacía cuando se cayeron las Torres Gemelas. Lo mismo le pasa a los libios con la captura y asesinato de Muamar Gadafi hace hoy justo un año, el dictador que rigió los designios de Libia durante 42 años a golpe de expolio, asesinato y terror.

«Aunque Libia hubiera juzgado a Gadafi, no cabía otra posibilidad más que la pena de muerte»
ABC
Idris Erdiwah

«Yo estaba trabajando y me llamó mi hermano desde Libia. Me dijo: “¡Lo tenemos, lo tenemos! ¡Ya está, ya se acabó todo, le han atrapado!”. En ese momento aún no se sabía que estaba muerto», cuenta a ABC el portavoz de la Casa Libia en España, Idris Erdiwah.
Como otros tantos millones de libios, este consultor de 49 años afincado en Bilbao con su mujer y su hija sintió una alegría enorme cuando se enteró de la captura del dictador, porque significaba «el fin de la guerra y el inicio de una nueva etapa». Pero hasta que no se enteró de que había muerto, «seguía teniendo miedo». «Podía tener un as en la manga o a alguien que hiciera algo. Gadafi siempre dijo que cuando se fuera iba a dejar Libia como un erial, en llamas, como una brasa. Y esas palabras siempre estaban ahí», recuerda
Según informó el Consejo Nacional de Transición (CNT), el convoy en el que viajaba el dictador para escapar de Sirte fue ametrallado desde el aire por aviones de la OTAN. Gadafi resultó herido superficialmente en la cabeza y en una pierna, pero logró esconderse en una tubería donde poco después fue capturado. Según se pudo ver en varios vídeos, fue encontrado y apaleado por la multitud mientras gritaba: «¡No disparen, no disparen!». Pero finalmente dos balazos a quemarropa, uno en el estómago y otro en la sien, acabaron con su vida.

«Me hubiera gustado que lo juzgaran»

Cuando Erdiwah vio la forma en que había muerto Gadafi, a través de las imágenes que se emitieron rápidamente en los telediarios de todo el mundo, se quedó «un poco intranquilo», reconoce.

«Aunque Libia hubiera juzgado a Gadafi, no cabía otra posibilidad más que la pena de muerte»
REUTERS
Gadafi, poco antes de morir

«Me hubiera gustado que lo juzgaran –asegura–, pero entiendo que lo mataran, a pesar de que no estoy de acuerdo con la pena de muerte. Pero si lo analizamos con frialdad, en el caso de que hubiera sido juzgado en Libia, no habría cabido otra posibilidad que esta. Un occidental no puede entender lo que Gadafi ha hecho en vida. No ya como dictador, expoliando la riqueza o retrasando el país 40 años, sino por los asesinatos y el miedo sistemático con el que dirigió Libia. Dejó a la población sumida en la ignorancia, sin ningún sistema político, ni nada que se pareciera a un Estado, con la corrupción como sistema establecido».

Y continúa: «Alguien que ha matado a familias enteras, que ha utilizado la violación de mujeres y niñas como arma de guerra, que ha bombardeado ciudades, que ha perseguido a los libios en el extranjero hasta asesinarlos y que ha explotado aviones de pasajeros, ¿qué pena podría tener menor que la muerte? No estoy de acuerdo con ella, repito, pero en casos extraordinarios como el de Gadafi habría que establecerla».

Para Erdiwah, el sistema establecido por el dictador en 1969 se basaba en tres ejes que han confirmado incluso los que se encontraban a su lado: hacer al pueblo ignorante, empobrecerlo para que tuviera que estar siempre buscando el sustento y hacerle sentir miedo continuamente.

Las elecciones, una fiesta

El portavoz de la casa de Libia sabe de lo que habla, a pesar de llevar más de 25 años en España. Según cuenta, su hermano mayor tenía que ir todos los años a firmar una declaración jurada en la que se comprometía a que él no iba a hacer nada en contra del régimen desde el extranjero. «Si yo, por ejemplo, hubiera hecho declaraciones como estas a un medio, mi hermano, sus hijos y toda su familia habrían sufrido las consecuencias. Era como un aval», explica.

«Aunque Libia hubiera juzgado a Gadafi, no cabía otra posibilidad más que la pena de muerte»
AP
El dictador libio tras ser capturado

Después de 15 años sin poder viajar a Libia a visitar a su familia, debido a que el anterior régimen le había retirado el pasaporte, Erdiwah no dudó en ir hasta allí sólo para vivir las primeras elecciones libres en cuarenta años, celebradas en julio. «Fue una experiencia inolvidable, como una fiesta. Familias enteras votando y las mujeres haciendo el grito tradicional con el que expresan su alegría nada más depositar su voto. Yo pensaba: si alguien dice que nosotros no queremos la democracia, que baje y lo vea», añade.

De hecho, los observadores internacionales calificaron la jornada electoral de «democrática» y aplaudieron la forma en que se desarrolló. «Se han respetado las libertades fundamentales y la campaña se ha desarrollado en un ambiente de calma respecto al intercambio de discursos», asegurada a ABC el jefe de la misión de la Unión Europea.

A pesar de esto, queda un largo camino que recorrer, como demuestra el reciente ataque contra el consulado de Estados Unidos en Benghazi, en el que perdieron la vida el embajador Christopher Stevens y otros tres estadounidenses. «Vivimos en paz, pero todavía estamos en el proceso de fundación de la nueva Libia hasta que se establezca la constitución. Pero hay gente interesada en que eso no ocurra. Hay que tener en cuenta que el país no tiene ninguna experiencia de partidos. Se puede decir que ahora estamos en el año cero, viendo cómo nace un Estado. Y va a costar, todos sabemos que habrá que atravesar dificultades, pero los libios tienen la determinación de llegar hasta el final», concluye. 



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