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miércoles, 23 de febrero de 2011
EL 23-F
El Congreso de los Diputados se viste de gala para celebrar el fracaso del 23-F
Cerca de 150 de los 350 diputados que el 23 de febrero de 1981 estaban en el Congreso cuando entró el general golpista Antonio Tejero volverán hoy a ocupar sus escaños para hacer memoria de aquel día, en un acto que estará precedido por un almuerzo del Rey con los presidentes del Gobierno y de la Cámara Baja y los líderes políticos de entonces.
La conmemoración del fracaso del golpe de Estado de 1981 fue acordada a principios de mes por la Junta de Portavoces del Congreso a instancias del presidente de la Cámara, José Bono. Así, después de la habitual sesión de control al Gobierno de los miércoles, Bono ofrecerá un almuerzo, al que asistirán don Juan Carlos y Rodríguez Zapatero, junto a los líderes políticos más destacados de hace 30 años.
Ya han confirmado su asistencia al almuerzo, que se celebrará en el comedor de gala de la Cámara, el que era presidente del Congreso en esa fecha, Landelino Lavilla; el ex jefe del Gobierno Felipe González; los ponentes constitucionales Manuel Fraga y Miquel Roca; el entonces secretario general del PCE, Santiago Carrillo; y el portavoz parlamentario del PNV en 1981, Marcos Vizcaya.
Tras la comida, alrededor de 150 diputados de la primera legislatura, que fueron testigos directos de la intentona golpista, se darán cita de nuevo en el Congreso para rememorar aquellas 18 horas en las que permanecieron secuestrados. Junto a ellos, medio centenar de periodistas que estaban aquel día en la Cámara.
Una vez finalizado el acto, que incluirá unas palabras del presidente del Congreso, los asistentes se harán una foto de familia en la escalinata de Palacio de las Cortes.
En una carta remitida a los diputados que presenciaron el frustrado golpe, José Bono les invitaba a recordar la fecha y a conmemorar que los 30 años transcurridos desde ese día "han sido un periodo especialmente fructífero para asentar la democracia y la libertad" en España.
De los 350 diputados que estaban sentados en el hemiciclo cuando un grupo de guardias civiles encabezados por Antonio Tejero interrumpió la votación de investidura de Leopoldo Calvo Sotelo todavía quedan muchos en activo, desde el propio Bono, hasta el vicepresidente tercero, Manuel Chaves; los diputados del PSOE Alfonso Guerra, Juan Barranco o José María Benegas o el senador del PP Manuel Fraga.
Otros actos
Hay otros actos programados a fin de rememorar aquella histórica fecha, como un homenaje al general Manuel Gutiérrez Mellado que se celebrará en el Cuartel General del Ejército, al que asistirá la ministra de Defensa, Carme Chacón.
La localidad de Cebreros (Ávila), municipio natal del primer presidente de la democracia y donde se ubica el Museo Adolfo Suárez y la Transición (MAST), acogerá una mesa redonda titulada "Comisión de secretarios de Estado y subsecretarios. El Gobierno provisional durante el 23-F", en la que intervendrá, entre otros, Francisco Laína, que actuó como presidente de la misma.
Para reivindicar la figura de Suárez como personaje clave de la democracia se ha creado precisamente la Plataforma Ciudadana Adolfo Suárez, que será presentada en publico mañana coincidiendo con este trigésimo aniversario. Suárez, que padece una enfermedad neurodegenerativa, se encuentra en la actualidad totalmente apartado de la política.
Un desayuno informativo del Fórum Europa, con Santiago Carrillo y el periodista Juan Oneto, autor de varios libros sobre el 23-F, es otro de los actos programados, en el que se presenta la película "23-F", del director Chema de la Peña, protagonizada por Juan Diego y Paco Tous.
Tejero a Gutiérrez Mellado: '¡Siéntese, diputado!'
El ímpetu con el que el teniente coronel Tejero entró en el Congreso de los Diputados poco después de las 18.23 horas del 23 de febrero de 1981 quedó recogido por las cámaras de televisión que emitían la votación en segunda ronda de la elección como presidente del Gobierno de Leopoldo Calvo Sotelo.
Lo que no se conocía eran las palabras con las que el mando de la Guardia Civil se dirigió a la autoridad de la Cámara, el presidente Landelino Lavilla. "Quítate de ahí", le dijo cuando Lavilla le preguntó "¿Qué ocurre?".
Poco después, cuando el vicepresidente del Gobierno, teniente general Gutiérrez Mellado, se levantó para exigir a los miembros del Instituto Armado que depusiesen su actitud, Tejero le espetó: "¡Siéntese, diputado!".
Estos detalles de lo acontecido el 23-F en el Congreso de los Diputados forman parte del acta que, el 15 de marzo de 1981, realizaron los secretarios de la Cámara Alta -Víctor Manuel Carrascal, Leopoldo Torres, Soledad Becerril y José Bono- y que se ha dado hoy a conocer.
El documento, en el que se explica que para su realización resultaron cruciales las grabaciones facilitadas por TVE y la Cadena Ser, advierte de que "responde a cuanto observaron y escucharon en el curso de los acontecimientos" los secretarios.
Este informe da fe, entre otras cosas, del desprecio con el que Tejero trató a Gutiérrez Mellado. Al referirse a él como "diputado" ninguneaba su doble autoridad: militar, como teniente general, y civil, como vicepresidente del Gobierno.
El documento, de 35 folios, recoge el devenir de aquellas horas cronológicamente. A lo largo de las páginas puede observarse cómo la actitud de los asaltantes evoluciona desde lo que podría tildarse de chulería hasta la casi sumisión cuando, en la mañana del día 24, los hechos ya permitían entender que el golpe había fracasado.
Sirva de ejemplo la transición que protagoniza el propio Tejero: desde el desprecio con el que trata inicialmente a Landelino Lavilla hasta su actitud posterior cuando, a la hora de ordenar la salida de los diputados, se dirige al presidente de la Cámara para, "saludando militarmente", darle las "gracias".
Por el camino, las horas en las que los diputados estuvieron encerrados en el Hemiciclo dieron para numerosas anécdotas probatorias de la tensión que acompañó el asalto y posterior secuestro del Congreso.
'Dispárenme a mí'
A las 8.50 horas del 24 de febrero, Manuel Fraga se levanta de su escaño, baja al centro del Hemiciclo y espeta a Tejero: "¿Puede la Guardia Civil tenernos como a una pandilla de forajidos a tantos hombres indefensos?". Esta actitud de Fraga provoca vivas a la democracia y gritos de apoyo de varios diputados, lo que provoca la entrada de "alrededor de 40 guardias, que portaban sus armas en posición de hacer uso de ellas". En las actas se lee que "se escucha, incluso, el chasquido característico de montar las armas".
Lejos de amedrentarse, Fraga insistió: "Yo ya no aguanto más... Disparen contra mí (abriéndose la chaqueta)". Este gesto del presidente de Alianza Popular provocó que los diputados Cavero Lataille y Álvarez de Miranda le imitasen gritando "dispárenme a mí".
La tensión continúa, y, en un momento de la discusión, Fraga le dice a Tejero: "Le hago notar que me ha puesto la mano encima", a lo que el Guardia Civil le contesta: "¡Las dos!".
Pese a los intentos de Landelino Lavilla por devolver la calma, Fraga no ceja en su postura y, amagando con salir del Hemiciclo, afirma: "Prefiero morir con honra que vivir con vilipendio".
Fuente Diario "EL MUNDO"
A FONDO
EL 23-F
El golpe de Estado del 23 de febrero de 1981 en España, también conocido como 23-F, fue un intento fallido de golpe de Estado perpetrado fundamentalmente por algunos mandos militares, cuyo episodio más conocido fue el asalto al Congreso de los Diputados por un numeroso grupo de guardias civiles a cuyo mando se encontraba el teniente coronel de la Guardia Civil Antonio Tejero, durante la sesión de votación para la investidura del candidato a la Presidencia del Gobierno, Leopoldo Calvo-Sotelo, de la UCD.
El golpe de estado de 1981 se encuentra estrechamente relacionado con los acontecimientos vividos durante la Transición Española. Cuatro elementos generaron una tensión permanente, que el gobierno de UCD no logró contener: los problemas derivados de la crisis económica, las dificultades para articular una nueva organización territorial del Estado, las acciones terroristas protagonizadas por ETA y la resistencia de ciertos sectores del ejército a aceptar un sistema democrático.
Los primeros síntomas de malestar en el ejército tuvieron lugar en abril de 1977, cuando con motivo de la legalización del PCE, el día 9 de ese mismo mes, Sábado Santo, dimitió el almirante Pita da Veiga, ministro de Marina, y el Consejo Superior del Ejército emitió una nota en la que manifestaba su disconformidad con dicha legalización, aunque la acatase. En noviembre de 1978 tuvo lugar la desarticulación de la Operación Galaxia, una intentona golpista, por la cual, su principal responsable, Antonio Tejero, será condenado a siete meses de prisión.
Mientras crece la voluntad golpista en sectores del ejército y de la extrema derecha, el gobierno progresa en el inicio de la década hacia una profunda crisis, que durante 1980 se volverá cada vez más insostenible. Entre los principales acontecimientos destacan la dimisión del ministro de Cultura, Manuel Clavero el 15 de enero, la remodelación del gobierno el 3 de mayo, la moción de censura presentada contra Adolfo Suárez por parte del PSOE los días 28-30 de mayo, la dimisión el 22 de julio del vicepresidente del Gobierno, Fernando Abril Martorell, que produce una nueva remodelación en septiembre, y la elección en octubre de Miguel Herrero y Rodríguez de Miñón como portavoz del grupo parlamentario centrista, candidato alternativo al oficial (Santiago Rodríguez-Miranda) promovido por Suárez.
La debilidad creciente de Suárez en el seno de su propio partido, propicia la presentación de su dimisión como presidente del Gobierno y de UCD el 29 de enero de 1981, en una intervención televisiva, tras la cual, los acontecimientos van a precipitarse. El 1 de febrero, el Colectivo "Almendros" publica en El Alcázar un artículo claramente golpista; del 2 al 4 de febrero, los reyes viajan al País Vasco y visitan la Casa de Juntas de Guernica, donde los diputados de Herri Batasuna les reciben con un fuerte abucheo y varios incidentes, y el 6 de febrero aparece asesinado el ingeniero de la central nuclear de Lemóniz, José María Ryan, secuestrado unos días antes, mientras se sigue sin noticias de otro industrial secuestrado, Luis Suñer.
En medio de este tenso clima, se ponen en marcha los procesos de sustitución de Suárez. Entre los días 6 y 9 de febrero tiene también lugar el II Congreso de UCD en Mallorca, donde el partido aparece descompuesto y es elegido como presidente Agustín Rodríguez Sahagún, y el día 10, Leopoldo Calvo-Sotelo es nombrado candidato a presidente del Gobierno.
En este enrarecido escenario, el día 18, Calvo-Sotelo presentaba su gobierno, pero en la votación del día 20 no obtuvo la mayoría necesaria para la investidura, por lo que debía producirse una nueva votación el día 23, día que elegirían los golpistas para su tentativa de golpe de Estado. Una tentativa en la que iban a confluir las voluntades de un golpe duro, promovido por el capitán general Jaime Milans del Bosch y uno blando promovido por el general Alfonso Armada, en aquel momento hombre de confianza del Rey.
En el golpe del día 23 coinciden las distintas tramas golpistas que operaban desde el inicio de la Transición, mediante una acción coordinada. A las seis en punto de la tarde empieza la votación nominal para la investidura de Leopoldo Calvo-Sotelo como Presidente del Gobierno de España. A las 18:22 horas, cuando iba a emitir su voto el diputado socialista Manuel Núñez Encabo, se inicia la operación "Duque de Ahumada", en referencia al fundador de la Guardia Civil. Según el plan trazado, un grupo de guardias civiles, subfusil en mano, irrumpe en el hemiciclo del Congreso de los Diputados encabezados por el teniente coronel Antonio Tejero. Éste, desde la tribuna, gritó "¡Quieto todo el mundo!" (Sic) y dio orden de que todos se tirasen al suelo.
Como militar de más alta graduación allí presente y como vicepresidente del gobierno, el teniente general Gutiérrez Mellado se levantó y, dirigiéndose al teniente coronel Tejero, increpó a los asaltantes, pidiendo explicaciones y ordenándoles que depusieran las armas. Tras un brevísimo forcejeo y para reafirmar su orden, Tejero efectúa un disparo que es seguido por unas ráfagas de los subfusiles de los asaltantes. Sin inmutarse, con los brazos en jarras, el anciano general soporta el sonido de las armas. Mientras la mayor parte de los diputados han obedecido las órdenes de Tejero, el diputado Carrillo y el presidente Suárez se mantienen sentados en sus escaños. Suárez incluso hace un gesto para ayudar a Gutiérrez Mellado. Durante el asalto, un ayudante de uno de los diputados sufrió un ataque de ansiedad y golpeó a un presente en la nariz.
Pedro Francisco Martín, operador de Televisión Española, grabó casi media hora del momento, aportando al mundo un documento audiovisual de valor incalculable sobre la tentativa de golpe de estado. Con la toma del Hemiciclo y el secuestro de los poderes ejecutivo y legislativo, se intentaba conseguir el llamado "vacío de poder", sobre el cual se pretendía generar un nuevo poder político. Más tarde, cinco de los diputados fueron separados del resto: el aún presidente del Gobierno, Adolfo Suárez González, el ministro de Defensa y presidente de UCD, Agustín Rodríguez Sahagún, el líder de la oposición, el socialista Felipe González Márquez, el segundo en la lista del PSOE, Alfonso Guerra, y el líder del Partido Comunista de España, Santiago Carrillo. Aquella noche es recordada como "la noche de los transistores", debido a que la Cadena SER siguió emitiendo y una buena parte de la población la pasó pegada a la radio siguiendo los acontecimientos.
Sublevación Militar en Valencia
Poco después y siguiendo el plan previsto, se sublevó en Valencia el Capitán General de la III Región Militar, Jaime Milans del Bosch, quien sacó algunas compañías de carros de combate a la calle, desde el puerto de Valencia hasta el centro de la ciudad, donde apuntaban a los edificios institucionales, como el Ayuntamiento o las Cortes valencianas. Declaró el Estado de excepción e intentó convencer a otros militares de secundar la acción. En aquella noche la ciudad estaba rodeada de militares con blindados y otros camiones del ejército que habían salido de las bases de Bétera y Paterna.
A las nueve de la noche, un comunicado del Ministerio del Interior informaba de la constitución de un gobierno provisional con los subsecretarios de todos los ministerios, presidido por Francisco Laína director de la Seguridad del Estado, para asegurar la gobernación del Estado y en estrecho contacto con la Junta de Jefes de Estado Mayor. Entretanto, otro general golpista, Torres Rojas, fracasaba en su intento de suplantar en el mando de la División Acorazada Brunete al general Juste, jefe de la misma, abortándose la pretensión de ocupar los puntos estratégicos de la capital, entre ellos la sede de Radio y Televisión, y la difusión de un comunicado relatando el éxito del golpe.
a negativa del rey a apoyar el golpe permitió abortarlo a lo largo de la noche. El propio monarca (en tanto Sabino Fernández Campo y Alfonso Armada Comín jugaban al gato y al ratón) se aseguró mediante gestiones personales y de sus colaboradores la fidelidad de los mandos militares, aunque algunas fueran ambiguas como por ejemplo la respuesta del capitán general de Baleares Manuel De La Torre Pascual (amigo personal de Pedro Mas Oliver, teniente coronel ayudante de campo de Milans del Bosch) al presidente del entonces ente balear pre-autonómico (CGI) Jeronimo Alberti: Estamos atentos pero tranquilos, aunque dispuestos a sacar las tropas a la calle, si la situación lo requiere. También destacó la actitud del presidente de la Generalidad de Cataluña, Jordi Pujol, quien poco antes de las diez de la noche transmitía a toda España por las emisoras de Radio Nacional y Radio Exterior una alocución donde llamaba a la tranquilidad. Hasta la una de la noche tuvieron lugar gestiones desde el Hotel Palace, en los alrededores del Congreso, lugar elegido como centro de operaciones por el general Aramburu Topete, entonces director general de la Guardia Civil y el general Sáenz de Santa María, a su vez director general de la Policía Nacional.
El monarca también contó con la ayuda de Sabino Fernández Campo, en aquel momento secretario general de la Casa del Rey, y que ayudó al rey realizando llamadas a diversos sectores militares como capitanías generales, estado mayor, etc.
Por allí también deambuló el general Alfonso Armada, parte del plan golpista, quien pretendía sibilinamente, simulando negociar con los asaltantes, proponerse como solución de compromiso. Su secreto plan de golpe emulando al general francés De Gaulle, fracasa al negarse Tejero a que presidiera un gobierno del que también formarían parte socialistas y comunistas. Más tarde, descubiertos sus planes, sería relevado de su puesto de Segundo Jefe del Estado Mayor del Ejército por su implicación en la trama golpista.
A la medianoche, Alfonso Armada se presentó en el Congreso con un doble objetivo: convencer al teniente coronel Tejero para que depusiera su actitud y asumir él mismo el papel de jefe del Gobierno a las órdenes del Rey, en actitud claramente anticonstitucional. Pero Armada, siendo la "autoridad competente" esperada por Tejero no le propone una junta militar presidida por Milans, o un gobierno en el que Milans fuera ministro de defensa, sino una lista de políticos de todos los partidos, con Felipe González como vicepresidente del Gobierno y entre los representantes del Partido Comunista al mismo Santiago Carrillo, que formarían un gobierno de concentración presidido por él. "Yo no he asaltado el Congreso para esto" le respondió airadamente Tejero. Tras una agria discusión, el teniente coronel despachó violentamente al general Armada sin dejar que se dirigiera a los diputados. Perdida toda opción sobre su "solución", Armada salió del palacio de las cortes refiriéndose a Tejero: "este hombre está completamente loco".
A la una y catorce minutos de la madrugada del día 24 de febrero, el Rey intervino en televisión, vestido con uniforme de Capitán General de los Ejércitos para situarse contra los golpistas, defender la Constitución española, llamar al orden a las Fuerzas Armadas en su calidad de Comandante en Jefe y desautorizar a Milans del Bosch. A partir de ese momento el golpe se da por fracasado. Milans del Bosch, aislado, canceló sus planes a las cinco de la mañana y fue arrestado, mientras que Tejero resistió hasta el mediodía del 24. Sin embargo, ya durante la mañana del día 24 fueron liberados los diputados.
Nada más producirse el asalto al Congreso, el golpe fue condenado con toda dureza por los países de la Comunidad Económica Europea (más tarde, Unión Europea), con quienes España estaba negociando una adhesión que se produciría finalmente en 1986. De entre todos los estados miembros conviene destacar por su energía la protesta del Reino Unido y especialmente la entonces Primera Ministra, Margaret Thatcher, que calificó la sublevación militar como "un acto terrorista".
Estados Unidos
Por su parte, Estados Unidos se mantuvo oficialmente neutral en cuanto al proceso. Sin embargo, durante el juicio, Tejero afirmó que "tanto el gobierno de EE.UU. como el Vaticano habían sido sondeados por el general Armada". Tras la entrada de Tejero en el Hemiciclo, el Secretario de Estado norteamericano, el general Alexander Haig, se limitó a decir que "El asalto al Congreso de los Diputados es un asunto interno de los españoles",[1] lo que le valió severas críticas internacionales. Una vez fracasado el golpe Estados Unidos cambió el tono de sus declaraciones radicalmente: "Tenemos que congratularnos de que en España haya triunfado la democracia"
Vaticano
Según Santiago Carrillo, el Vaticano "también conocía lo que iba a pasar". El día 23 el episcopado español se encontraba reunido en asamblea plenaria, pero no realizó declaraciones hasta el día 24, cuando condenó el golpe ya fracasado. También según Carrillo, un asistente a la asamblea, que no era obispo sino cura, trató de conseguir que ese mismo día la asamblea hiciera una declaración contra el golpe y a favor de la Constitución, pero no lo logró
Vaticano
Según Santiago Carrillo, el Vaticano "también conocía lo que iba a pasar". El día 23 el episcopado español se encontraba reunido en asamblea plenaria, pero no realizó declaraciones hasta el día 24, cuando condenó el golpe ya fracasado. También según Carrillo, un asistente a la asamblea, que no era obispo sino cura, trató de conseguir que ese mismo día la asamblea hiciera una declaración contra el golpe y a favor de la Constitución, pero no lo logró
El papel del CESID
Asimismo, no ha sido suficientemente aclarado el papel desempeñado por el comandante del entonces denominado CESID, hoy Centro Nacional de Inteligencia, José Luis Cortina, absuelto en el juicio por falta de pruebas, si bien el capitán Gómez Iglesias, un subordinado suyo, fue condenado por organizar la llegada de los guardias civiles asaltantes al Congreso utilizando vehículos, placas de matricula falsas y equipos de transmisiones pertenecientes a la escuela de agentes operativos del CESID.
Tres meses antes del golpe de estado del 23-F, el CESID avisó al presidente del Gobierno y a algunos de sus ministros de una serie de operaciones en fase de maduración para torcer el curso de los acontecimientos políticos.... Pero el plan del que se daban más detalles –y al que los autores del documento concedían un alto grado de viabilidad e incluso le ponían fecha: primavera de 1981- consistía en forzar la dimisión de Adolfo Suárez como jefe del Gobierno y asegurar el apoyo parlamentario de UCD y PSOE a un nuevo presidente, que sería “un general con respaldo, pero no protagonismo político, del resto de la estructura militar”, a fin de configurar un “Gobierno de gestión o de salvación nacional”
Por su parte, el general Carlos Alvarado confesó tras la prescripción de los delitos juzgados por el 23-F su participación en el intento de golpe de estado.
El Elefante Blanco
La identidad del popularmente conocido como "Elefante Blanco", el militar promotor del golpe al que Tejero esperaba en el Congreso para hacerse cargo del gobierno y que nunca apareció, no ha trascendido y sigue siendo un misterio. Entre los nombres apuntados se encuentran los de Alfonso Armada, Milans de Boch partícipes conocidos en el golpe. Según otros, como Manuel Gutiérrez Mellado, el elefante blanco era el general De Santiago.
Condenados
Los treinta condenados en el juicio fueron los siguientes:
Miembros de las Fuerzas Armadas
1. Jaime Milans del Bosch y Ussía. Teniente General y Capitán General de la III Región Militar. Condenado a 30 años.
2. Alfonso Armada y Comyn. General de División y 2º Jefe del Estado Mayor del Ejército de Tierra. Condenado a 6 años, ampliada a 30 por el Tribunal Supremo (TS), indultado en 1988.
3. Luis Torres Rojas. General de División y Gobernador Militar de La Coruña. Condenado a 6 años, ampliada 12 por el Tribunal Supremo (TS), indultado en 1988.
4. Diego Ibáñez Inglés. Coronel de Ingenieros y 2º Jefe de Estado Mayor de la III Región Militar. Condenado a 5 años, ampliada a 10 por el TS.
5. José Ignacio San Martín López. Coronel de Artillería y Jefe de Estado Mayor de la División Acorazada Brunete. Condenado a 6 años, ampliada a 10 por el TS.
6. Pedro Mas Oliver. Teniente Coronel de Infantería. Condenado a 6 años.
7. Camilo Menéndez Vives. Capitán de Navío de la Armada. Condenado a 1 año.
8. Ricardo Pardo Zancada. Comandante de Infantería. Condenado a 6 años, ampliada a 12 por el TS, indultado en 1989.
9. Carlos Alvárez-Arenas y Pardina. Capitán de Infantería. 3 años de suspensión de empleo.
10. José Pascual Gálvez. Capitán de Infantería. 3 años de suspensión de empleo.
11. Francisco Dusmet García-Figueras. Capitán de Infantería. 2 años de suspensión de empleo.
12. José Cid Fortea. Capitán de Intendencia. 2 años de suspensión de empleo.
Miembros de la Guardia Civil
1. Miguel Manchado García. Coronel. Condenado a 6 años, ampliada a 8 por el TS.
2. Antonio Tejero Molina. Teniente Coronel. Condenado a 30 años.
3. Vicente Gómez Iglesias. Capitán. Condenado a 6 años.
4. Jesús Muñecas Aguilar. Capitán. Condenado a 5 años.
5. José Luis Abad Gutiérrez. Capitán. Condenado a 5 años.
6. Enrique Bobis González. Capitán. Condenado a 3 años.
7. Francisco Acera Martín. Capitán. Condenado a 3 años.
8. Carlos Lázaro Corthay. Capitán. 3 años de suspensión de empleo.
9. Juan Pérez de la Lastra. Capitán. 3 años de suspensión de empleo.
10. César Alvárez Fernández. Teniente. Condenado a 1 año.
11. Pedro Izquierdo Sánchez. Teniente. Condenado a 1 año.
12. Vicente Ramos Rueda. Teniente. Condenado a 1 año.
13. Santiago Vecino Núñez. Teniente. Condenado a 1 año.
14. Miguel Boza Carranco. Teniente. Condenado a 1 año.
15. Jesús Alonso Hernaiz. Teniente. Condenado a 1 año.
16. José Núñez Ruano. Teniente. 1 año de suspensión de empleo.
17. Vicente Carricondo Sánchez. Teniente. 1 año de suspensión de empleo.
Civiles
1. Juan García Carrés. ex dirigente de los Sindicatos Verticales franquistas. Condenado a 2 años.
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