Un adolescente es adoctrinado en una mezquita británica para unirse a la yihad
Día 25/06/2014 - 01.11h
Iba a estudiar informática, pero el imán del barrio le enroló para Siria

reuters
Captura de un vídeo difundido la semana pasada en el que varios terroristas de nacionalidad británica y australiana llaman a la yihad
Ali Kalantar, un británico musulmán de 18 años, viajó a Siria junto con dos amigos de la ciudad de Coventry (centro de Gran Bretaña) el pasado mes de marzo. Aún no ha regresado y las sospechas de su padre, Rahim, cada vez cobran más fuerza. Su hijo ha pasado a engrosar las filas de la milicia del Estado Islámico de Irak y Levante(EIIL).
Ali planeaba ingresar en la universidad el próximo mes de septiembre para estudiar informática. Sin embargo, el imán de la mezquita a la que acudía a realizar la oración vespertina parece haberle apartado de ese camino para siempre. «Mi dolor es ilimitado y la preocupación por mi hijo me asuela cada minuto. Estoy seguro de que el imán los ha animado a emprender este camino. Alguien le lavó el cerebro, porque no era así», declaró un consternado progenitor, al programa Newsnight de la BBC.
Las autoridades británicas estiman que más de 450 británicos han sido reclutados por las milicias del EIIL que cuenta con una significativa presencia en Irak y Siria. El Consejo Musulmán de Gran Bretaña ha admitido su «preocupación» por la situación y lanzado un llamamiento: «Quienes han partido a la yihad son una minoría muy pequeña, pero nuestra comunidad debe unirse en un momento con éste y demostrar a los jóvenes que hay un camino mejor».
Todo apunta a que Ali habría volado desde Birmingham a Turquía, vía Frankfurt, antes de poner rumbo a Siria con Rashed Amani, un estudiante de empresariales en la Universidad de Coventry, y otro joven. El padre de Rashed relató la impotencia que sintió después de que varios miembros de la familia se desplazaran a la frontera de Turquía con Siria sin obtener ningún resultado. «Después de 15 o 16 días, no lo encontraron», explicó.
El viaje sin retorno de Ali y sus dos amigos no constituye un caso aislado. El pasado viernes saltaron las alarmas después de que se emitiera un vídeo de 13 minutos de duración titulado «No hay vida sin la yihad». En él, tres jóvenes musulmanes británicos llaman a filas a sus compañeros yihadistas. El Gobierno de David Cameron se ha visto obligado a buscar medidas para contener la fuga de jóvenes radicales hacia Oriente Medio.
«Mirad a vuestro alrededor, sentaos cómodamente y preguntaos a vosotros mismos: «¿Es así cómo queréis morir?»», inquiere con perfecto acento el «hermano británico» Nasser Muthana, identificado como muyahidín del EILL. «Definitivamente, si os sacrificáis por Alá, Alá os dará 700 veces más de lo que tenéis».
Muthana, de 20 años, es un estudiante de Medicina en Cardiff y ha sido identificado por su propia familia, que también vio partir a su hijo menor, Assef, de 17 años. La familia ha emitido un comunicado en el que asegura que desconocía que su hijo se había unido a las filas del EIIL, aunque reconoce que llevaba varios meses en paradero desconocido.
Salto cualitativo
Charlie Cooper, investigador de la Quilliam Foundation y especialista en el radicalismo islámico, ha advertido en declaraciones a «The Independent» de que el vídeo en cuestión es un salto notorio en la propaganda usada hasta ahora para reclutar jóvenes yihadistas: «EILL sabe perfectamente el efecto que esto puede tener en los países occidentales. Si eres un joven musulmán y te sientes ligeramente perdido en el mundo, es fácil dejarte seducir por una llamada como ésta».
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