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jueves, 6 de enero de 2011
EL ACORAZADO Admiral Graf Spee ( I I I ) PARTE
La víspera del 13 de diciembre, el Admiral Graf Spee se aproximó a 150 millas de la costa brasileña, poniendo a continuación proa al sudoeste para alejarse de ella a velocidad de crucero. Se proponía cortar la ruta de los buques comerciales que alcanzaban Buenos Aires y Montevideo desde el nordeste y el este. Hacía media hora que había amanecido cuando el vigía del acorazado alemán alertó: "¡Remates de mástiles a proa!".
En la mañana de aquel día de diciembre de 1939, el Graf Spee estaba a unos 500 kilómetros de la costa frente al estuario del Río de La Plata. Los vigías oteaban el horizonte desde la amanecida y uno de ellos dio alarma de mástiles en el horizonte. El Graf Spee estaba camuflado con ondas blancas en sus líneas de aguas y un esquema de camuflaje para simular un crucero inglés.
El comandante de guardia, sorprendido de ver mástiles y no humo, ordenó despertar al capitán. El vigía creyó avistar un crucero y dos destructores. El comandante Langsdorff ordenó zafarrancho de combate y a cubrir puestos de combate; creía tener a la vista la avanzada de protección de un convoy. Como el Graf Spee era superior a esas naves y el objetivo estaba acorde con las directivas dadas, decidió combatir, para luego hundir el convoy. Pronto Langsdorff descubrió su error: el pretendido crucero era un buque de 10.000 toneladas, inferior al acorazado alemán únicamente en el calibre de su artillería: seis piezas de 203 mm contra otras tantas de 280 mm. Los otros dos navíos, que habían sido tomados por destructores, eran cruceros ligeros que disponían entre ambos de dieciséis cañones de 152 mm. Se trataba de la fuerza naval del comodoro Harwood y los tres buques eran los cruceros Exeter, Ajax y Achilles. Harwood decidió dividir sus fuerzas para atacar al acorazado alemán desde diversos puntos y dispersar los fuegos del mismo.
Langsdorff decidió aplastar a sus adversarios uno a uno y concentró sus fuegos sobre el más poderoso y peligroso de ellos: el crucero pesado Exeter. A las 06:16 fueron disparados los primeros cañonazos desde los montajes triples de 280 mm del Admiral Graf Spee, y tres minutos después fueron contestados por el Exeter. La distancia se había acortado sensiblemente y no rebasaba los 15.000 m. Las dos naves intercambiaban un rápido y nutrido fuego. El Exeter fue tocado, lo cual fue advertido por el Admiral Graf Spee gracias a las llamas y la densa humareda que salía de él. Algunos proyectiles del Exeter también habían alcanzado al acorazado alemán. El primero destruyó completamente la cocina, así como la red de agua potable de la nave. Otros dieron en el compartimiento de torpedos, averiaron el puesto de dirección de tiro antiaéreo y demolieron algunos camarotes. Hubo muertos y heridos. Pero los daños en el Admiral Graf Spee eran mínimos comparados con el infierno desencadenado en el Exeter. En menos de una hora recibió más de cien proyectiles. Cinco de sus seis piezas fueron silenciadas.
El comodoro Harwood, que había efectuado una vasta maniobra con el Ajax y el Achilles, se acercó a toda velocidad para participar en el combate y socorrer a su buque en peligro. La primera salva que realizó impactó en el Admiral Graf Spee, destruyendo una pieza de 150 mm y matando a todo su personal. A pesar de la superioridad de fuego del acorazado alemán, los dos cruceros ligeros ingleses acribillaron al acorazado. Langsdorff decidió concentrar su fuego sobre los cruceros ligeros Ajax y Achilles, que no se encontraban a más de 8.000 m. Otro disparo del acorazado dio de lleno en las dos torres de popa del Achilles; las cuatro piezas de 152 mm fueron silenciadas. Finalmente, los cruceros británicos se apartaron. En este instante, Langsdorff tenía el combate en sus manos, pero debido a falta de información efectiva sobre sus resultados, la cantidad de bajas y pensando que estas unidades eran una avanzada de otras mayores, decidió no acabar con los sobrevivientes y se envolvió en humo y se alejó a toda máquina hacía la costa.
Luego de salir del alcance de los poderosos cañones de 280 mm del acorazado, el comodoro Harwood decidió seguir al acorazado, tratando de no perderlo de vista.
Los resultados del combate para el Graf Spee fueron 56 muertos y 20 impactos; los daños eran relativamente menores, pero habían mermado su provisión de municiones. Fue entonces cuando el acorazado alemán se dirigió hacia el Río de la Plata y entró al Puerto de Montevideo (Uruguay). El gobierno uruguayo ofreció una estadía de 72 horas, que debía emplear para la reparación de la nave con sus propios medios o la internación al término de la misma.
El Almirantazgo británico se convenció de que la fuerza de Harwood no podría impedir que el acorazado se abriera paso hacia el océano y decidió reemplazar al Exeter por el pesado Cumberland. Sin embargo, como se hallaba en las Islas Malvinas, aunque navegase a toda velocidad no podría ganar la embocadura del Río de la Plata antes del 17 de diciembre, es decir, tres días más tarde. La fuerza compuesta por el Renown y el Ark Royal, muy superior al Admiral Graf Spee, se encontraba a la altura de Pernambuco, 2.500 millas al norte, y antes de llegar a la desembocadura del Río de la Plata tenía que reabastecerse de combustible, por lo que su intervención antes de una semana, estaba descartada.
Por tanto, la diplomacia y los servicios secretos ingleses entraron a conjugar un sesudo plan para engañar a los alemanes respecto de su situación.
Continuará./..
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