Si la Historia Militar o de las Fuerzas de Seguridad, te apasiona. Si la Militaría es tu afición. Si quieres conocer la Historia, sin valorar ideas ni convicciones políticas, sin tendencias, sin manipulaciones. La Historia Militar, sólo la vivida por sus principales protagonistas, los SOLDADOS que la han padecido.



¡Seguro que te gustará este Blog!


domingo, 11 de enero de 2015

EL CAPITAN DE TANQUES DONALD RECHARDSON Y SU TRIPULACIÓN DEL "FRAY BENTOS II"

- Acción blindada de leyenda: La tripulación tanquista más laureada de la Gran Guerra-

Hoy hablaremos de la tripulación tanquista más laureada de la Gran Guerra y como fueron capaces de aguantar en tierra de nadie durante 72 horas sin apenas munición, sin comida y sin agua. Por supuesto nos referimos al "Frey Bentos" y su épica histórica en líneas generales a través de la biografía del comandante de aquel famoso tanque, Donal Richardson...
Richardson, Donald. Un héroe de la Primera Guerra Mundial, nada más y nada menos. La Historia del arma blindada comenzó en Inglaterra y el capitán Richardson escribió una de las páginas más memorables con los primitivos carros blindados de la Primera Guerra Mundial. ¿Quién era Donald Richardson? Sabemos que nació en la ciudad de  Nothingam, entre los años 1880 y 1900. Después de participar en la Batalla de Passchendaele donde Donald Richardson conseguiría la Cruz Militar (la segunda condecoración más importante del Imperio Británico, justo por debajo de la Cruz Victoria) junto con sus hombres el 22 de agosto de 1917 participaría también en la batalla de Cambrai.
En esta batalla, producida entre el 20 de noviembre y 7 de diciembre de 1917 los británicos utilizaron una gran cantidad de tanques para tratar de romper las defensas alemanas, la llamada Línea Hinderburg. Considerada la primera batalla en la que se utilizó por primera vez el arma acorazada, con un total de 476 tanques británicos involucrados en la misma. El capitán Richardson comandó otra compañía blindada a bordo de otro Mark IV llamado Fray Bentos II. Los británicos consiguieron  una victoria pírrica sobre los alemanes, dado que estos cedieron una pequeña franja de terreno a un gran coste de vidas humanas y de vehículos blindados. 179 tanques fueron destruidos, inmovilizados o capturados por los alemanes, principalmente gracias al fuego de artillería. Hay que decir que a pesar de ser una victoria sin importancia estratégica si lo fue moral, dado que dejó patente que las defensas alemanas no eran invulnerables.


EL MOMENTO HISTÓRICO

La guerra en el Frente Occidental lleva estancada varios años. Con el inicio de la Primera Guerra Mundial en Europa y el fracaso de los planes de las Potencias Centrales y de los Aliados para terminar la guerra antes de la navidad de 1914 la guerra se ha detenido. Nace un nuevo término totalmente desconocido hasta la fecha: la guerra de tricheras.
Los soldados de los dos bandos se protegen en profundas tricheras cavadas sobre la tierra húmeda, mientras que los piojos, las ratas y las enfermedades además del fango y la suciedad hacen prácticamente la vida insorportable para los soldados. Esto parece que va cambiar con el desarrollo de una nueva arma: han nacido los carros blindados.
Los alemanes se han retirado y se han fortalecido en sus posiciones. Los alemanes se convierten en auténticos maestros en la creación búnkeres y posiciones defensivas fuertemente armadas, haciéndolas prácticamente inexpugnables. A pesar de tener excelente pelotones de asalto los alemanes han perdido una gran cantidad de oficiales lo que parece imposibilitarles la preparación de grandes ofensivas. Los oficiales son experimentados militares con una importante formación por lo que las bajas no son repuestas con la misma rapidez que en las filas británicas o francesas, por lo que no es raro ver a sargentos o cabos realizando las tareas supuestamente dependientes del rango de oficial.
La ofensiva está manos de los aliados, más con la caída de Rusia, por lo que apremia lanzar una nueva operación contra las posiciones alemanas. La Batalla de Passchendaele o la tercera Batalla de Ypres tuvo lugar entre junio y noviembre de 1917. El objetivo de los británicos, franceses y belgas es tratar de recuperar el control de la ciudad belga de Ypres. Psschendaele se convierte en un importante punto estratégico, dado que el control de esta ciudad es vital para el Cuarto Ejército Alemán, dado que forma parte de su sistema de suministros. Capturando la ciudad se pondrá en serios problemas a una gran cantidad de soldados alemanes. Los británicos y francesas lanzaran todas las fuerzas disponibles para conseguir su objetivo a un coste brutal… 400.000 bajas. Y por supuesto, los primeros tanques comienzan a llegar al Frente y a participar en los asaltos a las posiciones enemigas, pero al ser usados en pocas cantidades, su papel no jugó una importancia a tener en cuenta.

EL SUCESO

22 de agosto de 1917. 8 tanques Mark IV se preparan para atacar las líneas alemanas como punta de lanza. La unidad blindada está al mando del Capitán Donald Richardson, un veterano oficial de infantería reconvertido en oficial tanquista. A pesar de que ha sido profesor y ha entrenado a varias promociones de tanquistas esta es su primera acción de combate a bordo de un carro blindado. Sus hombres están nerviosos. Se aprecia la tensión en sus rostros.
¿Qué rendimiento podrán ofrecer los pesados y lentos Mark IV? ¿Serán capaces de aguantar los impactos de las balas y bombas enemigas? Dudas que muy pronto serán resueltas, pero la preocupación es algo que la tripulación del Fray Bentos, el tanque que liderará el ataque y bajo el mando del capitán Richardson, tiene. Los ocho tripulantes se muestran inquietos pero su oficial al mando les tranquiliza:
<¡Será un paseo muchachos!>
Se oyen risas. Las risas liberan la tensión y el humor de la tripulación mejora.  Están listos. Apenas ha amanecido. El conductor, el teniente George Hill arranca el tanque y comienzan a moverse. El objetivo es un grupo de granjas en la zona que han sido reforzadas con cemento que los alemanes han convertido en búnkeres.  Los 8 tanques se ponen en marcha, mientras que la infantería comienza a desplegarse alrededor de los lentos mastodontes que ponen rumbo hacía las granjas ocupadas por los alemanes a su velocidad punta de 14 kilómetros por hora.
Las cadenas resuenan en el interior del tanque a pesar del estridente sonido del motor , y el vehículo continúa su viaje hacia delante. El terreno no es el mejor desde luego. Ha llovido recientemente y todo  el desierto paisaje entre las líneas alemanas y británicas (la llamada tierra de nadie) está salpicada de lodazales y cráteres producidos por las bombas. De pronto comienzan los problemas. Algunos tanques de los 8 se quedan atrapados en el barro y no son capaces de continuar su avance. El piloto apenas puede ver nada a causa del humo levantado por las piezas de artillería alemanas que comienzan a disparar. Hill informa que apenas ve nada por lo que el capitán se ofrece a ocupar su lugar mientras el teniente trata de ver algo a través de la mirilla. Hill accede  pero  antes de abandonar su puesto  observa los destellos de una ametralladora que dispara contra ellos  y las esquirlas de las balas que impactan contra el chasis del tanque le ciegan. De pronto el vehículo acelara hacia delante porque Hill ha pisado el acelerador de forma accidental , y en ese momento el tanque se inclina forma peligrosa hacia la derecha porque ha topado con un gran cráter producido por un proyectil de gran calibre. El tanque no tiene tracción por lo que no es capaz de avanzar.  Colocando una madera debajo de las cadenas es posible sacar el tanque de aquel atolladero, pero obviamente hay que hacerlo desde fuera, una tarea sencilla pero que en ese momento hay que llevarla a cabo bajo intenso fuego enemigo.
Un soldado se presenta voluntario para ello, pero justo en el momento en el que abandona el tanque es abatido por una certera ráfaga de ametralladora.  Otro soldado se ofrece voluntario para la misma misión sabiendo que el estar allí detenidos supone su muerte. Richardson ordena salir pero con una ametralladora que tenían en el interior del tanque para cubrir al soldado mientras realiza la peligrosa tarea.
Son las 06:45 de la mañana cuando el propio capitán y el teniente trataban de colocar la ametralldora sobre el tanque (aún estaban dentro del mismo) cuando un proyectil cayó cerca de ellos. Los fragmentos del mismo se esparcieron  por todas partes, hiriendo a Richardson, y al teniente Hill incluso a pesar de estar dentro del vehículo. El soldado no hay tenido tanta suerte, dado que un gran fragmento ha impactado en su pecho, matándolo en el acto mientras con una mano sujetaba la escotilla. La escotilla se cierra y se oyé un golpe sobre el vehículo, el cadáver del soldado.
En menos de 15 minutos la ofensiva británica ha resultado desbaratada, los soldados de infantería huyen recibiendo numerosas bajas dejando atrás a los 8 tanques Mark IV atrapados en el barro, incluyendo al Frey Bentos. La totalidad de la tripulación está herida y ya han perecido dos hombres.
Parecía que la situación no aprecia empeorar, cuando en ese momento la artillería alemana comienza a disparar directamente contra ellos. El tanque recibe varios impactos, hundiendolo en el lodo ya de forma irremediable.  La inclinación del tanque sobre el cráter es tal que no puede utilizar ninguna de sus armas contra los alemanes salvo una de las ametralladora Lewis que aún tiene inclinación suficiente para disparar a los alemanes. A pesar de los impactos de artillería el tanque se encuentra protegido en cierta forma por el cráter dado que de su superestructura solamente  una pequeña  parte era visible desde las trincheras alemanas, haciendo que fuera más difícil de impactar por la artillería.



La situación pareció tranquilizarse por la tarde dado que las baterías alemanas dejaron de disparar. Otro de los artilleros se ofreció voluntarios para salir fuera con el equipo pertinente para intentar desatascar al tanque. Richardson aceptó pero al intentar abrir la puerta trasera se dieron cuenta que esta estaba atascada por el cadáver de Brandy, el artillero que anteriormente había intentado la misma acción. Estaban atascados, y ahora además estaban atrapados.

La única via de salida era la puerta de la izquierda que miraba directamente contra el enemigo.  Trataron de hacer fuerza para abrir de nuevo la escotilla trasera sin éxito. Un impacto de proyectil atravesó el fino blindaje del tanque y una esquirla impactó en uno de los artilleros que también resulto gravemente herido. A través de la poca visibilidad de la que disponen a través de sus puestos de observación ven como los alemanes están preparando un ataque contra su tanque dado que observan como varios soldados alemanes comienzan a prepararse para salir de sus posiciones defensivas y cargar contra ellos.  Uno de los artilleros de la única ametralladora Lewis operativa comenzó a abrir fuego contra los alemanes.  Los disparos de la ametralladora consiguieron dispersar al enemigo después de producir varias bajas.  El calor comienza a ser sofocante dentro del tanque que no cuenta con ningún sistema de refrigeración. Es tarde y el sol del pleno agosto hace que las temperaturas comienzen a ser bastante altas en el interior del vehículo blindado.  Las escasas raciones de las que disponían,  galletas y algo de carne enlatada, ya han sido consumidas.

¿Puede ir peor? Por supuesto. Los alemanes han comenzado a abrir fuego contra el tanque con morteros y los disparos en elíptica comienzan a impactar en el tanque, por lo que se podría decir que comienzan a recibir fuego prácticamente desde todas partes.
Mientras esto ocurre, por la tarde comienzan a recibir impactos de fusil de sus propias líneas, dado que piensan que el tanque ha sido abandonado y algunos lo utilizan como blanco para sus entrenamientos. De pronto también comienzan a recibir impactos de artillería.. ¡¡británica!! Los británicos han abierto fuego contra el tanque para destruirlo, para evitar así que caiga en manos enemigas. Richardson y sus hombres lamentan  la situación pero aún así no se dan por vencidos… pese a todo… siguen con vida.  Había que hacer algo antes de que los británicos volaran por los aires el Fray Bentos. El sargento Missen se ofreció voluntario para salir e informar en las líneas británicas. A  Donald le pareció  una buena idea por lo que cuando la noche cayó y estaba lo suficientemente oscuro, el sargento se deslizó por la puerta de la derecha y corrió  hacia las posiciones británicas consiguiendo entregar el mensaje: la tripulación del Fray Bentos está herida y dentro del tanque.
¿Qué podría ir mal durante la noche? Si por la noche los supervivientes  que estaban dentro de aquella caja de acero habían experimentado altas temperaturas cercanas a los 45º centígrados, por la noche sería todo lo contrario. El horno se había convertido en un frigorífico y la tripulación trató de mantenerse caliente con las escasas mantas disponibles, durmiendo todos juntos para darse calor mutuamente y evitar así el no morir a causa de las bajas temperaturas aunque apenas pudieron conciliar el sueño, dado que sabían que  los alemanes podrían atacar de noche y destruirlos con una mina. En los primeros instantes del día siguiente, los adormilados soldados se despertaron sobresaltados cuando alguien abrió la puerta izquierda del tanque. Era un soldado alemán con una granada en la mano.
Richardson que estaba despierto haciendo guardia disparó su revolver matando inmediatamente al aleman, pero tanto la granada como el soldado cayeron en el interior del tanque. En ese momento uno de los tripulantes cogió la granada y la lanzó al exterior pero fue herido en el hombro a causa de la explosión pues unas esquirlas impactaron sobre él. Sabiendo que los alemanes ahora estaban determinados a matarles intentaron abrir la puerta trasera de nuevo (la que estaba atorada con el cadáver de su compañero muerto el día anterior). Hicieron un esfuerzo sobre humano y consiguieron dejar el espacio suficiente como para poder disparar un arma. Al menos tenían algo de visión en su parte trasera. Era mejor que nada.
También decidió abrir de par en par su puerta derecha para tener visión frontal, dado que era mejor que ser sorprendidos de nuevo por soldados alemanes. Dos alemanes se dirigían hacia el tanque cargados con una caja entre los dos en el momento en el que Richardson abrió la puerta. Estos, al ver al oficial británico emprendieron la huida. Ahora, además de luchar contra el hambre, el calor, la sed, el dolor de las heridas, los soldados alemanes y el fuego de artillería tendrían que luchar contra la gravedad, dado que la puerta de 5 kilos debía ser sujetada para impedir que esta se cerrara. Era un esfuerzo sobrehumano, pero era eso o la muerte.
Esa misma mañana decidierion combatir la sed con el agua que tenían dentro del radiador del tanque, el único agua al que tenían acceso en aquella complicada situación.  Por la tarde uno de los soldados observó movimiento enemigo en la parte trasera del tanque pero estaban lejos del alcance de la ametralladora por lo que abrieron fuego con un rifle. Sintieron el impacto de varias balas sobre la puerta trasera pero no hubo que lamentar heridas o muertos. Tras un breve intercambio de disparos los alemanes parecieron retirarse de nuevo.  
La noche cayó de nuevo y en torno a la 1 de la madrugada volvieron a detectar movimiento enemigo en su retaguardia.  Esperaron a que alguno de los dos bandos lanzaran alguna bengala para confirmar que efectivamente eran soldados alemanes, dado que sin confirmación no abririan fuego. De pronto una begala proveniente de las trincheras británicas iluminó la zona y pudieron confirmar que eran soldados alemanes por lo que la ametralladora que aún podían utilizar dio buena cuenta de ellos. Los supervivientes huyeron.
Tras este susto decidieron utilizar bengalas durante toda la noche a intervalos regulares para evitar una nueva sorpresa.  A la maña siguiente los alemanes dicierion de una vez por todas destruir a la tripulación de aquel tanque por lo que lanzaron un ataque frontal de infantería. Los británicos dispararon desde dentro del tanque de las armas de las que disponían a través de la pequeña puerta abierta, consiguiendo detener el avance enemigo, y estos se retiraron tras recibir gran cantidad de bajas. Ya no disponían de agua en el radiador por lo que decidieron que ya era momento de retirarse a pesar de las heridas sufridas. Sin agua, sin comida, heridos y con la munición que menguaba día tras día ya no tenía sentido alguno mantener la posición y además parecía que los británicos no tenían intención alguna de acudir en su rescate.
Tras decidir esto los morteros alemanes volvieron a abrir fuego, impactando en varias ocasiones en el tanque, pero sin producir heridas a los supervivientes.  Al amparo de la noche decidieron salir todos y retirarse a posiciones británicas. Cuando ya estaban todos fuera, uno de los soldados fue alcanzado por fuego enemigo, muriendo en el acto. Finalmente el Capitán Richardson consiguió poner a salvo a los supervivientes, entregando a los soldados que les recibieron las dos ametralladoras Lewis que habían conseguido salvar del tanque para que no cayeran en manos enemigas. Una vez que las entregó a la infantería cayó desmayado a causa del terrible esfuerzo al que se había sometido durante aquellos tres días.

Algunas fuentes hablan que solamente el Fray Bentos sufrió una baja en su tripulación de 8 tripulantes, pero está claro que al menos sufrieron  de dos a tres bajas entre  las que no se encontraban sus dos oficiales, el capitán Donald Richardson y el alférez George Hill. La tripulación del Fray Bentos es la tripulación más condecorada en el ejército británico durante la Primera Guerra Mundial, dado que la tripuaclión consiguió Dos Medallas de Conducta Distinguida y 4 Cruces Militares.

 

No hay comentarios: