Un hombre acuchilla a un militar en París y se da a la fuga
El Gobierno francés eleva el nivel de alerta de las fuerzas de seguridad
El soldado, cuya vida no corre peligro, realizaba una patrulla antiterrorista
Miguel Mora París 25 MAY 2013 - 19:19 CET1703
Un militar francés que realizaba una patrulla antiterrorista de rutina ha sido agredido esta tarde por un hombre que portaba un arma blanca en la entrada de una frecuentada estación de cercanías del barrio financiero y comercial de La Défense, muy cerca del centro de París.
Según fuentes oficiales, el agresor, descrito como un hombre de 30 años, ha intentado acuchillar en el cuello al militar, y tras producirle una herida cerca de la carótida se ha dado a la fuga. El militar, de 25 años, y que según aseguró un jefe policial “sangró de forma abundante”, ha sido atendido por los servicios de emergencia y trasladado al hospital militar de Percy. Su vida no corre peligro.
La agresión se produjo a las 17.54 en la entrada de la estación de transporte regional (RER) de La Défense, a escasos metros del popular centro comercial de Quatre-Temps. El soldado, perteneciente al 4º Regimiento de zapadores de Gap, iba uniformado y patrullaba con dos compañeros en una misión del programa antiterrorista Vigipirate, que Francia mantiene activo desde que en enero pasado empezó la intervención armada en Malí.
Un portavoz policial ha explicado que el agresor "se acercó corriendo y por la espalda al militar, hiriéndole a nivel de la nuca con un cuchillo o un cúter". Tras la agresión, el asaltante ha salido corriendo en dirección al centro comercial. Horas después, el hombre seguía libre, aunque las autoridades confiaban en poder identificarle con rapidez gracias a las grabaciones de las cámaras instaladas en el lugar de los hechos.
El diario Le Parisien, que ha sido el primero en dar la noticia en su página web, afirma que la policía ha descrito al agresor como “un hombre de aspecto norteafricano, de unos 30 años, barbudo, vestido con un blusón negro y una chilaba de color claro”. Pero, a partir de ese momento, las autoridades han sido más cautas y no han confirmado ningún detalle sobre el aspecto o la identidad del asaltante. Según Le Monde, el sospechoso vestía un jersey beige y llevaba la cabeza cubierta con un gorro blanco.
La agresión, en pleno día y en un lugar abarrotado de gente, ha hecho pensar en una réplica fallida del atentado ocurrido el miércoles pasado en el sur de Londres, cuando dos islamistas asesinaron en la calle a un militar británico. El presidente de la república, François Hollande, no quiso confirmar que se tratara de un atentado. Desde Addis Abeba, donde se encontraba en visita oficial, Hollande ha señalado: “Todavía no conocemos las condiciones ni las circunstancias ni siquiera la identidad del agresor. Tenemos que manejar todas las hipótesis, y no creo que en este momento se pueda establecer un vínculo [con el atentado de Londres]”. Pero el presidente añadió: “Pedimos a todos nuestros soldados, incluidos los de Vigipirate, que eleven todavía más su atención y su vigilancia”.
Por su parte, el ministro del Interior, Manuel Valls, ha afirmado que “la agresión fue muy violenta, lo que puede hacer pensar en un atentado parecido al de Londres”, pero ha pedido más tiempo para poder confirmar la tesis del atentado. “Estaremos vigilantes, porque desde hace meses el terrorismo está tomando formas nuevas que debemos ser capaces de afrontar”.
Hace un año, Francia asistió conmocionada a los siete asesinatos de Mohamed Merah, un joven islamista nacido en Toulouse y radicalizado en viajes a Afganistán y Pakistán que acabó con la vida de tres militares franceses y cuatro miembros de la comunidad judía, tres de ellos niños. En los últimos meses, la intervención militar en Malí ha elevado el nivel de alerta de las fuerzas de seguridad francesas.
Esta semana, varios grupos terroristas que operan en el Sahel redoblaron las amenazas contra los intereses de Francia y sus aliados. El sábado, en entrevista con El PAÍS, Manuel Valls reconoció que hay al menos 120 ciudadanos franceses combatiendo en la guerra de Siria, y que París ve con inquietud el momento de su regreso a casa.La fiscalía antiterrorista de Francia asume la investigación del ataque al soldado
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La policía francesa busca “intensamente” al agresor de París
La novia del herido afirma que fue alcanzado “a dos centímetros de la carótida”
Aunque los investigadores no quieren confirmar todavía si fue un acto terrorista o la acción de un loco, la policía francesa sigue hoy buscando “intensamente”, han dicho fuentes oficiales, al hombre que el sábado atacó con un arma blanca a un joven militar de la misión antiterrorista Vigipirate que patrullaba por el intercambiador de transportes situado bajo la explanada de La Défense, cerca del centro de París.
Pese a la prudencia oficial, los primeros indicios y las reacciones de las instituciones indican que, con mucha probabilidad, fue un ataque terrorista más o menos inspirado, si bien de forma chapucera y casera, en el brutal atentado que dos integristas nigerianos protagonizaron el miércoles pasado en el sur de Londres. La fiscalía antiterrorista se hizo cargo del caso el sábado por la noche, mientras los ministerios de Defensa e Interior reiteraban que serán “implacables” en la lucha contra el terrorismo.
Según confirmaron fuentes oficiales, el agresor del soldado, descrito como un hombre de unos 30 años, intentó acuchillar en el cuello al militar, y tras producirle una herida cerca de la carótida se dio a la fuga. El soldado se llama Cédric Cordier, tiene 23 años –dos menos de los que se dijo en principio-, y se recupera de sus heridas en el hospital militar de Percy à Clamart.
Su novia, llamada Amélie, de 22 años, ha explicado este domingo a la radio RTL que el joven había pasado la noche muy inquieto y que estaba “traumatizado” por lo ocurrido. “No está tranquilo, a las cuatro de la mañana entró un enfermero en la habitación y se incorporó de repente porque pensaba que era el agresor que venía a terminar su trabajo”, ha contado.
La muchacha ha añadido que su novio “tuvo mucha suerte, porque la herida está a solo dos centímetros de la carótida, y podía haber muerto”. Los médicos que reconocieron al militar, ha precisado la joven, dijeron que la herida fue producida “probablemente” por un cúter.
La búsqueda del asaltante promete ser difícil. Los agentes policiales han cruzado hoy las grabaciones de las numerosas cámaras de seguridad instaladas en el lugar –un gigantesco espacio subterráneo lleno de tiendas y de entradas y salidas a la red de metro y cercanías- con los testimonios recogidos tras el ataque para tratar de identificar al agresor.
De momento, lo que ha trascendido es que las versiones de los testigos son contradictorias y confusas, tanto sobre el aspecto como sobre la indumentaria del asaltante. Lo poco que parece seguro es que el agresor es un hombre muy alto, de 1,90 de estatura, que llevaba barba, un jersey claro y un pantalón negro, y que actuó a gran velocidad y por la espalda. Según el fiscal de Nanterre, Robert Gelli, el individuo “se acercó por detrás al militar, intentó acuchillarle el cuello con un arma blanca y luego desapareció entre la muchedumbre sin decir palabra”.
La mecánica del asalto no resulta del todo desconocida para las fuerzas de seguridad. El 7 de mayo, un gendarme resultó herido de una puñalada en la garganta por un hombre que entró en la comisaría de Roussillon (Isère) al grito de “Alá, Alá”. El agresor, definido como un “desequilibrado” por la Gendarmería, se negó a soltar el arma y fue neutralizado por un agente que le disparó a las piernas.
En los últimos meses, la intervención militar en Malí ha mantenido alto el nivel de alerta de los servicios antiterroristas francesas; y a raíz del atentado de Londres, Defensa e Interior habían decidido redoblar la vigilancia.
Pese a la prudencia oficial, los primeros indicios y las reacciones de las instituciones indican que, con mucha probabilidad, fue un ataque terrorista más o menos inspirado, si bien de forma chapucera y casera, en el brutal atentado que dos integristas nigerianos protagonizaron el miércoles pasado en el sur de Londres. La fiscalía antiterrorista se hizo cargo del caso el sábado por la noche, mientras los ministerios de Defensa e Interior reiteraban que serán “implacables” en la lucha contra el terrorismo.
Según confirmaron fuentes oficiales, el agresor del soldado, descrito como un hombre de unos 30 años, intentó acuchillar en el cuello al militar, y tras producirle una herida cerca de la carótida se dio a la fuga. El soldado se llama Cédric Cordier, tiene 23 años –dos menos de los que se dijo en principio-, y se recupera de sus heridas en el hospital militar de Percy à Clamart.
Su novia, llamada Amélie, de 22 años, ha explicado este domingo a la radio RTL que el joven había pasado la noche muy inquieto y que estaba “traumatizado” por lo ocurrido. “No está tranquilo, a las cuatro de la mañana entró un enfermero en la habitación y se incorporó de repente porque pensaba que era el agresor que venía a terminar su trabajo”, ha contado.
La muchacha ha añadido que su novio “tuvo mucha suerte, porque la herida está a solo dos centímetros de la carótida, y podía haber muerto”. Los médicos que reconocieron al militar, ha precisado la joven, dijeron que la herida fue producida “probablemente” por un cúter.
La búsqueda del asaltante promete ser difícil. Los agentes policiales han cruzado hoy las grabaciones de las numerosas cámaras de seguridad instaladas en el lugar –un gigantesco espacio subterráneo lleno de tiendas y de entradas y salidas a la red de metro y cercanías- con los testimonios recogidos tras el ataque para tratar de identificar al agresor.
De momento, lo que ha trascendido es que las versiones de los testigos son contradictorias y confusas, tanto sobre el aspecto como sobre la indumentaria del asaltante. Lo poco que parece seguro es que el agresor es un hombre muy alto, de 1,90 de estatura, que llevaba barba, un jersey claro y un pantalón negro, y que actuó a gran velocidad y por la espalda. Según el fiscal de Nanterre, Robert Gelli, el individuo “se acercó por detrás al militar, intentó acuchillarle el cuello con un arma blanca y luego desapareció entre la muchedumbre sin decir palabra”.
La mecánica del asalto no resulta del todo desconocida para las fuerzas de seguridad. El 7 de mayo, un gendarme resultó herido de una puñalada en la garganta por un hombre que entró en la comisaría de Roussillon (Isère) al grito de “Alá, Alá”. El agresor, definido como un “desequilibrado” por la Gendarmería, se negó a soltar el arma y fue neutralizado por un agente que le disparó a las piernas.
En los últimos meses, la intervención militar en Malí ha mantenido alto el nivel de alerta de los servicios antiterroristas francesas; y a raíz del atentado de Londres, Defensa e Interior habían decidido redoblar la vigilancia.
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