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sábado, 6 de abril de 2013

GAGOMILITARIA NOTICIAS.-BLACKWATER, VUELVE ABRIR SU BANDERÍN DE ENGANCHE EN EL EJÉRCITO ESPAÑOL


Blackwater vuelve a reclutar mercenarios españoles

Fecha: 24/03/2008 Joaquín Vidal


Blackwater ha vuelto a abrir su banderín de enganche en el Ejército español. Quienes en su día contactaron con esa empresa de mercenarios han recibido ya la llamada de los captadores y formalizan citas para las entrevistas personales. Saber cuántos se han apuntado es casi imposible.



La compañía estadounidense de soldados privados Blackwater Worlwide ha empezado a reclutar a militares españoles con vistas a una gran campaña que se avecina, probablemente en Irak. Blackwater dejó de contratar a españoles tras la retirada de las tropas de Irak en 2004. Desde entonces estaban congelados los contactos con los militares españoles. Sin embargo, en los últimos meses Blackwater parece haber aumentado el interés por incrementar sus casi mil efectivos y ha echado mano de España y sus soldados.

Por eso la compañía está respondiendo por medio de llamadas telefónicas a los currículos que se formalizaron por internet en su día. “Antes, han contrastado los datos que poníamos en el currículum, según me consta por otras vías”, explica uno de los candidatos. Además, está formalizando citas en Estados Unidos para hacer la preceptiva entrevista personal. Para poder entrar en Blackwater los militares españoles tendrán que pedir una excedencia. “No es algo raro –explica un oficial–, ya lo hacen, por ejemplo, los pilotos de helicópteros para irse a la campaña pesquera de grandes compañías como Pescanova”.

Blackwater ya no busca soldados de baja graduación muy especializados en operaciones especiales, la gran masa de soldados privados que engrosaba sus filas. Un militar español que ha estado en contacto con la gran contratista de Irak asegura: “Se han cansado de los ‘rambitos’, que no han hecho más que traerles problemas”. Según fuentes castrenses, el perfil que busca Blackwater es más bien el de oficiales con cursos de jefes y capacidad de estado mayor o inteligencia, las más cotizadas en las zonas de operaciones. Los sueldos, como de costumbre, excepcionalmente generosos, a razón de 600 euros diarios. Los 18.000 euros mensuales resultantes desde luego superan y hasta doblan lo que cobra un militar español en zona de operaciones de alto riesgo como Afganistán o Líbano, cuya dieta de desplazamiento –denominada oficialmente Indemnización por Residencia Eventual– en el caso de un jefe puede alcanzar unos 5.700 euros mensuales. Las misiones de las tropas españolas son de sólo cuatro meses, mientras que Blackwater exige una estancia mínima de seis meses en la zona, lo que garantiza unos ingresos de 108.000 euros. Blackwater cobra a los gobiernos que la contratan casi el doble de lo que paga a sus soldados.

“Están buscando a gente que no les meta en tantos líos como los ‘rambitos’, que disparaban antes de preguntar”, explica el mismo militar en tratos con Blackwater. “Necesitan a quienes conocen y respetan, por ejemplo, la Convención de Ginebra”, continúa. El papel de estos militares será organizar y coordinar equipos en el teatro de operaciones. “El riego existe, pero el trabajo consiste en estar encerrado en un búnker dirigiendo las operaciones”, explica este militar. Este oficial está certificado en varias especialidades militares, entre ellas en la de inteligencia, habla inglés y ha tenido destinos especialmente sensibles en el ámbito de la Fuerzas Armadas. Es el prototipo que busca ahora Blackwater. Porque el anterior modelo le ha traído graves problemas. Un estudio realizado por el Congreso de Estados Unidos descubrió que en el 80 por ciento de los incidentes armados en los que se ha visto envuelto algún empleado de Blackwater en Irak fueron los soldados de fortuna quienes primero abrieron fuego. Y también se subraya que su forma de operar en caso de tiroteo consiste en seguir su ruta a toda velocidad sin atender a si hay heridos o muertos, y mucho menos curarlos.

Instructores

Blackwater no quiere a los militares españoles sólo para que actúen en la zona de operaciones, sino para que se establezcan con sus familias en Estados Unidos y sean instructores de los nuevos soldados que se vayan reclutando en su inmenso cuartel general de Moyock, en Carolina del Norte. También con unas nóminas y facilidades espectaculares. La oferta es de 300 dólares diarios más un empleo para la mujer y traslados a Estados Unidos pagados.

Porque, aunque el confiicto baja levemente de intensidad en Irak, Blackwater prevé aumentar sus contratos. Probablemente éstos se firmarán a rebufo de la inevitable retirada de tropas estadounidenses de aquel país, que se producirá ganen los demócratas o los republicanos las elecciones presidenciales de este año. Desde los atentados del 11-S, en 2001, hasta este año, se calcula que sólo Blackwater ha firmado contratos por valor de 1.000 millones de dólares relacionados con las guerras desencadenadas en Irak y Afganistán. Sólo en 2006 firmó contratos –con Estados Unidos, la autoridad provisional y el Gobierno iraquí– por valor de 593 millones de dólares.

Unos contratos que en el sector se definen como “brutales”, sobre todo si se tiene en cuenta que la sociedad creada por Erik Prince, un ex miembro de los SEAL de la marina estadounidense (comandos de Mar, Aire y Tierra, en sus siglas inglesas, unidad de élite de máxima calificación), en 1997 facturaba menos de un millón de dólares al año en Irak antes de 2001. Los medios de que dispone la gran compañía de mercenarios son también descomunales. Desde blindados hasta helicópteros, e incluso una unidad de paracaidistas.

Un mercenario español que ha servido en Blackwater y mantiene oculta su identidad explica: “No es oro todo lo que reluce. Hay una gran cantidad de ex, ex marines, SEAL, SAS británicos, ex boinas verdes… encantado de trabajar con ellos. Pero para llenar el cupo se tira de gente que sólo ha visto todo esto en la tele, como el panadero italiano Frabrizzio Qattrocci que mataron en Irak en 2004. Se usan para rellenar, llevar camiones, supervisados por un verdadero ex. También cogen gente de operaciones especiales de ejércitos tercermundistas; si en su país ganan 200 dólares y aquí les dan 4.000, encantados. Esos son el 70 por ciento. Lo que buscan en los profesionales es madurez y experiencia, para que el trabajo no te lo tengan que enseñar, sino que lo hagas automáticamente”.

Una ciudad en armas

Un incidente puso en el escaparate a los españoles. La llamada batalla de Najaf, el 4 de abril de 2004. En ella, un reducido contingente de soldados españoles, salvadoreños, norteamericanos y mercenarios de Blackwater tuvieron que lidiar con toda una ciudad en armas que quería tomar al asalto la base Al Andalus en represalia por la detención de un líder religioso. En aquel combate se significaron algunos soldados españoles y, sobre todo, los centroamericanos. Especialmente cuando se localizó el fuego insurgente desde el hospital local. La solución americana fue llamar a los cazabombarderos para que volaran el hospital. Un grupo de comandos salvadoreños se ofreció para tomar y desalojar de francotiradores el hospital sin causar bajas entre la población, misión que cumplieron satisfactoriamente

Una fuente de la inteligencia militar española explica que cuando el Gobierno ordenó el repliegue, los centroamericanos se quedaron, “contratados en masa por Blackwater, cuyos dirigentes quedaron impresionados por los informes que habían dado sus soldados de fortuna sobre la toma del hospital. Se buscaron la forma de volver con dinero a casa”. En aquellos momentos varios soldados de operaciones especiales –no de la Brigada Paracaidista ni de la Legión como se dijo– se pasaron a Blackwater.

No sólo Blackwater tentó a los españoles. Casi todas las compañías allí presentes, como Halliburton, tenían acceso a las zonas de esparcimiento de la agrupación española –las cantinas– y tentaron a los soldados de las diferentes unidades para que se alistaran en los ejércitos privados que empezaban a desenvolverse por Irak. Muchos aseguran que lo rechazaron por peligroso. Desde el inicio de la guerra de Irak, ahora hace cinco años, han muerto algo más de mil contratistas en aquel país. De ellos, sólo 15 trabajaban para Blackwater, todos ellos norteamericanos.
 
 

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