El único superviviente de la masacre que conmociona a Colombia llevaba 12 años secuestrado por la guerrilla
El sargento de la Policía colombiana Luis Alberto Erazo Maya salvó la vida de
milagro. En medio del luto que vive Colombia después de la trágica noticia de la muerte con tiros de gracia de cuatro miembros de las fuerzas de
seguridad secuestrados desde hace más de una década por las FARC, Erazo fue
el domingo motivo de lágrimas de emoción por su regreso a la libertad.
En manos de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) desde hace 12 años, Erazo -quien llegó el domingo al mediodía a Bogotá, mientras que los restos de sus compañeros lo hicieron a las 22.10, hora local- contó que al ver como disparaban los guerrilleros decidió correr en medio de la selva. Los guerrilleros la emprendieron a tiros con él y después lanzaron granadas que le causaron heridas, pero eso no impidió su huida.
El domingo 27 de noviembre, el único superviviente de la masacre llegó a la capital, en medio de la lluvia y el aplauso de los periodistas que lo esperaban. Vestido con un traje de la policía y con una venda en la mejilla izquierda que tapaba sus heridas, el policía subió directamente a una ambulancia, en la misma pista del aeropuerto militar de Catam, y fue trasladado al Hospital General de la Policía para recibir atención médica y reencontrarse con sus familiares, entre ellos sus dos hijas adolescentes.
El ministro de Defensa, Juan Carlos Pinzón, narró los hechos que ocurrieron el sábado en la madrugada en la profundidad de la selva del departamento del Caquetá, en el sur del país, donde con disparos en la cabeza y en la espalda fueron hallados los cuerpos del sargento del Ejército José Libio Martínez, el coronel de la Policía Édgar Yesid Duarte, el mayor de la Policía Élkin Hernández Rivas y el subintendente de la Policía Álvaro Moreno.
Martínez era el secuestrado más antiguo de las FARC: 14 años. Durante este tiempo, fueron escasas las informaciones que la guerrilla permitió a sus familiares, entre ellos su hijo Johan Steven Martínez. El pequeño de 13 años creció ante los ojos de todo el país menos los de su padre, pues en cada aniversario se lo veía clamando por su liberación.
En medio de semejante panorama, los primeros minutos de libertad del sargento Erazo Maya fueron emocionantes. Precisamente cuando las tropas hacían una “tarea de localización” del campamento en donde se creía estaban los uniformados para posteriormente iniciar una operación de rescate, fueron avistados por los guerrilleros.
En el cruce de disparos, Erazo Maya corrió y se escondió hasta sentir el silencio profundo y después el ruido estridente de las sierras eléctricas de los soldados que derribaban los árboles para abrir espacio un improvisado helipuerto que permitiera aterrizar a las naves para evacuar los cadáveres.
Al verlo, las tropas gritaron de emoción. Él los abrazó y la noticia llegó hasta su humilde casa en Túquerrres, un municipio del departamento de Nariño, fronterizo a Ecuador. La información fue transmitida a sus familiares por el propio presidente Juan Manuel Santos quien, además, calificó el fusilamiento de los secuestrados como “un crimen de lesa humanidad”.
Su enérgica reacción fue compartida por la totalidad de los partidos políticos. De hecho, el recién elegido alcalde de Bogotá y exguerrilero del M-19, Gustavo Petro dijo que “las FARC vuelven a cometer un crimen de guerra al asesinar a sus rehenes”. Por eso, dijo el líder de izquierda: “comandante del frente debe ser procesado como criminal de guerra”.
En manos de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) desde hace 12 años, Erazo -quien llegó el domingo al mediodía a Bogotá, mientras que los restos de sus compañeros lo hicieron a las 22.10, hora local- contó que al ver como disparaban los guerrilleros decidió correr en medio de la selva. Los guerrilleros la emprendieron a tiros con él y después lanzaron granadas que le causaron heridas, pero eso no impidió su huida.
El domingo 27 de noviembre, el único superviviente de la masacre llegó a la capital, en medio de la lluvia y el aplauso de los periodistas que lo esperaban. Vestido con un traje de la policía y con una venda en la mejilla izquierda que tapaba sus heridas, el policía subió directamente a una ambulancia, en la misma pista del aeropuerto militar de Catam, y fue trasladado al Hospital General de la Policía para recibir atención médica y reencontrarse con sus familiares, entre ellos sus dos hijas adolescentes.
El ministro de Defensa, Juan Carlos Pinzón, narró los hechos que ocurrieron el sábado en la madrugada en la profundidad de la selva del departamento del Caquetá, en el sur del país, donde con disparos en la cabeza y en la espalda fueron hallados los cuerpos del sargento del Ejército José Libio Martínez, el coronel de la Policía Édgar Yesid Duarte, el mayor de la Policía Élkin Hernández Rivas y el subintendente de la Policía Álvaro Moreno.
Martínez era el secuestrado más antiguo de las FARC: 14 años. Durante este tiempo, fueron escasas las informaciones que la guerrilla permitió a sus familiares, entre ellos su hijo Johan Steven Martínez. El pequeño de 13 años creció ante los ojos de todo el país menos los de su padre, pues en cada aniversario se lo veía clamando por su liberación.
En medio de semejante panorama, los primeros minutos de libertad del sargento Erazo Maya fueron emocionantes. Precisamente cuando las tropas hacían una “tarea de localización” del campamento en donde se creía estaban los uniformados para posteriormente iniciar una operación de rescate, fueron avistados por los guerrilleros.
En el cruce de disparos, Erazo Maya corrió y se escondió hasta sentir el silencio profundo y después el ruido estridente de las sierras eléctricas de los soldados que derribaban los árboles para abrir espacio un improvisado helipuerto que permitiera aterrizar a las naves para evacuar los cadáveres.
Al verlo, las tropas gritaron de emoción. Él los abrazó y la noticia llegó hasta su humilde casa en Túquerrres, un municipio del departamento de Nariño, fronterizo a Ecuador. La información fue transmitida a sus familiares por el propio presidente Juan Manuel Santos quien, además, calificó el fusilamiento de los secuestrados como “un crimen de lesa humanidad”.
Su enérgica reacción fue compartida por la totalidad de los partidos políticos. De hecho, el recién elegido alcalde de Bogotá y exguerrilero del M-19, Gustavo Petro dijo que “las FARC vuelven a cometer un crimen de guerra al asesinar a sus rehenes”. Por eso, dijo el líder de izquierda: “comandante del frente debe ser procesado como criminal de guerra”.
Los otros fallecidos
Además, del sargento del Ejército José Libio Martínez, los otros fallecidos a
manos de la guerrilla son Édgar Yesid Duarte, coronel de la Policía,
ascendido al grado de coronel de la Policía estando en cautiverio. Fue
secuestrado cuando era capitán, el 14 de octubre de 1998 en el Doncello,
Caquetá. Era el segundo uniformado que más tiempo llevaba en poder de la
guerrilla. Estaba casado y tenía una hija a la que no vio crecer. Durante su
largo cautiverio, las FARC solo enviaron dos pruebas de vida.
Elkin Hernández Rivas, mayor de la Policía, fue secuestrado el 14 de octubre de 1998, cuando tenía 22 años y era teniente. Su secuestro se produjo en una carretera que va de La Montañita a Florencia (Caquetá). Cayó en un retén de las FARC que al descubrir que era policía se lo llevaron y Álvaro Moreno, intendente de la Policía, secuestrado el 9 de diciembre de 1999, en un asalto a la estación de Curillo (Caquetá). Cuando terminó su bachillerato se enroló a la Policía de Carreteras. Un día ante la necesidad de refuerzos en el orden público fue enviado en lo que se creía una corta misión a Curillo cuando se produjo un asalto de las FARC que se lo llevaron y ahora lo asesinaron.
Fuente Diario "EL PAÍS"
Elkin Hernández Rivas, mayor de la Policía, fue secuestrado el 14 de octubre de 1998, cuando tenía 22 años y era teniente. Su secuestro se produjo en una carretera que va de La Montañita a Florencia (Caquetá). Cayó en un retén de las FARC que al descubrir que era policía se lo llevaron y Álvaro Moreno, intendente de la Policía, secuestrado el 9 de diciembre de 1999, en un asalto a la estación de Curillo (Caquetá). Cuando terminó su bachillerato se enroló a la Policía de Carreteras. Un día ante la necesidad de refuerzos en el orden público fue enviado en lo que se creía una corta misión a Curillo cuando se produjo un asalto de las FARC que se lo llevaron y ahora lo asesinaron.
Fuente Diario "EL PAÍS"
Las FARC intentaron matar al rehén superviviente con granadas en su huida
El suboficial de la Policía Luis Alberto Erazo Maya logró salvar la vida de
ser fusilado como los otros cuatro rehenes y compañeros de cautiverio por las
Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) al "tomar la decisión de
salir corriendo" nada más escuchar los disparos
de los terroristas.
El sargento llegó hoy a Bogotá en un avión militar. En medio de la lluvia y los aplausos de los periodistas congregados, Erazo bajó del aparato vestido con un traje de la policía y con una venda en la mejilla izquierda que tapaba sus heridas.
El agente subió directamente a una ambulancia, en la misma pista del aeropuerto militar de Catam, y fue trasladado al Hospital General de la Policía para recibir atención médica y reencontrarse con sus familiares, entre ellos sus dos hijas adolescentes.
El sargento llegó hoy a Bogotá en un avión militar. En medio de la lluvia y los aplausos de los periodistas congregados, Erazo bajó del aparato vestido con un traje de la policía y con una venda en la mejilla izquierda que tapaba sus heridas.
El agente subió directamente a una ambulancia, en la misma pista del aeropuerto militar de Catam, y fue trasladado al Hospital General de la Policía para recibir atención médica y reencontrarse con sus familiares, entre ellos sus dos hijas adolescentes.
Erazo Maya, que fue secuestrado el 9 de diciembre de 1999 en Curillo, en
Caquetá, "fue perseguido en su carrera hacia la selva por tres terroristas de la
organización de las FARC, quienes incluso en su persecución le lanzaron
granadas", según ha informado el ministro de Defensa de Colombia, Juan Carlos
Pinzón, en una declaración pública, informa Efe.
Erazo aunque consiguió salvar la vida, no como sus otros cuatro compañeros de cautiverio, resultó herido. "Se encontraba en una condición bastante, bastante aceptable", dijo el ministro.
El titular de Defensa detalló cómo el suboficial se aproximó a la zona donde trabajaban los efectivos del Cuerpo Técnico de Investigación (CTI) de la Fiscalía que iban a identificar los cuerpos en una zona rural del municipio de Solano, en el selvático departamento de Caquetá.
El sonido de las motosierras que fueron utilizadas para limpiar la vegetación y permitir la entrada de los helicópteros del CTI en la frondosa zona sirvió a Erazo Maya para salir de su escondite y presentarse ante las tropas.
En ese operativo, que había comenzado 45 días atrás, fueron encontrado los cuerpos sin vida del sargento mayor del Ejército José Libio Martínez Estrada y los integrantes de la Policía Nacional: el coronel Edgar Yesid Duarte; el mayor Elkin Hernández Rivas y el intendente jefe Álvaro Moreno. Pinzón detalló que tres de ellos recibieron impactos de bala en la cabeza y el cuarto, que intentaba también huir, en la espalda.
El suboficial de la Policía Luis Alberto Erazo Maya fue secuestrado junto con Moreno hará ahora doce años.
Erazo Maya cursó bachillerato con honores en el Colegio San Luis Gonzaga y tras prestar el servicio militar se presentó a policía. Es el primer hijo de un segundo matrimonio y se crío junto con 9 hermanos en la misma finca, donde ahora crece su hija cuidada por la madre del suboficial, quién recibió las últimas pruebas de vida de su hijo en julio de 2007 y hoy la confirmación de que fue hallado vivo.
Fuente Diario "EL MUNDO"
Erazo aunque consiguió salvar la vida, no como sus otros cuatro compañeros de cautiverio, resultó herido. "Se encontraba en una condición bastante, bastante aceptable", dijo el ministro.
El titular de Defensa detalló cómo el suboficial se aproximó a la zona donde trabajaban los efectivos del Cuerpo Técnico de Investigación (CTI) de la Fiscalía que iban a identificar los cuerpos en una zona rural del municipio de Solano, en el selvático departamento de Caquetá.
El sonido de las motosierras que fueron utilizadas para limpiar la vegetación y permitir la entrada de los helicópteros del CTI en la frondosa zona sirvió a Erazo Maya para salir de su escondite y presentarse ante las tropas.
En ese operativo, que había comenzado 45 días atrás, fueron encontrado los cuerpos sin vida del sargento mayor del Ejército José Libio Martínez Estrada y los integrantes de la Policía Nacional: el coronel Edgar Yesid Duarte; el mayor Elkin Hernández Rivas y el intendente jefe Álvaro Moreno. Pinzón detalló que tres de ellos recibieron impactos de bala en la cabeza y el cuarto, que intentaba también huir, en la espalda.
El suboficial de la Policía Luis Alberto Erazo Maya fue secuestrado junto con Moreno hará ahora doce años.
Pruebas de vida
Hace prácticamente cuatro años, en una prube ade vida de Erazo Maya enviada por las FARC el suboficial decía: "A pesar de la prolongada ausencia del silencio, del olvido en el que nos encontramos, aún estoy con vida. Un poco más acabado, pero de todas formas alentado con ganas de seguir viviendo y seguirlos viendo a ustedes", informa eltiempo.com. de Colombia.Erazo Maya cursó bachillerato con honores en el Colegio San Luis Gonzaga y tras prestar el servicio militar se presentó a policía. Es el primer hijo de un segundo matrimonio y se crío junto con 9 hermanos en la misma finca, donde ahora crece su hija cuidada por la madre del suboficial, quién recibió las últimas pruebas de vida de su hijo en julio de 2007 y hoy la confirmación de que fue hallado vivo.
Fuente Diario "EL MUNDO"
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