Primer mes sin bajas para las tropas estadounidenses en Irak, pero el más mortífero en Afganistán
Agosto supuso las dos caras de la moneda para el Ejército de Estados Unidos en Irak y Afganistán. Fue el primer mes desde la apertura del frente iraquí en el que no se registraron bajas de soldados norteamericanos, pero al mismo tiempo el más mortífero entre las filas estadounidenses en territorio afgano, con 66 muertes, que supera el récord de 65 del mes anterior.
El Pentágono dio ayer a conocer esas cifras sin hacer ningún análisis a partir de ellas, indicando que se comparan situaciones con dinámicas distintas. Además, según precisó Angela Furano, portavoz del Ejécito, se trata de hitos relativos. En el caso de Irak, tanto diciembre de 2009 como octubre de 2010 transcurrieron sin que se registraran muertes en combate —aunque sí hubo alguna a resultas de accidentes—, mientras que en Afganistán prácticamente la mitad de las bajas ocurrieron en un mismo atentado —30 combatientes murieron al ser atacado su helicóptero—.
Con todo, analistas de Defensa advierten que el elevado peaje pagado en agosto en la guerra de Afganistán tiene una importancia que el Pentágono no puede ocultar. Las bajas no solo se deben a un incremento de la acción de los talibanes propia de la estación del año, sino que el derribo del helicóptero Chinook que transportaba a parte de una unidad de élite de los Navy Seals supone un salto cualitativo en la capacidad bélica de los insurgentes. Algo preocupante cuando ya ha comenzado la cuenta atrás para la retirada estadounidense.
Falsa tranquilidad
La noticia de un agosto sin soldados de EE.UU. muertos en Irak sigue a un junio que fue el mes más sangriento para el Ejército norteamericano en ese país en los últimos tres años, con quince bajas. Para los iraquíes, en cambio, agosto ha sido el mes más mortífero, con 239 muertos, 155 de ellos civiles y el resto soldados y policías. En total, unos 1.860 iraquíes han fallecido desde comienzos de año.
Desde la invasión de Irak en 2003, han muerto en la guerra 4.464 soldados de EE.UU. La remisión general en el número de fallecidos estadounidenses que se ha venido produciendo en el último periodo se debe, según el Pentágono, al esfuerzo del Gobierno iraquí por hacer frente a las milicias chiís auspiciadas por Irán. También a que el contingente estadounidense se ha ido reduciendo a medida que se ha ido completando una retirada que está a punto de culminar. Aún queda por precisar el exacto número de tropas que permanecerán en el país en labores de adiestramiento de las fuerzas de seguridad iraquíes.
Por lo que se refiere a Afganistán, en junio Barak Obama anunció la retirada de 10.000 soldados estadounidenses entre verano y final de año, cifra a la que se sumarán otros 23.000 antes de septiembre de 2012. La retirada quedará concluida a finales de 2014, aunque el presidente norteamericano no precisó qué contingente de los restantes 68.000 soldados —a comienzos del verano había 101.000— permanecerá en el país para la formación de las fuerzas afganas y para misiones antiterroristas. «Después de esa inicial reducción, nuestras tropas continuarán volviendo a casa a un paso constante a medida que las fuerzas de seguridad afganas toman el mando. Nuestra misión pasará de ser de combate a ser de apoyo. Hacia 2014, el proceso de transición será completado y los afganos serán responsables de su propia seguridad», indicó entonces Obama.
¿Misión cumplida?
La cifra de 33.000 soldados que saldrán en el plazo de un año coincide con los refuerzos que Obama se comprometió a enviar a Afganistán a finales de 2009. Ese incremento de un tercio de la fuerza total buscaba girar una situación prolongadamente adversa. Los refuerzos se destinaron a las provincias sureñas de Helmand y Kandahar, donde en el último año y medio se han registrado importantes victorias sobre los talibanes.
Pero la llegada de la estación más propicia para la guerra en Afganistán ha vuelto a poner de relieve las objeciones levantadas por altos mandos del Ejército, como las del propio general Petraeus, por querer completar una primera gran fase de retirada en septiembre de 2012 y no retrasarla hasta comienzos de 2013.
Fuente Diario "ABC"
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