El Gobierno saliente, la OTAN y los militares admiten ya la presencia española en el país asiático a pesar de la «retirada completa» anunciada en junio
Aunque
una «hoja de ruta» pactada con la OTAN determina que las tropas españolas
—actualmente unos 1.500 efectivos— y las del resto de países (130.000 en total,
90.000 de EE.UU.) se retirarán de Afganistán antes del año 2015, cada vez hay
más voces dentro de la Alianza Atlántica que reconocen que la
misión continuará. En el Gobierno español saliente también comparten esa misma
opinión, justo cuando España está a punto de cumplir el décimo aniversario en el
país que fuera gobernado por los talibanes.
«Con
menos tropas, con otro tipo de misiones especialmente enfocadas al entrenamiento
de militares y policías afganos, los países de la OTAN, España incluida,
permanecerán en Afganistán a partir del 1 de enero de 2015», reconoce a ABC un mando militar extranjero destinado a
la misión ISAF en el cuartel general de la OTAN. «Máxime si se tiene en cuenta que EE.UU. acaba de firmar un acuerdo
con el Gobierno afgano para que sus bases militares permanezcan otros
diez años en Afganistán, hasta el año 2024».
La
negociación con la OTAN y EE.UU. sobre este asunto —y el número de soldados que
España aportará en 2015— será una de las patatas calientes que deberán gestionar
los próximos titulares de Exteriores y Defensa. Hoy mismo se discutirá sobre
ello en Bonn (Alemania) donde más de 90 países comprometidos con el país
analizarán cómo ayudar a Afganistán más allá de 2014. Una cita a la que acude la
ministra de Exteriores en funciones, Trinidad Jiménez.
«La
misión ISAF de la OTAN como tal no debe extenderse más allá de 2014. Será necesario fijar otro tipo de misión militar con otro mandato de
la ONU y otros objetivos y fuerzas diferentes, más destinadas a entrenar
las fuerzas afganas», reconoce una fuente solvente del Gobierno español en
funciones. Se calcula entre 300 y 500 efectivos el contingente necesario para
planificar una misión menor de este tipo en el área de Badghis, provincia bajo
control español.
«Todo
ello dependerá de cómo evolucione la situación durante los dos próximos años.
2013 será el año crítico para verificar en qué punto estamos». Además, la
Administración «Obama II» u otra del Partido Republicano estará asentada ese año
para poder evaluar la decisión, algo que también influirá en el resto de socios
de la OTAN.
«El
problema de Afganistán es sobre todo de desarrollo. No se puede vencer
militarmente a la insurgencia sin vencer en este flanco. Es aquí donde tenemos
que seguir evolucionando. Hay que buscar soluciones económicas y enfocarlo aún más hacia la solución cívico-militar», admite
una fuente militar española que alerta que «podemos volver a la situación
original».
«La
explotación de la inteligencia y la mayor utilización de aviones no tripulados
también se potenciarán a partir de 2015. Además es vital que se involucren otros
países vecinos de la región. La misión diplomática es fundamental», admite.
2.000 millones en 10 años
Hasta la fecha, la Agencia Española
de Cooperación Internacional para el Desarrollo (Aecid) ha ejecutado en
Afganistán algo más de 160 millones de euros, de los cuales, se ha destinado una media de diez millones de euros al año a la ejecución
de proyectos en Badghis. Infraestructuras de desarrollo rural, obras de
salud pública, agua y saneamiento público, educación, fomento agrario, acciones
de género en beneficio de la mujer, ayuda alimentaria y de emergencia y
gobernabilidad local han sido las líneas de trabajo del Aecid.
Afganistán
es la misión más costosa de la historia de España en pérdida de vidas —98
militares españoles fallecidos— y también en recursos, más de 2.000 millones de
euros. «En Afganistán estamos vinculados a los objetivos y no a los
calendarios», reitera un oficial español.
En
octubre de 2010, el presidente José Luis Rodríguez Zapatero aseguraba en el
Parlamento: «Seguiremos en Afganistán mientras peligre la seguridad global».
Ocho meses después, y tras la misma decisión de Obama, anunciaba un plan de
«retirada completa» para finales de 2014. Algo que no será tan
tajante.
Fuente Diario "ABC"
EL FUTURO DE AFGANISTÁN PASA POR BONN
- Se reúnen los ministros de Asuntos Exteriores de 90 países, entre ellos España
- La OTAN no quiere cometer el mismo error que la Unión Soviética en 1989
- Pakistán ha renunciado a enviar a su ministro de Asuntos Exteriores a Bonn
"En la Conferencia de Bonn se perdió una gran oportunidad".
Eso es lo que dicen muchos analistas y expertos en Afganistán, cuando hablan de
la conferencia que tuvo lugar en Alemania en
diciembre de 2001, tras la caída del régimen de los talibán, para poner los
cimientos del nuevo Estado afgano que salía de cinco años de fundamentalismo y
aislamiento internacional. Diez años después en el mismo sitio y en la
misma fecha, se celebra una segunda Conferencia de Bonn pero, en este
caso, ya no se habla de oportunidades, sino de salidas.
Eso es lo que discuten este lunes los ministros de Asuntos Exteriores de noventa países, entre ellos España, en la ciudad alemana: cómo salir de Afganistán sin que el país se desmorone tras la marcha de las tropas internacionales. El encuentro reúne en total a un millar de delegados, de los que 34 son representantes de la sociedad civil afgana. Son pocos pero al menos se les dejará hablar, algo que no ocurrió en la primera conferencia.
En el primer encuentro en Bonn se perdió una gran oportunidad, según muchos analistas, porque se dio luz verde a que algunos de los principales criminales de guerra del país entraran a formar parte del nuevo Gobierno afgano, en vez de apartarlos. De esa manera la comunidad internacional creyó que conseguiría su favor y evitaría que boicotearan a la nueva administración afgana.
Y es cierto que no la boicotearon, pero la hipotecaron. Esos señores de la guerra se enquistaron en el poder, corrompiendo todo el Estado. Y ahí siguen y, según parece, ahí se van a quedar, porque en la segunda Conferencia de Bonn ese tema ni se va a tratar, sino todo lo contrario. Se ha optado por correr un tupido velo y centrar la discusión en cómo la comunidad internacional puede salir de Afganistán sin que el país se hunda, algo que va ser un auténtico encaje de bolillos porque Afganistán, de entrada, no parece sostenible, se mire como se mire.
Políticamente la presencia de esos señores de la guerra en el poder no da ninguna garantía. Y económicamente, Afganistán depende totalmente de la ayuda internacional. El 90% de su presupuesto anual se nutre de otros países. A eso hay que añadir la existencia de una insurgencia armada en el país.
Precisamente otro de los temas que también estará sobre la mesa en Bonn será una posible negociación con los talibán y cómo asegurar con éxito el traspaso de la seguridad del país de las fuerzas internacionales a la Policía y Ejército afganos. Asimismo, estaba en la agenda la implicación de Pakistán en una paz regional, pero ahora no está claro si ese punto se podrá debatir.
Pakistán ha renunciado a enviar a su ministro de Asuntos Exteriores a Bonn, después de que la semana pasada 24 soldados paquistaníes murieran en un control de vigilancia en la frontera entre Afganistán y Pakistán a causa de un bombardeo de tropas estadounidenses. El domingo el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, habló personalmente con su homólogo paquistaní, Asif Ali Zardari, para disculparse por el incidente. Esto tal vez ayudará a que se pueda recuperar como uno de los puntos del orden del día de la conferencia las relaciones entre Afganistán y Pakistán.
La OTAN asegura que no cometerá en Afganistán el mismo error que la Unión Soviética hizo en el 1989. Es decir, retirar sus efectivos y dejar el país a su suerte. Afganistán cayó después en una guerra entre facciones fundamentalistas. En Bonn también se discutirá la implicación de la comunidad internacional en Afganistán más allá del 2014, año en qué está prevista la retirada de buena parte de las tropas internacionales del país. La mayoría de países se muestran dispuestos a mantener su contribución en Afganistán. El problema es que la crisis económica en casa también acucia.
Eso es lo que discuten este lunes los ministros de Asuntos Exteriores de noventa países, entre ellos España, en la ciudad alemana: cómo salir de Afganistán sin que el país se desmorone tras la marcha de las tropas internacionales. El encuentro reúne en total a un millar de delegados, de los que 34 son representantes de la sociedad civil afgana. Son pocos pero al menos se les dejará hablar, algo que no ocurrió en la primera conferencia.
En el primer encuentro en Bonn se perdió una gran oportunidad, según muchos analistas, porque se dio luz verde a que algunos de los principales criminales de guerra del país entraran a formar parte del nuevo Gobierno afgano, en vez de apartarlos. De esa manera la comunidad internacional creyó que conseguiría su favor y evitaría que boicotearan a la nueva administración afgana.
Y es cierto que no la boicotearon, pero la hipotecaron. Esos señores de la guerra se enquistaron en el poder, corrompiendo todo el Estado. Y ahí siguen y, según parece, ahí se van a quedar, porque en la segunda Conferencia de Bonn ese tema ni se va a tratar, sino todo lo contrario. Se ha optado por correr un tupido velo y centrar la discusión en cómo la comunidad internacional puede salir de Afganistán sin que el país se hunda, algo que va ser un auténtico encaje de bolillos porque Afganistán, de entrada, no parece sostenible, se mire como se mire.
Políticamente la presencia de esos señores de la guerra en el poder no da ninguna garantía. Y económicamente, Afganistán depende totalmente de la ayuda internacional. El 90% de su presupuesto anual se nutre de otros países. A eso hay que añadir la existencia de una insurgencia armada en el país.
Precisamente otro de los temas que también estará sobre la mesa en Bonn será una posible negociación con los talibán y cómo asegurar con éxito el traspaso de la seguridad del país de las fuerzas internacionales a la Policía y Ejército afganos. Asimismo, estaba en la agenda la implicación de Pakistán en una paz regional, pero ahora no está claro si ese punto se podrá debatir.
Pakistán ha renunciado a enviar a su ministro de Asuntos Exteriores a Bonn, después de que la semana pasada 24 soldados paquistaníes murieran en un control de vigilancia en la frontera entre Afganistán y Pakistán a causa de un bombardeo de tropas estadounidenses. El domingo el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, habló personalmente con su homólogo paquistaní, Asif Ali Zardari, para disculparse por el incidente. Esto tal vez ayudará a que se pueda recuperar como uno de los puntos del orden del día de la conferencia las relaciones entre Afganistán y Pakistán.
La OTAN asegura que no cometerá en Afganistán el mismo error que la Unión Soviética hizo en el 1989. Es decir, retirar sus efectivos y dejar el país a su suerte. Afganistán cayó después en una guerra entre facciones fundamentalistas. En Bonn también se discutirá la implicación de la comunidad internacional en Afganistán más allá del 2014, año en qué está prevista la retirada de buena parte de las tropas internacionales del país. La mayoría de países se muestran dispuestos a mantener su contribución en Afganistán. El problema es que la crisis económica en casa también acucia.
No hay comentarios:
Publicar un comentario