La Policía aumenta los controles aleatorios a vehículos en busca del pederasta en serie
- Se llevan a cabo en Ciudad Lineal, Hortaleza y San Blas en el marco de la «operación Candy»
En estos distritos, los agentes han incrementado de forma exponencial los controles aleatorios a vehículos, según fuentes policiales. No se centran en ningún coche en particular ya que los testimonios aportados por las víctimas difieren e impiden centrarse en un modelo. Ni siquiera coincidieron en el color del vehículo, lo que complicó este hilo del que podrían haber tirado los agentes para acotar la identificación de sus propietarios. Por supuesto, las descripciones aportadas por una de las menores también se tienen en cuenta e, inevitablemente, muchos agentes no dudan en parar los vehículos que responden a esa descripción. Algunas fuentes policiales criticaban ayer que este tipo de actuaciones sólo tenían una medida disuasoria que, si bien dificultaría los movimientos del agresor o sus intenciones de volver a cometer un nuevo delito, deja en un caso bastante remoto la posibilidad de que el individuo vuelva a frecuentar la zona y, menos aún, en cualquiera de los vehículos que puede haber utilizado.
La investigación capitaneada por el Servicio de Atención a la Familia (SAF) de la Policía Nacional, donde se integra el Grume (Grupo de Menores) comenzó cribando a los agresores sexuales que habían salido recientemente de prisión y aquellos que habían contado con permisos penitenciarios los días de las agresiones. Se trató de comprobar si tenían coartada para aquellos días, según fuentes policiales. Otro de los extremos que tantearon los agentes fue preguntar en las farmacias de la zona si algún cliente de ciertos medicamentos tranquilizantes coincidía con ciertas características. Los medicamentos se los suministra a las niñas lo antes posible para que no recuerden los lugares donde han estado y lo menos posible su rostro. Las cámaras de videovigilancia de la zona ha sido otro de los puntos que no ha dado demasiados frutos. El agresor, conocedor de esta circunstancia, ha aprovechado en sus actuaciones para recoger y dejar a las niñas en lugares donde no hay comercios (bancos, joyerías o boutiques) ni edificios institucionales con sistemas de videovigilancia.
Uno de los extremos que los últimos días se ha barajado es la posibilidad de que se trate de un pedófilo que acumule y sea consumidor de material pornográfico sobre menores, por lo que se podrían rastrear posibles identidades partiendo de operaciones policiales ya realizadas, según las mismas fuentes. Otro de los puntos que han dificultado la investigación es la posibilidad de que el individuo no resida en su zona de actuación. Podría acudir al lugar, que conoce muy bien, a buscar a sus víctimas y lleve a cabo los abusos en un piso de la zona al que sólo acuda a cometer el hecho delictivo. En cualquier caso, los expertos coinciden en que es casi seguro que el individuo se mueve como pez en el agua por el lugar y, sino en al actualidad, trabaja o ha vivido muchos años por la zona. La delegada del Gobierno señaló este martes que el individuo conocía «bien» las técnicas de investigación policial. Hasta el momento, no ha cometido ningún error sustancial y no ha sido posible su identificación.
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