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lunes, 22 de febrero de 2010
GUERRA DE LA INDEPENDENCIA, EL ASEDIO DE ZARAGOZA 1808-1809 ( I )
PROLOGO
La Guerra de la Independencia española fue un conflicto armado surgido en 1808 por la oposición de España a la pretensión del emperador francés Napoleón I de instaurar y consolidar en el trono español a su hermano José Bonaparte, en detrimento de Fernando VII de España, desarrollando un modelo de Estado inspirado en los ideales bonapartistas.
Una vez más, Aragón fue escenario principal de una guerra no buscada; la guerra de la Independencia.
Tuvo unas secuelas muy duraderas. Unos creían en el nacimiento del liberalismo constitucional, otros, la lucha popular en defensa de la tradición política absolutista.
Las noticias del levantamiento contra los franceses en Madrid el 2 de Mayo, rápidamente se conocieron en Zaragoza, donde labradores adinerados, comerciantes, algún noble y varios miembros de la burguesía zaragozana, comenzaron a preparar el levantamiento contra Godoy y "afrancesados". Propusieron esta sublevación a José Rebolledo de Palafox y Melci, un brigadier recién llegado a la ciudad.
A continuación y defendiendo como representante del Rey Fernando, la soberanía que le había sido usurpada en Bayona aceptó el cargo.
Ya en los asedios la carencia de estrategia militar (hay que recordar que era guardia de corps), la suplió con creces demostrando su valentía en los combates y sabiendo rodearse en todo momento de excelentes colaboradores.
El carácter espontáneo de la sublevación contra el invasor fue aumentado por un fuerte sentimiento nacionalista, la unión entre paisanos y militares y la importancia simbólica y estratégica de la conquista de Zaragoza, explica la ferocidad de los combates.
El ejército estaba fundido con la población y en la vida urbana, sin retaguardia y con mala intendencia los defensores resistieron hasta última hora, esperando la llegada de refuerzos que nunca llegaron.
Los generales franceses hinchados de victorias en Europa, no podían permitir que una ciudad se interpusiese en su avance hacia el interior y levante español.
Comprendieron rápidamente que la batalla tenia un simbolismo importante y objetivos poco comunes. La defensa de Zaragoza era un combate de desgaste y en cierto modo suicida. Desde el primer momento sabían que los bombardeos y asaltos destruirían la ciudad, causando muchas bajas en la población civil.
Hasta entonces los combates eran en campo abierto, con gran movilidad de infantería y caballería. Pero Zaragoza fue diferente, se luchó desde y dentro de las casas, en sus habitaciones y tejados, también en las calles preparadas por los defensores con trincheras y barricadas.
Parte de los ciudadanos pensaba que la defensa era inútil teniendo delante un ejército tan poderoso, asumían la conquista de la ciudad y esperaban tiempos mejores. Por contra, los defensores a ultranza los acusaban de traidores, poco patriotas y de no defender a sus familias y haciendas.
Este episodio de la guerra de Independencia es parte de la historia de Zaragoza.
ESPAÑA A PRINCIPIOS DEL SIGLO XIX
Dentro de la monarquía española, la revolución francesa de 1789 se había convertido en verdadero temor a lo novedoso, igualmente la iglesia influyente en el pueblo defendía los "valores eternos".
En 1792 apareció en escena un joven guardia de corps, Manuel Godoy. Tras el fracaso de los ministros Floridablanca y Aranda en la forma de llevar las relaciones con Francia.
Godoy, estaba respaldado por los Reyes de España. Carlos IV y Mª Luisa, quienes lo elevaron a primer ministro. Sus enemigos comentaban que era el favorito de la Reina en el sentido mas amplio de la palabra.
La aristocracia no se fiaba de un noble provinciano y de baja condición, el clero lo despreciaba mas todavía ya que desamortiza parte de sus bienes para financiar la guerra de Convención y por su discrepancia contra la Inquisición.
La propaganda que hicieron estos dos poderes sobre las clases populares fue una maniobra contra su persona. Si bien, Godoy, en su política interior era de pensamiento ilustrado y en la exterior busca la amistad con Francia desde 1795.
Estos acontecimientos, fueron aprovechados por un hombre que salió de su retiro en 1807. El Príncipe de Asturias, Fernando, primogénito de los Reyes quien, para llegar al poder necesitaba quitar de en medio al primer ministro. Para conseguirlo, precisaba que sus padres los Reyes, retirasen la confianza a Godoy.
Un grupo de nobles de su generación apoyó desde el primer momento los planes de Fernando, la intriga palaciega era el elemento perfecto.
Sin embargo, fueron descubiertos y juzgados en el llamado proceso del Escorial en octubre de 1807,no obstante, fueron tratados muy benévolamente por Carlos IV.
Los planes de Napoleón respecto a España se hacían mas claros. En febrero, con el pretexto de enviar tropas a la flota francesa en Cádiz, avanzó varios cuerpos de ejército hacia Madrid. Al principio fueron bien recibidos por los españoles, creyendo que iban a proteger al futuro Rey Fernando VII.
Si bien, los Reyes y Godoy veían los acontecimientos de otra manera. Sospechaban que Napoleón quería apoderarse del país ,e intentaron huir a América para no ser presos del Emperador. Pero los guardias de corps que los escoltaban eran devotos de Fernando y enemigos de Godoy, esta situación les impidió irse de Aranjuez.
Los guardias y la muchedumbre fueron sabiamente manejados por falsos campesinos. Siendo uno de ellos, el conde de Montijo. Asaltaron la noche del 17 de marzo la residencia de Godoy , cayendo en manos de los alborotadores, tuvo suerte de salvar su vida ya que intercedió Fernando por orden de los Reyes.
Carlos IV tuvo que desposeer a su primer ministro el 18 de Marzo de títulos y dignidades. Fue encarcelado y custodiado por José Palafox, que en ese momento ya era guardia de Corps. El Rey CarlosIV y por temor a la multitud, abdica en favor de su hijo, desde ese instante seria para los españoles Fernando VII "el deseado".
El nuevo Rey entró en Madrid aclamado por el pueblo, el 24 de Mayo de 1808. Inmediatamente mandó mensajeros a Napoleón para pedir la mano de una de sus sobrinas. Fernando VII buscaba con empeño ser reconocido Rey de España por el Emperador. Napoleón que seguía adelante con sus planes de invasión, convenció al nuevo Rey para que viajase a Bayona con el objeto de encontrarse con el. Al parecer nadie advirtió nada sospechoso en el arriesgado viaje. Al llegar a Bayona, Fernando VII fue hecho prisionero y obligado a retirarse.
Mientras, las tropas francesas en España, se hicieron dueñas de las ciudades más estratégicas. Los españoles que en un principio las consideraban amigas, fueron cambiando a una clara agresividad.
ZARAGOZA, 1808
La capital del reino de Aragón, con sus 55.000 habitantes estaba construida por una red de calles estrechas y sombrías, esparcida de plazuelas. Contaba con ocho puertas; Puerta Sancho, Portillo, Carmen (es la única que queda), Santa Engracia, Quemada, Sol, Ángel y San Idelfonso. Sus muros o murallas eran la unión que formaban las casas con tapias y cercados en jardines y huertos. Construidos con cal y canto, tierra o ladrillos. A simple vista, la defensa de la ciudad era completamente nula, haciendo de Zaragoza una ciudad abierta.
Contaba con dieciséis conventos de monjas y veinticuatro de frailes, algunos de los cuales eran hermosas masas arquitectónicas con relevante valor artístico. Por desgracia, unos cuantos fueron destruidos durante los asedios. En la orilla izquierda del Ebro al otro lado del puente de Piedra, se situaba el Arrabal de Altabas con sus fértiles huertas y sus dos monasterios. La ciudad en sus afueras estaba rodeada de extensos campos de olivos.
Por su parte este, transcurre el río Huerva que desemboca en el Ebro. Posee de unas lomas estratégicamente situadas; la de Torrero, Casablanca y Buena Vista, por cuyo pie discurre el Canal Imperial de Aragón y que fueron muy bien aprovechadas por los franceses para bombardear a placer la ciudad.
Su orgullo eran las dos iglesias catedrales, La Seo y El Pilar, sobre todo esta última. Contaba con dos hospitales, el de Convalecientes y Nuestra Señora de Gracia. Siendo prestigiosos y caritativos, acogiendo toda clase de enfermos e incluso dementes. Sus médicos tenían merecida fama en toda Europa.
La Real Academia de Bellas Artes de San Luis promovía la industria artesanal, fomentando mano de obra cualificada. La economía de la ciudad se basaba en la agricultura, ganadería y comercio.
La ciudad publicaba gaceta y diario. Para distracción de la población disponía de plaza de toros y un teatro. Era sede de la Capitanía General así como de magistrados, arzobispos, regidores, nobleza y ricos propietarios con sus lujosos palacios. La sociedad, como en el resto de España era feudal e inculta, solo una pequeña minoría era ilustrada. La Real Sociedad Económica Aragonesa de amigos del País, trataba de innovar con poco éxito, pues chocaba con el clero y los claustrales de la Universidad con su conservadurismo.
La guarnición de la plaza era escasa, la formaba un Estado Mayor con 113 jefes y oficiales. La mayoría no residía en Zaragoza, por ser ya veteranos o estar enfermos. La tropa, estaba formada por una compañía de fusileros con 178 hombres, una partida de 383 soldados y 157 reclutas, que estaban repartidos en pueblos y puntos de la provincia.
El castillo de la Aljafería (para los franceses de la Inquisición) estaba situado en los extramuros de la ciudad. Su recinto, guardaba el arsenal más importante de la ciudad con 25.000 fusiles y 80 piezas de artillería, la mayoría procedentes de la campaña contra la Convención Francesa.
CRISIS Y DESCONCIERTO
La situación general del pueblo era de malestar, que terminaba de vez en cuando en motines. El desabastecimiento y la especulación del grano en 1776, había llevado a los habitantes de las ciudades de Aragón a un motín difícil de olvidar.
Existía una desconfianza popular hacia la modernidad de los ilustrados y reformistas, partidarios del libre mercado y hacia las autoridades que permitían estos abusos. Continuó la situación con una gran crisis de cosechas en 1801-04, los precios se dispararon, así como los impuestos. El más impopular era el del vino. El aguante del pueblo se acrecentó en el mercado de Zaragoza.
El intendente de la ciudad Garciny (Godysta),fue recibido en el mercado por verduleras y fruteras arrojándole parte de su mercancía. En otros lugares tampoco fue bien acogido. Debido a estos sucesos obtuvo una licencia a principios de abril, que aprovechó para marcharse con su familia a la Corte sin regresar jamás a Zaragoza. La población había echado a la segunda autoridad de Aragón, se conversaba con una libertad nunca conocida, incluso colocaban carteles contra las autoridades, sin embargo, faltaba un líder que fuese respetado por todos.
Como es sabido Carlos IV abdicó a favor de su hijo Fernando, si bien, todavía la administración era mandada por fieles a Godoy. En Aragón, política y militarmente gobernaba el capitán general Guillelmi. El 5 de mayo informa a la población con un bando mandado por el tío de Fernando VII, notificando lo ocurrido en Madrid el día 2 y solicitando la buena armonización con las tropas francesas.
Ente tanto en Bayona y llamado por Napoleón, Fernando VII es obligado a renunciar a la corona de España a favor de José, hermano del emperador.
Palafox, pertenecía a la camarilla del Rey Fernando, siendo en ese momento brigadier de los guardias de corps. Estaba cumpliendo ordenes custodiando a Godoy después de su captura en Madrid, para entregarlo a los franceses en la frontera. Se sospecha que el Marques de Castelar convenció a Palafox, para que pasase junto con otros guardias a Bayona y exponerle al Rey Fernando lo ocurrido, a la vez que pedirle instrucciones. Siendo estas, la de sublevar Aragón contra los franceses pidiendo la libertad del Rey.
Palafox ya de regreso, se encontró con el Conde de Montijo y planearon el rescate del Rey Fernando, estableciendo postas por el camino hasta llevarlo a Zaragoza. Su tío Don Antonio, seria interceptado en Tolosa (Guipúzcoa), por tropas españolas y escoltado también a la ciudad.
Para desgracia de los rescatadores, fueron descubiertos por los agentes de Napoleón. Intensamente buscados por Irún y perseguidos por los gendarmes, teniendo que escapar por atajos y despoblados hasta llegar a Zaragoza el 12 de Mayo.
Sin perder tiempo, Palafox, se entrevistó con el capitán general Guillelmi, exponiéndole las instrucciones del Rey Fernando y pidiéndole que se adhiera al alzamiento contra los franceses. Sin embargo, no consiguió convencerle, incluso le amenazo con arrestarle. Visto que de Guillelmi no conseguía nada, intento buscar apoyo en un familiar de los Palafox; el Conde de Sastago, para formar con ellos y otros individuos una Junta de militares, nobles y ciudadanos adinerados.
El vecindario no tenía representación ya que recelaban armarlos, según esta Junta, podrían ser igual o peor que las tropas francesas. Su objetivo era movilizar a los habitantes, para usurpar las esferas de poder a las autoridades nombradas por Godoy y sustituirlas por fieles a Fernando. Que en su nombre, debían levantar Aragón contra los franceses. Entre tanto, Palafox presionado por el capitán general, decidió refugiarse en la Alfranca, finca de unos parientes, a la espera de acontecimientos.
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