Siria: un año desangrándose
La sombra del fracaso internacional planea sobre el aniversario de la revolución más cruel de la Primavera Árabe
Día 15/03/2012 - 02.55h
El reguero de refugiados huyendo a la desesperada de sus pueblos y ciudades empujados por los bombardeos y las matanzas indiscriminadas recuerdan sin duda a éxodos y dramas recientes. Para hacer la salia de su país más amarga y en algunos casos mortal, el Ejército ha sembrado minas y ha destruido vías de escape como un puente que separa la ruta entre Homs y Líbano. No es la muchedumbre fotografiada en África y no es la guerra de los Balcanes, pero la desvergüenza internacional sí parece ser la misma.
Esa que un año después del comienzo de la revolución contra el régimen del presidente Bashar Al Assad sigue observando casi impasible enredada en planes humanitarios, discusiones sobre sanciones y cumbres diplomáticas. Hoy jueves 15 de marzo de 2012 se cumple un año del horror, de la que es, con mucha diferencia, la más sangrienta de las revoluciones de la denominada Primavera Árabe.
Las manifestaciones empezaron con el impulso de los logros obtenidos por tunecinos, egipcios y libios. Los sirios querían acabar también con la tiranía, pero Assad está ofreciendo más resistencia sabiendo que, al contrario que con Muamar Gadafi, la comunidad internacional se opone a desplegar una operación militar que frene sus abusos. El terror impuesto de fronteras adentro ayuda a que, a diferencia también de Libia, las deserciones de militares y gobernantes caigan con cuentagotas.
Para los que no pueden huir porque han sido detenidos es todavía peor. Amnistía Internacional (AI) ha sacado a la luz los testimonios de algunas personas que recogen un cruel catálogo de tipos de tortura que los hombres de Assad aprendideron en tiempos del anterior presidente y padre del actual mandatario, Hafez. A alguno le arrancaron la piel a tiras mientras era interrogado.
Más de 8.000 muertos
La cifra aproximada de 8.000 muertos según la ONU no deja de subir. Una vez recuperado el bastión rebelde de Homs, el Ejército se ha hecho fuerte a principios de esta semana en la ciudad norteña de Idlib, donde prosiguen sus ataques al igual que en la sureña Deraa, localidad escenario de los primeros choques hace un año. Hama, de infausto recuerdo por los miles de muertos que dejó hace veinte años el régimen tras un intento de levantamiento, también ha sido esta vez escenario de levantamientos reprimidos con decenas de muertos.
Fuentes oficiales del régimen sirio denunciaron la muerte de 15 civiles en un barrio progubernamental y de mayoría alauita -secta de Assad- de Homs el miércoles a manos de "terroristas", según la agencia Reuters. Una más, en caso de ser cierta, frente a las incontables matanzas llevadas a cabo por los militares y los matones del régimen, los shabiha. Las cifras que dan uno y otro bando siguen sin poder ser comprobadas de manera independiente por el bloqueo informativo impuesto por las autoridades de Damasco.
Todas las fuentes coinciden sin embargo en que los guerrilleros no tienen nada que hacer frente al poderoso Ejército. Muchos de los rebeldes esperan armas desde fuera, que en algunos casos llegan en forma de contrabando y rompiendo el embargo. Pero la comunidad internacional, contraria al rearme de la insurgencia salvo algunos países árabes, sigue defendiendo, en líneas generales, la presión diplomática y las sanciones como arma para detener a Assad. Nada hace prever a corto plazo que vaya a alcanzarse una solución que conduzca a la paz o a facilitar la atención de las víctimas.
"Creo que el conflicto va a durar y me temo que se volverá más sangriento todavía. Por eso tenemos que seguir presionando con la diplomacia y las sanciones", defiende en declaraciones a Reuters una fuente diplomática occidental.
El Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) estima que son ya unos 30.000 los sirios que han escapado del conflicto hacia países vecinos. Muchos son heridos que a duras penas han sido trasladados a través de las fronteras. Un número indeterminado, añade esta agencia, son desplazados internos. Pordrían ser en torno a 200.000.
El enviado especial de la ONU y la Liga Árabe para el conflicto sirio, Kofi Annan, comparecerá este viernes ante el Consejo de Seguridad. Si no hay cambios de última hora, no parece que haya traído buenas noticias de su gira regional, en la que se ha reunido dos veces con Assad. El portavoz del ex secretario general de la ONU dijo ayer que Damasco ha respondido a las propuestas que Annan hizo en la capital siria el pasado fin de semana, pero no ha trascendido el contenido de esa respuesta.
La economía siria sufre mientras sus autoridades tratan de sacar pecho a pesar de la sangría en sectores como el petróleo o el turismo. El régimen cada vez está más aislado pese al apoyo de China, Rusia e Irán. Las embajadas en damasco van cerrando sus puertas. Las medidas políticas como la reciente reforma constitucional aprobada en referéndum o la convocatoria de elecciones para el próximo 7 de mayo son interpretadas como una estrategia de Assad para ganar tiempo y perpetuarse en el poder.
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Activistas opositores han informado de que, tal como ocurrió hace dos semanas en el distrito de Bab Amro, en Homs, el Ejército leal a El Asad ha tomado Idlib, cerca de la frontera con Turquía, lanzando primero intensos ataques de artillería para después iniciar redadas casa por casa. El asalto ha acelerado el flujo de refugiados, que el Gobierno trata de frenar colocando minas en las fronteras con Turquía y Líbano.
La ofensiva del régimen se enfoca ahora en Deraa, en el sur del país, según los activistas. Alrededor de 20 tanques y vehículos blindados han rodeado el distrito de Al Balad, que está justo en la frontera con Jordania, y han disparado las armas de defensa antiaérea contra los edificios. "El ataque comenzó a primera hora de esta mañana. Los rebeldes están respondiendo, pero están sobrepasados", ha relatado el activista Rami Abdelhaq por teléfono desde la citada ciudad.
En Deraa comenzaron hace un año las protestas contra el Gobierno de El Asad. Desde entonces, Naciones Unidas calcula que más de 8.000 personas han muerto por los enfrentamientos entre las fuerzas de seguridad y los rebeldes.
A pesar de haber dicho que la situación en Homs -escenario de los peores ataques de las fuerzas del régimen- ya estaba controlada y "pacificada", se siguen registrando muertes de civiles, muchos de ellos niños. La prensa oficial acusa a los "terroristas" de la muerte de 15 personas. Sin embargo, el control de la ciudad está en manos del Ejército, dicen los activistas. Según el Gobierno, unos 2.000 soldados han muerto a manos de los rebeldes.
Además de los ataques hoy en Deraa, en los que según los activistas han muerto 20 civiles, la ciudad de Al Janudieh, al norte de Idlib, también ha recibido hoy fuego de artillería. No hay periodistas independientes en Idlib, por lo que las informaciones no pueden ser verificadas. También se han registrado combates entre fuerzas leales y los rebeldes en la ciudad de Deir al Zor, en el este del país fronteriza con Irak, zona desértica corazón de la secta suní y una de las areas más pobres de Siria.
El primer ministro británico, David Cameron, ha dicho hoy tras una reunión con Barack Obama en Washington que una revolución o guerra civil es "inevitable" en Siria si el presidente continúa con la represión sangrienta. Obama, por su parte, no duda de la salida del poder de El Asad, "la cuestión es cuándo", ha afirmado durante una rueda de prensa conjunta en la Casa Blanca.
Por su parte, el primer ministro chino, Wen Jiabao, ha dicho hoy que su país no apoya a ninguna de las partes, pero ha dicho sentirse "profundamente dolido" por el sufrimiento del pueblo sirio. Sus declaraciones, no obstante, no dan señales de un cambio en su posición diplomática. China, junto a Rusia, se opuso hace varias semanas a condenar al régimen de El Asad en el Consejo de Seguridad de la ONU.
El organismo multilateral dijo ayer que muy pronto enviará monitores de derechos humanos a los países fronterizos para recoger testimonios en el terreno de las atrocidades que se están cometiendo en el país.
Analistas y diplomáticos temen que Siria, inmersa en divisiones sectarias, se enfile hacia una guerra civil como la vivida en la zona de los Balcanes en los noventa. Es por ello que resaltan la importancia del plan de cinco puntos presentados por Annan a El Asad para tratar de buscar una salida al conflicto que desangra al país.
En Siria convive una mezcla de religiones, sectas y grupos étnicos. La secta minoritaria Alawite (un 16%) - rama del chiísmo a la que pertenece El Asad- domina los estamentos de poder y prevalece sobre la mayoría suní. Pero ni las presiones diplomáticas o económicas -las sanciones de países occidentales han costado a Damasco miles de millones de euros al frenar su comercio, devaluar a la mitad su moneda y detener el flujo de inversión extranjera- han hecho mella en el control que ejerce la familia de El Asad. Exceptuando la dimisión de un viceministro de Petróleo la semana pasada, no se han producido importantes deserciones en el Gobierno o el Ejército. Asimismo, El Asad mantiene su pantomima reformista: con el país en guerra, ha convocado elecciones generales para el 7 de mayo.
La ofensiva del régimen se enfoca ahora en Deraa, en el sur del país, según los activistas. Alrededor de 20 tanques y vehículos blindados han rodeado el distrito de Al Balad, que está justo en la frontera con Jordania, y han disparado las armas de defensa antiaérea contra los edificios. "El ataque comenzó a primera hora de esta mañana. Los rebeldes están respondiendo, pero están sobrepasados", ha relatado el activista Rami Abdelhaq por teléfono desde la citada ciudad.
En Deraa comenzaron hace un año las protestas contra el Gobierno de El Asad. Desde entonces, Naciones Unidas calcula que más de 8.000 personas han muerto por los enfrentamientos entre las fuerzas de seguridad y los rebeldes.
A pesar de haber dicho que la situación en Homs -escenario de los peores ataques de las fuerzas del régimen- ya estaba controlada y "pacificada", se siguen registrando muertes de civiles, muchos de ellos niños. La prensa oficial acusa a los "terroristas" de la muerte de 15 personas. Sin embargo, el control de la ciudad está en manos del Ejército, dicen los activistas. Según el Gobierno, unos 2.000 soldados han muerto a manos de los rebeldes.
Además de los ataques hoy en Deraa, en los que según los activistas han muerto 20 civiles, la ciudad de Al Janudieh, al norte de Idlib, también ha recibido hoy fuego de artillería. No hay periodistas independientes en Idlib, por lo que las informaciones no pueden ser verificadas. También se han registrado combates entre fuerzas leales y los rebeldes en la ciudad de Deir al Zor, en el este del país fronteriza con Irak, zona desértica corazón de la secta suní y una de las areas más pobres de Siria.
La diplomacia sigue sin conseguir resultados
En tanto, el enviado de la Liga Árabe y Naciones Unidas, Kofi Annan, ha informado hoy de que había recibido respuesta de Damasco a las propuestas que planteó el fin de semana pasado, pero que necesita aclarar ciertos aspectos. "Pero dada la grave y trágica situación en el terreno, todos deben darse cuenta que deben tomarse medidas urgentes. Como ya lo dijo (Annan), no se puede permitir que esta crisis se haga interminable", ha dicho el portavoz de Annan, Ahmad Fawzi, en un comunicado desde Ginebra.El primer ministro británico, David Cameron, ha dicho hoy tras una reunión con Barack Obama en Washington que una revolución o guerra civil es "inevitable" en Siria si el presidente continúa con la represión sangrienta. Obama, por su parte, no duda de la salida del poder de El Asad, "la cuestión es cuándo", ha afirmado durante una rueda de prensa conjunta en la Casa Blanca.
Por su parte, el primer ministro chino, Wen Jiabao, ha dicho hoy que su país no apoya a ninguna de las partes, pero ha dicho sentirse "profundamente dolido" por el sufrimiento del pueblo sirio. Sus declaraciones, no obstante, no dan señales de un cambio en su posición diplomática. China, junto a Rusia, se opuso hace varias semanas a condenar al régimen de El Asad en el Consejo de Seguridad de la ONU.
El organismo multilateral dijo ayer que muy pronto enviará monitores de derechos humanos a los países fronterizos para recoger testimonios en el terreno de las atrocidades que se están cometiendo en el país.
Analistas y diplomáticos temen que Siria, inmersa en divisiones sectarias, se enfile hacia una guerra civil como la vivida en la zona de los Balcanes en los noventa. Es por ello que resaltan la importancia del plan de cinco puntos presentados por Annan a El Asad para tratar de buscar una salida al conflicto que desangra al país.
En Siria convive una mezcla de religiones, sectas y grupos étnicos. La secta minoritaria Alawite (un 16%) - rama del chiísmo a la que pertenece El Asad- domina los estamentos de poder y prevalece sobre la mayoría suní. Pero ni las presiones diplomáticas o económicas -las sanciones de países occidentales han costado a Damasco miles de millones de euros al frenar su comercio, devaluar a la mitad su moneda y detener el flujo de inversión extranjera- han hecho mella en el control que ejerce la familia de El Asad. Exceptuando la dimisión de un viceministro de Petróleo la semana pasada, no se han producido importantes deserciones en el Gobierno o el Ejército. Asimismo, El Asad mantiene su pantomima reformista: con el país en guerra, ha convocado elecciones generales para el 7 de mayo.
Rusia descarta revisar su colaboración militar con Siria
Moscú es un importante suministrador de armamento para el régimen de Damasco
Rusia tiene una “buena y firme” colaboración técnico-militar con Siria y “no existe hoy ninguna base para revisarla”, según ha dicho este martes el viceministro de Defensa ruso, Anatoli Antónov. Antónov ha desmentido que hubiera tropas especiales rusas en Siria, pero ha admitido, en cambio, que sí hay especialistas técnicos militares de su país, encargados del adiestramiento en el uso del equipo bélico vendido por Moscú, según la agencia Ria-Novosti.
Rusia es un importante suministrador de armamento para el régimen de Damasco como lo fue también para Libia y otros países árabes que han experimentado turbulentos cambios de régimen. “Para nosotros es muy importante que los gobiernos de estos Estados tengan una actitud amistosa hacia la Federación Rusa y confiamos en que la colaboración militar no solo no se interrumpa, sino que siga desarrollándose. Nosotros por lo menos estamos dispuestos a ello”, ha sentenciado Antónov. El alto funcionario ha reiterado que Rusia cumple con todas sus obligaciones internacionales sobre venta de armas. Las exportaciones a Libia son “legítimas”, pero el contrato de suministro de complejos de misiles tierra-aire S-300 a Irán fue rescindido, en virtud de un decreto del presidente Dmitri Medvédev, que respondía así a las sanciones del Consejo de Seguridad de la ONU.
El pasado sábado, en El Cairo, el ministro de Exteriores ruso, Serguéi Lavrov, y representantes de la Liga Árabe acordaron establecer cinco principios de regulación de la crisis en Siria: el fin de la violencia, un mecanismo de observación de alto el fuego, el rechazo a la injerencia exterior, el libre acceso a la ayuda humanitaria y el apoyo a la misión de la ONU y de la Liga Árabe.
Este martes, en Moscú, Lavrov se ha mostrado sorprendido de las declaraciones del ministro de Exteriores de Catar, que se ha pronunciado a favor de una solución militar para Siria, y ha manifestado que las palabras del catarí contradicen los principios pacíficos de regulación concertados en El Cairo.
Tras su visita a la capital egipcia, Lavrov participó el lunes en Nueva York en una sesión del Consejo de Seguridad de la ONU dedicada a Siria. Este martes, el jefe de la diplomacia rusa ha trasmitido la impresión de que sus interlocutores internacionales son receptivos a los argumentos de Moscú en las conversaciones a puerta cerrada y que sus posiciones en privado son más prácticas y matizadas que sus declaraciones públicas.
Rusia teme que las armas suministradas a los insurgentes sirios “pueden ir a parar a manos de la organización terrorista Al Qaeda”, según ha dicho el ministro. Las armas destinadas al Ejército Libre de Siria pasan por el territorio de los países vecinos y esto no solo es en el caso de “armas ligeras” sino también de “cosas más serias”, ha señalado. El jefe de la diplomacia rusa ha advertido que “de acuerdo con las resoluciones de Consejo de Seguridad todos los Estados miembros de la ONU están obligados a impedir no solo los suministros de armas, sino también cualquier relación con Al Qaeda”. Lavrov ha dicho tener grandes esperanzas en la misión de Kofi Annan en Siria y ha explicado que el mecanismo de seguimiento para poner en marcha un régimen de alto el fuego propuesto por Rusia se debate en el secretariado de la ONU y con los principales miembros del Consejo de Seguridad. En Siria “no basta con el alto el fuego de las tropas del gobierno”, sino que debe haber un alto el fuego simultáneo”, ha opinado. “La retirada unilateral de las tropas del Gobierno es absolutamente irreal y las autoridades sirias no lo aceptarán, lo queramos o no”, ha dicho.
Por su parte Alexéi Makarkin, vicepresidente Centro de Tecnologías Políticas, citado por la agencia Ria-Novosti, no excluye que sobre la base de los cinco puntos elaborados en El Cairo se pueda elaborar una resolución de la ONU. Según Makarkin, “da la impresión de que queremos cada vez menos salvar al régimen de El Asad, porque vemos que es prácticamente imposible. Y tenemos que mantener las relaciones con los árabes, así que cuando apareció una posibilidad relacionada con el rechazo (...) a la injerencia exterior, intentamos aprovecharla”.
Rusia es un importante suministrador de armamento para el régimen de Damasco como lo fue también para Libia y otros países árabes que han experimentado turbulentos cambios de régimen. “Para nosotros es muy importante que los gobiernos de estos Estados tengan una actitud amistosa hacia la Federación Rusa y confiamos en que la colaboración militar no solo no se interrumpa, sino que siga desarrollándose. Nosotros por lo menos estamos dispuestos a ello”, ha sentenciado Antónov. El alto funcionario ha reiterado que Rusia cumple con todas sus obligaciones internacionales sobre venta de armas. Las exportaciones a Libia son “legítimas”, pero el contrato de suministro de complejos de misiles tierra-aire S-300 a Irán fue rescindido, en virtud de un decreto del presidente Dmitri Medvédev, que respondía así a las sanciones del Consejo de Seguridad de la ONU.
El pasado sábado, en El Cairo, el ministro de Exteriores ruso, Serguéi Lavrov, y representantes de la Liga Árabe acordaron establecer cinco principios de regulación de la crisis en Siria: el fin de la violencia, un mecanismo de observación de alto el fuego, el rechazo a la injerencia exterior, el libre acceso a la ayuda humanitaria y el apoyo a la misión de la ONU y de la Liga Árabe.
Este martes, en Moscú, Lavrov se ha mostrado sorprendido de las declaraciones del ministro de Exteriores de Catar, que se ha pronunciado a favor de una solución militar para Siria, y ha manifestado que las palabras del catarí contradicen los principios pacíficos de regulación concertados en El Cairo.
Tras su visita a la capital egipcia, Lavrov participó el lunes en Nueva York en una sesión del Consejo de Seguridad de la ONU dedicada a Siria. Este martes, el jefe de la diplomacia rusa ha trasmitido la impresión de que sus interlocutores internacionales son receptivos a los argumentos de Moscú en las conversaciones a puerta cerrada y que sus posiciones en privado son más prácticas y matizadas que sus declaraciones públicas.
Rusia teme que las armas suministradas a los insurgentes sirios “pueden ir a parar a manos de la organización terrorista Al Qaeda”, según ha dicho el ministro. Las armas destinadas al Ejército Libre de Siria pasan por el territorio de los países vecinos y esto no solo es en el caso de “armas ligeras” sino también de “cosas más serias”, ha señalado. El jefe de la diplomacia rusa ha advertido que “de acuerdo con las resoluciones de Consejo de Seguridad todos los Estados miembros de la ONU están obligados a impedir no solo los suministros de armas, sino también cualquier relación con Al Qaeda”. Lavrov ha dicho tener grandes esperanzas en la misión de Kofi Annan en Siria y ha explicado que el mecanismo de seguimiento para poner en marcha un régimen de alto el fuego propuesto por Rusia se debate en el secretariado de la ONU y con los principales miembros del Consejo de Seguridad. En Siria “no basta con el alto el fuego de las tropas del gobierno”, sino que debe haber un alto el fuego simultáneo”, ha opinado. “La retirada unilateral de las tropas del Gobierno es absolutamente irreal y las autoridades sirias no lo aceptarán, lo queramos o no”, ha dicho.
Por su parte Alexéi Makarkin, vicepresidente Centro de Tecnologías Políticas, citado por la agencia Ria-Novosti, no excluye que sobre la base de los cinco puntos elaborados en El Cairo se pueda elaborar una resolución de la ONU. Según Makarkin, “da la impresión de que queremos cada vez menos salvar al régimen de El Asad, porque vemos que es prácticamente imposible. Y tenemos que mantener las relaciones con los árabes, así que cuando apareció una posibilidad relacionada con el rechazo (...) a la injerencia exterior, intentamos aprovecharla”.
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