Si la Historia Militar o de las Fuerzas de Seguridad, te apasiona. Si la Militaría es tu afición. Si quieres conocer la Historia, sin valorar ideas ni convicciones políticas, sin tendencias, sin manipulaciones. La Historia Militar, sólo la vivida por sus principales protagonistas, los SOLDADOS que la han padecido.



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lunes, 8 de diciembre de 2014

INMACULADA CONCEPCIÓN PATRONA DE LA INFANTERIA ESPAÑOLA

INFANTERÍA

El mejor amigo del infante es la bota. El fusil también, claro, la novia y todo eso, pero las botas amigo, ¡ay las botas!
Porque el infante utiliza como único y principal vehículo para moverse el reconocido, todo terreno, fiable y de fácil sustitución y reparación, Coche de San Fernando – un ratito…-, de fabricación nacional, de buen cuero de vaca abulense o de por ahí, con suela duradera de goma claveteada.

Luego hay jeeps y cosas de esas, pero al final, cuando se acaban los bombazos de los artilleros -¡la madre que los parió!-, y los carros de la Caballería han hecho migas todo lo que había por delante y un poco más por si las moscas, incluso si los tíos ésos de los aviones pasan rasantes y achicharran hasta al apuntador, aunque vayas en transportes blindados en los que dentro te das con todas y cada una de las esquinas, tornillos y ventanitas de los huevos, con todo eso junto, y con drones -¡ojito con la rima!-, con radares y cámaras que descubren hasta el color del tinte que usa la amante del enemigo de turno, con mandos unificados, con sesudos Estados Mayores venga pintarrajear los mapas de colorines y discutir mucho que si la cota Tal o acullá, con todo eso y más, al final, cuando el humo se disipa y queda solamente barro y -con perdón- mierda, allí la que va, allí la que tiene que estar, es la infantería.
Esa es su faena, su trabajo. Ya saben, Llegar, combatir, morir y vencer… 
Marchar kilómetros bajo sol, lluvia, nieve y viento, cargados con el equipo -¡cómo pesa!-, con la munición, con las raciones. O con la puñetera placa del mortero, o con la “máquina”, o con la mochila del compañero que resopla monte arriba con el suboficial pegando voces que, por sí solas, ya valdrían para espantar a cualquier enemigo. 

Marchar, un pie delante, luego el otro… Marchar… Las botas ardiendo, el fusil como un plomo, los brazos molidos, las piernas rotas… Marchar… Buscar el contacto, encontrar al contrario: Fuego, Movimiento y Choque… ¡Alcornoque!
Falanges, Legiones, Tercios Viejos… Infantería.
Hombres hombro con hombro en mitad de la locura, camaradas peleando y muriendo juntos, gritando de miedo, de rabia y de valor, ensangrentados y cubiertos de barro. 
Entre el polvo del desierto, en selvas ignotas, en cubiertas de navíos y de galeras cuajadas de arena sanguinolenta, en despeñaderos y barrancas, en blocaos anónimos, en lodazales y pantanos, hombres unidos peleando, con las uñas y los dientes, hombres y sólo hombres, cara a cara, sin más distancia que la de una bala o una bayoneta.

Bajo el sol, la lluvia, el frío y el viento… Contra quién venga, formando el cuadro, cuando se acaben los artefactos y de nada sirva la tecnología, ¡que nadie se acojone ni se espante!, porque siempre nos quedará la vieja y leal infantería.

© A. Villegas Glez. 2014

Dedicado a los infantes de ayer, de hoy y de mañana.
Abrazos Rojigualdos compañeros
¡¡¡FELIZ PATRONA, INFANTERÍA!!!

INFANTERÍA

El mejor amigo del infante es la bota. El fusil también, claro, la novia y todo eso, pero las botas amigo, ¡ay las botas!

 Porque el infante utiliza c...omo único y principal vehículo para moverse el reconocido, todo terreno, fiable y de fácil sustitución y reparación, Coche de San Fernando – un ratito…-, de fabricación nacional, de buen cuero de vaca abulense o de por ahí, con suela duradera de goma claveteada.
Luego hay jeeps y cosas de esas, pero al final, cuando se acaban los bombazos de los artilleros -¡la madre que los parió!-, y los carros de la Caballería han hecho migas todo lo que había por delante y un poco más por si las moscas, incluso si los tíos ésos de los aviones pasan rasantes y achicharran hasta al apuntador, aunque vayas en transportes blindados en los que dentro te das con todas y cada una de las esquinas, tornillos y ventanitas de los huevos, con todo eso junto, y con drones -¡ojito con la rima!-, con radares y cámaras que descubren hasta el color del tinte que usa la amante del enemigo de turno, con mandos unificados, con sesudos Estados Mayores venga pintarrajear los mapas de colorines y discutir mucho que si la cota Tal o acullá, con todo eso y más, al final, cuando el humo se disipa y queda solamente barro y -con perdón- mierda, allí la que va, allí la que tiene que estar, es la infantería.

 Esa es su faena, su trabajo. Ya saben, Llegar, combatir, morir y vencer…

Marchar kilómetros bajo sol, lluvia, nieve y viento, cargados con el equipo -¡cómo pesa!-, con la munición, con las raciones. O con la puñetera placa del mortero, o con la “máquina”, o con la mochila del compañero que resopla monte arriba con el suboficial pegando voces que, por sí solas, ya valdrían para espantar a cualquier enemigo.
 
Marchar, un pie delante, luego el otro… Marchar… Las botas ardiendo, el fusil como un plomo, los brazos molidos, las piernas rotas… Marchar… Buscar el contacto, encontrar al contrario: Fuego, Movimiento y Choque… ¡Alcornoque!

 Falanges, Legiones, Tercios Viejos… Infantería.

 Hombres hombro con hombro en mitad de la locura, camaradas peleando y muriendo juntos, gritando de miedo, de rabia y de valor, ensangrentados y cubiertos de barro.

 Entre el polvo del desierto, en selvas ignotas, en cubiertas de navíos y de galeras cuajadas de arena sanguinolenta, en despeñaderos y barrancas, en blocaos anónimos, en lodazales y pantanos, hombres unidos peleando, con las uñas y los dientes, hombres y sólo hombres, cara a cara, sin más distancia que la de una bala o una bayoneta.
 
Bajo el sol, la lluvia, el frío y el viento… Contra quién venga, formando el cuadro, cuando se acaben los artefactos y de nada sirva la tecnología, ¡que nadie se acojone ni se espante!, porque siempre nos quedará la vieja y leal infantería.
 
© A. Villegas Glez. 2014
Dedicado a los infantes de ayer, de hoy y de mañana.
Abrazos Rojigualdos compañeros
 
 
 
 ¡¡¡FELIZ PATRONA, INFANTERÍA!!!

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