Reportajes
miércoles 8 de abril de 2015
Número: 05
Reservistas voluntarios: un sueño hecho realidad
O bien en su día ya pasaron por las Fuerzas Armadas; o bien fue con lo que habían soñado siempre, pero las circunstancias de la vida lo impidieron; o bien han sentido ahora interés por conocer la vida militar... Sea cual sea la razón, el caso es que todos ellos tienen un denominador común: su “atracción” por la vida castrense. Y hacerse reservista voluntario ha colmado esta aspiración; ha convertido su sueño en realidad.
Por este motivo, el primer día de marzo, un grupo de 28 aspirantes a reservista voluntario (ARV ) se incorporaron al Centro de Formación de Tropa (CEFOT) nº 2, en San Fernando (Cádiz). De ellos, 10 de la categoría de oficial, 12 de suboficial y 6 de tropa. En total, 25 hombres y 3 mujeres.
Por este motivo, el primer día de marzo, un grupo de 28 aspirantes a reservista voluntario (ARV ) se incorporaron al Centro de Formación de Tropa (CEFOT) nº 2, en San Fernando (Cádiz). De ellos, 10 de la categoría de oficial, 12 de suboficial y 6 de tropa. En total, 25 hombres y 3 mujeres.
Los aspirantes a reservistas voluntarios (ARV) se instruyen en el Centro de Formación de Tropa nº 2
La instrucción NBQ forma parte del programa de formación
Este fue el colofón de un proceso que comenzó antes, ya que los aspirantes seleccionados iniciaron su incorporación a las Fuerzas Armadas con un periodo de formación militar previa, no presencial. Después fue cuando desembar- ormación militar específica, estos hombres y mujeres corroboraron su compromiso con las Fuerzas Armadas con el juramento o promesa ante la Bandera. Este fue el colofón de un proceso que comenzó antes, ya que los aspirantes seleccionados iniciaron su incorporación a las Fuerzas Armadas con un periodo de formación militar previa, no presencial.
La formación de los ARV incluye conocimientos teóricos y prácticos
Después fue cuando desembarcaron en el CEFOT para vivir una experiencia única: «Ha estado muy por encima de mis expectativas», asegura la aspirante Mónica Navarro, quien ha tenido que «aprender desde cero». Sin embargo, esta ARV explica que nada le ha costado especialmente, «porque puedes preguntar cualquier duda a los instructores y hay compañeros que tienen experiencia previa y te ayudan mucho».
Tras ser evaluados, los aspirantes prometieron o juraron Bandera
Los ARV reciben también clases teóricas sobre diversas materias
«De 1995 a 1998 estuve en la Armada. El Ejército es otro mundo, pero me he adaptado bien. Estoy en forma y aguanto el ritmo sin problemas. Lo que más me ha gustado ha sido el compañerismo y cómo los mandos se adaptan a lo que somos».
«Siempre quise ser militar pero no pude por no tener la estatura requerida. Por mi formación en prevención de riesgos laborales, creo que puedo ser útil en el Ejército. He contado con el favor de mis compañeros, que me decían: “¡Vas a hacer la mili!”».
Fui militar de tropa profesional durante casi diez años y no me podía aguantar... Las cosas han cambiado un poco desde entonces, pero eso no impide que aquí seas referencia para los demás compañeros; ellos te preguntan, tú les ayudas... Es bonito».
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